Hola a todos!! primero que nada, muchas gracias por su comprencion y solo quiero decir que realmente no es este proyecto lo que me tiene agobiada, son cosas aparte que me pasan en mi vida jeje y realmente no este sea demaciado esfuerso manejar el blog y todo eso, es mas esfuerzo traducir y eso no lo hago siempre. Por eso muchas gracias a los traductores en especial por este capitulo a Laura Arrias (como veran es muuy largo! lo q se q les encantara jaja pero pues a ella le dio bastante para traducir!) asi que bueno ojala lo disfruten mucho n__n
Otra cosa!!! Al fin pude activar mi office y tengo Word de nuevo!!! :D no saben lo mucho q me da gusto esto!! jeje asi que ya puedo hacer cualquier cosa!1 wuu!!
Capitulo 33
Fuego
La noche siguiente empaqué mi macuto cuidadosamente, inquieto de que podría olvidar alguna pieza clave del equipo. Estaba revisando todo por tercera vez cuando llamaron a la puerta. La abrí para ver a un niño de más o menos diez años parado allí, respirando con dificultad. Sus ojos miraron rápidamente hacia mi cabello y pareció aliviado.
"¿Es usted Koath?"
"Kvothe," le dije. "Y sí, soy yo."
"Tengo un mensaje para usted." Metió la mano en el bolsillo y sacó un maltratado pedazo de papel manchado de barro.
Le tendí la mano, y el chico dio un paso atrás, moviendo la cabeza. "La dama dijo que usted me daría una iota por traérsela."
"Lo dudo," le dije, tendiéndole la mano. "Déjame ver la nota. Te daré medio penique si realmente es para mí."
El chico frunció el ceño y de mala gana me la entregó. Ni siquiera estaba sellada, simplemente estaba doblada dos veces. También estaba húmeda. Mirando al chico empapado en sudor, pude adivinar por qué.
Decía lo siguiente:
Kvothe,
Tu presencia es gratamente solicitada para la cena de esta noche. Te he echado de menos. Tengo excelentes noticias. Por favor, nos vemos en el Barril y Jabalí a la quinta campanada.
Siempre tuya,
Denna
P.D, Le prometí al chico medio penique.
"¿Quinta campanada?" le reclamé. "¡Manos negras de Dios! ¿Cuánto tiempo te tardaste en llegar hasta aquí? ¡Pero si ya son pasada la sexta campanada!"
"Eso no es mi culpa", me dijo, frunciendo ferozmente el ceño. "He estado buscando por todos lados por horas. Ella dijo Anklaje’s. Llévale esto a Koath en Anklaje’s al otro lado del río. Pero este lugar no se encuentra en los muelles en lo absoluto. Y no hay anclajes en el letrero de afuera. ¿Cómo se supone que uno encuentre este lugar? "
"¡Le preguntas a alguien!", Grité. "Negras maldiciones niño, ¿qué tan torpe eres?" Luché contra un muy real impulso de estrangularlo y respiré hondo.
Miré por la ventana a la luz mortecina. En menos de media hora, mis amigos se reunirían en el bosque alrededor de la fogata. Yo no tenía tiempo para un viaje a Imre.
"Bien", dije tan calmado como pude. Saqué un trozo de lápiz y garabateé una nota en el otro lado del pedazo de papel.
Denna,
Lo siento mucho. Tu mensajero no me encontró sino hasta pasada la sexta campanada. Es inexpresablemente torpe.
Te he echado de menos también, y me ofrezco a ponerme a tu entera disposición mañana a cualquier hora del día o de la noche. Envía al chico de regreso con tu respuesta para hacerme saber cuándo y dónde.
Con cariño,
Kvothe.
P.D, Si el chico trata de obtener dinero de ti, dale un fuerte golpe cerca de la oreja. Él tendrá su dinero cuando regrese tu nota a Anker´s, suponiendo que no se confunda y se la coma en el camino.
Una vez más volví a doblar la nota y presioné una gota de cera blanda de vela sobre el doblez. Sentí mi bolso. Durante el último mes, poco a poco me había gastado los dos talentos extras que había tomado prestados de Devi. Había despilfarrado el dinero en lujos como vendas, café y los materiales para el plan de esta noche.
Como resultado de ello, todo lo que tenía a mi nombre eran cuatro peniques y un solo ardite. Me coloqué mi macuto en el hombro y le indiqué al chico para que me siguiera al piso de abajo.
Señale con la cabeza hacia Anker que estaba de pie detrás de la barra, luego me volví hacia el chico. "Bien", le dije. "Estropeaste las cosas llegando aquí, pero voy a darte una oportunidad para que lo hagas bien."
Saqué tres peniques y se los tendí para que los viera. "Regrésate hacia el Barril y Jabalí, encuentra a la mujer que te envió, y le das esto." Levanté la nota. "Ella enviará una respuesta. Tú la traes aquí y se la das a él.” Señalé a Anker. "Y él te dará el dinero."
"No soy idiota", dijo el chico. "Primero quiero medio penique."
"Yo tampoco soy idiota", le dije. "Tendrás tres peniques enteros cuando traigas su nota de regreso."
Él me fulminó con la mirada y luego asintió malhumoradamente. Le entregué la nota, y él salió corriendo por la puerta.
"El chico parecía un poco confundido cuando entró aquí", dijo Anker.
Negué con la cabeza. "Es tonto como una oveja", le dije. "Yo no lo usaría para nada, pero él ya sabe como luce ella." Suspiré y coloqué los tres peniques en el bar. "Me harías un gran favor si lees la nota para asegurarte de que el chico no la falsificó".
Anker me dio una incómoda mirada. "¿Y si es una nota de, eh, índole personal?"
"Entonces bailaré muy alegremente", le dije. "Pero aquí entre nosotros dos, no creo que eso sea muy probable."
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El sol se había puesto al momento que llegué al bosque. Wilem ya estaba allí, avivando el fuego en un ancho hoyo. Trabajamos juntos durante un cuarto de hora, recogiendo suficiente leña para mantener una fogata ardiendo durante horas.
Simmon llegó unos minutos más tarde arrastrando un largo conjunto de ramas secas. Los tres las rompimos en pedazos y nos pusimos a charlar ansiosamente hasta que Fela salió de entre los árboles.
Su largo cabello estaba recogido, dejando su elegante cuello y hombros desnudos. Sus ojos estaban oscuros y su boca un poco más roja que de costumbre. Su largo y negro vestido estaba muy pegado a su estrecha cintura y a sus bien redondeadas caderas. También mostraba el par de pechos más espectaculares que había visto hasta ese momento de mi joven vida.
Todos quedamos boquiabiertos, pero Simmon lo estaba mucho más. "Wow", dijo. "Quiero decir, eras la mujer más hermosa que jamás había visto antes de esto. No creí que pudieras estar más hermosa aun." Él rió con su risa infantil e hizo un gesto hacia ella con ambas mano "Mírate ¡Estás increíble!"
Fela se ruborizó y desvió la mirada, obviamente complacida.
"Tú tienes la parte más difícil de la noche", le dije a Fela. "Odio pedir favores, pero..."
"Pero tú eres la única mujer irresistiblemente atractiva que conocemos", intervino Simmon. “Nuestro plan de apoyo era meter a Wilem en un vestido. Nadie quiere eso."
Wilem asintió. "Estoy de acuerdo".
"Sólo lo hago por ti". La boca de Fela se torció en una irónica sonrisa. "Cuando dije que te debía un favor, nunca supuse que me pedirías que tuviera una cita con otro hombre." Su sonrisa se amargó un poco. "Y especialmente con Ambrose".
"Sólo necesitas soportárlo durante una o dos horas. Trata de llevarlo a Imre si puedes, pero cualquier lugar a por lo menos cien metros del Pony servirá."
Fela suspiró. "Por lo menos sacaré una cena de esto." Miró a Simmon. "Me gustan tus botas."
Él sonrió. "Son nuevas."
Me volví hacia el sonido de unos pasos acercándose. Mola era la única de nosotros que no estaba aquí, pero oí un murmullo de voces mezcladas con pasos y apreté los dientes. Probablemente fuesen un par de jóvenes amantes disfrutando del inusual y cálido clima.
Nuestro grupo no podía ser visto junto, no esta noche. Eso levantaría demasiadas preguntas. Estaba a punto de salir corriendo para interceptarlos cuando reconocí la voz de Mola "Espera aquí mientras les explico", dijo. "Por favor. Sólo espera. Eso hará las cosas más fáciles."
"Deja que le de un ataque de todos los colores" Una familiar voz femenina salió de la oscuridad. “Deja que se cague su hígado, para lo que me importa."
Me detuve en seco. Conocía la segunda voz, pero no podía identificar a quién pertenecía.
Mola apareció de entre los oscuros árboles. A su lado había una pequeña figura de cabello corto rubio rojizo. Devi.
Me quedé atónito mientras Mola se acercaba, extendiendo sus manos en un gesto apaciguador y hablando con rapidez. "Kvothe, conozco a Devi desde hace mucho tiempo atrás. Ella me ayudó a orientarme cuando yo era nueva aquí. Antes de que ella... se fuera."
"Expulsada", dijo Devi con orgullo. "No me avergüenzo de ello."
Mola continúo y se apresuró a decir. "Después de lo que dijiste ayer. Pareció como que hubo algún malentendido. Cuando fui a verla para preguntarle sobre ello..." Ella se encogió de hombros. “Toda la historia salió a relucir. Ella quiso ayudar.”
"Quiero un pedazo de Ambrose", dijo Devi. Su voz estaba llena de una fría furia cuando dijo su nombre. "Mi ayuda es en gran parte incidental".
Wilem se aclaró la garganta. "¿Sería correcto para nosotros suponer—"
"Él le pega a sus putas", dijo Devi, interrumpiéndole abruptamente. "Y si yo pudiera matar al arrogante hijo de puta y salirme con la mía, lo habría hecho hace años." Ella se quedó mirando rotundamente a Wilem. "Y sí, tenemos un pasado. Y no, no es de tu incumbencia. ¿Es eso suficiente razón para ti?"
Hubo un tenso silencio. Wilem asintió, con su rostro detenidamente inexpresivo. Devi volvió su mirada hacia mí.
"Devi". Hice una leve reverencia hacia ella. "Lo siento".
Ella parpadeó sorprendida. "Bueno, que me aspen", dijo, con su voz marcada de sarcasmo. "Tal vez si tienes medio cerebro en tu cabeza."
"No pensé que pudiera confiar en ti", le dije. "Me equivoqué, y me arrepiento de ello. No fue lo más brillante que he pensado."
Ella me miró un largo rato. "No somos amigos", me dijo secamente, con su expresión aun gélida. "Pero si al final de todo esto aun sigues con vida, hablaremos".
Devi miró más allá de mí y suavizó su expresión. "¡Pequeña Fela!" Ella pasó junto a mí rozándome y le dio un abrazo a Fela. "¡Ya eres toda una mujer!" Dio un paso atrás y sostuvo a Fela con ambos brazos extendidos, mirándola con admiración. "Mi señor, te ves como una puta Modegana de clase alta! Le va a encantar."
Fela sonrió y giró un poco de manera que la parte inferior de su vestido se levantó. "Es bueno tener una excusa para embellecerse de vez en cuando."
"Deberías embellecerte por tu cuenta", dijo Devi. "Y para mejores hombres que Ambrose".
"He estado muy ocupada. Estoy fuera de práctica en esto de arreglarse. Me tomó una hora recordar cómo peinar mi cabello. ¿Algún consejo?" Ella mantuvo sus brazos a sus costados y dio una paulatina vuelta.
Devi la miró de arriba abajo con ojos calculadores. "Ya estás mejor de lo que él se merece. Pero estás toda descubierta. ¿Por qué no llevas ninguna alhaja encima?"
Fela se miró las manos. "Los anillos no se verán bien con los guantes", dijo. "Y no tenía nada lo suficientemente fino que hiciera juego con el vestido."
"Pues toma" Devi inclinó a un lado su cabeza y llevo la mano debajo de su cabello, primero en un lado y luego el otro. Luego se acercó a Fela. "Dios, eres alta, agáchate."
Cuando Fela se enderezó de nuevo, llevaba un par de aretes que se balanceaban y reflejaban la luz del fuego.
Devi dio un paso atrás y suspiró con exasperación. "Y se ven mejor en ti, por supuesto." Ella sacudió su cabeza con irritación. "Dios mío mujer. Si tuviera dotes como los tuyos ya me habría adueñado de medio mundo.”
"Ambos", dijo Sim con entusiasmo.
Wilem se echó a reír, luego se cubrió el rostro y se alejó de Sim, negando con la cabeza y haciendo todo lo posible por parecer que no tenía la menor idea de quien estaba parado junto a él.
Devi miró a la sonrisa infantil y desvergonzada de Sim y luego volvió a mirar a Fela. "¿Quién es el idiota?"
Llamé la atención de Mola y le indiqué que se acercara más para que pudiéramos hablar. "No tenías que hacerlo, pero gracias. Es un alivio, el saber que ella no está por ahí conspirando contra mí."
"No lo des por hecho", dijo Mola sombríamente. "Nunca la había visto tan enojada. Consideré una lástima que los dos estuvieran de malas. Ustedes son muy parecidos."
Di un vistazo rápido a través de la fogata en donde Wil y Sim se aproximaban cautelosamente a Devi y a Fela.
"He oído mucho acerca de ti", dijo Wilem, mirando a Devi. "Pensé que serías más alta."
"¿Y qué tal te ha resultado eso?" Devi le preguntó secamente. "Pensar, quiero decir."
Levanté las manos para llamar la atención de todos. "Es tarde", dije. "Tenemos que ponernos en posición."
Fela asintió. "Quiero estar allí temprano, por si acaso". Se enderezó los guantes nerviosamente. "Deséenme suerte"
Mola se acercó y le dio un rápido abrazo. "Todo saldrá bien. Mantente en un lugar público con él. Él se comportará mejor si hay gente viendo."
"Mantente preguntándole acerca de su poesía", aconsejó Devi. "No parará de hablar y hará que el tiempo vuele."
"Si se impacienta, elogia al vino", agregó Mola. "Di cosas como, 'Oh, me encantaría otra copa, pero me preocupa se vaya directo a mi cabeza." Él comprará una botella y te la servirá tratando de que te la bebas. "
Devi asintió. "Eso lo mantendrá alejado de ti por lo menos una media hora extra." Alargó la mano y levantó un poco la parte superior del vestido de Fela. "Comienza conservadora, luego sácalas un poco más hacia el final de la cena. Inclínate. Usa tus hombros. Si lo mantienes viendo más y más, él pensará que está llegando a alguna parte. Eso evitará que se ponga codicioso".
"Esta es la cosa más aterradora que he visto nunca", dijo Wilem con calma.
"¿Acaso todas las mujeres del mundo secretamente se conocen la una a la otra?" Sim preguntó. "Porque eso explicaría muchas cosas."
"Difícilmente hay un centenar de nosotras en el Arcano", dijo Devi mordazmente. "Ellos nos confinan a una sola ala de las Dependencias queramos o no realmente vivir allí. ¿Cómo no vamos a conocernos las unas a las otras?"
Me acerqué a Fela y le entregué una delgada ramita de roble. "Te daré la señal cuando hayamos terminado. Dame la señal si él te abandona."
Fela arqueó una ceja. "Una mujer podría tomar eso con desprecio," dijo, entonces sonrió y deslizó la ramita dentro de uno de sus negros y largos guantes. Sus pendientes se balancearon y reflejaron de nuevo la luz. Eran esmeraldas. Finas esmeraldas en forma de lágrimas.
"Esos son unos pendientes preciosos", le dije a Devi. "¿De dónde los adquiriste?"
Sus ojos se estrecharon, como si estuviera tratando de decidir si ofenderse o no. "Un joven los uso para pagar su deuda", dijo. "No es que sea de tu incumbencia."
Me encogí de hombros. "Sólo curiosidad."
Fela se despidió con un gesto y se marchó, pero antes de que pudiera alejarse tres metros, Simmon la alcanzó. Él sonrió torpemente, hablando y haciendo algunos enfáticos gestos antes de entregarle algo. Ella sonrió y lo guardó dentro de su negro y largo guante.
Me volví a Devi.” ¿Supongo que conoces el plan?"
Ella asintió. "¿Qué tan lejos se encuentra su habitación?"
"Un poco menos de un kilómetro," le dije excusándome. "El deslizamiento—"
Devi me interrumpió con un ademán. "Hago mis propios cálculos," dijo bruscamente.
"Bien". Señalé hacia donde estaba mi macuto puesto cerca del borde de la fogata. "Allí dentro hay cera y arcilla." Le entregué una delgada ramita de abedul. "Te daré la señal cuando estemos en posición. Comienza con la cera. Dale una media hora a lo mucho, después da la señal y continúa con la arcilla. Dale a la arcilla al menos una hora."
Devi resopló. "¿Con una fogata detrás de mí? Me llevará quince minutos, como máximo."
"Puede que no esté metido en el cajón de sus calcetines, si te das cuenta. Podría estar encerrado bajo llave, sin mucho aire."
Devi hizo un ademán a que me retirara. "Sé lo que hago."
Hice una semi reverencia. "Lo dejo en tus competentes manos."
"¿Eso es todo?" Mola reclamó indignada. “¡Me diste una clase durante una hora! ¡Me interrogaste!"
"No hay tiempo", dije simplemente. "Y estarás aquí para instruirla si es necesario. Además, Devi resulta ser una de las pocas personas que sospecho podría ser mejor simpatista que yo".
Devi me dio una sombría mirada. "¿Sospecho? Te golpeé como a un hijastro pelirrojo. Fuiste mi pequeño títere simpático."
"Eso fue hace dos ciclos atrás", le dije. "He aprendido mucho desde entonces."
"¿Títere?" Sim le preguntó a Wilem. Wil hizo un gesto explicativo y ambos se echaron a reír.
Le hice una seña a Wilem. "Vamos".
Antes de que pudiéramos encaminarnos, Sim me entregó un frasco pequeño. Lo miré con extrañeza. Yo ya tenía su brebaje alquímico escondido en mi capa. "¿Y esto qué es?"
"Es sólo una pomada en caso de que te llegaras a quemar", explicó. "Pero si lo mezclas con orina, se convierte en caramelo." El rostro de Sim se volvió inexpresivo. "Un delicioso caramelo."
Asentí seriamente. "Sí, señor."
Mola se quedó mirando, confundida. Devi nos ignoró intencionadamente y comenzó a apilar leña al fuego.
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Una hora más tarde, Wilem y yo estábamos jugando cartas en El Pony de Oro. La sala común estaba casi llena, y un arpista estaba tocando una versión aceptable de "Centeno de Invierno Dulce." La sala estaba repleta de conversaciones mientras que clientes adinerados jugaban, bebían y hablaban de lo que sea que la gente rica habla. Cómo golpear adecuadamente al mozo de la cuadra, supuse. O sobre las técnicas para perseguir a la empleada doméstica por la finca.
El Pony de Oro no era mi tipo de lugar. La clientela era demasiado refinada, las bebidas demasiado costosas, y los músicos eran más agradables de vista que de oído. A pesar de todo esto, había estado viniendo aquí desde hace casi dos ciclos, haciendo gala de que quería tratar de ascender en la escala social. De esta manera, nadie podría decir que era extraño que estuviera aquí en esta noche en particular.
Wilem tomó un trago y barajeó las cartas. Mi propia bebida yacía a medio terminar y estaba caliente. Era sólo una simple cerveza, pero dado los precios en el Pony yo ahora estaba, literalmente, sin un ardite.
Wil repartió otra mano de Aliento. Cogí mis cartas cuidadosamente, ya que el brebaje alquímico de Simmon hizo que mis dedos estuvieran algo pegajosos. También podríamos haber estado jugando con cartas en blanco. Sacaba y arrojaba las cartas al azar, pretendiendo estar concentrado en el juego cuando en realidad estaba esperando, escuchando.
Sentí un leve picor en el rabillo del ojo y levanté la mano para frotármelo con los dedos, deteniéndome en el último segundo con la mano en alto. Wilem se me quedó mirando desde el otro lado de la mesa, con ojos alarmados, y su cabeza hizo un pequeño y firme movimiento de desaprobación. Me quedé inmóvil durante un momento, luego bajé lentamente la mano.
Estaba tan ocupado tratando de parecer despreocupado que cuando el grito vino desde afuera, este realmente me sorprendió. Esto detuvo los bajos murmullos de conversaciones como sólo una voz aguda llena de pánico lo puede hacer. "¡Fuego, fuego!"
Todo el mundo en el Pony se paralizó por un momento. Esto siempre ocurre cuando la gente está alarmada y confundida. Ellos se toman un segundo para mirar a su alrededor, oler el aire, y pensar cosas como: "¿Acaso acaba de decir el fuego?" o "¿Fuego?, ¿Dónde?, ¿Aquí?"
Yo no dudé. Me levanté de un salto y monté un espectáculo mirando a mí alrededor a lo loco, obviamente, tratando de buscar el fuego. En el momento en que todos los demás en la sala común comenzaron a moverse, yo ya estaba apresurándome por las escaleras.
"¡Fuego!" Los gritos continuaron desde afuera de la posada. "Oh, Dios mío. ¡Fuego!"
Sonreí mientras escuchaba a Basil sobreactuar su pequeña parte. Yo no lo conocía lo suficientemente bien como para dejarlo participar en todo el plan, pero era vital que alguien avisara del fuego con anticipación para que yo pudiera entrar en acción. Lo último que quería hacer era incendiar accidentalmente la mitad de la posada.
Llegué a lo alto de los escalones y miré alrededor del piso superior del Pony de Oro. Ya había pasos subiendo ruidosamente por las escaleras detrás de mí. Algunos adinerados inquilinos abrieron sus puertas, mirando hacia el pasillo. Había débiles volutas de humo apenas visibles saliendo por debajo de la puerta de las habitaciones de Ambrose. Perfecto.
"¡Creo que es por aquí!" Grité, deslizando una mano dentro de unos de los bolsillos de mi capa mientras corría hacia la puerta.
En los largos días que pasamos buscando en el Archivo, había encontrado referencia de un gran número de interesantes obras de Artificería. Una de ellas era una elegante pieza de Artificería llamada Piedra de Asedio.
Trabajaba con los principios más básicos de simpatía. Una ballesta almacena energía y la utiliza para disparar una flecha a gran distancia y velocidad. Una Piedra de Asedio era una pieza grabada de plomo que almacena energía y la utiliza para moverse por sí sola cerca de seis pulgadas con la fuerza de un ariete.
Llegando a la mitad del pasillo, me preparé y embestí la puerta de Ambrose con el hombro. También la golpeé con la Piedra de Asedio que tenía oculta contra la palma de mi mano.
La gruesa puerta de madera se despedazó como un barril golpeado por un yunque. Hubo gritos ahogados de sorpresa y exclamaciones de todos los que estaban en el pasillo. Me precipité hacia el interior, tratando desesperadamente de borrar la sonrisa maníaca de mi rostro.
La salita de estar de Ambrose estaba a oscuras, y se hizo más oscura por una nube de humo en el aire. En el interior y a la izquierda, vi la luz del fuego arder inconstantemente. Debido a mi anterior visita, yo sabía que ese era su dormitorio.
"¿Hola?" Grité. "¿Están todos bien?" Entoné mi voz cuidadosamente: Audaz pero preocupada. Sin pánico, por supuesto. Yo era, después de todo, el héroe de esta escena.
El humo era denso en el dormitorio, alcanzando la anaranjada luz del fuego y escosándome los ojos. Había una enorme cómoda de madera contra la pared, tan grande como una mesa de trabajo en la Factoría. Las llamas lamían y destellaban alrededor de los bordes de los cajones. Al parecer, Ambrose si había estado guardando el modelo en el cajón de sus calcetines.
Levanté una silla que estaba próxima y la utilicé para romper la ventana por la cual me había subido hace varias noches atrás. “¡Despejen la calle!” Grité.
El último cajón de la izquierda parecía ser el que más ardía, y cuando lo jale para abrirlo, las ropas que se quemaban lentamente adentro alcanzaron el aire con avidez y estallaron en llamas. Me olía a pelo quemado y esperaba a que no me hubiera quedado sin cejas. Yo no quería pasar el siguiente mes luciendo todo el tiempo sorprendido.
Después de la llamarada inicial, respiré profundamente, di un paso hacia adelante, y saqué el pesado cajón de madera fuera de la cómoda con mis manos desnudas. Estaba lleno de telas ennegrecidas ardiendo, pero mientras corría a la ventana, pude escuchar algo sólido en el fondo del cajón sacudirse ruidosamente contra la madera. El cajón se volcó mientras lo tiraba por la ventana, las ropas estallaron en llamas mientras que el viento las alcanzaba.
Luego jale hacia afuera el cajón superior de la derecha. Tan pronto como lo saqué, el humo y las llamas emanaron en una masa casi sólida. Con estos dos cajones fuera, todo el espacio vacío dentro de la cómoda formó una ordinaria chimenea, dándole al fuego todo el aire que necesitaba. Mientras lanzaba el segundo cajón por la ventana, realmente pude escuchar la oleada de fuego propagándose a través de la madera barnizada y las ropas que se encontraban adentro.
Abajo en la calle, las personas atraídas por el alboroto estaban haciendo su mejor esfuerzo para apagar los escombros en llamas. En medio de la pequeña multitud, Simmon pisoteaba fuertemente con sus nuevas botas con tachuelas, reduciendo todo a escombros como un niño chapoteando en los charcos después de la primera lluvia primaveral. Incluso si el modelo hubiera sobrevivido a la caída, no iba a sobrevivir a eso.
Esto fue una simple menudencia. Devi me había dado la señal hace veinte minutos, haciéndome saber que ya había probado con el modelo de cera. Puesto que no hubo ningún resultado, eso significó que Ambrose había usado, sin duda, mi sangre para hacer un modelo mío de arcilla. Un simple incendio no iba a destruirlo.
Uno por uno, agarré los otros cajones y también los arrojé a la calle, haciendo una pausa para jalar las cortinas de terciopelo grueso que estaban alrededor de la cama de Ambrose y así proteger mis manos del calor del fuego. Esto podría parecer una mezquindad, pero no lo fue. Yo estaba aterrorizado de quemarme las manos. Cada talento que poseía giraba en torno a ellas.
Mezquindad fue cuando golpeé el orinal al regresar a la cómoda. Era del tipo costoso, una finísima cerámica vidriada. El orinal se volcó y rodó alocadamente por el suelo hasta que golpeó la chimenea y se hizo añicos. Basta con decir que lo que derramé por las alfombras de Ambrose no fue un delicioso y dulce caramelo.
Las llamas parpadearon abiertamente en los espacios donde habían estado los cajones, iluminando la habitación mientras la ventana rota dejaba entrar un poco de aire limpio. Eventualmente, alguien fue lo suficientemente valiente para entrar a la habitación. Éste utilizó una de las cobijas de la cama de Ambrose para protegerse las manos y me ayudó a lanzar los últimos cajones que estaban ardiendo por la ventana. Fue un trabajo muy difícil, caliente y hollinoso, e incluso con ayuda, yo estaba tosiendo al momento de que el último de los cajones iba cayendo a la calle.
Todo terminó en menos de tres minutos. Algunos clientes del bar reaccionaron rápidamente trayendo jarras de agua y la rociaron en la aun ardiente estructura de la vacía cómoda. Arrojé las cortinas de terciopelo ardiendo por la ventana, gritando, "¡Cuidado allá abajo!" y así Simmon sabría recuperar mi Piedra de Asedio de la pila de tela enredada.
Las lámparas se encendieron y el humo disminuía cuando el aire fresco de la noche entraba soplando por la ventana rota. La gente se filtró en la habitación ya sea para ayudar, quedarse mirando estúpidamente con la boca abierta o chismear. Un grupo de asombrados espectadores se reunieron alrededor de la puerta destrozada de Ambrose, Y ociosamente me preguntaba qué clase de rumores podrían surgir de la actuación de esta noche.
Una vez que la habitación estuvo adecuadamente iluminada, me maravilló el daño que el fuego había hecho. La cómoda era un poco más que una colección de palos carbonizados, y la pared de yeso detrás de ésta estaba agrietada y con ampollas debido al calor. El blanco techo estaba pintado con un amplio abanico de hollín negro.
Vi mi reflejo en el espejo del vestidor y me alegré de ver que mis cejas estaban más o menos intactas. Estaba bastante desarreglado, el cabello revuelto y mi rostro enmugrecido de sudor y ceniza oscura. La parte blanca de mis ojos se veía muy brillante contra el negro de mi rostro.
Wilem se reunió conmigo y me ayudó a vendar mi mano izquierda. En realidad no estaba quemada, pero sabía que parecería extraño que saliera de esta totalmente ileso. Aparte de la pequeña pérdida de cabello, en realidad mi peor agravio fueron los agujeros quemados en mis largas mangas. Otra camisa arruinada. Si esto continuaba así, estaría desnudo para el final del bimestre.
Me senté en el borde de la cama y observaba mientras la gente traía más agua para salpicar sobre la cómoda. Les señalé una viga del techo carbonizada, y la rociaron también, lanzando un silbido agudo y una nube de vapor y humo. La gente seguía deambulando, entrando y saliendo, mirando los escombros y murmurando los unos a los otros mientras que sacudían la cabeza.
Justo cuando Wil estaba terminando de poner mi vendaje, el sonido de cascos galopando sobre los adoquines se escuchó a través de la ventana rota, seguido del ruido abrumador de unas botas de tachuelas pisando ferozmente.
En menos de un minuto después, escuché a Ambrose en el pasillo. "¿En el nombre de Dios que está pasando aquí? ¡Fuera! ¡Fuera!"
Maldiciendo y empujando hacia un lado a la gente, Ambrose hizo su entrada. Cuando me vio sentado en su cama se detuvo en seco. "¿Qué estás haciendo en mis habitaciones?" Exigió.
"¿Qué?" Le pregunté, luego mire a mí alrededor. “¿Estas son tus habitaciones?". Mantener la cantidad adecuada de consternación en mi tono no fue fácil, ya que mi voz era áspera con el humo. "¿Así que me quemé salvando tus cosas?"
Los ojos de Ambrose se entrecerraron, luego miraron hacia los restos carbonizados de su cómoda. Sus ojos se volvieron de nuevo hacia mí, y luego se agrandaron con una repentina comprensión. Luche contra el impulso de sonreír.
"¡Fuera de aquí, sucio y miserable ladrón Ruh", espetó con malevolencia. "Juro que si falta algo, voy a traer al alguacil hacia ti. Te tendré en la Ley de Hierro y te veré a la horca."
Respiré para responder, luego empecé a toser incontrolablemente y tuve que conformarme con sólo mirarlo fijamente.
"Buen trabajo, Ambrose," dijo Wilem con sarcasmo. "Lo atrapaste. El robó tu fuego."
Uno de los presentes agregó: "¡Sí, oblígale a que te lo regrese!"
"¡Fuera!" Ambrose gritó, con la cara roja de furia. "¡Y llévate a ese miserable contigo o les daré a los dos la paliza que tanto se merecen!" Observé que los espectadores se quedaron mirando a Ambrose, consternados por su comportamiento.
Le dirigí una larga y orgullosa mirada, actuando la escena por todo lo que valía la pena. "De nada", le dije con dignidad herida, pase de él empujándolo bruscamente con el hombro fuera de mi camino.
Cuando ya me iba, un hombre gordo y colorido con chaleco se tambaleaba para entrar por la puerta en ruinas hacia las habitaciones de Ambrose. Lo reconocí como el dueño del Pony de Oro.
"¿Qué demonios ha estado pasando aquí?" exigió.
"Las velas son un cosa peligrosa", le dije. Miré por encima de mi hombro y me encontré con los ojos de Ambrose. "Honestamente chico," le dije. "No sé en que estabas pensando. Pensarías que un miembro del Arcano tendría más sentido."
Wil, Mola, Devi, y yo estábamos sentados alrededor de lo que quedaba de fogata cuando oímos el crujido de unos pasos que se acercaban por los árboles. Fela aun estaba elegantemente vestida, pero su cabello estaba suelto. Sim se encaminaba cuidadosamente junto a ella, sosteniendo distraídamente las ramas fuera del camino de Fela mientras se movían por la maleza.
"¿Y ustedes dos en dónde han estado?" Devi preguntó.
"Tuve que caminar de regreso desde Imre", explicó Fela. "Sim se encontró conmigo a mitad de camino. No te preocupes mamá, el fue un perfecto caballero."
"Espero que no haya sido demasiado malo para ti", le dije.
"La cena fue lo que cabría de esperar", admitió Fela. "Pero la segunda parte hizo que todo valiera la pena."
“¿Segunda parte?" Mola le preguntó.
"En nuestro camino de regreso, Sim me llevó a ver los destrozos en el Pony. Me detuve para hablar un momento con Ambrose. Nunca me había divertido tanto". La sonrisa de Fela era maliciosa. "Yo estaba perfectamente enfadada".
"Lo estaba", dijo Simmon. "Fue brillante."
Fela se puso cara a cara con Sim y colocó las manos en sus caderas. "Abandonándome, ¿Verdad?"
Sim distorsionó su rostro en una exagerada mueca y señaló salvajemente. "¡Escúchame, chica tonta!" dijo en una buena imitación del acento víntico de Ambrose. “¡Mis habitaciones estaban en llamas!"
Fela volvió la cara, levantando las manos al aire. “¡No me mientas! Te fugaste para estar con alguna puta. ¡Nunca he sido tan humillada en mi vida! ¡No quiero volver a verte de nuevo!"
Nosotros aplaudimos. Fela y Sim entrelazaron los brazos e hicieron una reverencia.
"En el interés de pura precisión", Fela dijo con desenvoltura. “Ambrose no utilizó las palabras 'Chica Tonta.' ” Ella no se soltó del brazo de Sim. El parecía un poco avergonzado.
"Bueno, sí. Hay algunas cosas que uno no llama a una dama, ni en broma." De mala gana soltó a Fela y se sentó en el tronco del árbol caído. Fela se sentó junto a él.
Fela se acercó a él y le susurró algo. Sim se echó a reír, negando con la cabeza.
"¿Por favor?" Fela le pidió, colocando la mano sobre el brazo de Sim. "Kvothe no tiene su laúd. Alguien tiene que entretenernos."
"Bueno, bueno." Simmon dijo, obviamente un poco nervioso. Cerró los ojos por un momento y luego habló con voz sonora:
Rápido llegó nuestra Fela_ ojos ardiendo brillantemente,
Cruzando los adoquines_ impetuosidad a su paso.
Llegó ella hacia Ambrose_ todas las cenizas a su alrededor,
Siniestra era su mirada_ temible su ceño.
Sin embargo Fela no temió_ valiente era su bus--
Simmon se detuvo bruscamente antes de decir la palabra "Busto" y se sonrojó como una remolacha. Devi soltó una grosera risotada desde donde estaba sentada al otro lado del fuego.
El siempre buen amigo, Wilem intervino con una pregunta distrayente. "¿Qué es esa pausa que sigues haciendo?" le preguntó. "Es como si no pudieras recuperar el aliento."
"También me pregunto eso", dijo Fela, sonriendo.
"Es algo que se usa en el verso víntico antiguo", explico Sim. "Es una ruptura en la línea del verso llamada Cesura".
"Estas peligrosamente bien informado acerca de la poesía Sim," le dije. "Estoy a punto de perderte respeto."
"Calla", dijo Fela. "Pienso que es hermoso. Solo estás celoso de que él puede hacerlo de manera improvisada."
"La poesía es una canción sin música", dije con altanería. "Una canción sin música es como un cuerpo sin alma."
Wilem levantó la mano antes de que Simmon pudiera responder. "Antes de que nos encontremos inmersos en un discurso filosófico, tengo una confesión que hacer", Wilem dijo sombríamente. "Dejé caer un poema en el pasillo afuera de las habitaciones de Ambrose. Era un acróstico que hablaba de su intenso cariño hacia el maestro Hemme."
Todos nos reímos, pero a Simmon parecía resultarle particularmente divertido. Le tomó un largo tiempo recuperar el aliento. "No podría ser más perfecto si lo planeamos", dijo. "Compré unas cuantas piezas de ropa de mujer y las disperse con lo que estaba en la calle. Satén rojo. Trozos de encajes. Un corsé".
Hubo más risas. Luego ellos volvieron sus ojos hacia mí. "¿Y qué hiciste tu?" Devi instigó.
"Sólo lo que me propuse", le dije sombríamente. "Sólo lo que era necesario para destruir el modelo y así poder dormir seguro en la noche."
"Pateaste su orinal", dijo Wilem.
"Es cierto," admití. "Y encontré esto." Levanté un pedazo de papel.
"Si ese es uno de sus poemas", dijo Devi, " Te sugiero que lo quemes rápidamente y te laves las manos."
Desdoblé el papelito y lo leí en voz alta. "Marcado en el libro mayor 4535: Anillo. Oro blanco. Piedra Azul grisáceo. Volver a montar, ajustar y pulir. Lo doblé cuidadosamente y me lo metí en el bolsillo. "Para mí," dije, "Esto es mejor que un poema".
Sim se irguió. "¿Es un recibo de garantía para el anillo de tu dama?"
"Es un recibo de reclamación para un joyero, si no fallo en mi suposición. Pero sí, es para su anillo", le dije. "Y ella no es mi dama, por cierto."
"Estoy perdida", dijo Devi.
"Así es como empezó todo esto", dijo Wilem. "Kvothe estaba tratando de recuperar algo que le pertenece a la chica con la que él fantasea."
"Alguien debería informarme más sobre esto", dijo Devi. "Me parece haber llegado a la mitad del cuento".
Me apoyé contra un pedazo de piedra, dejando que mis amigos contaran la historia.
El pedazo de papel no había estado en la cómoda de Ambrose. No había estado sobre la chimenea o sobre su mesilla de noche. No había estado en su bandeja de joyas ni en su escritorio.
Había, de hecho, estado en la bolsa de cuero de Ambrose. Se la robé en un ataque de resentimiento, medio minuto después de que él me llamara sucio ladrón Ruh. Había sido casi un acto reflejo cuando pase de él empujándolo bruscamente para salir de sus habitaciones en el Pony.
Por una extraña coincidencia, la bolsa también contenía dinero. Casi seis talentos. No era una gran cantidad de dinero por la que Ambrose se preocuparía. Suficiente para una extravagante noche con una dama. Pero para mí, si era una gran cantidad de dinero, tanto así que casi me sentía culpable por tomarlo. Casi.