domingo, 31 de julio de 2011

Capitulo 38

 Hii!!! este capitulo fue traducido por nuestro traductor Arispell!!! (nuestro traductor flash!) y me gustaaa este capitulo!! hace un tiempo cuando lo estaba leyendo en ingles me acuerdo que ya se estaba amaneciendo o algo asi y fue donde me quede y soñe que pasaban muchos años y Simmon estaba viajando y pasandola muy mal entonces se encontraba con una troupe del Edena Ruh y utilizaba lo que le dijo Kvothe!

Okay leaan! n__n

Capitulo 38
Núcleos de verdad

“¿Ese es el fin?” pregunto Sim después de una amable pausa. El estaba sobre su espalda, mirando a las estrellas.
“Si.”
“No termino de la forma en que pensé que lo haría” dijo.
“¿Qué esperabas?”
“Esperaba saber quien era el mendigo realmente. Pensé que tan pronto como alguien fuese amable con el. El se transformaría en Taborlin el grande. Entonces el les daría su bastón y un saco de monedas y… no lo se. Haz que algo mágico suceda.”
Wilem hablo. “El habría dicho, cuando quiera que estén en peligro golpeen esta vara en el piso y digan ‘vara se rápida’, y entonces la vara giraría alrededor y los defendería de quienquiera que los estuviese atacando.” Wilem estaba acostado sobre su espalda en el pasto también. “No pensé que el fuera realmente un viejo mendigo.”
“Los viejos mendigos en las historias nunca son realmente viejos mendigos” dijo Simmon con una insinuación de acusación en su voz. “Ellos son siempre un hechicero o un príncipe o un ángel o algo:”
“En la vida real los viejos mendigos siempre son viejos mendigos” apunte. “Pero se de que tipo de historias ustedes dos están hablando. Esas son historias que les contamos a las personas para entretenerlas. Esta historia es diferente. Es una historia es una que nos contamos unos a otros.”
“¿Por qué contar una historia si no es para entretener?”
“Para ayudarnos a recordar. Para enseñarnos---” Hice un gesto vago. “Cosas.”
“¿Cómo estereotipos exagerados?” preguntó Simmon.
“¿Qué quieres decir con eso?” pregunte molesto.
“¿‘Atalo al carro y hazlo tirar’?” Simmon hizo un sonido de desagrado. “Me hubiese ofendido si no te conociese.”
“Si yo no te conociese” dice acaloradamente, “yo estaría ofendido. ¿Tú sabes que los Aturianos solían matar personas si las encontraban viviendo en el camino? Uno de tus emperadores los declaro perjudiciales para el imperio. La mayoría no eran más que pequeños mendigos que habían perdido sus hogares a causa de las guerras y los impuestos. La mayoría eran simplemente presionados a entrar al servicio militar.”
Me tire el frente de mi camisa. “Pero los Edena eran especialmente apreciados. Nos cazaban como a zorros. Por cien años la caza de Ruh fue un pasatiempo favorito entre la clase alta Aturiana.”
Cayó un profundo silencio. Mi garganta me dolía, y note que había estado gritando.
La voz de Simmon fue apagada. “Yo no sabia eso.”
Me patee mentalmente y suspire. “Lo lamento Simmon. Es un… fue hace mucho tiempo atrás. Y no es tu culpa. Es una vieja historia.”
“Tiene que serlo, para tener una referencia a los Amyr” dijo Wilem, obviamente intentando cambiar de tema. “¿Ellos se desintegraron cuando? ¿Trecientos años atrás?”
“Pero” dije. “Hay algo de verdad en la mayoría de los estereotipos. Una semilla de la que germinan.”
“Basil es de Vintas” dijo Wil. “Y el es extraño en algunas cosas. Duerme con un penique debajo de su almohada, ese tipo de cosas.”
“En mi camino a la universidad viaje con un par de mercenarios Adem” dijo Simmon. “Ellos no hablaron con nadie excepto entre si. Y estuvieron inquietos y nerviosos.”
Wilem hablo vacilantemente. “Yo admitiré saber de muchos Cealdicos que toman mucho cuidado en llenar sus botas con plata.”
“Bolsos” lo corrigió Simmon. “Las botas son para poner tus pies.” El movió un pie para ilustrar.
“Yo se que es una bota” dijo Wilem enfadado. “Yo hablo este vulgar idioma mejor que tu. Bota es lo que dije, Patu. El dinero en tu bolso es para gastar. El dinero que tu planeas guardar esta en tu bota.”
“Oh” dijo Simmon pensativamente. “Ya veo. Como guardarlo para días lluviosos, supongo.”
“¿Qué haces con el dinero cuando llueve?” pregunto Wilem, genuinamente confundido.
“Y hay mas de la historia de lo que piensan” intercepte rápidamente antes que las cosas se segregasen aun mas. “La historia tiene un núcleo de verdad. Si prometen mantenerlo para ustedes mismos, les diré un secreto.”
Yo sentí su atención posarse sobre mi. “Si ustedes aceptan la hospitalidad de un grupo viajante, y les ofrecen vino antes que cualquier cosa más, son Edena Ruh. Esa parte de la historia es cierta.” Yo sostuve un dedo para advertirles. “Pero no tomen el vino.”
“Pero me gusta el vino” dijo Simmon lastimosamente.
“Eso no importa” dije. “Sus anfitriones les ofrecen vino, pero ustedes insisten en agua. Puede incluso volverse una competición, el anfitrión les ofrece mas y mas elocuentemente, el invitado rehúsa mas y mas amablemente. Cuando hacen esto, ellos sabrán que son amigos de los Edena, que conocen sus costumbres. Los trataran como de la familia esa noche, lo opuesto a ser un mero huésped.”
La conversación se enrollo a medida que absorbían este pedazo de información. Yo mire a las estrellas, buscando las constelaciones familiares en mi cabeza. Ewan el cazador, el cresol, la madre joven de nuevo, el zorro con lengua de fuego, la torre rota…
“¿Dónde irían si pudiesen ir a cualquier parte?” la pregunta de Simmon salio del azul.
“Cruzando el rio” dije. “A la cama.”
“No, no” protesto. “quiero decir si tu pudieses ir a cualquier parte del mundo.”
“Misma respuesta” dije. “He estado en un montón de lugares. Este es donde siempre he querido ir.”
“Pero no para siempre” dijo Wilem. “¿Tu no quieres estar acá por siempre, cierto?”
“Eso es lo que quiero decir” agrego Simmon. “Todos queremos estar aquí. Pero ninguno de nosotros quiere estar aquí para siempre.”
“Excepto Manet” dijo Wil.
“¿Dónde irías?” Simmon siguió su punto obstinadamente. “¿Por aventura?”
Lo pensé por un momento, calladamente. “Supongo que iría a Tahlenwald” dije.
“¿Entre los Tahl?” pregunto Wilem. “Ellos son un pueblo nómada primitivo, por lo que he escuchado.”
“Técnicamente hablando, los Edena Ruh son un pueblo nómada” dije secamente. “Yo escuche una historia una vez que decía que los lideres de sus tribus no son grandes guerreros, son cantantes. Sus canciones pueden sanar a los enfermos y hacer que los arboles bailen.” Me encogí de hombros. “yo iría ahí y buscaría si eso es cierto.”
“Yo iría a la corte de Faen” dijo Wilem.
Simmon se rio. “Tu no puedes elegir eso.”
“¿Por qué no?” dijo Wilem con rápida ira. “Si Kvothe puede ir a un árbol cantante, yo puedo ir a Faen y bailar con Embrula… con las mujeres de Faen.”
“Los Tahl son reales” protesto Simmon. “Las historias de Faerie son para borrachos, tontos y niños.”
“¿Dónde irías tu?” le pregunte a Simmon para mantenerlo de antagonizar a Wilem.
Hubo una larga pausa. “No lo se” dio, su voz extrañamente vacía de cualquier inflexión. “Yo no he estado en ningún lugar. Yo solo vine a la universidad porque después de heredar mis hermanos y de que mis hermanas obtuviesen sus dotes no iba a haber mucho para mi excepto el nombre de la familia.”
“¿Tu no querías venir aquí?” pregunte, con la incredulidad coloreando mi voz.
Sim hizo un suspiro no concordante, y yo estaba por preguntarle algo más cuando fui interrumpido por el sonido de Wilem parándose ruidosamente. “¿Vamos a cruzar el puente ahora?”
Mi cabeza se sentía marcadamente clara. Me puse de pie con solamente un ligero tambaleo. “Bien por mi.”
“Solo un segundo.” Simmon comenzó a soltarse los pantalones a medida que se movía hacia los árboles.
Tan pronto como salio de vista, Wilem se acercó a mí. “No le preguntes por su familia” dijo quedamente. “No es fácil para el hablar de ello. Peor cuando esta borracho.”
“¿Qué---“
El hizo un leve movimiento con su mano, agitando su cabeza. “Después.”
Simmon se tambaleo de vuelta al claro, y nosotros tres retomamos nuestro silencioso camino de vuelta al camino, entonces tomamos el puente y hacia la universidad.

Capitulo 37

Bueno pues aqui esta la historia que comenzo a contar Kvothe!, este capitulo lo tradujo Felix! buenas madrugadas n_n
Ah!! una sola cosa q siempre se me olvida comentar: antes de la y no van comas, es solo una pequeña nota para los traductores en ingles debe ponerse una coma antes de "and" pero en español es incorrecto.
Okay es todo!

Capítulo 37
Una pedazo de fuego

Faeriniel era una gran encrucijada, ya que no había una posada donde los caminos se reunían. En su lugar había claros entre los árboles, donde los viajeros establecían sus campamentos y pasaban la noche.
Una vez, hace muchos años y a muchos kilómetros de distancia, cinco grupos de viajeros llegaron a Faeriniel. Ellos eligieron sus claros y encendieron los fuegos cuando el sol comenzaba a ponerse, haciendo una pausa en su camino de aquí para allá.
Más tarde, después de la puesta de sol y de que la noche se estableciera firmemente en el cielo, un viejo mendigo con una túnica hecha jirones venía caminando por la calle. Se movía con cuidado lento, apoyado en un bastón.
El anciano no venia de ninguna parte ni iba a ninguna parte. No tenía sombrero para la cabeza y no había ningún paquete en su espalda. No tenía ni un centavo ni bolso donde ponerlo. Apenas era dueño de su propio nombre, el cual se había desgastado y raído a través de los años.
Si tú le preguntabas quién era, te habría dicho: "Nadie." Sin embargo, habría sido un error.
El anciano se dirigió a Faeriniel. Tenía hambre como un fuego seco y estaba cansado hasta los huesos. Todo lo que le mantenía en movimiento era la esperanza de que alguien pudiera darle un poco de cena y un pedazo de su fuego.
Así que cuando el anciano vio la vacilante luz del fuego, dejó el camino he hizo un fatigoso camino hacia ella. Pronto vio a cuatro altos caballos entre los árboles. La plata estaba trabajada en sus arneses y además se mezclaba con el de hierro de sus zapatos. Cerca el mendigo vio una docena de mulas cargadas de productos: ropa de lana, joyería y finas hojas de acero.
Pero lo que más llamó la atención del anciano era la carne sobre el fuego, el vapor y el goteo de grasa sobre el carbón. Casi se desmaya con el olor dulce de la misma, ya que había estado caminando todo el día sin nada que comer, excepto un puñado de bellotas y una manzana golpeada que había encontrado en el borde de la carretera.
Al entrar en el claro, el viejo mendigo llamó a los tres hombres con barba oscura que estaban sentados alrededor de la fuego. "hola", dijo. "¿Pueden ahorrar un poco de carne y un pedazo de su fuego?
Ellos se volvieron, sus cadenas de oro brillaban en la luz del fuego. "Por supuesto", dijo su líder. "¿Qué tiene usted? ¿Bits o monedas de un centavo? Anillos o strehlaum? ¿O usted tiene la verdadera moneda Cealdica que apreciamos sobre todas las demás? "
"No tengo nada de eso", dijo el viejo mendigo, abriendo las manos para mostrar que estaban vacías.
"Entonces usted no encontrará consuelo aquí", dijeron, y al ver que él comenzó a mirar ellos empezaron cortar gruesas piezas de la pierna que colgaba junto a la fogata.
"Sin ánimo de ofender, Wilem. Es sólo cómo va la historia."
"Yo no he dicho nada".
"Parecía que ibas a…".
"Puede. Pero se va a esperar hasta después."
El anciano siguió caminando, siguiendo la luz de otros fuegos a través de los árboles.
"¡Hola!" Dijo el viejo mendigo cuando entro en el segundo claro. Él trató de parecer alegre, a pesar de que estaba cansado y dolorido. "¿Ustedes pueden ahorrar un poco de carne y un pedazo de su fuego?"
Había cuatro viajeros allí, dos hombres y dos mujeres. Con el sonido de su voz se pusieron de pie, pero ninguno de ellos habló. El viejo esperó cortésmente, tratando de parecer agradable e inofensivo. Sin embargo, el silencio se extendió largamente, paso el tiempo y todavía no se había dicho una palabra.
Es comprensible que el viejo se irritara. Él estaba acostumbrado a ser rechazado o a que se apartaran de él, pero esta gente simplemente se levantó. Ellos estaban quietos e inquietos, moviéndose de un pie a otro, mientras sus manos temblaban de nerviosismo.
Justo cuando estaba a punto de ponerse de mal humor, el fuego ilumino y el mendigo vio que los cuatro llevaban ropas de color rojo sangre que los identificaba como mercenarios Adem. Entonces el anciano lo comprendió. Los Adem se llaman gente en silencio y hablan sólo en raras ocasiones.
El anciano sabía muchas historias de los Adem. Había oído que poseían un arte secreto llamado Lethani. Esto les permitía usar su silencio como una armadura que giraría una hoja o detendría una flecha en el aire. Es por eso que rara vez hablaban. Ellos guardan sus palabras, guardándolas en su interior como carbones encendidos en el vientre de un horno.
Esas palabras acaparadas les llenan de energía inquieta, tanta que nunca pueden estar completamente inmóviles. Entonces, cuando ellos luchan, utilizan su arte secreto para quemar esas palabras como combustible dentro de sí mismos. Esto les hace fuertes como osos y más rápidos que serpientes.
Cuando el mendigo escuchó por primera vez estos rumores, pensaba que eran tontas historias de fogata. Pero hace años en Modeg, había visto a una mujer Adem luchar contra la guardia de la ciudad. Los soldados estaban armados y blindados, con espesor en los brazos y el pecho. Habían exigido ver la espada de la mujer en nombre del rey y vacilante, sin embargo, ella se la presto. Tan pronto como ellos la tenían en sus manos, se miraron de reojo y le propusieron sugerencias lascivas sobre lo que podía hacer para recuperar su espada.
Eran hombres altos y con una armadura brillante y sus espadas eran afiladas. Cayeron como el trigo en otoño ante ella .Mató a tres de ellos, rompiendo sus huesos con las manos.
Sus propias heridas eran de menor importancia en comparación, un moretón oscuro a lo largo de una mejilla, una leve cojera, un corte superficial en una sola mano. Incluso después de los largos años, el anciano recuerda la forma en que había lamido la sangre de la palma de su mano como un gato.
Esto es lo que el viejo mendigo pensó cuando vio a la Adem allí. Todo el pensamiento de los alimentos y el fuego lo dejó y se retractó poco a poco al refugio de los árboles circundantes.
Luego partió hacia el fuego de al lado, con la esperanza de que la tercera vez habría suerte.
En este claro había una serie de Aturanos de pie alrededor de un burro muerto que yacía cerca de un carro. Uno vio al viejo. "¡Mira!", Señaló. "¡Agarrarlo! ¡Vamos a engancharlo al carro y a hacer que tire de él! "
El anciano se precipitó de nuevo a los árboles y después de correr de aquí para allá, perdió a los Aturanos escondiéndose bajo un montón de hojas podridas.
Cuando el sonido de los Aturanos se desvaneció, el anciano se arrastró fuera de las hojas y buscó su bastón. Luego, con la valentía de alguien que es pobre y hambriento, salió al cuarto fuego que vio en la distancia.
Allí podría haber encontrado lo que buscaba, ya que alrededor del fuego estaban los comerciantes de Vintas. Si las cosas hubieran sido diferentes podrían haberle dado la bienvenida a cenar, diciendo: "Dónde se puede comer seis, siete pueden comer. "
Pero en este punto el viejo era todo un espectáculo. Su pelo estaba pegado a la cabeza en un desorden salvaje. Su túnica, irregular antes, ahora estaba sucia y rota. Su rostro estaba pálido del susto, y su respiración gemía jadeando en su pecho.
Debido a esto, los Vintas jadearon e hicieron gestos delante de su rostro. Ellos pensaban que era un carretilla draug, ya ves, uno de los muertos inquietos que los Vintas supersticiosos creen que caminan por la noche.
Cada uno de los Vintas tuvo un pensamiento diferente en cuanto a la forma en que podían detenerlo. Algunos pensaban que el fuego podía asustarlo, otro pensó que un poco de sal esparcida en el césped lo mantendría alejado, otro pensaba que un poco de hierro podía cortar las cuerdas que sostenían su alma a su cuerpo muerto.
Escuchando mientras discutían, el viejo se dio cuenta de que no importaba la decisión que ellos acordaran, ya que no seria lo mejor para él. Así que se apresuro a regresar al refugio de los árboles.
El anciano encontró una roca para sentarse y se limpio las hojas muertas y la suciedad lo mejor que pudo. Después de estar sentado por un tiempo pensó en visitar un campamento final, sabiendo que sólo se requeriría un viajero generoso para llenar su vientre.
Él se alegró de ver a un hombre solitario sentado junto al último fuego. Cada vez más cerca, vio algo que le dejó tanto placer como miedo, porque aunque el mendigo había vivido muchos años, nunca había hablado antes con uno de los Amyr.
Sin embargo, sabía que el Amyr formaban parte de la iglesia de Tehlu, y-
"Ellos no fueron parte de la iglesia", dijo Wilem.
"¿Qué? Por supuesto que los eran”.
"No, eran de la burocracia Aturan. Que tenían. . . Vecarum-poderes judiciales
"Se les llamó la Sagrada Orden de Amyr. Eran la mano derecha de la iglesia. "
"¿Apuestas una iota?"
"Está bien. Si eso te va a mantener ocupado por el resto de la historia".
El viejo mendigo estaba encantado, porque sabia que los Amyr formaban parte de la iglesia de Tehlu, y la iglesia a veces era generosa con los pobres.
El Amyr se puso de pie cuando el anciano se acercó. "¿Quién anda ahí?", Preguntó. Su voz era orgullosa y poderosa, pero también cansada. "Sé que soy de la Orden de Amyr. Nadie debe interponerse entre mis tareas y yo. Voy a actuar por el bien de todos, a pesar de que los dioses y los hombres puedan criticar mi manera."
"Sir", dijo el mendigo "Estoy esperando por un pedazo de fuego y un poco de caridad tras un largo camino."
El Amyr hizo un ademan al viejo hacia adelante. Estaba armado con un traje de anillos de acero brillante, y una espada. Era alto como un hombre. Su tabardo era de un blanco brillante, pero a partir de los codos de color oscuro carmesí, como si estuviera teñida de sangre. En el centro de su pecho, llevaba el símbolo de los Amyr: la torre de color negro envuelta en una llama de color carmesí.
El viejo estaba sentado cerca del fuego y dio un suspiro ya que el calor se impregnaba en sus huesos.

Después de un momento, el Amyr habló: "Me temo que no le puedo ofrecer nada que comer. Mi caballo come mejor que yo esta noche, pero eso no quiere decir que coma bien".
"Cualquier cosa sería una ayuda preciosa", dijo el anciano. "Los restos es más de lo que tengo. No estoy orgulloso."
El Amyr suspiró. "Mañana tengo que andar cincuenta millas para detener una prueba. Si no lo consigo o fallo, una mujer inocente va a morir. Esto es todo lo que tengo". El Amyr hizo un gesto a un pedazo de tela con un mendrugo de pan y un trozo de queso. Para los dos no sería suficiente. Era una mala cena para un hombre tan grande como el Amyr.
"Mañana tengo que viajar y pelear", dijo el hombre armado. "Necesito mi fuerza. Por lo que es tu noche de hambre contra la vida de esta mujer. "Mientras hablaba, el Amyr levantó las manos y sostuvo sus palmas como platos en equilibrio.
Cuando hizo este movimiento, el viejo mendigo vio el dorso de las manos del Amyr, y por un segundo pensó que el Amyr se había cortado, y que la sangre corría entre sus dedos y sus armas. Entonces el fuego se movió y el mendigo vio que era sólo un tatuaje, aunque todavía se estremeció ante las sangrientas marcas en las manos y los brazos del Amyr.
Él habría hecho más que estremecerse si hubiera sabido todo lo que aquellas marcas querían decir. Ellas mostraban que el Amyr era de tal confianza para la Orden que sus acciones nunca serían preguntadas. Y como la Orden estaba detrás de él, ninguna iglesia, ningún tribunal, ningún rey podría moverse contra él. Ya que él era uno del Ciridae, lo más alto de los Amyr.
Si mataba a un hombre desarmado, no sería un asesinato a los ojos de la Orden. Si él estrangulaba a una mujer embarazada en medio de la calle, no hablaría en contra de él. En caso de que quemara una iglesia o deshiciera un viejo puente de piedra, el imperio lo mantendría libre de culpa, confiando en que todo lo que hacia estaba al servicio del bien común.
Pero el mendigo no sabía nada de esto y lo intentó de nuevo. "Si no tienes pan de sobra, ¿podría darme un centavo o dos?" Pensó en el campo Cealdico y cómo podría comprar un pedazo de carne o de pan.
El Amyr negó con la cabeza. "Si lo tuviera, con mucho gusto se lo daría. Pero hace tres días le di lo último de mi dinero a un viudo con un niño hambriento. He estado sin un centavo desde entonces". Sacudió la cabeza, con expresión cansada y llena de pesar. "Ojala las circunstancias fueran diferentes. Pero ahora debo dormir, por lo tienes que irte."
El viejo estaba casi contento con esto, pero había algo en la voz del Amyr que le hizo ser cauteloso. Así que se fue otra vez dejando el fuego atrás.
Antes de que el calor del fuego del Amyr lo abandonara, el mendigo apretó su cinturón y decidido simplemente andar hasta la mañana, con la esperanza de que el final de su camino podía traerle mejor suerte, o al menos encontrar alguna gente más amable.
Entonces, caminó por el centro de Faeriniel y mientras lo hacía, vio un gran círculo de piedras grises. Dentro de ese círculo había el débil resplandor de la luz de un fuego oculto en un hoyo bien cavado. El anciano se dio cuenta que no podía oler una voluta de humo, se dio cuenta de que esta gente quemaba madera Rennel, que se quema difícil y a altas temperaturas, pero el humo no apesta.
Entonces el anciano vio que dos de las grandes formas no eran piedras en absoluto. Eran vagones. Un puñado de personas apiñadas en torno a una olla en la tenue luz del fuego.
Pero el viejo no tenía ya ni una pizca de esperanza, así que siguió caminando. Cuando estaba casi más allá de la piedra, una voz gritó: "¡Ho, ahí! ¿Quién es usted y por qué pasa tan tranquilamente por la noche? "
"No soy nadie", dijo el anciano. "Sólo un viejo mendigo, siguiendo mi camino hasta el final."
"¿Por qué estás caminando en lugar de sentarte a dormir? Estos caminos no están a salvo por la noche", respondió la voz.
"No tengo cama", dijo el anciano. "Y esta noche no puedo mendigar o pedir prestada una por todo el mundo."
"Aquí hay una aquí para ti, si quieres. Y un poco de la cena si tienes un cuento para compartir. Además no hay que caminar todo el día y la noche." Un hombre guapo, con barba salió de la escondite en las altas piedras grises. Tomó el codo del anciano y lo condujo hacia el fuego, diciendo con antelación, "¡Tenemos un invitado esta noche!"
Hubo una pequeña conmoción de movimiento delante de ellos, pero la noche era sin luna y el fuego estaba oculto, por lo que el mendigo no podía ver mucho de lo que se estaba haciendo. Curioso, le pregunto "¿Por qué escondes tu fuego?"
Su anfitrión suspiró. "No toda la gente está llena de amor por nosotros. Nosotros no estamos seguros de estar fuera de peligro. Además, nuestro fuego esta noche es pequeño."
"¿Por qué?", Preguntó el mendigo. "Con tantos árboles, la madera debe ser fácil de encontrar."
"Fuimos a una reunión antes," explicó el hombre barbudo. "Pero la gente nos llamó ladrones y nos dispararon flechas." Él se encogió. "Así que hacemos esto y mañana tendremos más cuidado. "Él sacudió su cabeza. "Pero estoy hablando demasiado. ¿Puedo ofrecerle un trago, padre?"
"Un poco de agua, si se puede prescindir de ella."
"Tonterías, tendrá vino."
Había pasado mucho tiempo desde que el mendigo había probado el vino y la idea de este, era suficiente para hacerle agua la boca... Pero él sabía que el vino no era lo mejor para el estómago vacío que había caminado todo el día, por lo que dijo, "Eres amable, que te bendigan. Pero el agua es suficiente para mi”
El hombre a su lado sonrió. "Entonces toma agua y vino, elige lo que desees." Mientras llevaba al mendigo a su barril de agua.
El viejo mendigo se inclinó y sacó un cucharón de agua. Cuando lo volcó en sus labios se dio cuenta de que era fresca y dulce, pero al acercarse la cuchara, no pudo dejar de notar que el barril estaba a punto de vaciarse.
A pesar de esto, su anfitrión le instó "Toma otro y lava el polvo de tus manos y tu cara. Puedo decir que has estado en el camino por un tiempo largo y cansado. "Así que el viejo mendigo tomó un segundo cucharón de agua y una vez que sus manos y su cara estuvieron limpias, se sentía mucho más fresco.
A continuación, el anfitrión le cogió del codo y lo llevó de nuevo al fuego. "¿Cuál es tu nombre, padre?"
Una vez más el mendigo estaba sorprendido. Habían pasado años desde que alguien se había preocupado lo suficiente como para preguntarle su nombre. Había pasado tanto tiempo que tuvo que parar y pensar por un momento. "Sceop", dijo al fin. "Me llamo Sceop, ¿y usted?"
"Mi nombre es Terris", dijo su anfitrión, acomodándose como el viejo, cerca del fuego. "Esta es Silla, mi esposa, y Wint, nuestro hijo. Ellos son Shari y Benthum y Lil, Peter y Fent".
Luego Terris trajo vino a Sceop. Silla le dio un pesado cucharón de sopa de patatas, una rebanada de pan caliente y la mitad de una calabaza de oro con la mantequilla dulce en el recipiente de la misma. Era simple y no había mucho, pero para Sceop parecía una fiesta. Y mientras comía, Wint mantuvo su copa llena de vino y le sonrió, se sentó junto a su rodilla y le llamó abuelo.
Lo último fue demasiado para el viejo mendigo, comenzó a llorar en silencio. Tal vez fue que era viejo y su día había sido largo. Tal vez fue que no estaba acostumbrado a la bondad. Tal vez fue el vino. Cualquiera pudo ser la razón, pero las lágrimas comenzaron a correr por su rostro y se perdieron en su blanca y profunda barba.
Terris lo vio y se apresuró a preguntar: "¿Padre, cuál es el problema?"
"Soy un viejo tonto", dijo Sceop, más para sí que para el resto de ellos. "Usted ha sido más amable conmigo que nadie en años y yo siento que no puedo pagarle."
Terris sonrió y puso una mano en la espalda del anciano. "¿Te gustaría de verdad pagar?"
"No puedo. No tengo nada que darle".
La sonrisa de Terris se ensanchó. "Sceop. Somos los Edena Ruh. Lo que más valoramos es algo que todo el mundo posee. "Una por una, Sceop miro las caras alrededor de la hoguera mirarle con expectación. Terris dijo: "Tu puedes contarnos tu historia."
No sabiendo qué hacer, Sceop comenzó a hablar. Él le dijo cómo había llegado a Faeriniel. Como había caminado de un fuego a otro, con la esperanza de caridad. Al principio, su voz se quebró y su historia tropezó porque él había estado solo mucho tiempo y no estaba acostumbrado a hablar. Pero pronto su voz se hizo más fuerte, sus palabras más audaces y mientras que el fuego parpadeaba y se refleja en sus brillantes ojos azules, sus manos bailaban con su vieja y seca voz. Incluso los Edena Ruh, que conocen todas las historias en el mundo, no podían hacer nada más que escuchar con asombro.
Cuando la historia llegó a su fin la trouppe se agito como si despertara de un profundo sueño. Por un momento no hacían más que mirarse los unos a los otros, luego miraron a Sceop.
Terris sabía lo que todos estaban pensando. "Sceop", preguntó con suavidad. "¿Dónde te estabas dirigiendo, cuando te detuve esta noche?"
"Yo iba hacia Tinuë", dijo Sceop, avergonzado por la forma en que todos se habían atrapado en su historia. Su cara estaba roja y caliente, y se sintió ridículo.
"Nosotros hemos decidido ir a Belenay ", dijo Terris. "¿Te gustaría venir con nosotros?"
Por un momento se iluminó la cara Sceop con esperanza, pero luego cayó. "Yo no sería más que una carga. Incluso un mendigo tiene su orgullo."
Terris se echó a reír. "¿Que podrías decirles a los Edena sobre el orgullo? No te lo pedimos por piedad. Te lo pedimos por que perteneces a nuestra familia y nos gustaría que nos contaras docenas de historias en los próximos años."
El mendigo negó con la cabeza. "Mi sangre no es como la vuestra. Yo no soy parte de vuestra familia."
"¿Qué tiene eso que ver con el precio de la mantequilla?", Preguntó Terris. "Nosotros los Ruh decidimos quién forma parte de nuestra familia y quién no. Tu eres igual que nosotros. Mira a tu alrededor y dime si estoy mintiendo."
Sceop miró al círculo de rostros y vio que lo que Terris había dicho era verdad.
Y entonces el anciano se quedó y vivió con ellos muchos años antes de que sus caminos se separaran. Muchas cosas que vio y muchas historias que contó, hicieron que al final cada uno se hiciera más sabio.
Esto sucedió, hace años y a kilómetros de distancia. Yo lo he oído de boca de los Edema Ruh y por lo tanto sé que es verdad.

viernes, 29 de julio de 2011

CApitulo 36

Antes de todo una respuesta importante a una pregunta q me an hecho muchas veces y que se q me seguiran haciendo xD pero no importa igualmente la seguire contestando, no problem xDD
No subo mas capitulos aunque ya esten listos porque... SE ACABAN!! si subo por ejemplo hasta el capitulo 41 que es hasta donde me han mandado seguidos despues se quedaran diaaas y diaaas o hasta podria ser una semana y cacho, esperando a que me puedan mandar el siguiente, se desesperaran (y me odiaran... mas xD) jajaja, esa es la razon, hay veces claro en que el factor soy yo como cuando me fui de vacaciones o cuando se me cruza algun problema q no puedo evitar.

Bueno pues.. aqui esta este capitulo traducido por Laura Arrias quien me acompaña en la introduccion esta vez! Parafraciando su nota para hacerla dialogos, ya saben jeje.


SUCHAN: Bueno, dinos rapidamente que es lo que querias explicar de la cancion
LAURA: Es dificil sino imposible traducirla como debe ser al español. La ultima parte que en español es "No cuente mucho menos" en ingles como ven es "Not tally a lot less" que suena practicamente igual a "Netally a Lockless" este es el nombre anterior de la madre de Kvothe.
SUCHAN: Hey! con los Spoilers! pero realmente no es uno importante jeje asi q esta bien, de hecho yo creo q pase por alto de esto cuando lei el libro!! pues tambien estoy demaciado de acuerdo contigo es horriblemente dicifil traducir bien una cancion! Y que juego de palabras tan ingenioso!
LAURA: Por eso Arliden la llamaba Tally no solo por que significa contador, sino porque es el diminutivo de Netally y no le gustaba q la cancion delatara su verdadera identidad.
SUCHAN: Me parecio que la tradujiste muy bien!, si le cambie algunas cosas para q se entendiera mucho mejor pero creo que estaba muy bien n__n a ver me diras q te parece.
LAURA: Bueno pues es todo ¿no? Lean ya!


Capítulo 36
Todo Este Conocimiento 

Los días pasaron, e invité a Wil y Sim al otro lado del río para celebrar nuestra exitosa campaña contra Ambrose.
Dado mi gusto por el sounten, yo no era un gran bebedor, pero Wil y Sim fueron lo suficientemente amables en demostrar los finos puntos del arte. Visitamos diferentes tabernas, sólo para variar, pero al final terminamos de nuevo en el Eolio. Yo lo prefería debido a la música, Simmon debido a las mujeres, y Wilem porque servían scutten.
Yo estaba moderadamente prendido cuando me llamaron al escenario, pero se necesita más que unos pocos tragos para hacerme perder la destreza en mis dedos. Sólo para demostrar que no estaba borracho, me dispuse a tocar “Hacia donde con él, con los Withee," una canción que es bastante difícil de estructurar cuando estás sobrio como una piedra. Al público le encantó, y mostró su agradecimiento de la forma adecuada. Y, ya que esa noche no estaba bebiendo sounten, gran parte de la noche se pierde en memoria viva.
Los tres caminamos el largo camino de regreso desde el Eolio. Había una frescura en el aire que hablaba de invierno, pero los tres éramos jóvenes y estábamos cálidos por dentro debido a las muchas bebidas. Una brisa empujó mi capa hacia atrás y respiré plena y felizmente.
Entonces, un repentino pánico se apoderó de mí. "¿Dónde está mi laúd?" Pregunté en un tono de voz más alto de lo que era mi intención.
"Lo dejaste con Stanchion en el Eolio," dijo Wilem. "Él tenía miedo de que te tropezaras sobre él y te rompieras el cuello."
Simmon se había detenido en medio del camino. Choqué con él, perdí el equilibrio y caí al suelo. El apenas pareció darse cuenta. “Bueno", dijo seriamente. "Ciertamente en este momento no me siento bien para esto."

El Puente de piedra se alzaba delante de nosotros: sesenta metros de extremo a extremo, con un alto arco que alcanzaba un punto máximo de cinco pisos por encima del río. Era parte del Gran Camino de Piedra, recto como un clavo, plano como una mesa y más viejo que Dios. Yo sabía que pesaba más que una montaña. Yo sabía que tenía un parapeto de un metro a todo lo largo de sus dos bordes.
A pesar de todo este conocimiento, me sentí profundamente incómodo ante la idea de tratar de cruzarlo. Me puse inestablemente de pie.
Mientras los tres examinábamos el puente, Wilem comenzó a ladearse lentamente hacia un lado. Lo alcancé para estabilizarlo y al mismo tiempo Simmon se agarró de mi brazo, aunque si fue para ayudarme o para sujetarse a sí mismo, no podía estar seguro.

"Ciertamente en este momento no me siento bien para esto." repitió Simmon.
"Hay un sitio para sentarse por aquí", dijo Wilem. "Kella Trelle turen navor ka".
Simmon y yo ahogamos nuestra risa y Wilem nos condujo a través de los árboles hacia un pequeño claro un poco menos de quince metros desde el pie del puente. Para mi sorpresa, un alto Itinolito se situaba en el medio de este, apuntando hacia el cielo.
Wil entró en el claro con familiar calma. Yo entré con más lentitud, mirando curiosamente a mí alrededor. Los Itinolitos son especiales para los artistas itinerantes y el verlo dio lugar a sentimientos encontrados.
Simmon se dejó caer en la espesa hierba mientras que Wilem colocó su espalda contra el tronco de un abedul que estaba inclinado. Me moví hacia el Itinolito y lo toqué con los dedos. Era cálido y familiar.
"No empujes esa cosa", dijo Simmon nerviosamente. "Lo vas a tumbar".
Me eché a reír. "Esta piedra ha estado aquí durante miles de años, Sim. No creo que respirar sobre el itinolito vaya a hacerle algún daño."
"Solo aléjate de él. No son cosas buenas."
"Es un Itinolito," le dije, dándole una palmada amistosa. "Ellos señalan los viejos caminos. En todo caso, estamos más a salvo cerca de él. Los Itinolitos marcan los lugares seguros. Todo el mundo sabe eso."
Sim negó con la cabeza obstinadamente. "Son reliquias paganas".
“Una Iota dice que estoy en lo correcto,” me burle.
"¡Ja!" Todavía acostado de espalda, Sim levantó una mano. Me acerqué para chocarla, formalizando así nuestra apuesta.
"Podemos ir al Archivo y resolverlo mañana", dijo Sim.
Me senté junto al Itinolito y ya había comenzado a relajarme cuando fui apoderado por un repentino pánico. "¡Por el cuerpo de Dios!" Dije. "¡Mi laúd!" Traté de levantarme de un salto y no pude, casi me quedo inconsciente por golpear fuertemente mi cabeza contra el itinolito.

Simmon trató de incorporarse para calmarme, pero el repentino movimiento fue demasiado para él, entonces cayó torpemente sobre su costado y comenzó a reír sin poder controlarse.
"¡Esto no es divertido!" Grité.
"Esta en el Eolio", dijo Wilem. "Has preguntado por él cuatro veces desde que nos fuimos."
"No, no lo he hecho", dije con más convicción de la que realmente sentía. Me froté la cabeza donde la había golpeado contra el Itinolito.
"No hay razón para avergonzarse." Wilem agitó una mano con desdén. "Está en la naturaleza del hombre mortificarse por lo que se encuentra cerca de su corazón."
"Escuché que Kilvin se tomo unas cuantas en La Espita hace un par de meses no dejaba de hablar de su nueva lámpara de azufre en frío", dijo Simmon.
Wil resopló. "Lorren seguiria parloteando sin cesar sobre el comportamiento adecuado en las estanterías. Agarrar el libro por el lomo. Agarrar el libro por el lomo." Gruñó e hizo movimientos de agarre con ambas manos. "Si le escucho decir eso una vez más lo voy a agarrar por su lomo.”
Varios recuerdos llegaron rápidamente a mi mente. "Tehlu Misericordioso," dije de repente aterrorizado.”¿Acaso cante 'Calderero, curtidor' esta noche en el Eolio? "
"Lo hiciste", dijo Simmon. "No sabía que tenía tantos versos."
Arrugué la frente, tratando desesperadamente de recordar. "¿Canté el verso acerca del Tehlino y la oveja?" No era un buen verso para una audiencia cortés.
"Nia", dijo Wilem.
“Gracias a Dios," dije.
"Era una cabra," logró decir Wilem seriamente antes de estallar en carcajadas.
"... en la sotana del Tehlino! “Simmon cantó, luego se unió a Wilem en carcajadas.
"No, no," dije miserablemente, apoyando mi cabeza en mis manos. "Mi madre solía obligar a mi padre a dormir debajo del carromato cuando la cantaba en público. Stanchion me golpeará con un palo y me quitará mi caramillo de plata la próxima vez que lo vea."
"A ellos les encantó", Simmon me tranquilizó.
"Vi a Stanchion cantando alegremente", añadió Wilem. "Su nariz también estaba un poco roja para ese momento."
Hubo un largo momento de agradable quietud.
"¿Kvothe?" Simmon preguntó.
"¿Sí?"
"¿Realmente eres un Edena Ruh?"
La pregunta me tomó desprevenido. Normalmente la pregunta me habría puesto al borde, pero en ese momento yo no sabía cómo sentirme al respecto.
"¿Acaso importa?"
"No. Sólo me estaba preguntando."
"Oh." Seguí mirando las estrellas por un rato. "¿Preguntando qué?"
"Nada en particular", dijo. "Ambrose te ha llamado Ruh un par de veces, pero él te ha llamado otras cosas insultantes antes".
"Eso no es un insulto", le dije.
"Quiero decir que él te ha llamado otras cosas que no eran ciertas", dijo Sim rápidamente. "Tú no hablas acerca de tu familia, pero has dicho cosas que me hicieron pensar." Se encogió de hombros, aún de espaldas, mirando a las estrellas. "Nunca he conocido a uno de los Edena. No muy bien, de cualquier modo."
"Lo que has escuchado no es verdad", le dije. "Nosotros no robamos niños o adoramos a dioses oscuros ni nada de eso."
"Yo nunca creí nada de eso", dijo con desdén, y luego agregó. "Pero algunas de las cosas que dicen deben ser verdad. Yo nunca he escuchado a nadie tocar como tú".
"Eso no tiene nada que ver con ser Edema Ruh," dije y luego lo reconsideré. "Tal vez un poco."
"¿Tu bailas?" Wilem preguntó, aparentemente de la nada.
Si el comentario hubiera venido de cualquier otra persona, o en otro momento, eso probablemente habría iniciado una pelea.
“Así es como la gente nos retrata. Tocando flautines y violines. Bailando alrededor de nuestras fogatas. Claro, cuando no estamos robando todo lo que no se encuentra clavado. Un poco de amargura se deslizó en mi tono cuando dije lo último. "De eso no se trata ser un Edena Ruh".
"¿Y de qué se trata?" Simmon preguntó.

Lo pensé por un momento, pero mi embrutecida inteligencia debido al alcohol no estaba para la tarea. “Realmente sólo somos personas", dije eventualmente. "Sólo que nosotros no nos quedamos mucho tiempo en un solo lugar y que todo el mundo nos odia."

Los tres mirábamos las estrellas en silencio.
"¿De verdad ella lo obligó a dormir debajo del carromato?” Simmon preguntó.
“¿Qué?”
"Dijiste que tu mamá hizo que tu papá durmiera debajo del carromato por cantar el verso acerca de la oveja. ¿De verdad lo hizo?"
"Es más en sentido figurado", le dije. "Pero una vez realmente lo hizo."

Yo no solía pensar en mis primeros años de mi vida con mi Troupe, en la época cuando mis padres seguían con vida. Evité el tema de la misma manera en que un lisiado aprende a mantener el peso fuera de su pierna lesionada. Pero la pregunta de Sim trajo un recuerdo burbujeando hacia la superficie de mi mente.

"No fue por cantar 'Calderero, curtidor'," me encontré diciendo. "Fue por una canción que él había escrito sobre ella...."
Me callé durante un buen rato. Entonces lo dije. "Laurian"
Fue la primera vez que pronuncié el nombre de mi madre en años. La primera vez desde que ella había sido asesinada. Se sentía extraño en mi boca.

Entonces, sin realmente proponérmelo, comencé a cantar:

Morena Laurian, esposa de Arliden,
Tiene una cara como la hoja de un cuchillo
Su voz como el zumbido de una espina
Pero puede contar una suma como un prestamista
Mi dulce Contadora no puede cocinar
Pero lleva un libro mayor muy ordenado
A pesar de todos sus defectos, he de confesar
Vale mi vida
Hacer que mi esposa
No cuente mucho menos…

(Dark Laurian, Arliden's wife,)
(Has a face like the blade of a knife)
(Has a voice like a pricklebrown burr)
(But can tally a sum like a moneylender.)
(My sweet Tally cannot cook.)
(But she keeps a tidy ledger-book)
(For all her faults, I do confess)
(It's worth my life)
(To make my wife)
(Not tally a lot less...)

Me sentí extrañamente adormecido, desconectado de mi propio cuerpo. Curiosamente, mientras que mi memoria estaba clara, no era doloroso.
"Ya veo cómo puede hacerle eso ganar a un hombre un lugar debajo del carromato", Wilem dijo gravemente.
"No fue eso", me escuché decir. "Ella era hermosa y ambos lo sabían. Ellos solían echarse bromas el uno al otro todo el tiempo. Era el contador. Ella odiaba el espantoso contador."
Nunca hablé de mis padres, y el referirme a ellos en tiempo pasado se sintió incómodo. Desleal. Wil y Sim no se sorprendieron por mi revelación. Cualquiera que me conocía podría decir que no tenía familia. Yo nunca dije nada, pero ellos eran buenos amigos. Ellos si sabían.
"En Atur dormimos en las perreras cuando nuestras esposas están enojadas", dijo Simmon, llevando la conversación de nuevo a un territorio más seguro.
Melosi rehu eda Stiti” Murmuró Wilem.
"¡En Atur!" Simmon gritó, su voz llena de diversión. “¡Basta de estupideces!"
“¿Eda Stiti?” Repetí. "¿Ustedes duermen junto al fuego?"
Wilem asintió con la cabeza.
"Estoy oficialmente protestando la rapidez con que aprendiste Siaru", dijo Sim, levantando el dedo índice. “Estudié un año antes de que fuera medio bueno siquiera. ¡Un año! Tu lo devoraste en solo un bimestre."
"Aprendí mucho por el camino", le dije. "Sólo estuve afinando ciertos puntos este bimestre."
"Tu acento es mejor," le dijo Wil a Sim. "Kvothe suena como algún comerciante sureño. Muy bajo. Tu acento es mucho más refinado."
Sim parecio calmarse con eso. "Junto al fuego", repitió. "¿No les parece extraño que el hombre sea quien tenga que dormir siempre en otro lugar?"
"Es bastante obvio de que las mujeres controlen la cama", le dije.
"No es un pensamiento desagradable," dijo Sim. "Dependiendo de la mujer." "Distrel es bonita", dijo Sim.
Keh,” dijo Wil. “Muy pálida. Fela".
Simmon sacudió la cabeza con tristeza. "Fuera de nuestra liga".
"Ella es Modegana", dijo Wilem, con una sonrisa tan amplia que casi era demoníaca.
"¿Lo es?" pregunto Sim. Wil asintió con la cabeza, mostrando la más amplia sonrisa que jamás había visto en su rostro. Sim suspiró miserablemente.
"Se entiende. Ya era suficiente con que sea la chica más guapa de la Mancomunidad, no sabía que también es Modegana."
"Te concederé la chica más linda en su lado del río," le corregí. "De este lado, hay—"
"Ya has hablado de tu Denna," interrumpió Wil. "Cinco veces."
"Escucha," dijo Simmon, con un tono repentinamente serio. "Sólo tienes que hacer tu jugada. Esta chica Denna está obviamente interesada en ti."
"Ella no ha dicho nada por el estilo."
"Ellas nunca dicen que están interesadas." Simmon se rió de lo absurdo de la misma. "Hay pequeños juegos. Es como una baile." Levantó las dos manos, haciéndolas hablar entre ellas. “'Oh, Gusto encontrarte aquí.' 'Hola, ¿Y eso por qué? Yo solo iba a comer.' “'Qué feliz coincidencia, igual yo ¿Puedo llevarte los libros? '”
Levanté una mano para detenerlo. "¿Podemos saltarnos al final de este espectáculo de títeres, en el que terminas ahogando tus penas en alcohol por un lapso de días?"
Simmon me frunció el ceño. Wilem se echó a reír.
"Ella tiene suficientes hombres cortejándola," dije. "Ellos vienen y van como..." Me esforcé en pensar en una analogía, pero no pude. “Prefiero ser su amigo.”
“Prefieres estar cerca de su corazón,” dijo Wilem sin ningún tipo de inflexión en particular. “Preferirías estar alegremente entre sus brazos. Pero temes a que te rechace. Tienes miedo de que ella se ría y de que quedes como un tonto". Wilem se encogió de hombros con facilidad. "No eres el primero en sentirse de esta manera. No hay vergüenza en ello."
Eso dio incómodamente casi en el punto y por un buen rato no se me ocurrió nada que decir en respuesta. "Espero", admití en voz baja. "Pero no quiero asumir. He visto lo que sucede con los hombres que asumen demasiado y se aferran a ella."
Wilem asintió solemnemente.
"Ella te compró ese estuche para el laúd," dijo Sim amablemente. “Eso tiene que significar algo."
“¿Pero eso qué significa?" dije. "Pareciera que está interesada, pero ¿Y si sólo es un pensamiento ilusorio de mi parte? Esos otros hombres también deben de pensar que ella está interesada. Pero ellos obviamente están equivocados. ¿Y si yo también lo estoy?"
"Nunca lo sabrás a menos que lo intentes," dijo Sim, con un toque de amargura en su voz. “Eso es lo que yo normalmente diría. Pero, ¿sabes qué? Eso no sirve de nada. Las persigo y me patean como si fuera el perro que está en la mesa del comedor. Estoy cansado de esforzarme tanto”. Él suspiro cansado, aún acostado de espaldas. “Todo lo que quiero es gustarle a alguien."
"Todo lo que quiero es una clara señal", dije.
"Yo quiero un caballo mágico que quepa en mi bolsillo,” dijo Wil. "Y un anillo de ámbar rojo que me de poder sobre los demonios. Y una inagotable provisión de torta."
Hubo otro momento de confortable quietud. El viento rozó suavemente a través de los árboles.

"Dicen que los Ruh conocen todas las historias del mundo," dijo Simmon después de un rato.
"Probablemente sea cierto," admití.
"Cuenta una", dijo.
Lo miré con ojos entrecerrados.
"No me mires así," protestó. "Estoy de humor para escuchar una historia, eso es todo."
"Nos falta un poco de entretenimiento", dijo Wilem.
“Bien, bien. Déjenme pensar.” Cerré los ojos y una historia con los Amyr burbujeó hasta la superficie. No es de extrañar. Ellos habían estado constantemente en mi mente desde que Nina me había encontrado.
Me senté con la espalda recta. "Muy bien," respiré, luego hice una pausa. "Si alguno de ustedes tiene que ir a orinar, háganlo ahora. No me gusta tener que parar a la mitad."

Silencio.

"Bien." Me aclaré la garganta. "Existe un lugar que no muchos han visto. Un extraño lugar llamado Faeriniel. Si ustedes creen en las historias, hay dos cosas que hacen a Faeriniel único. En primer lugar, está en donde todos los caminos del mundo se encuentran. En segundo lugar, no es un lugar que algún hombre alguna vez haya encontrado mediante la búsqueda. No es un lugar al que viajas, es el lugar por el que pasas mientras estás en tu camino hacia otro lugar.

"Dicen que cualquiera que viaje el tiempo suficiente llegará allí. Esta es la historia de ese lugar, y de un anciano en un largo camino y de una larga y solitaria noche sin luna...."

jueves, 28 de julio de 2011

Capitulo 35

 Holaa! como veran este capitulo tiene guiones ya que fue traducido por Lynda! (Pero como la envidio! xDD), es.. bueno! lo leeran! realmente me sentiria horriblemente si no subo capitulo mañana asi que ahora si por esta vez se los prometo, es mas se los juro por la leche de mi madre que se los pongo mañana asi este muy ocupada o lo que sea! jeje okas disfruten este!!

Capítulo 35
Secretos


Dos días después iba en dirección a la Factoría, con la esperanza que algo de trabajo honesto podría aclarar mi mente y hacerme más capaz de tolerar dos horas de las Burradas de Elodin. Estaba a tres pasos de la puerta, cuando vi a una niña con una capa azul apresurándose a través del patio hacia mí. Debajo de la capucha, su rostro era una sorprendente mezcla de excitación y ansiedad.
Nuestros ojos se encontraron y ella dejó de moverse hacia mí. Entonces, aun mirándome, hizo un movimiento tan furtivo y rígido que no puede entender lo que quería decir hasta que lo repitió: ella quería que la siguiera.
Intrigado, asentí. Ella se dio la vuelta y salió del patio, se movía con la torpe rigidez de alguien quien intenta parecer desesperadamente despreocupado.
La seguí. En otras circunstancias habría pensado que ella era cómplice de atraerme a un callejón oscuro donde unos matones podrían atacarme por la espalda y llevarse mi bolso. Pero no había callejones decentemente peligrosos tan cerca de la universidad y era una tarde soleada además.
Finalmente se metió a una parte abandonada del camino detrás de una vidriería y una tienda de reparación de relojes. Miró a su alrededor con nerviosismo, luego se giró, su rostro era radiante bajo la sombra de la capucha. — ¡Por fin te encuentro! —Dijo ella sin aliento.
Era más joven de lo que había pensado, no tenía más de catorce años. Rizos de cabello castaño claro enmarcaban su rostro pálido y luchaban por escapar de la capucha. Aun así, yo no podía ubicarla…
—He estado contra el tiempo tratando de encontrarte, —dijo ella. —He gastado mucho tiempo aquí, mi Ma’ piensa que tengo un novio en la Universidad, —dijo lo último casi tímidamente, haciendo con la boca una pequeña curva.
Abrí mi boca para admitir que no tenía la menor idea de quién era. Pero antes de que pudiera decir una palabra, ella hablo de nuevo.
—No te preocupes, —dijo ella. —No he dejado que nadie se entere que iba venir a verte. —Sus oscuros ojos brillaban con ansiedad, como una piscina cuando el sol se pone tras una nube. —Se que es más seguro de esa forma.
Solo cuando su cara se oscureció por la preocupación que la reconocí. Ella era la chica que había conocido en Trebon, cuando había ido a investigar los rumores sobre los Chandrian.
—Nina, —dije. ¿Qué estas haciendo aquí?
—Buscándote. —Ella alzó la barbilla con orgullo. —Yo sabía que tú deberías estar aquí porque tú sabes todo tipo de magia. —Miró alrededor. —pero esto es más grande de lo que pensé que seria. Sé que no le diste a nadie tu nombre en Trebon porque entonces tendrían poder sobre ti, pero tengo que decir que eso hace difícil encontrarte.
¿Yo no le había dicho mi nombre a nadie en Trebon? Algunos de mis recuerdos de esa época eran vagos, como había tenido algo de conmoción cerebral. Probablemente fue lo mejor haberme mantenido en el anonimato, dado que había sido el responsable de quemar una parte considerable de la ciudad.
—Siento que hayas tenido que esforzarte tanto, —dije, aun no estaba seguro de que se trataba todo esto.
Nina dio un paso más cerca. —Tuve sueños después de que te fuiste, —dijo, con voz baja y confidencial. —Malos sueños. Pensé que ellos venían a por mí, por lo que te dije. —Ella me dio una mirada significativa. —Pero luego comencé a dormir con el amuleto que tú me diste. Hice mis oraciones cada noche y los sueños se fueron. —Una de sus manos acarició distraídamente una pieza de metal brillante que colgaba alrededor de su cuello con un cordón de cuero.
Comprendí con súbita culpa había que había mentido sin querer al maestro Kilvin. Yo no había vendido ningún amuleto, o hecho algo que pudiera parecer uno. Pero le había dado a Nina una pieza de metal grabado y le dije que era un amuleto para ayudar a tranquilizar su mente. Antes de eso ella había estado al borde de la histeria nerviosa, preocupada de que los demonios fueran a matarla.
—Así que, ¿ha estado funcionando entonces? —Pregunté, tratando de no sonar culpable.
Ella asintió. —Tan pronto como lo tuve bajo la almohada y dije mis oraciones, yo dormí como un bebe de pecho. Entonces comencé a tener mi sueño especial, —dijo, y me sonrió. —Soñé con la gran vasija que Jimmy me mostró antes de que esas personas fueran encontradas muertas en la granja Mauthen.
Sentí la esperanza crecer en mi pecho. Nina era la única persona viva que había visto la antigua pieza de cerámica. Esta estaba cubierta con imágenes de los Chandrian y ellos eran celosos con sus secretos.
—¿Recuerdas algo de la vasija con las siete personas pintadas? —Pregunté emocionadamente.
Ella vaciló por un momento, frunciendo el ceño. —Había ocho de ellos, —dijo ella. —No siete.
—¿Ocho? —Pregunté. —¿Estás segura?
Ella asintió seriamente. —Pensé que te lo había dicho antes.
El aumento de esperanza en el pecho de repente se me cayó a la boca de mi estomago, donde se hundió y se agrió. Había siete Chandrian. Era una de las pocas cosas de las que estaba seguro de ellos. Si había ocho personas en la vasija pintada que Nina había visto…
Nina siguió charlando, sin percatarse de mi decepción. —Soñé con la vasija tres noches seguidas, —dijo. —Y este no era un mal sueño en absoluto. Despertaba descansada y feliz cada noche. Entonces supe lo que Dios me estaba diciendo que hiciera.
Ella comenzó a hurgar en sus bolsillos y sacó un trozo de cuerno pulido de más de un palmo de largo y tan ancho como mi pulgar. —Recordé cuan curioso estabas tú acerca de la vasija. Pero no pude decirte nada porque solo la había visto un momento. —Me entregó el pedazo de cuerno, con orgullo.
Bajé la mirada a la pieza cilíndrica de cuerno en mis manos, sin saber que tenía que hacer con ella. La miré, confuso.
Nina dio un suspiro de impaciencia y tomó el cuerno de nuevo. Ella lo retorció, removiendo el final como una tapa. —Mi hermano hizo esto por mí, —dijo ella mientras sacaba cuidadosamente un trozo de pergamino enrollado desde el interior del cuerno. —No te preocupes. El no sabe qué era.
Me entregó el pergamino. —No es muy bueno, —dijo con nerviosismo. —Mi mamá me deja ayudarle a pintar las vasijas, pero esto es diferente. Es más difícil hacer personas que hacer flores y diseños. Y es difícil conseguir algo bueno cuando solo puedes verlo en tu cabeza.
Estaba sorprendido de que mis manos no temblaran. — ¿Esto es lo que estaba pintado en el jarrón? —pregunté.
—Solo una parte de ello, —dijo ella. —Como es una cosa redonda, sólo se puede ver un tercio de ella cuando tú la estas mirando de un lado.
— ¿Así que soñabas con un lado diferente casa noche? —Pregunté.
Ella sacudió la cabeza. —Sólo este lado. Tres noches seguidas.
Lentamente desenrollé el papel y de inmediato reconocí al hombre que estaba pintado. Sus ojos eran negro puro. En el fondo había un árbol sin hojas, y él estaba de pie en un círculo azul con unas cuantas líneas onduladas sobre el.
—Eso se supone que es agua, —dijo ella, señalando. —Es difícil pintar el agua sin embargo. Y se supone que él debe estar de pie sobre ella. Había montones de nieve entorno a el también, y su cabello era blanco. Pero yo no pude conseguir pintura blanca para hacerlo. Las pinturas para el papel son más difíciles que los esmaltes para vasijas.
Asentí con la cabeza, no confiaba en mí para hablar. Era Ceniza, el que había matado a mis padres. Pude ver su cara en mi mente sin siquiera intentarlo. Sin siquiera cerrar los ojos.
Seguí desenrollando el papel. Había un segundo hombre, o más bien la forma de un hombre en una gran túnica con capucha. El interior de la capucha de la túnica no era más que oscuridad. Sobre su cabeza había tres lunas, la luna llena, una media luna, y una que solo estaba en creciente. Junto a él había dos velas. Una era amarilla con una brillante llama naranja. La otra vela estaba colocada bajo de su mano extendida: esta era de color gris con una llama negra, y el espacio alrededor estaba manchado y oscurecido.
—Eso se supone que es una sombra, creo, —dijo Nina, apuntando la zona bajo su mano. —Esto era más evidente en la vasija. Tuve que usar carbón para eso. No lo podía hacer bien con pintura.
Asentí otra vez. Este era Haliax. Era el líder de los Chandrian. Cuando lo había visto él estaba rodeado por una sombra antinatural. Las llamas a su alrededor habían estado extrañamente atenuadas, y la capucha de su capa negra era como un pozo sin fondo.
Terminé de desenrollar el papel, dejando al descubierto una tercera figura, más grande que los otros dos. Llevaba una armadura y un yelmo con la parte frontal abierta. En el pecho tenía una insignia brillante que parecía una hoja de otoño, rojo en la parte exterior aclarando a naranjo en el medio, con un recto tallo negro.
La piel de su rostro era morena, pero la mano que tenía suspendida en posición vertical era de un rojo brillante. Su otra mano estaba oculta por un objeto grande, redondo que Nina de algún modo había conseguido dejar de color bronce metálico. Supuse que era un escudo.
—Él es el peor, —dijo Nina, con voz apagada.
La miré. Su rostro se veía sombrío, y supuse que había tomado mi silencio de manera equivocada. —No debes decir eso, —le dije. —Has hecho un trabajo maravilloso.
Nina esbozó una sonrisa. —Eso no es lo que quise decir, —dijo ella. —Fue difícil de hacer. Conseguí un cobre bastante bueno aquí. —Tocó el escudo. —Pero esto rojo, —su dedo rozó la mano levantada. —Se supone que es sangre. Tiene sangre en su mano. —Le golpeó el pecho. —Y esto era más brillante, como algo quemándose.
Lo reconocí entonces. No era una hoja en el pecho. Era una torre envuelta en llamas. Su mano ensangrentada, no estaba apuntando algo. Estaba haciendo un gesto de reproche hacia Haliax y el resto. Estaba levantando a mano para detenerlos. Este hombre era uno de los Amyr. Uno de los Ciridae.
La chica se estremeció y se apretujó en su capa. —No me gusta mirarlo, incluso ahora, —dijo. —Todos ellos eran horribles a la vista. Pero el era el peor. No pude conseguir su rostro bien, porque era terriblemente siniestro. Se veía tan enojado. Parecía listo para quemar el mundo entero.
—Si este es uno de los lados, —pregunté. — ¿Podrías recordar los demás?
—No como este. Recuerdo que había una mujer desnuda, y una espada rota, y fuego… —Ella parecía pensativa y luego sacudió la cabeza. —Como te dije, yo solo la vi por un rápido momento cuando Jimmy me lo mostró. Creo que un ángel me ayudó a recordar esta parte en un sueño para que pudiera pintarlo y traértelo.
—Nina, —dije. —Esto es realmente extraordinario. Realmente no tienes idea de lo increíble que es.
Su rostro se iluminó de nuevo con una sonrisa. —Me alegro por ello. He tenido un montón de problemas haciéndolo.
— ¿De dónde sacaste el pergamino? —pregunté, notándolo por primera vez. Era realmente pergamino, de alta calidad. Mucho mejor de lo que yo podía permitirme.
—Practiqué en algunas tablas primero, —dijo. —Pero sabía que no iba a resultar. Además sabía que iba tenerlo que ocultar. Así que me metí en la iglesia y corte algunas páginas de su libro, —dijo sin el mínimo atisbo de remordimiento.
— ¿Cortaste el Libro del Camino? —Pregunté un poco espantado. No soy particularmente religioso, pero si tengo un mínimo de sentido de decencia. Y después de tantas horas en el Archivo, la idea de cortar las páginas de un libro era horrible para mí.
Nina asintió sin mucho problema. —Me pareció lo mejor, ya que un ángel me dio el sueño. Y no se puede cerrar adecuadamente la iglesia por la noche, desde que arruinaste la fachada y mataste a ese demonio. —Alargo la mano y rozó el papel. —No fue difícil. Todo lo que tienes que hacer es tomar un cuchillo, raspar un poco y todas las palabras se caen. —Ella señaló. —Tuve cuidado de no raspar el nombre de Tehlu sin embargo. O el de Andan, o cualquiera de los otros ángeles, —dijo piadosamente.
Miré más de cerca y vi que era cierto. Ella había pintado al Amyr de modo que las palabras Andan y Ordal descansaban directamente sobre sus hombros, una a cada lado. Casi como si ella estuviera esperando que los nombres lo agobiaran, o lo atraparan.
—Además tu me dijiste que no le dijera a nadie lo que había visto, —dijo Nina. —Y pintar es como hablar con imágenes en vez de palabras. Así que pensé que seria más seguro usar las páginas del libro de Tehlu, porque ningún demonio podría jamás mirar una página de ese libro. Especialmente uno con el nombre de Tehlu aún escrito por todas partes. —Me miró con orgullo.
—Hacer eso fue astuto, —Dije con aprobación.
La campanada de la torre comenzó a tocar la hora, y la expresión de Nina estalló en repentino pánico. — ¡Oh no! —dijo lastimosamente. —Debería regresar al puerto ahora. ¡Mi mamá me va a dar una azotaina!
Me eché a reír. En parte porque me sorprendió este inesperado golpe de suerte. Y en parte ante la idea de una chica lo suficientemente valiente para desafiar a los Chandrian, pero que aún le da miedo su madre enojada. Así es como funciona el mundo.
—Nina, me has hecho un maravilloso favor. Si alguna vez necesitas algo, o si tienes otro sueño, puedes encontrarme en una posada llamada Anker´s. Toco música ahí.
Sus ojos se agrandaron. — ¿Es mágica la música?
Me eché a reír otra vez. —Algunas personas piensan eso.
Miró a su alrededor con nerviosismo. — ¡Realmente me tengo que ir! —dijo y se despidió con la mano y echo a correr en dirección al rio, el viento soplaba su capucha mientras avanzaba.
Cuidadosamente enrollé el trozo de papel y lo metí de nuevo en la pieza de cuerno hueca. Mi mente giraba con lo que acababa de aprender. Pensé en lo que había escuchado decirle Haliax a Ceniza hacia tantos años: ¿Quién te mantiene seguro de los Amyr, de los Cantantes, de los Sithe?
Después de meses de búsqueda, estaba bastante seguro que el Archivo no guardaba nada más que cuentos de hadas sobre los Chandrian. Nadie los consideraba más reales que el shamble-men [hombre-desgarbado, algo así como un zombie] o las hadas.
Pero todos sabían sobre los Amyr. Eran los caballeros brillantes del Imperio Aturan. Fueron la mano firme de la iglesia por doscientos años. Han sido tema de un centenar de cuentos y canciones.
Yo conocía mi historia. Los Amyr habían sido fundados por la Iglesia Tehlina en los comienzos del Imperio Aturan.
Pero la vasija que Nina había visto era mucho más antigua que eso.
Yo conocía mi historia. Los Amyr habían sido condenados y disueltos por la iglesia antes que el Imperio cayera.
Pero yo sabía que los Chandrian tenían miedo de ellos aún hoy en día.
Parecía que había algo más en la historia.

miércoles, 27 de julio de 2011

Capitulo 34

Holaa! este capitulo es corto pero bueno creo q aun asi cada capitulo tiene algo de importante! fue traducido por Vicente!! y no le cambie ni una sola coma, estaba perfecto! llegue hasta el final sin darme cuenta jeje. Ahora Vicente tambien se fue de vacaciones! asi que espero se la este pasando genial!
Vamos genial con las metas! pero sera genial si podemos adelantar mucho mas! Por ejemplo si avanzamos mucho muchos capitulos les podria comenzar a poner de a dos tranquilamente, pero por ahora el siguiente mañana n_n
A si que si se animan a traducir ya saben mandenme un correo o ponganme un comentario en la paginita de facebook! Por comentario aqui en el blog no por que si les respondo pero se complican las cosas!
Entre mas traductores seamos mejor! Y gracias a todos los que hasta ahora forman parte de Spanish Edena Ruh :)

Capitulo 34
Adornos

No había ninguna nota de Denna para mí cuando volví a Anker’s aquella noche. No había ninguna esperando por la mañana. Me pregunté si el chico habría encontrado a Denna con mi mensaje, o si simplemente se habría rendido, o habría tirado la nota al río o se la habría comido.

La mañana siguiente decidí que mi estado de ánimo era demasiado bueno para echarlo a perder con la inevitable locura de la clase de Elodin, así pues, me colgué el laúd sobre el hombro y me dirigí río arriba en busca de Denna. Me había llevado más tiempo del planeado, pero estaba impaciente por ver su cara cuando finalmente le devolviera el anillo.

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Caminé hacia dentro de la joyería y sonreí al hombre pequeño que permanecía de pie detrás de una baja vitrina. “¿Has terminado con el anillo?”
Arrugó su frente. “L-Le ruego que me disculpe, señor, no sé de qué me habla…”

Suspiré y removí mi bolsillo, sacando finalmente una hoja de papel.
Él la miró con atención, entonces su cara se iluminó con entendimiento. “Ah sí, desde luego. Espera un momento.” Se dirigió por una puerta a la parte trasera de la tienda.

Me relajé un poco. Esta era la tercera tienda que había visitado. Las conversaciones anteriores no habían funcionado tan bien como ésta.
El hombre diminuto salió apresurado de la parte trasera. “Aquí lo tenemos, señor.”
Él alzó el anillo. “Se encuentra perfecto de nuevo. Una piedra preciosa también, si se me permite decirlo.”

Lo sostuve bajo la luz. “Hiciste un buen trabajo,” dije.
Él sonrió ante eso. “Gracias señor. Con todo ello, serán cuarenta y cinco peniques.”
Di un pequeño, silencioso suspiro. Habría sido demasiado esperar el que Ambrose hubiera pagado el trabajo por adelantado. Hice cuentas con los números en mi cabeza y conté un talento y seis iotas en la parte superior de la vitrina. Al hacerlo noté que tenía la textura ligeramente aceitosa del vidrio doblemente reforzado. Pasé mi mano por él, preguntándome vanamente si sería una de las piezas que había hecho en la Factoría.

Mientras el joyero recogía las monedas me fijé en otra cosa más. Algo de dentro de la vitrina.
“¿Algún adorno te ha gustado?” me preguntó suavemente. Señalé un collar del centro de la vitrina.

“Posees un gusto excelente.” dijo sacando una llave y abriendo un panel de la parte trasera de la vitrina. “Esta es un pieza muy excepcional. No sólo el engaste es elegante sino que además la piedra por ella sola es remarcablemente hermosa. No se ven normalmente esmeraldas de esta calidad talladas en tan larga gota.

“¿Es una pieza tuya?” pregunté.

El joyero dio un teatral suspiro. “Por desgracia, no puedo reclamar esa distinción. Una mujer joven lo trajo hará unos ciclos. Tenía mayor necesidad de dinero que de adornos parece, y finalmente llegamos a un acuerdo.”

“¿Cuanto querrías por él?” dije tan casualmente como pude.
Me lo dijo. Era una mareante cantidad de dinero. Más dinero del que nunca había visto junto. Suficiente dinero para que una mujer viviera confortablemente en Imre durante varios años. Suficiente dinero para una hermosa y nueva arpa. Suficiente dinero para un laúd de sólida plata o si lo deseaba para un estuche para tal laúd.

El joyero suspiró de nuevo, sacudiendo su cabeza ante el triste estado del mundo. “Es una pena,” “Quién puede decir que lleva a una mujer joven a hacer tales cosas.” Entonces miró arriba y sonrió, aguantando la gota esmeralda bajo la luz con expresión expectante. “Aún así, su pérdida es tu ganancia.”

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Como Denna había mencionado el Barril y Bote en su nota, decidí empezarla a buscar por allí. El estuche de mi laúd me colgaba más pesado ahora que sabía a lo que había renunciado para comprármelo.
Sin embargo una buena acción merece otra y yo esperaba que el devolverle el anillo ayudara a equilibrar las cosas entre nosotros.

Pero el Barril y Bote no era una posada, era simplemente un restaurante. Sin esperanza real pregunté al dueño si alguien podría haber dejado un mensaje para mí. Nadie lo había hecho. Le pregunté si recordaba haber visto a una mujer que había estado allí la noche anterior. ¿Con el pelo negro? ¿Hermosa?

Él asintió ante eso. “Esperó un largo rato,” “Me acuerdo que pensé, ‘¿Quién mantendría a una mujer como esa esperando?’”
Estarías sorprendido de cuántas posadas y casas de huéspedes hay, incluso en una ciudad más bien pequeña cómo Imre.

martes, 26 de julio de 2011

Pack de Capitulos 1-30

Holaaa! les pongo rapidisimo esto por que se esta yendo la luz en mi casa y estoy dependiendo del no break! >_<! Es el pack de 30 capitulos que les estaba debiendo, solo quiero decir que asi de bonito como lo ven, con ese formato como el del libro de verdad, las imagenes, la letra y la letrita mas grande al inicio de cada capitulo y todo, me lo mando Marcelo Sanchez, luego Carlos Moyano me mando igual otro archivo y de ahi le tome algunos detallitos geniales q tenia el de el y yo pues le pase el corrector ortografico (aunq no ma! son 160 paginas! puff!) y lo pase a PDF, EPUB y MOBI! asi q no tengo merito mas que de eso y subirlo a mi cuenta jeje.

http://www.megaupload.com/?d=E8SBSD3U


REEDITADO:

Estan en una carpeta comprimida RAR. El formato de archivo RAR es similar al conocido formato ZIP, la mayor diferencia entre RAR y ZIP es que RAR comprime los archivos ligeramente mejor.

Para descomprimirlos esta este programa que yo utilizo, http://winrar.softonic.com/ lo utilizo tanto que para mi es muy comun y no se me ocurrio que alguien tuviera problemas para extraer los archivos , una disculpa, preguntaron ya dos veces.
WINRAR descomprime todo tipo de archivos y ademas su version de prueba JAMAS se termina! no tengo idea de porque pero yo lo llevo usando desde hace años y no he tenido q comprarlo xD 

domingo, 24 de julio de 2011

Capitulo 33

Hola a todos!! primero que nada, muchas gracias por su comprencion y solo quiero decir que realmente no es este proyecto lo que me tiene agobiada, son cosas aparte que me pasan en mi vida jeje y realmente no este sea demaciado esfuerso manejar el blog y todo eso, es mas esfuerzo traducir y eso no lo hago siempre. Por eso muchas gracias a los traductores en especial por este capitulo a Laura Arrias (como veran es muuy largo! lo q se q les encantara jaja pero pues a ella le dio bastante para traducir!) asi que bueno ojala lo disfruten mucho n__n

Otra cosa!!! Al fin pude activar mi office y tengo Word de nuevo!!! :D no saben lo mucho q me da gusto esto!! jeje asi que ya puedo hacer cualquier cosa!1 wuu!!

Capitulo 33
Fuego

La noche siguiente empaqué mi macuto cuidadosamente, inquieto de que podría olvidar alguna pieza clave del equipo. Estaba revisando todo por tercera vez cuando llamaron a la puerta. La abrí para ver a un niño de más o menos diez años parado allí, respirando con dificultad. Sus ojos miraron rápidamente hacia mi cabello y pareció aliviado.

"¿Es usted Koath?"

"Kvothe," le dije. "Y sí, soy yo."

"Tengo un mensaje para usted." Metió la mano en el bolsillo y sacó un maltratado pedazo de papel manchado de barro.

Le tendí la mano, y el chico dio un paso atrás, moviendo la cabeza. "La dama dijo que usted me daría una iota por traérsela."

"Lo dudo," le dije, tendiéndole la mano. "Déjame ver la nota. Te daré medio penique si realmente es para mí."

El chico frunció el ceño y de mala gana me la entregó. Ni siquiera estaba sellada, simplemente estaba doblada dos veces. También estaba húmeda. Mirando al chico empapado en sudor, pude adivinar por qué.

Decía lo siguiente:

Kvothe,


Tu presencia es gratamente solicitada para la cena de esta noche. Te he echado de menos. Tengo excelentes noticias. Por favor, nos vemos en el Barril y Jabalí a la quinta campanada.
Siempre tuya,
Denna 

P.D, Le prometí al chico medio penique.

"¿Quinta campanada?" le reclamé. "¡Manos negras de Dios! ¿Cuánto tiempo te tardaste en llegar hasta aquí? ¡Pero si ya son pasada la sexta campanada!"

"Eso no es mi culpa", me dijo, frunciendo ferozmente el ceño. "He estado buscando por todos lados por horas. Ella dijo Anklaje’s. Llévale esto a Koath en Anklaje’s al otro lado del río. Pero este lugar no se encuentra en los muelles en lo absoluto. Y no hay anclajes en el letrero de afuera. ¿Cómo se supone que uno encuentre este lugar? "

"¡Le preguntas a alguien!", Grité. "Negras maldiciones niño, ¿qué tan torpe eres?" Luché contra un muy real impulso de estrangularlo y respiré hondo.

Miré por la ventana a la luz mortecina. En menos de media hora, mis amigos se reunirían en el bosque alrededor de la fogata. Yo no tenía tiempo para un viaje a Imre.

"Bien", dije tan calmado como pude. Saqué un trozo de lápiz y garabateé una nota en el otro lado del pedazo de papel.

Denna,


Lo siento mucho. Tu mensajero no me encontró sino hasta pasada la sexta campanada. Es inexpresablemente torpe.
Te he echado de menos también, y me ofrezco a ponerme a tu entera disposición mañana a cualquier hora del día o de la noche. Envía al chico de regreso con tu respuesta para hacerme saber cuándo y dónde.
Con cariño,
Kvothe.


P.D, Si el chico trata de obtener dinero de ti, dale un fuerte golpe cerca de la oreja. Él tendrá su dinero cuando regrese tu nota a Anker´s, suponiendo que no se confunda y se la coma en el camino.

Una vez más volví a doblar la nota y presioné una gota de cera blanda de vela sobre el doblez. Sentí mi bolso. Durante el último mes, poco a poco me había gastado los dos talentos extras que había tomado prestados de Devi. Había despilfarrado el dinero en lujos como vendas, café y los materiales para el plan de esta noche.

Como resultado de ello, todo lo que tenía a mi nombre eran cuatro peniques y un solo ardite. Me coloqué mi macuto en el hombro y le indiqué al chico para que me siguiera al piso de abajo.

Señale con la cabeza hacia Anker que estaba de pie detrás de la barra, luego me volví hacia el chico. "Bien", le dije. "Estropeaste las cosas llegando aquí, pero voy a darte una oportunidad para que lo hagas bien."

Saqué tres peniques y se los tendí para que los viera. "Regrésate hacia el Barril y Jabalí, encuentra a la mujer que te envió, y le das esto." Levanté la nota. "Ella enviará una respuesta. Tú la traes aquí y se la das a él.” Señalé a Anker. "Y él te dará el dinero."

"No soy idiota", dijo el chico. "Primero quiero medio penique."

"Yo tampoco soy idiota", le dije. "Tendrás tres peniques enteros cuando traigas su nota de regreso."

Él me fulminó con la mirada y luego asintió malhumoradamente. Le entregué la nota, y él salió corriendo por la puerta.

"El chico parecía un poco confundido cuando entró aquí", dijo Anker.

Negué con la cabeza. "Es tonto como una oveja", le dije. "Yo no lo usaría para nada, pero él ya sabe como luce ella." Suspiré y coloqué los tres peniques en el bar. "Me harías un gran favor si lees la nota para asegurarte de que el chico no la falsificó".

Anker me dio una incómoda mirada. "¿Y si es una nota de, eh, índole personal?"

"Entonces bailaré muy alegremente", le dije. "Pero aquí entre nosotros dos, no creo que eso sea muy probable."


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El sol se había puesto al momento que llegué al bosque. Wilem ya estaba allí, avivando el fuego en un ancho hoyo. Trabajamos juntos durante un cuarto de hora, recogiendo suficiente leña para mantener una fogata ardiendo durante horas.

Simmon llegó unos minutos más tarde arrastrando un largo conjunto de ramas secas. Los tres las rompimos en pedazos y nos pusimos a charlar ansiosamente hasta que Fela salió de entre los árboles.

Su largo cabello estaba recogido, dejando su elegante cuello y hombros desnudos. Sus ojos estaban oscuros y su boca un poco más roja que de costumbre. Su largo y negro vestido estaba muy pegado a su estrecha cintura y a sus bien redondeadas caderas. También mostraba el par de pechos más espectaculares que había visto hasta ese momento de mi joven vida.

Todos quedamos boquiabiertos, pero Simmon lo estaba mucho más. "Wow", dijo. "Quiero decir, eras la mujer más hermosa que jamás había visto antes de esto. No creí que pudieras estar más hermosa aun." Él rió con su risa infantil e hizo un gesto hacia ella con ambas mano "Mírate ¡Estás increíble!"

Fela se ruborizó y desvió la mirada, obviamente complacida.

"Tú tienes la parte más difícil de la noche", le dije a Fela. "Odio pedir favores, pero..."

"Pero tú eres la única mujer irresistiblemente atractiva que conocemos", intervino Simmon. “Nuestro plan de apoyo era meter a Wilem en un vestido. Nadie quiere eso."

Wilem asintió. "Estoy de acuerdo".

"Sólo lo hago por ti". La boca de Fela se torció en una irónica sonrisa. "Cuando dije que te debía un favor, nunca supuse que me pedirías que tuviera una cita con otro hombre." Su sonrisa se amargó un poco. "Y especialmente con Ambrose".

"Sólo necesitas soportárlo durante una o dos horas. Trata de llevarlo a Imre si puedes, pero cualquier lugar a por lo menos cien metros del Pony servirá."

Fela suspiró. "Por lo menos sacaré una cena de esto." Miró a Simmon. "Me gustan tus botas."

Él sonrió. "Son nuevas."

Me volví hacia el sonido de unos pasos acercándose. Mola era la única de nosotros que no estaba aquí, pero oí un murmullo de voces mezcladas con pasos y apreté los dientes. Probablemente fuesen un par de jóvenes amantes disfrutando del inusual y cálido clima.

Nuestro grupo no podía ser visto junto, no esta noche. Eso levantaría demasiadas preguntas. Estaba a punto de salir corriendo para interceptarlos cuando reconocí la voz de Mola "Espera aquí mientras les explico", dijo. "Por favor. Sólo espera. Eso hará las cosas más fáciles."

"Deja que le de un ataque de todos los colores" Una familiar voz femenina salió de la oscuridad. “Deja que se cague su hígado, para lo que me importa."

Me detuve en seco. Conocía la segunda voz, pero no podía identificar a quién pertenecía.

Mola apareció de entre los oscuros árboles. A su lado había una pequeña figura de cabello corto rubio rojizo. Devi.

Me quedé atónito mientras Mola se acercaba, extendiendo sus manos en un gesto apaciguador y hablando con rapidez. "Kvothe, conozco a Devi desde hace mucho tiempo atrás. Ella me ayudó a orientarme cuando yo era nueva aquí. Antes de que ella... se fuera."

"Expulsada​​", dijo Devi con orgullo. "No me avergüenzo de ello."

Mola continúo y se apresuró a decir. "Después de lo que dijiste ayer. Pareció como que hubo algún malentendido. Cuando fui a verla para preguntarle sobre ello..." Ella se encogió de hombros. “Toda la historia salió a relucir. Ella quiso ayudar.”

"Quiero un pedazo de Ambrose", dijo Devi. Su voz estaba llena de una fría furia cuando dijo su nombre. "Mi ayuda es en gran parte incidental".

Wilem se aclaró la garganta. "¿Sería correcto para nosotros suponer—"

"Él le pega a sus putas", dijo Devi, interrumpiéndole abruptamente. "Y si yo pudiera matar al arrogante hijo de puta y salirme con la mía, lo habría hecho hace años." Ella se quedó mirando rotundamente a Wilem. "Y sí, tenemos un pasado. Y no, no es de tu incumbencia. ¿Es eso suficiente razón para ti?"

Hubo un tenso silencio. Wilem asintió, con su rostro detenidamente inexpresivo. Devi volvió su mirada hacia mí.

"Devi". Hice una leve reverencia hacia ella. "Lo siento".

Ella parpadeó sorprendida. "Bueno, que me aspen", dijo, con su voz marcada de sarcasmo. "Tal vez si tienes medio cerebro en tu cabeza."

"No pensé que pudiera confiar en ti", le dije. "Me equivoqué, y me arrepiento de ello. No fue lo más brillante que he pensado."

Ella me miró un largo rato. "No somos amigos", me dijo secamente, con su expresión aun gélida. "Pero si al final de todo esto aun sigues con vida, hablaremos".

Devi miró más allá de mí y suavizó su expresión. "¡Pequeña Fela!" Ella pasó junto a mí rozándome y le dio un abrazo a Fela. "¡Ya eres toda una mujer!" Dio un paso atrás y sostuvo a Fela con ambos brazos extendidos, mirándola con admiración. "Mi señor, te ves como una puta Modegana de clase alta! Le va a encantar."

Fela sonrió y giró un poco de manera que la parte inferior de su vestido se levantó. "Es bueno tener una excusa para embellecerse de vez en cuando."

"Deberías embellecerte por tu cuenta", dijo Devi. "Y para mejores hombres que Ambrose".

"He estado muy ocupada. Estoy fuera de práctica en esto de arreglarse. Me tomó una hora recordar cómo peinar mi cabello. ¿Algún consejo?" Ella mantuvo sus brazos a sus costados y dio una paulatina vuelta.

Devi la miró de arriba abajo con ojos calculadores. "Ya estás mejor de lo que él se merece. Pero estás toda descubierta. ¿Por qué no llevas ninguna alhaja encima?"

Fela se miró las manos. "Los anillos no se verán bien con los guantes", dijo. "Y no tenía nada lo suficientemente fino que hiciera juego con el vestido."

"Pues toma" Devi inclinó a un lado su cabeza y llevo la mano debajo de su cabello, primero en un lado y luego el otro. Luego se acercó a Fela. "Dios, eres alta, agáchate."

Cuando Fela se enderezó de nuevo, llevaba un par de aretes que se balanceaban y reflejaban la luz del fuego.

Devi dio un paso atrás y suspiró con exasperación. "Y se ven mejor en ti, por supuesto." Ella sacudió su cabeza con irritación. "Dios mío mujer. Si tuviera dotes como los tuyos ya me habría adueñado de medio mundo.”

"Ambos", dijo Sim con entusiasmo.

Wilem se echó a reír, luego se cubrió el rostro y se alejó de Sim, negando con la cabeza y haciendo todo lo posible por parecer que no tenía la menor idea de quien estaba parado junto a él.

Devi miró a la sonrisa infantil y desvergonzada de Sim y luego volvió a mirar a Fela. "¿Quién es el idiota?"

Llamé la atención de Mola y le indiqué que se acercara más para que pudiéramos hablar. "No tenías que hacerlo, pero gracias. Es un alivio, el saber que ella no está por ahí conspirando contra mí."

"No lo des por hecho", dijo Mola sombríamente. "Nunca la había visto tan enojada. Consideré una lástima que los dos estuvieran de malas. Ustedes son muy parecidos."

Di un vistazo rápido a través de la fogata en donde Wil y Sim se aproximaban cautelosamente a Devi y a Fela.

"He oído mucho acerca de ti", dijo Wilem, mirando a Devi. "Pensé que serías más alta."

"¿Y qué tal te ha resultado eso?" Devi le preguntó secamente. "Pensar, quiero decir."

Levanté las manos para llamar la atención de todos. "Es tarde", dije. "Tenemos que ponernos en posición."

Fela asintió. "Quiero estar allí temprano, por si acaso". Se enderezó los guantes nerviosamente. "Deséenme suerte"

Mola se acercó y le dio un rápido abrazo. "Todo saldrá bien. Mantente en un lugar público con él. Él se comportará mejor si hay gente viendo."

"Mantente preguntándole acerca de su poesía", aconsejó Devi. "No parará de hablar y hará que el tiempo vuele."

"Si se impacienta, elogia al vino", agregó Mola. "Di cosas como, 'Oh, me encantaría otra copa, pero me preocupa se vaya directo a mi cabeza." Él comprará una botella y te la servirá tratando de que te la bebas. "

Devi asintió. "Eso lo mantendrá alejado de ti por lo menos una media hora extra." Alargó la mano y levantó un poco la parte superior del vestido de Fela. "Comienza conservadora, luego sácalas un poco más hacia el final de la cena. Inclínate. Usa tus hombros. Si lo mantienes viendo más y más, él pensará que está llegando a alguna parte. Eso evitará que se ponga codicioso".

"Esta es la cosa más aterradora que he visto nunca", dijo Wilem con calma.

"¿Acaso todas las mujeres del mundo secretamente se conocen la una a la otra?" Sim preguntó. "Porque eso explicaría muchas cosas."

"Difícilmente hay un centenar de nosotras en el Arcano", dijo Devi mordazmente. "Ellos nos confinan a una sola ala de las Dependencias queramos o no realmente vivir allí. ¿Cómo no vamos a conocernos las unas a las otras?"

Me acerqué a Fela y le entregué una delgada ramita de roble. "Te daré la señal cuando hayamos terminado. Dame la señal si él te abandona."

Fela arqueó una ceja. "Una mujer podría tomar eso con desprecio," dijo, entonces sonrió y deslizó la ramita dentro de uno de sus negros y largos guantes. Sus pendientes se balancearon y reflejaron de nuevo la luz. Eran esmeraldas. Finas esmeraldas en forma de lágrimas.

"Esos son unos pendientes preciosos", le dije a Devi. "¿De dónde los adquiriste?"

Sus ojos se estrecharon, como si estuviera tratando de decidir si ofenderse o no. "Un joven los uso para pagar su deuda", dijo. "No es que sea de tu incumbencia."

Me encogí de hombros. "Sólo curiosidad."

Fela se despidió con un gesto y se marchó, pero antes de que pudiera alejarse tres metros, Simmon la alcanzó. Él sonrió torpemente, hablando y haciendo algunos enfáticos gestos antes de entregarle algo. Ella sonrió y lo guardó dentro de su negro y largo guante.

Me volví a Devi.” ¿Supongo que conoces el plan?"

Ella asintió. "¿Qué tan lejos se encuentra su habitación?"

"Un poco menos de un kilómetro," le dije excusándome. "El deslizamiento—"

Devi me interrumpió con un ademán. "Hago mis propios cálculos," dijo bruscamente.

"Bien". Señalé hacia donde estaba mi macuto puesto cerca del borde de la fogata. "Allí dentro hay cera y arcilla." Le entregué una delgada ramita de abedul. "Te daré la señal cuando estemos en posición. Comienza con la cera. Dale una media hora a lo mucho, después da la señal y continúa con la arcilla. Dale a la arcilla al menos una hora."

Devi resopló. "¿Con una fogata detrás de mí? Me llevará quince minutos, como máximo."

"Puede que no esté metido en el cajón de sus calcetines, si te das cuenta. Podría estar encerrado bajo llave, sin mucho aire."

Devi hizo un ademán a que me retirara. "Sé lo que hago."

Hice una semi reverencia. "Lo dejo en tus competentes manos."

"¿Eso es todo?" Mola reclamó indignada. “¡Me diste una clase durante una hora! ¡Me interrogaste!"

"No hay tiempo", dije simplemente. "Y estarás aquí para instruirla si es necesario. Además, Devi resulta ser una de las pocas personas que sospecho podría ser mejor simpatista que yo".

Devi me dio una sombría mirada. "¿Sospecho? Te golpeé como a un hijastro pelirrojo. Fuiste mi pequeño títere simpático."

"Eso fue hace dos ciclos atrás", le dije. "He aprendido mucho desde entonces."

"¿Títere?" Sim le preguntó a Wilem. Wil hizo un gesto explicativo y ambos se echaron a reír.

Le hice una seña a Wilem. "Vamos".

Antes de que pudiéramos encaminarnos, Sim me entregó un frasco pequeño. Lo miré con extrañeza. Yo ya tenía su brebaje alquímico escondido en mi capa. "¿Y esto qué es?"

"Es sólo una pomada en caso de que te llegaras a quemar", explicó. "Pero si lo mezclas con orina, se convierte en caramelo." El rostro de Sim se volvió inexpresivo. "Un delicioso caramelo."

Asentí seriamente. "Sí, señor."

Mola se quedó mirando, confundida. Devi nos ignoró intencionadamente y comenzó a apilar leña al fuego.


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Una hora más tarde, Wilem y yo estábamos jugando cartas en El Pony de Oro. La sala común estaba casi llena, y un arpista estaba tocando una versión aceptable de "Centeno de Invierno Dulce." La sala estaba repleta de conversaciones mientras que clientes adinerados jugaban, bebían y hablaban de lo que sea que la gente rica habla. Cómo golpear adecuadamente al mozo de la cuadra, supuse. O sobre las técnicas para perseguir a la empleada doméstica por la finca.

El Pony de Oro no era mi tipo de lugar. La clientela era demasiado refinada, las bebidas demasiado costosas, y los músicos eran más agradables de vista que de oído. A pesar de todo esto, había estado viniendo aquí desde hace casi dos ciclos, haciendo gala de que quería tratar de ascender en la escala social. De esta manera, nadie podría decir que era extraño que estuviera aquí en esta noche en particular.

Wilem tomó un trago y barajeó las cartas. Mi propia bebida yacía a medio terminar y estaba caliente. Era sólo una simple cerveza, pero dado los precios en el Pony yo ahora estaba, literalmente, sin un ardite.

Wil repartió otra mano de Aliento. Cogí mis cartas cuidadosamente, ya que el brebaje alquímico de Simmon hizo que mis dedos estuvieran algo pegajosos. También podríamos haber estado jugando con cartas en blanco. Sacaba y arrojaba las cartas al azar, pretendiendo estar concentrado en el juego cuando en realidad estaba esperando, escuchando.

Sentí un leve picor en el rabillo del ojo y levanté la mano para frotármelo con los dedos, deteniéndome en el último segundo con la mano en alto. Wilem se me quedó mirando desde el otro lado de la mesa, con ojos alarmados, y su cabeza hizo un pequeño y firme movimiento de desaprobación. Me quedé inmóvil durante un momento, luego bajé lentamente la mano.

Estaba tan ocupado tratando de parecer despreocupado que cuando el grito vino desde afuera, este realmente me sorprendió. Esto detuvo los bajos murmullos de conversaciones como sólo una voz aguda llena de pánico lo puede hacer. "¡Fuego, fuego!"

Todo el mundo en el Pony se paralizó por un momento. Esto siempre ocurre cuando la gente está alarmada y confundida. Ellos se toman un segundo para mirar a su alrededor, oler el aire, y pensar cosas como: "¿Acaso acaba de decir el fuego?" o "¿Fuego?, ¿Dónde?, ¿Aquí?"

Yo no dudé. Me levanté de un salto y monté un espectáculo mirando a mí alrededor a lo loco, obviamente, tratando de buscar el fuego. En el momento en que todos los demás en la sala común comenzaron a moverse, yo ya estaba apresurándome por las escaleras.

"¡Fuego!" Los gritos continuaron desde afuera de la posada. "Oh, Dios mío. ¡Fuego!"

Sonreí mientras escuchaba a Basil sobreactuar su pequeña parte. Yo no lo conocía lo suficientemente bien como para dejarlo participar en todo el plan, pero era vital que alguien avisara del fuego con anticipación para que yo pudiera entrar en acción. Lo último que quería hacer era incendiar accidentalmente la mitad de la posada.

Llegué a lo alto de los escalones y miré alrededor del piso superior del Pony de Oro. Ya había pasos subiendo ruidosamente por las escaleras detrás de mí. Algunos adinerados inquilinos abrieron sus puertas, mirando hacia el pasillo. Había débiles volutas de humo apenas visibles saliendo por debajo de la puerta de las habitaciones de Ambrose. Perfecto.

"¡Creo que es por aquí!" Grité, deslizando una mano dentro de unos de los bolsillos de mi capa mientras corría hacia la puerta.

En los largos días que pasamos buscando en el Archivo, había encontrado referencia de un gran número de interesantes obras de Artificería. Una de ellas era una elegante pieza de Artificería llamada Piedra de Asedio.

Trabajaba con los principios más básicos de simpatía. Una ballesta almacena energía y la utiliza para disparar una flecha a gran distancia y velocidad. Una Piedra de Asedio era una pieza grabada de plomo que almacena energía y la utiliza para moverse por sí sola cerca de seis pulgadas con la fuerza de un ariete.

Llegando a la mitad del pasillo, me preparé y embestí la puerta de Ambrose con el hombro. También la golpeé con la Piedra de Asedio que tenía oculta contra la palma de mi mano.

La gruesa puerta de madera se despedazó como un barril golpeado por un yunque. Hubo gritos ahogados de sorpresa y exclamaciones de todos los que estaban en el pasillo. Me precipité hacia el interior, tratando desesperadamente de borrar la sonrisa maníaca de mi rostro.

La salita de estar de Ambrose estaba a oscuras, y se hizo más oscura por una nube de humo en el aire. En el interior y a la izquierda, vi la luz del fuego arder inconstantemente. Debido a mi anterior visita, yo sabía que ese era su dormitorio.

"¿Hola?" Grité. "¿Están todos bien?" Entoné mi voz cuidadosamente: Audaz pero preocupada. Sin pánico, por supuesto. Yo era, después de todo, el héroe de esta escena.

El humo era denso en el dormitorio, alcanzando la anaranjada luz del fuego y escosándome los ojos. Había una enorme cómoda de madera contra la pared, tan grande como una mesa de trabajo en la Factoría. Las llamas lamían y destellaban alrededor de los bordes de los cajones. Al parecer, Ambrose si había estado guardando el modelo en el cajón de sus calcetines.

Levanté una silla que estaba próxima y la utilicé para romper la ventana por la cual me había subido hace varias noches atrás. “¡Despejen la calle!” Grité.

El último cajón de la izquierda parecía ser el que más ardía, y cuando lo jale para abrirlo, las ropas que se quemaban lentamente adentro alcanzaron el aire con avidez y estallaron en llamas. Me olía a pelo quemado y esperaba a que no me hubiera quedado sin cejas. Yo no quería pasar el siguiente mes luciendo todo el tiempo sorprendido.

Después de la llamarada inicial, respiré profundamente, di un paso hacia adelante, y saqué el pesado cajón de madera fuera de la cómoda con mis manos desnudas. Estaba lleno de telas ennegrecidas ardiendo, pero mientras corría a la ventana, pude escuchar algo sólido en el fondo del cajón sacudirse ruidosamente contra la madera. El cajón se volcó mientras lo tiraba por la ventana, las ropas estallaron en llamas mientras que el viento las alcanzaba.

Luego jale hacia afuera el cajón superior de la derecha. Tan pronto como lo saqué, el humo y las llamas emanaron en una masa casi sólida. Con estos dos cajones fuera, todo el espacio vacío dentro de la cómoda formó una ordinaria chimenea, dándole al fuego todo el aire que necesitaba. Mientras lanzaba el segundo cajón por la ventana, realmente pude escuchar la oleada de fuego propagándose a través de la madera barnizada y las ropas que se encontraban adentro.

Abajo en la calle, las personas atraídas por el alboroto estaban haciendo su mejor esfuerzo para apagar los escombros en llamas. En medio de la pequeña multitud, Simmon pisoteaba fuertemente con sus nuevas botas con tachuelas, reduciendo todo a escombros como un niño chapoteando en los charcos después de la primera lluvia primaveral. Incluso si el modelo hubiera sobrevivido a la caída, no iba a sobrevivir a eso.

Esto fue una simple menudencia. Devi me había dado la señal hace veinte minutos, haciéndome saber que ya había probado con el modelo de cera. Puesto que no hubo ningún resultado, eso significó que Ambrose había usado, sin duda, mi sangre para hacer un modelo mío de arcilla. Un simple incendio no iba a destruirlo.

Uno por uno, agarré los otros cajones y también los arrojé a la calle, haciendo una pausa para jalar las cortinas de terciopelo grueso que estaban alrededor de la cama de Ambrose y así proteger mis manos del calor del fuego. Esto podría parecer una mezquindad, pero no lo fue. Yo estaba aterrorizado de quemarme las manos. Cada talento que poseía giraba en torno a ellas.

Mezquindad fue cuando golpeé el orinal al regresar a la cómoda. Era del tipo costoso, una finísima cerámica vidriada. El orinal se volcó y rodó alocadamente por el suelo hasta que golpeó la chimenea y se hizo añicos. Basta con decir que lo que derramé por las alfombras de Ambrose no fue un delicioso y dulce caramelo.

Las llamas parpadearon abiertamente en los espacios donde habían estado los cajones, iluminando la habitación mientras la ventana rota dejaba entrar un poco de aire limpio. Eventualmente, alguien fue lo suficientemente valiente para entrar a la habitación. Éste utilizó una de las cobijas de la cama de Ambrose para protegerse las manos y me ayudó a lanzar los últimos cajones que estaban ardiendo por la ventana. Fue un trabajo muy difícil, caliente y hollinoso, e incluso con ayuda, yo estaba tosiendo al momento de que el último de los cajones iba cayendo a la calle.

Todo terminó en menos de tres minutos. Algunos clientes del bar reaccionaron rápidamente trayendo jarras de agua y la rociaron en la aun ardiente estructura de la vacía cómoda. Arrojé las cortinas de terciopelo ardiendo por la ventana, gritando, "¡Cuidado allá abajo!" y así Simmon sabría recuperar mi Piedra de Asedio de la pila de tela enredada.

Las lámparas se encendieron y el humo disminuía cuando el aire fresco de la noche entraba soplando por la ventana rota. La gente se filtró en la habitación ya sea para ayudar, quedarse mirando estúpidamente con la boca abierta o chismear. Un grupo de asombrados espectadores se reunieron alrededor de la puerta destrozada de Ambrose, Y ociosamente me preguntaba qué clase de rumores podrían surgir de la actuación de esta noche.

Una vez que la habitación estuvo adecuadamente iluminada, me maravilló el daño que el fuego había hecho. La cómoda era un poco más que una colección de palos carbonizados, y la pared de yeso detrás de ésta estaba agrietada y con ampollas debido al calor. El blanco techo estaba pintado con un amplio abanico de hollín negro.

Vi mi reflejo en el espejo del vestidor y me alegré de ver que mis cejas estaban más o menos intactas. Estaba bastante desarreglado, el cabello revuelto y mi rostro enmugrecido de sudor y ceniza oscura. La parte blanca de mis ojos se veía muy brillante contra el negro de mi rostro.

Wilem se reunió conmigo y me ayudó a vendar mi mano izquierda. En realidad no estaba quemada, pero sabía que parecería extraño que saliera de esta totalmente ileso. Aparte de la pequeña pérdida de cabello, en realidad mi peor agravio fueron los agujeros quemados en mis largas mangas. Otra camisa arruinada. Si esto continuaba así, estaría desnudo para el final del bimestre.

Me senté en el borde de la cama y observaba mientras la gente traía más agua para salpicar sobre la cómoda. Les señalé una viga del techo carbonizada, y la rociaron también, lanzando un silbido agudo y una nube de vapor y humo. La gente seguía deambulando, entrando y saliendo, mirando los escombros y murmurando los unos a los otros mientras que sacudían la cabeza.

Justo cuando Wil estaba terminando de poner mi vendaje, el sonido de cascos galopando sobre los adoquines se escuchó a través de la ventana rota, seguido del ruido abrumador de unas botas de tachuelas pisando ferozmente.

En menos de un minuto después, escuché a Ambrose en el pasillo. "¿En el nombre de Dios que está pasando aquí? ¡Fuera! ¡Fuera!"

Maldiciendo y empujando hacia un lado a la gente, Ambrose hizo su entrada. Cuando me vio sentado en su cama se detuvo en seco. "¿Qué estás haciendo en mis habitaciones?" Exigió.

"¿Qué?" Le pregunté, luego mire a mí alrededor. “¿Estas son tus habitaciones?". Mantener la cantidad adecuada de consternación en mi tono no fue fácil, ya que mi voz era áspera con el humo. "¿Así que me quemé salvando tus cosas?"

Los ojos de Ambrose se entrecerraron, luego miraron hacia los restos carbonizados de su cómoda. Sus ojos se volvieron de nuevo hacia mí, y luego se agrandaron con una repentina comprensión. Luche contra el impulso de sonreír.

"¡Fuera de aquí, sucio y miserable ladrón Ruh", espetó con malevolencia. "Juro que si falta algo, voy a traer al alguacil hacia ti. Te tendré en la Ley de Hierro y te veré a la horca."

Respiré para responder, luego empecé a toser incontrolablemente y tuve que conformarme con sólo mirarlo fijamente.

"Buen trabajo, Ambrose," dijo Wilem con sarcasmo. "Lo atrapaste. El robó tu fuego."

Uno de los presentes agregó: "¡Sí, oblígale a que te lo regrese!"

"¡Fuera!" Ambrose gritó, con la cara roja de furia. "¡Y llévate a ese miserable contigo o les daré a los dos la paliza que tanto se merecen!" Observé que los espectadores se quedaron mirando a Ambrose, consternados por su comportamiento.

Le dirigí una larga y orgullosa mirada, actuando la escena por todo lo que valía la pena. "De nada", le dije con dignidad herida, pase de él empujándolo bruscamente con el hombro fuera de mi camino.

Cuando ya me iba, un hombre gordo y colorido con chaleco se tambaleaba para entrar por la puerta en ruinas hacia las habitaciones de Ambrose. Lo reconocí como el dueño del Pony de Oro.

"¿Qué demonios ha estado pasando aquí?" exigió.

"Las velas son un cosa peligrosa", le dije. Miré por encima de mi hombro y me encontré con los ojos de Ambrose. "Honestamente chico," le dije. "No sé en que estabas pensando. Pensarías que un miembro del Arcano tendría más sentido."

Wil, Mola, Devi, y yo estábamos sentados alrededor de lo que quedaba de fogata cuando oímos el crujido de unos pasos que se acercaban por los árboles. Fela aun estaba elegantemente vestida, pero su cabello estaba suelto. Sim se encaminaba cuidadosamente junto a ella, sosteniendo distraídamente las ramas fuera del camino de Fela mientras se movían por la maleza.

"¿Y ustedes dos en dónde han estado?" Devi preguntó.

"Tuve que caminar de regreso desde Imre", explicó Fela. "Sim se encontró conmigo a mitad de camino. No te preocupes mamá, el fue un perfecto caballero."

"Espero que no haya sido demasiado malo para ti", le dije.

"La cena fue lo que cabría de esperar", admitió Fela. "Pero la segunda parte hizo que todo valiera la pena."

“¿Segunda parte?" Mola le preguntó.

"En nuestro camino de regreso, Sim me llevó a ver los destrozos en el Pony. Me detuve para hablar un momento con Ambrose. Nunca me había divertido tanto". La sonrisa de Fela era maliciosa. "Yo estaba perfectamente enfadada".

"Lo estaba", dijo Simmon. "Fue brillante."

Fela se puso cara a cara con Sim y colocó las manos en sus caderas. "Abandonándome, ¿Verdad?"

Sim distorsionó su rostro en una exagerada mueca y señaló salvajemente. "¡Escúchame, chica tonta!" dijo en una buena imitación del acento víntico de Ambrose. “¡Mis habitaciones estaban en llamas!"

Fela volvió la cara, levantando las manos al aire. “¡No me mientas! Te fugaste para estar con alguna puta. ¡Nunca he sido tan humillada en mi vida! ¡No quiero volver a verte de nuevo!"

Nosotros aplaudimos. Fela y Sim entrelazaron los brazos e hicieron una reverencia.

"En el interés de pura precisión", Fela dijo con desenvoltura. “Ambrose no utilizó las palabras 'Chica Tonta.' ” Ella no se soltó del brazo de Sim. El parecía un poco avergonzado.

"Bueno, sí. Hay algunas cosas que uno no llama a una dama, ni en broma." De mala gana soltó a Fela y se sentó en el tronco del árbol caído. Fela se sentó junto a él.

Fela se acercó a él y le susurró algo. Sim se echó a reír, negando con la cabeza.

"¿Por favor?" Fela le pidió, colocando la mano sobre el brazo de Sim. "Kvothe no tiene su laúd. Alguien tiene que entretenernos."

"Bueno, bueno." Simmon dijo, obviamente un poco nervioso. Cerró los ojos por un momento y luego habló con voz sonora:

Rápido llegó nuestra Fela_ ojos ardiendo brillantemente,
Cruzando los adoquines_ impetuosidad a su paso.
Llegó ella hacia Ambrose_ todas las cenizas a su alrededor,
Siniestra era su mirada_ temible su ceño.
Sin embargo Fela no temió_ valiente era su bus--

Simmon se detuvo bruscamente antes de decir la palabra "Busto" y se sonrojó como una remolacha. Devi soltó una grosera risotada desde donde estaba sentada al otro lado del fuego.

El siempre buen amigo, Wilem intervino con una pregunta distrayente. "¿Qué es esa pausa que sigues haciendo?" le preguntó. "Es como si no pudieras recuperar el aliento."

"También me pregunto eso", dijo Fela, sonriendo.

"Es algo que se usa en el verso víntico antiguo", explico Sim. "Es una ruptura en la línea del verso llamada Cesura".

"Estas peligrosamente bien informado acerca de la poesía Sim," le dije. "Estoy a punto de perderte respeto."

"Calla", dijo Fela. "Pienso que es hermoso. Solo estás celoso de que él puede hacerlo de manera improvisada."

"La poesía es una canción sin música", dije con altanería. "Una canción sin música es como un cuerpo sin alma."

Wilem levantó la mano antes de que Simmon pudiera responder. "Antes de que nos encontremos inmersos en un discurso filosófico, tengo una confesión que hacer", Wilem dijo sombríamente. "Dejé caer un poema en el pasillo afuera de las habitaciones de Ambrose. Era un acróstico que hablaba de su intenso cariño hacia el maestro Hemme."

Todos nos reímos, pero a Simmon parecía resultarle particularmente divertido. Le tomó un largo tiempo recuperar el aliento. "No podría ser más perfecto si lo planeamos", dijo. "Compré unas cuantas piezas de ropa de mujer y las disperse con lo que estaba en la calle. Satén rojo. Trozos de encajes. Un corsé".

Hubo más risas. Luego ellos volvieron sus ojos hacia mí. "¿Y qué hiciste tu?" Devi instigó.

"Sólo lo que me propuse", le dije sombríamente. "Sólo lo que era necesario para destruir el modelo y así poder dormir seguro en la noche."

"Pateaste su orinal", dijo Wilem.

"Es cierto," admití. "Y encontré esto." Levanté un pedazo de papel.

"Si ese es uno de sus poemas", dijo Devi, " Te sugiero que lo quemes rápidamente y te laves las manos."

Desdoblé el papelito y lo leí en voz alta. "Marcado en el libro mayor 4535: Anillo. Oro blanco. Piedra Azul grisáceo. Volver a montar, ajustar y pulir. Lo doblé cuidadosamente y me lo metí en el bolsillo. "Para mí," dije, "Esto es mejor que un poema".

Sim se irguió. "¿Es un recibo de garantía para el anillo de tu dama?"

"Es un recibo de reclamación para un joyero, si no fallo en mi suposición. Pero sí, es para su anillo", le dije. "Y ella no es mi dama, por cierto."

"Estoy perdida", dijo Devi.

"Así es como empezó todo esto", dijo Wilem. "Kvothe estaba tratando de recuperar algo que le pertenece a la chica con la que él fantasea."

"Alguien debería informarme más sobre esto", dijo Devi. "Me parece haber llegado a la mitad del cuento".

Me apoyé contra un pedazo de piedra, dejando que mis amigos contaran la historia.

El pedazo de papel no había estado en la cómoda de Ambrose. No había estado sobre la chimenea o sobre su mesilla de noche. No había estado en su bandeja de joyas ni en su escritorio.

Había, de hecho, estado en la bolsa de cuero de Ambrose. Se la robé en un ataque de resentimiento, medio minuto después de que él me llamara sucio ladrón Ruh. Había sido casi un acto reflejo cuando pase de él empujándolo bruscamente para salir de sus habitaciones en el Pony.

Por una extraña coincidencia, la bolsa también contenía dinero. Casi seis talentos. No era una gran cantidad de dinero por la que Ambrose se preocuparía. Suficiente para una extravagante noche con una dama. Pero para mí, si era una gran cantidad de dinero, tanto así que casi me sentía culpable por tomarlo. Casi.