martes, 14 de junio de 2011

Capitulo 14

Este capitulo fue traducido por Fernando n__n! que hizo un gran trabajo! okas como ya les dije, ya que esperaron mucho por el atrazo y como es un capitulo cortito tenemos capitulo doble :D
El poemilla yo vi que Fer intento algo darle estilo, yo lo intente pero no queda y mejor subi el capitulo con lo que seria una traduccion mas bien literal.

Capitulo 14
La Ciudad Oculta

A la par que las horas que perdí cazando los libros de Elodin me dejaron profundamente irritado, sali de aquella experiencia con un conocimiento sólido del trabajo en los Archivos. Lo más importante que aprendí es que no era sólo un almacén lleno de libros. El Archivo era como una ciudad en sí misma. Había caminos y callejuelas. Callejones y atajos.
Al igual que en una ciudad, parte de los Archivos rebosaba de actividad. El Escriptorium tenía filas de escritorios donde los secretarios trabajaban haciendo traducciones o copiando textos descoloridos en nuevos libros con tinta fresca y oscura. El Salon Clasificación (Sorting Hall) zumbaba con la actividad de los secretarios que revisaban y volvían a archivar los libros.
La Sodomita (Buggery) no era lo que yo esperaba, gracias a Dios. En cambio, era el lugar donde los libros nuevos eran descontaminados antes de ser añadidos a las colecciones. Aparentemente, los libros les gustan a todo tipo de criaturas: algunas devoran el pergamino o el cuero, y otras prefieren el papel o el pegamento. Los gusanos de libros eran los ultimos de ellos y después de escuchar algunas de las historias de Will lo único que quería hacer era lavarme las manos.
El Maullido Catalogador (Cataloger’Mew), Encuadernación, Pernos, Palimpsesto, todos ellos estaban ocupados como colmenas, llenos de tranquilos secretarios trabajadores.
Sin embargo, otras partes de los archivos eran todo lo opuesto a ocupado. La oficina de Adquisiciones, por ejemplo, era pequeña y continuamente a oscuras. A través de la ventana pude ver que una pared entera de la oficina no era más que un gran mapa con las ciudades y los caminos marcados con tal detalle que parecían parte de un telar enmarañado. El mapa estaba cubierto de una capa de barniz alquímico claro, y en varios puntos había notas escritas con un crayón rojo, detallando los rumores sobre libros deseables y las últimas posiciones conocidas de varios equipos de adquisiciones.
Tomos era como un gran jardín público. Cualquier estudiante era libre de ir y leer los libros archivados allí. O podía presentar una solicitud a los secretarios, que de mala gana iban a las Estanterias a buscar, si no el libro exacto, al menos uno estrechamente relacionado.
Pero Estanterias comprendía la mayor parte de los Archivos. Allí era donde los libros realmente vivían. Y al igual que en cualquier ciudad, hay barrios buenos y malos.
En los barrios buenos todo estaba apropiadamente organizado y catalogado. En esos lugares un índice podía llevarte hasta un libro de una manera tan simple como si te lo señalara con el dedo.
Luego estaban los barrios malos. Secciones del Archivo que habían sido olvidadas o descuidadas, o eran demasiado problemáticas como para hacerles frente por el momento. Eran lugares donde los libros estaban organizados en viejos catálogos o sin ningún tipo de ellos.
Había paredes en los estantes que parecían bocas a las que les faltaban algunos dientes, donde antiguos secretarios habían canibalizado viejos catálogos según cualquiera hubiera sido el método que estuviera de moda en ese momento. Treinta años atrás, dos pisos enteros pasaron de barrios buenos a malos cuando los libros de registro de Larkin fueron quemados por una facción rival de secretarios.
Y por supuesto, estaba la puerta de las cuatro placas. El secreto en el corazón de la ciudad.
Era muy agradable ir paseando por los barrios buenos. Era placentero buscar un libro y encontrarlo exactamente donde se suponía que debía estar. Era fácil. Confortable. Rápido.
Pero los barrios malos eran fascinantes. Los libros allí estaban polvorientos y en desuso. Cuando se abría uno, era posible leer palabras que ningunos otros ojos habían tocado en cientos de años. Había un tesoro allí, entre la escoria.
Fue en aquellos lugares donde buscaba a los Chandrian.
Miré por horas y miré por días. La mayor parte de la razón por la que había venido a la Universidad, era porque quería descubrir la verdad acerca de ellos. Ahora que tenia el acceso fácil a el Archivo, estaba recuperando el tiempo perdido.
Pero a pesar de mis largas horas de búsqueda, no había encontrado nada en absoluto. Había algunos libros con historias para niños que involucraban a los Chandrian en travesuras menores como robar pasteles o agriar la leche. Otros los mostraban como demonios en obras morales de Atur.
Dispersos a través de estas historias había algunos hechos, pero nada que no supiera ya. Los Chandrian habían sido maldecidos. Los signos que mostraban su presencia eran: el fuego azul, la pudrición y el moho, un escalofrío en el aire.
Mi caza tenía otras dificultades por el hecho de que no podía pedirle prestada ayuda a nadie. Si se corría la voz de que gastaba mi tiempo leyendo historias infantiles, no resultaría nada bueno para mi reputación.
Más importante, una de las pocas cosas que sabía sobre los Chandrian era que trabajaban para reprimir brutalmente cualquier conocimiento sobre su propia existencia. Ellos habían matado a mi troupe porque mi padre había estado escribiendo una canción sobre ellos. En Trebon destruyeron entera una fiesta de casamiento porque algunos de los invitados habían visto imágenes de ellos en un jarrón antiguo.
Dados estos hechos, hablar sobre los Chandrian no parecía la manera más sabia de actuar.
Entonces hice mi propia búsqueda. Días después abandoné cualquier esperanza de encontrar algó útil como un libro sobre los Chandrian, o cualquier cosa tan sustancial como una monografía. Aún así, leía con la esperanza de hallar un pedacito de verdad oculto en algún lado. Un simple hecho. Una pista. Cualquier cosa.
Pero las historias para niños no eran ricas en detalles, y las pocas que encontré eran fantasías obvias. ¿Dónde vivían los Chandrian? En las nubes. En los sueños. En un castillo hecho de caramelo. ¿Cuáles eran sus signos? El trueno. El oscurecimiento de la luna. Una historia incluso mecionaba arcoíris. ¿Quién escribiría sobre eso? ¿Por qué un niño se aterrorizaría ante un arcoiris?
Los nombres eran más fáciles de conseguir, pero todos eran obviamente robados de otras fuentes. La mayoría de ellos eran nombres de demonios mencionados en El Libro del Camino, o de algúna obra, sobre todo Daeonica. Una triste historia alegórica mencionaba a los Chandrian como a siete conocidos emperadores de los días del Imperio Atur. Eso, al menos, me dio una pequeña y amarga sonrisa.
Eventualmente descubrí un delgado volumen llamado: El Libro de los Secretos enterrado profundamente en Libros de Muertos. Era un libro extraño: dispuesto como si fuera un bestiario, pero escrito como un libro elemental para niños. Tenía imágenes de criaturas de cuentos de hadas como ogros, trolls y dennerlings. Cada entrada tenía una imagen acompañada por un pequeño e insípido poema.
Por supuesto, los Chandrian eran los únicos que no tenían imágenes. En su lugar había una página vacía enmarcada con volutas decorativas. El poema que lo acompañaba era poco menos que inútil:

Los chandrian se mueven de lugar en lugar
Pero nunca dejan un rastro
Guardan muy rigurosamente sus secretos
Pero nunca rasguñan y nunca muerden
Ellos nunca pelean y nunca hacen escandalo
Son muy amables con nosotros, de hecho.
Vienen y se van en un parpadeo,
Como un brillante rayo relampagueando en el cielo.

(The Chandrian move from place to place,
But they never leave a trace.
They hold their secrets very tight,
But they never scratch and they never bite.
They never fight and they never fuss.
In fact they are quite nice to us.
They come and they go in the blink of an eye,
Like a bright bolt of lightning out of the sky.)

Irritante como fue leer esto, hizo que un punto quedara muy claro. Para el resto del mundo los Chandrian no eran más que cuentos de hadas para niños. No más reales que los shamble-man (vendrian siendo segun creo zombies) o los unicornios.
Yo sabía otra cosa, por supuesto. Los había visto con mis propios ojos. Había hablado con Ceniza, el de los ojos negros. Había visto a Haliax llevar sombras alrededor de él como si fueran un manto.
Entonces continué mi infructuosa búsqueda. No importaba lo que el resto del mundo creyera. Yo conocía la verdad, y nunca he sido de los que se rinden fácilmente.

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Me estableci en el ritmo del nuevo bimestre. Al igual que antes, asistía a clases y tocaba música en Anker’s. Pero la mayor parte de mi tiempo lo pasaba en los Archivos. Los había codiciado tanto tiempo que ser capaz de caminar a través de las puertas delanteras en cualquier momento me parecía casi antinatural.
Incluso mi continuo fracaso para encontrar cualquier cosa sobre los Chandrian no me amargaba la experiencia. Cuando cazaba, comencé a distraerme cada vez más con otros libros que encontraba. Un escrito a mano sobre hierbas medicinales con acuarelas de plantas variadas. Un pequeño libro sobre cuatro obras de las que nunca había oído. Una biografía muy atractiva de Hevred el Cauto.
Me pasé tardes enteras en los agujeros de lectura, salteando comidas y dejando de lado a mis amigos. Más de una vez era el último estudiante antes de que los secretarios cerraran las puertas por la noche. Hubiera dormido allí, si tal cosa fuese permitida.
Algunos días, si el tiempo era demasiado poco para dedicarme a la lectura, simplemente dedicaba unos minutos entre clase y clase a caminar por Estanterias.
Yo estaba tan obsesionado con mi nueva libertad que no me había dirigido del otro lado del río hasta Imre en muchos días. Cuando regresé al Hombre Gris, llevé una tarjeta de presentación que había hecho con un trozo de pergamino. Pensaba que a Denna le podría resultar divertido.
Pero cuando llegué, el portero del Hombre Gris me dijo que no, que no podía entregar mi tarjeta. No, la joven dama ya no se encontraba en la residencia. No, él no podía tomar un mensaje para ella. No, él no sabía dónde había ido.

3 comentarios:

  1. wow! que bien escrito esta este capitulo fue casi como si leyera la traduccion oficial

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  2. Este capitulo esta muy interesante, y creo hace un punto de inicio en la entretejida historia que vamos explorando... Buenísima traducción!

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  3. Suchan lo siento, tuve el ordenador arreglandose hasta hoy, pero se me han borrado todos los archivos :( si quieres traduzco otro capitulo pero la traduccion en ingles no la tengo. Si pudieras pasarme el link te estaria muy agradecido.

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