Capitulo 12

Reeditado: Como muchos ya sabran, se hizo bastante caos por que nos descolgaron las entradas, borraron etc.. asi que las primeras 10 entradas las tuve que resubir.. lo que es feooo! por que se fueron todos sus geniales comentarios y las introducciones (menos del 11 y 12) que ponia al principio de cada una, asi como cositas del capitulo, (ahora que lo pienso tal vez y nadie lo note xDD pero le pongo las letras asi cuando estan asi en el libro...) asi que poco a poco las ire arreglando y demas, gracias a todos los traductores geniales que hacen posible esta pagina y gracias a todos los que se pasan por aqui y dejan sus comentarios.

 Holaaa chicos, lo see >_<U me tarde un pokito, me siento un poco deprimida, siempre estoy asi despues de examenes como los pasados (no es el primer año que los hago), tal vez por que concentro demaciado mi esfuerzo en una sola cosa y cuando termina me desubico, pero como sea.. n__n, este capitulo fue traducido por mi, (wuuuu!! XD) espero este muy bien, si tiene algun fallo me dicen, hey ¿si se pudiera, que nombre les gustaria encontrar? Me da curiosidad. :D (recuerden que no se necesita que esten registrados a nada para dejar comentario, pueden dejarlo de forma anonima o solo escribiendo su nombre).

Capitulo 12
La mente dormida

Cuando me agite despertando el día siguiente, mi primer pensamiento fue el de la clase de Elodin. Se produjo un alboroto emocionado en mi estómago. Después de largos meses de tratar de obtener que el maestro Nominador me enseñara, por fin iba a tener la oportunidad de estudiar nominacion. Magia real. La magia de Taborlin el Grande.
Pero el trabajo viene antes de jugar. La clase de Elodin no se reunia hasta el mediodía. Con la deuda de Devi cerinendose sobre mi cabeza, que tenía que presionar en un par de horas, el trabajo en la Factoria.

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Al entrar en el taller de Kilvin, el estrépito familiar de un medio centenar de manos ocupadas se apoderó de mí como música. Si bien es un lugar peligroso, me encontré con el taller extrañamente relajado. A muchos estudiantes les molestaba mi rápido ascenso en las filas del Arcano, pero me había ganado un gran respeto de la mayoría de los otros artífices.
Vi Manet trabajar cerca de los hornos y comenze a dirigirme a través de las ocupadas mesas de trabajo hacia él. Manet siempre sabia que trabajo era mejor remunerado .
"Kvothe!"
La enorme sala quedó en silencio y me volví para ver al Maestro Kilvin de pie en la puerta de su oficina. Hizo un gesto brusco y haciendome señas dio un paso atrás dentro de su oficina.
El sonido lentamente fue llenando la habitación cuando los estudiantes regresaron a su trabajo, pero yo podía sentir sus ojos en mí cuando hice mi camino a través de la sala, abriendome paso entre las mesas de trabajo.
Cuando me acerqué, vi Kilvin a través de la amplia ventana de su despacho, escribiendo en una pizarra montada en la pared. Él era la mitad de un pie más alto que yo, con un pecho como un barril. Su gran barba erizada y los ojos oscuros le hacía parecer aún más grande de lo que realmente era.
Llamé educadamente en el marco de la puerta, y Kilvin se volvió, dejando su tiza. "Re'lar Kvothe. Entre. Cierre la puerta. "
Ansioso, entré en la habitación y cerré la puerta detrás de mí. El ruido y el estruendo del taller fueron cortados tan completamente que yo me imagine que Kilvin debia tener alguna astuta sygaldry en el lugar que amortiguaba el ruido. El resultado fue una calma casi sobrenatural en la sala.
Kilvin cogió un pedazo de papel desde la esquina de su mesa de trabajo. "He oído una cosa inquietante", dijo. "Hace unos días, una niña llegó a la Artilleria. Ella estaba buscando a un joven que le había vendido un amuleto. "Me miró a los ojos. "¿Sabe usted algo de esto?"
Negué con la cabeza. "¿Qué queria?"
"No sabemos", dijo Kilvin. "E'lir Basil estaba trabajando en la Artilleria en el momento. Dijo que la chica era joven y parecía más bien angustiada. Ella estaba buscando" Él miró hacia abajo al papel. "Un joven mago. Ella no sabía su nombre, pero lo describió como joven, de pelo rojo y  guapo. "
Kilvin dejo paz el pedazo de papel. "Basil dijo que cada vez crecia más su desepcion mientras hablaban. Parecía asustada, y cuando el trató de obtener su nombre, ella se escapó llorando. "Él cruzó sus enormes brazos frente a su pecho, su cara era severa. "Así que te pido con toda claridad. ¿Has estado vendiendo amuletos a mujeres jóvenes? "
La pregunta me tomó por sorpresa. "¿Amuletos?" Le pregunté. "¿Amuletos para qué?"
"Eso deverias decirme", dijo Kilvin tristemente. "Amuletos para el amor, o la suerte. Para ayudar a una mujer de quedar embarazada, o para impedir lo mismo. Amuletos contra los demonios y similares."
"¿Pueden hacerse tales cosas?" Le pregunté.
"No," dijo Kilvin firmemente. "Es por eso que no los vendemos." Sus ojos oscuros se se posaron duramente en mí. "Así que te pregunto de nuevo: Has estado vendiendo amuletos a ignorante gente del pueblo?"
Yo estaba tan poco preparado para la acusación que no podía pensar en algo sensato que decir en mi defensa. A continuación, la ridiculez de ella me golpeó y me eché a reír.
Los ojos de Kilvin se estrecharon. "Esto no es divertido, Re'lar Kvothe. No sólo estan estas cosas expresamente prohibidas por la Universidad, pero un estudiante que vende amuletos falsos. . . " Kilvin desaprobaba, moviendo la cabeza. "Eso revela una falla profunda del carácter."
"Maestro Kilvin, míreme", le dije, tirando de mi camisa. "Si yo estuviera engañando a  gente crédula del pueblo sonsacandeles su dinero, no tendría que usar ropa de segunda mano hecha en casa."
Kilvin me miró, como si se diera cuenta de mi ropa por primera vez. "Es verdad", dijo. "Sin embargo, uno podría pensar que un estudiante de menores recursos estaria más tentado a tales acciones."
"He pensado en ello", admití. "Con un penique de hierro y diez minutos de fácil sigaldria  podría hacer un colgante que estabiera frío al tacto. No sería difícil de vender una cosa así. "Me encogí de hombros. "Pero soy muy consciente de que caería bajo Proveeduria Fraudulenta. Yo no correría ese riesgo. "
Kilvin frunció el ceño. "Un miembro del Arcano evita este comportamiento porque está mal, Re'lar Kvothe. No porque no es demasiado riesgo ".
Le di una sonrisa triste. "Maestro Kilvin, si tuviera esa desconfianza en mi base moral no estaríamos teniendo esta conversación."
Su expresión se suavizó un poco, y me dio una pequeña sonrisa. "Lo admito, yo no esperaría que tales cosas de ti. Pero he sido sorprendido antes. Sería negligente de mi deber si no investigó esas cosas."
"¿Esta chica vino a quejarse por el amuleto?" Le pregunté.
Kilvin negó con la cabeza. "No. Como ya he dicho, no dejó ningún mensaje. Pero estoy pérdido sobre por qué una joven chica en dificultades con un amuleto vendria en busca de ti, sabiendo tu descripción, pero no tu nombre. "Levantó una ceja a mí, por lo que es una pregunta.
Suspiré. "¿Quiere mi opinión honesta, maestro Kilvin?"
Kilvin levantó ambas cejas ante eso. "Siempre, Re'lar Kvothe".
"Sospecho que alguien está tratando de meterme en problemas", le dije. En comparación con mi dosis de un veneno alquímico, los rumores era prácticamente un comportamiento gentil de Ambrose.
Kilvin asintió distraídamente alisandose la barba con una mano. "Sí. Ya veo. "
Se encogió de hombros y cogió su pedazo de tiza. "Bueno, entonces. Considero este asunto resuelto por el momento. "Se volvió hacia la pizarra y volvió la cabeza hacia mí. "¿Confío en que no seré perturbado por una horda de mujeres embarazadas que agitan colgantes de hierro y maldicicen su nombre?"
"Voy a tomar medidas para evitarlo, Maestro Kilvin".

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Llené un par de horas haciendo el trabajo a destajo en la Factoria y, a continuación, me dirigí a la sala de lectura de la Principalia en donde la clase de Elodin tendria lugar. Estaba previsto que comenzara a mediodía, pero yo estaba allí media hora antes, el primero en llegar.
Los otros estudiantes se dejaron caer lentamente. Siete de nosotros en total. Primero fue Fenton, mi rival amistoso de Simpatía Avanzada. A continuación, llegó Fela con Brean, una chica guapa de unos veinte años de pelo color arena cortado a la manera de un muchacho.
Charlamos y nos presentamos. Jarret era un tímido Modegano que había visto en la Medica. Reconocí a la joven con brillantes ojos azules y cabello color miel como Inyssa, pero me tomó un tiempo para recordar dónde la había conocido. Ella fue una de las incontables relaciones de Simmon de corta duración. El ultimo fue Uresh, un El'the completo cerca de los treinta. Su tez y el acento lo marcaban como proveniente del camino de la Lanett.
La campana del mediodía repiqueteo, pero Elodin no estaba a la vista.
Transcurrieron cinco minutos. A continuación, diez. No fue sino hasta las doce y media que Elodin entro campante a la sala, llevaba un montón de papeles sueltos. Los dejó sobre una mesa y empezó a caminar de un lado a otro en frente de nosotros.
"Hay varias cosas que deben quedar perfectamente claras antes de empezar", dijo sin ningún tipo de introducción o disculpa por su tardanza. "En primer lugar, deben hacer lo que les diga. Hay que hacerlo con lo mejor que les de su capacidad, incluso cuando no vean las razones para ello. Las preguntas están bien, pero al final: "Yo digo, ustedes hacen" Miró a su alrededor. "¿Sí?"
Nosotros asintimos con la cabeza o murmuramos ruidos afirmativos.
"En segundo lugar, deben creerme cuando les digo ciertas cosas. Algunas de las cosas que les diga puede que no sean ciertas. Pero tienen que creer en ellas de todos modos, hasta que les diga que se detengan." Nos miró a cada uno de nosotros "¿Sí?"
Me preguntaba vagamente si empezaba cada sermon de esta manera. Elodin notando la falta de una determinación positiva desde mi dirección. Me miró, irritado. "No estamos en la parte más difícil todavía", dijo.
"Haré mi mejor esfuerzo por intentarlo", le dije.
"Con respuestas como esa vamos a hacerte un abogado en algun momento", dijo con sarcasmo. "¿Por qué no solo hacerlo, en vez de hacer su mejor esfuerzo por intentarlo?"
Asentí con la cabeza. Pareció apaciguarlo y se regreso de nuevo hacia clase como un todo. "Hay dos cosas que deben recordar. En primer lugar, nuestros nombres nos forman y nosotros damos forma a nuestros nombres a su vez. "Detuvo su paso y nos miró. "En segundo lugar, incluso el más simple nombre es tan complejo que su mente nunca podría comenzar a sentir los límites del misma, y ​​mucho menos entenderlo lo suficientemente bien como para hablarlo."
Hubo un largo tramo de calma. Elodin esperó, mirando hacia nosotros.
Por último Fenton mordió el anzuelo. "Si ese es el caso, ¿cómo puede alguien ser nominador?"
"Buena pregunta", dijo Elodin. "La respuesta obvia es que no se puede hacer. Que incluso el más simple de nombres esta mucho más allá de nuestro alcance." Levantó una mano. "Recuerden, yo no estoy hablando de los nombres pequeños que usamos todos los días. Los nombres como "árbol" , "fuego" y "piedra." Estoy hablando de algo completamente distinto. "
Metió la mano en un bolsillo y sacó una piedra de río, lisa y oscura. "Describan la forma precisa de esto. Diganme el peso y la presión que la forjó de la arena y los sedimentos. Diganme cómo la luz se refleja en la misma. Diganme cómo el mundo tira de la masa de la misma, como los dispositivos de tiro hacen que se muevan por el aire. Diganme cómo las huellas de hierro en ella hacen qu sea atraida por una piedra magnetita. Todas estas cosas y cien mil más hacen el nombre de esta piedra. "La sostuvo ante nosotros con toda la longitud de su brazo. "Esta piedra única y sencilla."
Elodin bajó la mano y nos miró. "¿Pueden ver lo complejo que incluso algo tan sencillo es? Si la estudian durante un largo mes, tal vez llegarían a saber lo suficiente como para vislumbrar el borde exterior de su nombre. Tal vez.
"Este es el problema que enfrentan los nombradores. Tenemos que entender las cosas que están más allá de nuestra comprensión. ¿Cómo se puede hacer? "
No esperó la respuesta y en su lugar recogió algunos de los papeles que había traído con él, entregando a cada uno de nosotros varias hojas. "En quince minutos voy a tirar esta piedra. Yo estaré aquí ", Coloco sus pies. "De frente en este modo." Cuadró sus hombros. "Voy a tirarla por debajo con cerca de tres garras de la fuerza en ella. Quiero que calculen de qué manera se moverá a través del aire para que puedan tener la mano en el lugar adecuado para atraparla cuando llegue el momento."
Elodin coloco la piedra en un escritorio. "Continuen".
Me puse a el problema con mucha voluntad. Dibujé triángulos y arcos, calculé, adivinando en fórmulas que no podía recordar. No pasó mucho tiempo antes de que me sintiera frustrado ante la imposibilidad de la tarea. Demasiado era desconocido, demasiado era simplemente imposible de calcular.
Después de cinco minutos por nuestra cuenta, Elodin nos animó a trabajar en grupo. Fue entonces cuando vi por primera vez el talento Uresh con números. Sus cálculos habían superado los mios a tal grado que no podía entender mucho de lo que estaba haciendo. Fela era mucho de lo mismo, aunque también había esbozado una serie detallada de arcos parabólicos.
Nosotros siete discutimos, argumentamos, tratamos, fallamos, lo intentamos de nuevo. Al final de quince minutos estabamos frustrados. Especialmente yo mismo. Odio los problemas que no puedo resolver.
Elodin nos miró como grupo. "Entonces, ¿qué pueden decirme?"
Algunos de nosotros empezamos a dar la mitad de las respuestas o las mejores conjeturas, pero él hizo un ademan para que hicieramos silencio. "¿Qué me pueden decir con certeza?"
Después de un momento habló Fela: "No sabemos cómo caerá la piedra."
Elodin dio un aplauso de aprobación. "¡Bien! Esa es la respuesta correcta. Ahora mira."
Se acercó a la puerta y asomó la cabeza. "Henri", gritó. "Sí, tú. Ven aquí un segundo." Dio un paso atrás de la puerta e introdujo a uno de los mensajeros de Jamison, un niño de no más de ocho años de edad.
Elodin tomó una media docena de pasos de distancia y se volvió hacia el muchacho. Cuadrado sus hombros y sonrió con una sonrisa loca. "Atrapala", dijo, aventandole la piedra al niño.
Sobresatado, el niño la intercepto en el aire.
Elodin aplaudió salvajemente, a continuación, felicitó al desconcertado muchacho antes de reclamar la piedra y apurarlo de nuevo hacia la puerta.
Nuestro profesor se volvió hacia nosotros. "Entonces" preguntó Elodin. "¿Cómo lo hecho? ¿Cómo pudo calcular en un segundo lo que siete miembros brillantes del Arcano no pudieron entender en un cuarto de hora? ¿Sabe más la geometría de Fela? Sus números son más rápidos que los Uresh? ¿Hay que traerlo de vuelta y hacer de él un Re'lar? "
Nos reímos un poco, relajandonos.
"Mi punto es este. En cada uno de nosotros hay una mente que usamos para todos nuestros actos de vigilia. Pero hay otra mente tambien, una mente dormida. Es tan poderosa que la mente dormida de un niño de ocho años de edad, puede lograr en un segundo lo que la mente despierta de siete miembros del Arcano no pueden en quince minutos".
Él hizo un gesto dramatico. "Tu mente dormir es suficiente amplia y salvaje para mantener los nombres de las cosas. Esto lo sé porque a veces este conocimiento lleva burbujas a la superficie. Inyssa ha llamado el nombre de hierro. Su mente despierta no lo sabe, pero su mente dormida es más sabia. Algo en lo más profundo de Fela entiende el nombre de la piedra."
Elodin me señaló. "Kvothe ha llamado al viento. Si hemos de creer a los escritos de aquellos muertos hace mucho, el suyo es el camino tradicional. El viento fue el nombre que los aspirantes a nominadores buscaban y capturaban cuando las cosas se estudiaban aquí hace tanto tiempo."
Él se quedó en silencio por un momento, mirándonos en serio, con los brazos cruzados. "Quiero que cada uno de ustedes piensen en qué nombre les gustaría encontrar. Debe ser un nombre pequeño. Algo simple: el hierro o el fuego, el viento o el agua, la madera o la piedra. Debe ser algo a lo que sientan una afinidad. "
Elodin se dirigió hacia la gran pizarra montada en la pared y comenzó a escribir una lista de títulos. Su letra era sorprendentemente ordenada. "Estos libros son importantes", dijo. "Lean uno de ellos."
Después de un momento, Brean levantó la mano. Entonces se dio cuenta de que era inútil cuando Elodin aún estaba de espaldas a nosotros. "¿Maestro Elodin?", Preguntó ella con vacilación. "¿Cual de ellos deberiamos leer?"
Él miró sobre su hombro a todos, sin detenerse en su escrito. "No me importa", dijo, claramente irritado. "Elije uno. Los demas deberian hecharles una hojeada de forma inconexa. Miren las imágenes. Huelanlos si no hay nada mas." Se volvió para mirar a la pizarra.
Los siete nos miramos unos a otros. El único sonido en la sala fue la intervención de la tiza de Elodin. "¿Cuál es el más importante?" Le pregunté.
Elodin hizo un ruido de disgusto. "No sé", dijo. "Yo no los he leído." Escribió: En Temerant Voistra en el tablero y lo circulo. "Ni siquiera sé si éste se encuentra en el Archivo de todos modos." Puso un signo de interrogación al lado de él y continuó escribiendo. "Les diré esto. Ninguno de ellos se encuentran en Tomos. Me aseguré de ello. Ustedes tendrán que buscarlos en Estanterias. Tienen que ganarselos. "
Terminó el último título y dio un paso atrás, asintiendo para a sí mismo. Había veinte libros en total. Dibujo estrellas junto a tres de ellos, subrrayo otros dos, y trazó una cara triste al lado del último en la lista.
Luego se fue a grandes zancadas de la habitación sin decir una palabra, dejandonos pensando sobre la naturaleza de los nombres y preguntándonos en qué nos habíamos metido.