miércoles, 8 de junio de 2011

Capitulo 10

Capitulo 10
Siendo atesorado
Mi matrícula se fijó en nueve talentos y cinco. Mejor que los diez talentos que Manet había predicho, pero más de lo que tenía en mi bolsillo. Tenía hasta el mediodía de mañana para saldar cuentas con el tesorero o estaría obligado a perderme un semestre completo.
Tener que posponer mis estudios no habría sido una tragedia. Pero sólo a los estudiantes se les permite el acceso a los recursos de la Universidad, tales como el equipo en la Artefactoría. Eso significaba que si no podía pagar mis estudios, se me prohibiria trabajar en la tienda de Kilvin, el único trabajo donde podía esperar ganar suficiente dinero para pagar mi matricula.
Me detuve en el astillero y Jaxim sonrió cuando me acerqué a la ventana abierta. "Acabó de vender tus lámparas esta mañana", dijo. "les sacamos un poco más porque fueron las últimas que quedaban."
Hojeó el libro hasta que encontró la página correspondiente. "Veamos, el sesenta por ciento sale a cuatro talentos y a ocho iotas. Después de los materiales y herramientas que utilizaste . . "deslizo su dedo hacía abajo de la pagina. "te quedas con dos talentos, tres iotas y 8 drabines.
Jaxim hizo una anotación en el libro mayor, entonces me escribió un recibo. Doblé el papel con cuidado y lo guarde en el bolsillo. No sentía el agradable peso de las monedas , pero le elevo mi total a más de seis talentos. Bastante dinero, pero aún no era suficiente.
Si tan solo no hubiera perdido los estribos con Hemme mi matrícula podría haber sido lo suficientemente baja. Podría haber estudiado más, o ganado más dinero si no me hubiera visto forzado a ocultarme en mi habitación durante casi dos días enteros, llorando y enojándome con el sabor de la ciruela en mi boca.
Algo se me ocurrió. "Supongo que debo comenzar algo nuevo”, dije con indiferencia. "Voy a necesitar un pequeño crisol. Tres onzas de estaño. Dos onzas de bronce. Cuatro onzas de plata. Un carrete de hilo de oro fino. Uno de cobre---"
"Espera un segundo," me interrumpió Jaxim. Deslizo su dedo a lo largo de mi nombre en el libro mayor. "No te he autorizado para oro o plata." Me miró. "¿O me equivoco?"
Dudé, no quise mentirle. " No sabía que necesitaba la autorización", dije.
Jaxim me dio una sonrisa y dijo. "No eres el primero en intentar algo como esto , matrícula cara?"
Asentí con la cabeza.
Hizo una mueca simpática. "Lo siento. Kilvin sabe q el Astillero se podria convertir en un puesto de prestamistas si no tiene cuidado. "Cerró el libro mayor. "Tendras que visitar la casa de empeño, como todos los demás."
Levanté mis manos, mostrándole las palmas y dorsos para hacer notar mi falta de joyería.
Jaxim hizo una mueca de dolor. "Eso es difícil. Conozco a un prestamista decente en el tribunal de plata, sólo cobra el diez por ciento al mes. Todavía es como si te jalaran los dientes, pero mejor q muchos."
Asentí con la cabeza y suspire. El tribunal de plata es donde el gremio de los prestamistas tienen sus tiendas. Ni si quiera me dieron la hora del día. "Es ciertamente mejor que lo que he conseguido en el pasado," dije.

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Pensé las cosas mientras caminaba a Imre, con el peso familiar de mi laúd descansando en uno de mis hombros.
Estaba en un aprieto, pero no uno terrible. Ningún gremio de prestamistas le prestaría dinero a un Edema Ruh huérfano y sin garantías, pero podía pedirle prestado el dinero a Devi.Sin embargo, me gustaría no hubiera llegado a eso. No sólo era su tasa de interéses exorbitantes, tambien me preocupaba que favores podría requerir de mí si alguna vez no pudiera pagarle. Dudaba que seria pequeño. O fácil. O totalmente legal.
Tales fueron los giros de mis pensamientos mientras me dirigí al Puente de Piedra. Me detuve en el boticario, y luego me dirigí al Hombre Gris.
Al abrir la puerta, vi que el Hombre Gris era una casa de huéspedes. No había una sala común donde la gente pudiera reunirse y beber. En su lugar había una pequeña sala ricamente amueblada, con un portero bien vestido que no me miró con un aire de desaprobación, si no de aversión declarada.
"¿Puedo ayudarlo, joven señor ", me preguntó cuando me acerque a la puerta.
"Busco a una joven," dije. "Su nombre es Dinael".
Él asintió con la cabeza. " Ire a ver si esta"
"No se moleste” dije, acercandome a la escalera. "Ella me está esperando."
El hombre se trasladó a bloquear mi camino. "Me temo que no es posible ", dijo."Pero sera un placer ir a ver si la señorita esta”.
Me tendió la mano. La mire.
"Su tarjeta de presentacion?", preguntó. "De este modo podría mostrársela a la joven señorita"
"¿Cómo puede darle mi tarjeta si usted no está seguro de que está?" pregunté.
El portero me sonrio de nuevo. Era amable, cortés, y tan astutamente desagradablemente que tome especial nota de el, grabandolo en mi memoria. Una sonrisa como la de el es una obra de arte. Como la de alguien que creció en el escenario, pude apreciarla en varios niveles. Una sonrisa como esa es como un cuchillo en ciertos ambientes sociales, y podria necesitarla algún día.
"Ah", dijo el portero. "La señorita si se encuentra", dijo con cierto énfasis. "Pero eso no significa necesariamente que te espere a tí."
"Puedes decirle que Kvothe ha venido buscarla", le dije, más divertido que ofendido. "Esperare."
No tuve que esperar mucho tiempo. El portero bajó las escaleras con una expresión irritada, como si hubiera estado esperando echarme. "Por aqui," dijo.
Lo seguí escaleras arriba. El abrió la puerta, y pase a un lado de el con lo que espero haya sido una irritable cantidad de desdeñosa aplomo.
Era una sala de estar con amplios ventanales que dejaban entrar el sol de la tarde, lo suficientemente grande como para parecer espaciosa a pesar de las sillas y sofás dispersos. Un martillo dulcimer recargado contra la pared del fondo, y una esquina de la habitación estaba ocupada en su totalidad por una enorme arpa Modegana.
Denna estaba en el centro de la sala con un vestido de terciopelo verde. Su cabello estaba dispuesto con buenos resultados, para mostrar su elegante cuello, revelando los pendientes de lágrima esmeralda y collar a juego en la garganta.
Ella estaba hablando con un joven que era. . . la mejor palabra que se me ocurrio fue bonito. Tenía un rostro dulce, bien afeitado, con los ojos muy abiertos y oscuros.
Tenía el aspecto de un joven noble que había estado a su suerte demasiado tiempo como para que fuese una cosa temporal. Su ropa estaba bien, pero arrugada. Su cabello oscuro estaba cortado con estilo, evidentemente con la intención de que estuviera rizado, pero no se había sido atendido hace poco. Sus ojos estaban hundidos, como si no hubiera estado durmiendo bien.
Denna me tendió la mano."Kvothe", dijo. "Ven a conocer a Geoffrey."
"Un placer conocerte, Kvothe," dijo Geoffrey. "Dinael me ha contado un poco sobre ti. Eres un ..., ¿qué es? ¿Mago? " su sonrisa fue abierta y completamente inocente.
"Arcanista en realidad," le dije lo más cortésmente posible. "Mago lleva demasiado cuento sin sentido a la mente. La gente nos espera ver usando ropas oscuras y lanzando entrañas de aves. ¿Y tu que eres? "
"Geoffrey es un poeta", dijo Denna. "Y uno bueno, aunque él lo niega."
"Lo soy ", admitió, a continuación, su sonrisa se ​​desvaneció. "Tengo que irme. Tengo una cita con gente a la que no se debe hacer esperar. " Dio un beso en la mejilla a Denna, me estrechó la mano calurosamente, y se fue.
Denna vio cerrarse la puerta detrás de él. "Es un muchacho dulce."
"Lo dises como si lo lamentaras", dije.
"Si fuera un poco menos dulce, podría ser capaz de encajar dos pensamientos en su cabeza al mismo tiempo. Tal vez se rozaran entre sí y harian una chispa. Incluso un poco de humo sería agradable, por lo menos se vería como que algo estuvo pasando allí."suspiró.
"¿Es realmente tan torpe?"
Ella negó con la cabeza. "No. El simplemente confia. No tiene ni un solo hueso de calculador en su cuerpo, y no ha hecho más que tomar malas decisiones desde que llego aquí hace un mes. "
Metí la mano en mi capa y saque un par de pequeños paquetes envueltos en tela: uno azul y otro blanco. "Te he traído un regalo."
Denna extendió la mano para tomarlos, mirando un poco confundida.
Lo que había parecido una buena idea hace unas horas ahora parecía más bien tonto. "Son para tus pulmones", dije, de pronto avergonzado. "Sé que tienes problemas a veces."
Ella inclinó la cabeza hacia un lado. "¿Y cómo es que lo sabes?"
"Lo mencionaste cuando estuvimos en Trebon," dije. "Investigue un poco." señalé. "Este lo puedes preparar en un té: featherbite, deadnettle,lohatm. . . ." Señale el otro. Este hierves las hojas en un poco de agua y respiras el vapor que sale de la parte superior."
Denna miró de un lado al otro los paquetes sucesivamente.
"He escrito instrucciones sobre tiras de papel", dije. "El azul es el que vas a hervir y respirar el vapor", dije. "Azul para el agua.
Ella me miró. "¿No haces té con agua también?"
Parpadeé, a continuación, me sonroje y comencé a decir algo, pero Denna se echó a reír y sacudió la cabeza. "Estoy bromeando", dijo suavemente. "Gracias. Esta es la cosa más dulce que nadie ha hecho por mí en mucho tiempo."
Denna se acercó a una cómoda y metió los dos paquetes cuidadosamente en una caja de madera ornamentada.
"Parece que has logrado mucho por tu cuenta", dije, señalando a la habitación, bien amueblada.
Denna se encogió de hombros, mirando alrededor de la sala indiferente. "Kellin lo hace bien por su cuenta", dijo. "Yo simplemente me paro en la luz que refleja."
Asentí concomprensión. "Yo había pensado que tal vez habías encontrado un mecenas."
"No hay nada tan formal como eso. Kellin y yo estamos paseando juntos, como se dice en Modeg, y él me está mostrando el camino del arpa. "Ella asintió con la cabeza hacia donde se alzaba el enorme instrumento en la esquina.
"Me mostrarías lo que has aprendido?" le pregunté.
Denna negó con la cabeza, avergonzada. Su pelo se deslizó por sus hombros mientras lo hacía. " Aun no soy muy buena."
"Reprimiré mi deseo natural de burlarme y silbar", le dije amablemente.
Denna se echó a reír. "Muy bien. Sólo un poco." Ella caminó detrás del arpa levantó las manos hacia las cuerdas, se detuvo por un largo momento y comenzó a tocar.
La melodía era una variante de "Calderero Curtidor." sonreí.
Su interpretación era lenta, casi majestuosa. Mucha gente piensa que la velocidad es el sello de un buen músico. Es comprensible. Lo que Marie había hecho en el Eolio fue increíble. Pero cuan rápido puedas tocar las notas es la parte más pequeña de la música. La verdadera clave es el ritmo.
Es como contar un chiste. Cualquiera puede recordar las palabras. Cualquiera puede repetirlas. Sin embargo, hacer reír a alguien requiere más que eso. Decir una broma más rápido no lo hace más divertido. Como con muchas cosas, la vacilación es mejor que la rapidez.
Es por eso qué hay tan pocos músicos de verdad. Mucha gente puede cantar o sacarle una melodía a un violín. Una caja de música puede reproducir una canción sin problemas, una y otra vez. Pero saber las notas no es suficiente. Tienes que saber como jugar con ellas. La velocidad viene con el tiempo y la práctica, pero para el ritmo no se practica, se nace. O lo tienes o no.
Denna lo tenia. Ella se movió lentamente a través de la canción, pero no tocaba pesado. Ella toco con calma como un exquisito beso. No es que yo supiera algo sobre besar en ese momento de mi vida. Pero a medida que se puso de pie con los brazos alrededor del arpa, con los ojos medio cerrados por la concentración, los labios ligeramente fruncidos, sabía que algún día quería ser besado con esa cantidad de atención lenta y deliberada.
Y ella era hermosa. Supongo que no debería ser una sorpresa ya que tengo una especial predilección por las mujeres que circulan en la musica. Pero mientras tocaba la vi por primera vez ese día. Antes me había distraído por su cabello en forma diferente, el corte de su vestido. Pero mientras tocaba, todo eso se perdió de vista.
Divago. Bastante con decir que fue impresionante, aunque, obviamente, todavía seguía aprendiendo. Ella llegó a tomar mal algunas notas, pero no se inmutó o temblo lejos de ellas. Como se suele decir, un joyero reconoce la joya en bruto. Y yo lo soy. Y ella lo era.
"Eres como 'una Ardilla en la paja´," le dije en voz baja después de que ella había tocado las notas finales.
Ella se encogió de hombros desestimando mi cumplido . "No se hacer mucho, pero practicare", dijo. "Y Kellin dice que tengo un poco de habilidad."
"¿Cuánto tiempo has estado practicando?" pregunté.
"Tres ciclos?" Se quedó pensativa, y luego asintió con la cabeza. "Un poco menos de tres ciclos."
"Madre de Dios," dije, sacudiendo la cabeza. "Nunca le digas a nadie lo rápido que has aprendido. Otros músicos que te odiaran por ello. "
"Mis dedos aun no están acostumbrados ", dijo, mirándolos. "No puedo practicar tanto como me gustaria."
Extendí mi mano y tome una de sus manos, girando la palma hacia arriba para poder ver las puntas de sus dedos. Allí tenia ampollas desvaneciéndose. "Has. . . "
Miré hacia arriba y vi que estaba muy cerca de mi. Su mano fria estaba en la mía. Ella me miró fijamente con sus grandes y oscuros ojos. con una ceja ligeramente levantada. No arqueada, o incluso juguetona, sólo ligeramente curiosa. Mi estómago se sintió de repente extraño y débil.
"¿He qué?" preguntó.
Me di cuenta de que no tenia idea sobre lo que estuve apunto de decir. Pense en decir, no tengo idea sobre lo que estuve a punto de decir. Y luego me di cuenta que seria algo estupido que decir. Asi es que no dije nada.
Denna miro hacia abajo y me tomo de la mano, la volteo. "Tus manos son suaves", me dijo, y toco mi dedo ligeramente, "Creí que los callos serian duros, pero no lo son, son suaves."
Cuando dejo de mirarme, recobre un poco de mi mismo. "Solo toma tiempo," dije.
Denna me miro y me dio una sonrisa timida. Mi mente se puso en blanco como una hoja de papel.
Despues de un momento, Denna me solto y se dirigio hacia el centro de la sala. "¿Te gustaría algo de tomar?" pregunto mientras se acomodaba en una silla.
"Eso seria muy amable de tu parte", dije por puro reflejo. Me di cuenta de que mi mano seguia colgando estupidamente en el aire y la deje caer a mi lado.
Ella señalo hacia una silla que estaba cerca y me sente.
"Mira esto." Levanto una pequeña campana plateada y la hizo sonar suavemente. Y luego sostuvo su mano en el aire con los dedos extendidos. Doblo su pulgar, luego su dedo indice, haciendo cuenta regresiva. Antes de que doblara su dedo menique, se oyó un toque en la puerta.
"Adelante," llamo Denna, y un sirviente muy bien vestido abrio la puerta. ¨Creo que me gustaria tomar un poco de chocolate,¨dijo ella. ¨Y Kvothe. . .¨ Me miro con una interrogante.
"El chocolate suena maravilloso," dije.
El sirviente asintio y luego desaparecio, cerrando la puerta detras de si.
"Algunas veces lo hago solo para hacerlo correr," Admitió Denna tímidamente, volviendo su mirada hacia la campana. "No logro imaginar como hace para escucharla. Por un instante, estuve convencida de que estaba sentado en el pasillo con su oído pegado a la puerta."
"¿Puedo ver la campana?" pregunté.
Ella me la dio. Parecía normal a primera vista, pero cuando la voltee boca abajo vi algunos pequeñas marcas de sigaldria en la superficie interna de la campana.
"No se escucha", dije, dándosela nuevamente. "Hay otra campana abajo que suena igual que esta."
"¿Cómo?", preguntó ella, y luego respondió a su propia pregunta. "¿Magia?"
"Podrías llamarlo así."
"¿Es esa la clase de cosa que haces allá?" Ella sacudió la cabeza en dirección al río y más allá a la Universidad. "Parece un poco. . . de mal gusto."
"Es el uso más frívolo de sigaldria que he visto nunca", dije.
Denna se echó a reír. "Suenas tan ofendido", dijo. Entonces, "Se llama sigaldria?"
"Hacer algo como esto es lo que se llama Artificeria," dije. "Sigaldria es escribir o tallar las runas que lo hacen funcionar."
Los ojos de Denna se iluminaron con esto. "Así que es una magia en la que escriben las cosas?", preguntó, inclinándose hacia delante en su silla. "¿Cómo funciona?"
Dudé. No sólo porque era una pregunta enorme, sino tambien porque la Universidad tiene reglas muy específicas acerca de compartir los secretos Arcano. "Es bastante complicado," dije.
Por suerte, en ese momento se produjo otro golpe en la puerta y el chocolate llegó en tazas humeantes. Se me hizo agua la boca ante el olor . El hombre puso la bandeja en una mesa cercana y se fue sin decir una palabra.
Le di un sorbo y sonreí ante su duce espesor. "Han pasado años desde que he probado chocolate", dije.
Denna levantó su copa y miró a su alrededor. "Es extraño pensar que algunas personas viven toda su vida de este modo", reflexionó ella.
"No es de tu agrado?" pregunté, sorprendido.
"Me gusta el chocolate y el arpa", dijo. "Pero podría prescindir de la campana y un cuarto entero sólo para sentarse." Su boca se curvó en el comienzo de un ceño fruncido. "Y odio saber que alguien esta apostado para cuidarme, como si fuera un tesoro que alguien podría tratar de robar."
"¿Entonces no estas para ser atesorada?"
Ella entrecerró los ojos por encima de su taza, como si no estuviera segura de cuan serio era yo. "No me apetece estar bajo llave", aclaró con una nota sombría en su voz. "No tengo inconveniente en que me den habitaciones pero no son realmente mías si no soy libre de ir y venir."
Levanté una ceja, pero antes de que pudiera decir nada agitó la mano con desdén. "No es así realmente ", suspiró ella. "Pero no me cabe duda de Kellin es informado de mis idas y venidas. Sé que el portero le dice quien llega a buscarme. Me irrita un poco es todo. "Ella me dio una sonrisa torcida. "Supongo que paresco terriblemente ingrata, ¿no?"
"En absoluto", le dije. "Cuando era más joven, mi troupe viajó por todas partes. Pero cada año pasábamos cierto tiempo en la finca de nuestro patrón, actuando para su familia y sus invitados."
Sacudí la cabeza en memoria. "Barón Greyfallow era un amable anfitrión. Nos sentabamos en su mesa. Nos daba regalos. . . " me perdí, recordando un regimiento de pequeños soldados de plomo que él me había dado. Sacudí la cabeza borrando la idea. "Pero mi padre lo odiaba, casi al borde de escalar las paredes. Él no podía tolerar la sensación de estar a entera disposición de alguien ."
"¡Sí!", dijo Denna. "¡Eso es exactamente! Si Kellin dice que podría hacerme una visita en la noche de vez en vez , de repente siento que tengo un pie clavado en el suelo. Si lo dejo estoy siendo terca y grosera, pero si me quedo siento que soy como un perro esperando a la puerta."
Nos sentamos por un momento en silencio. Denna hizo girar el anillo en su dedo distraídamente, la luz del sol capturaba el color azul pálido de la piedra.
"Sin embargo" dije, mirando a su alrededor. "Son unas lindas habitaciones."
“Son lindas cuando tu estas aquí” dijo.

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Varias horas después, subí un estrecho tramo de escaleras detrás de la carnicería. Hubo un ligero y penetrante olor a grasa rancia del callejón de abajo, pero yo sonreía. Una tarde con Denna totalmente para mí fue un gusto raro, y mi andar fue sorprendentemente ligero para alguien a punto de hacer un trato con un demonio.
Llamé a la puerta de madera sólida en la parte superior de la escalera y espere. Ningun gremio de prestamistas me confiaria una moneda doblada, pero siempre hay gente dispuesta a prestar dinero. Los poetas románticos y otros los llaman los halcones de cobre, o de objetos punzantes, pero Gaelet es el mejor término. Son gente peligrosa, y es mejor no hacercarse a ellos.
La puerta se abrió un poco, y luego de par en par, revelando una mujer joven con una cara de duendecillo y pelo rubio rojizo. "Kvothe" exclamó Devi. "Me preocupaba que no pudiera verte este término."
Entré y Devi cerró la puerta detrás de mí. La gran sala sin ventanas olía agradablemente a cinnas de frutas y miel, un cambio refrescante en el callejón.
Un lado de la habitación estaba dominado por una enorme cama con dosel, de oscuras cortinas. En el otro lado era una chimenea, un escritorio de madera grande, y una estantería de pie a tres cuartos de su capacidad. Pase la vista por los títulos mientras Devi cerraba y atrancaba la puerta.
"¿Esta copia de Malcaf es nueva?" pregunté.
"Así es" dijo acercándose para estar a mi lado. "Un joven alquimista que no podía pagar su deuda me permítio escoger de su biblioteca con el fin emparejar las cosas entre nosotros." Devi saco con cuidado el libro de la estantería, revelando La Visión y Revisión en laminas de oro en la portada. Ella me miró, sonriendo con picardía. "¿Lo has leído?"
"No", dije. Lo quería estudiar para el ingreso, pero no eh sido capaz de encontrar una copia en Estanterías. "Sólo oído hablar de él."
Devi se quedó pensativa por un momento, luego me la entregó . "Cuando hayas terminado, ven de nuevo y hablaremos de el. Lamentablemente carezco de una conversación interesante en estos días. Si tenemos un argumento decente, puede ser que te permita pedirme prestado otro. "
Una vez que el libro estaba en mis manos, ella golpeó la cubierta ligeramente con un dedo. "Este libro vale más que tú.", dijo ella sin una pizca de alegría en su voz. "Si lo llegas a devolver dañado, tendras que rendirme cuentas."
"Voy a tener mucho cuidado", dije.
Devi asintió con la cabeza, luego se volvió y caminó delante de mí hacia el escritorio. "Muy bien, a los negocios." Se sentó. "El recorte esta un poco cerca, ¿no?", preguntó. "Debo pagar mi matrícula antes del mediodía de mañana."
" Vivo una vida peligrosa y excitante", dije mientras me acercaba y me sentaba frente a ella. "Y encuentro tan agradable tu compañia, que tenía la esperanza de evitar tus servicios este término."
"¿como es la matrícula de un Re'lar?" preguntó a sabiendas. "¿Qué tan difícil te la han dado?"
"Esa es una pregunta muy personal," dije.
Devi me dirigió una mirada franca. "Estamos a punto de entrar en un arreglo muy personal", señaló. "Asi que no siento que me este sobrepasando".
"Nueve y medio," le dije.
Ella bufo despectivamente. "Pensaba que supuestamente eras un sabelotodo. Cuando yo era un Re'lar nunca tuve mayores de siete".
"Tu tuviste acceso a los archivos," señalé.
"Tuve acceso a vastos almacenes de conocimiento", dijo con toda naturalidad. "Además, soy linda como un botón." Ella sonrio haciendo hoyuelos en sus mejillas.
"Eres brillante como una moneda nueva," admití. "Ningún hombre puede mantenerse en pie en contra tuya."
"Algunas mujeres también tienen problemas para mantenerse de pie ", dijo. Su sonrisa habia cambiado ligeramente, pasando de adorable a traviesa y más allá de la frontera de lo malvado.
Al no tener la menor idea de cómo responder a eso, me movi en una dirección segura. "Me temo que tengo que pedirte prestado cuatro talentos." dije.
"Ah" dijo Devi. Seria de repente, cruzó las manos sobre el escritorio. "Me temo que he hecho algunos cambios en mi negocio recientemente," dijo. "Actualmente, Solo estoy extendiendo préstamos de seis talentos o más".
No me moleste en tratar de ocultar mi consternación. "¿Seis talentos? Devi, con esa deuda extra sera como si trajera atada una tonelada al cuello".
Ella dio un suspiro que sonaba al menos a un poco de disculpa. "Mira aquí está el problema. Cuando hago un préstamo, corro ciertos riesgos. Me arriesgo a perder mi inversión si mi deudor muere o escapa. Corro el riesgo de que ellos me reporten. Corro el riesgo de ser entregada ante la ley de hierro, o peor aún, al gremio de prestamistas".
"Devi tu sabes que yo nunca intentaria algo por el estilo"
"El hecho es," Devi continuó, "Que mi riesgo es el mismo, sin importar si el préstamo es pequeño o grande. Así que ¿Por qué debería tomar riesgos por préstamos pequeños?"
"¿Pequeño?" pregunté. "¡Yo podría vivir durante un año con cuatro talentos!"
Ella golpeó el escritorio con un dedo, frunciendo la boca. "¿garantía?"
"Lo de siempre", dije, dándole mi mejor sonrisa. "Mi encanto sin límites."
Devi bufó sin delicadeza. "Por el encanto infinito y tres gotas de sangre puedes pedir prestado seis talentos a mi tasa normal. Cincuenta por ciento de interés en un plazo de dos meses."
"Devi," dije insinuante. "¿Qué voy a hacer con el dinero extra?"
"Vete de fiesta", sugirió. "Pasa un día en la hebilla. Búscate un buen juego de azar de alto riesgo."
"Azar", le dije, "Es un impuesto a las personas que no pueden calcular las probabilidades."
"Entonces inventa uno y cobra el impuesto ", dijo. "Comprate algo bonito y usalo la proxima vez que vengas a verme." Ella me miró de arriba abajo con ojos peligrosos. "Tal vez entonces este dispuesta a hacer un trato."
"¿Qué hay de seis talentos a un mes al 25 por ciento?" le pregunté.
Devi negó con la cabeza, con amabilidad. "Kvothe, yo respeto el impulso a la negociación, pero no tienes ninguna influencia. Estás aquí porque estas sobre un barril. Y yo estoy aquí para sacar provecho de esa situación. "Ella extendió las manos en un gesto de impotencia. "Así es como me gano la vida. El hecho de que tengas una dulce cara en realidad no significa nada".
Devi me dio una mirada seria. "Por el contrario, si un gremio de prestamistas te diera la hora del día, yo no esperaría que vinieras aquí simplemente porque soy bonita y te gusta el color de mi pelo."
"Es un color precioso", dije. "Tipos como nosotros realmente debemos permanecer juntos".
"Debemos," estuvo de acuerdo. "Propongo que nos mantengamos juntos con un interés del cincuenta por ciento en un plazo de dos meses."
"Bien." dije, cayendo de nuevo en mi silla. "Tu ganas".
Devi me dio una sonrisa encantadora, mostrando hoyuelos de nuevo. "Sólo se puede ganar si se juega tanto en realidad." Abrió un cajón del escritorio, sacó un frasco pequeño de vidrio y una aguja larga.
Extendí la mano para que las tomara, pero en vez de deslizarse al otro lado de la mesa, ella me dirigió una mirada pensativa. "Ahora que lo pienso, podría haber otra opción."
"Me gustaría la otra opcion", admití.
"La última vez que hablamos", dijo lentamente, "Insinuaste que conocias un camino hacia el Archivo."
Dudé. "Si lo dije..."
"Esa información sería der bastante valor para mí", dijo en forma casual. Aunque trató de ocultarlo, pude ver un hambre feroz, en sus ojos.
Miré mis manos y no dije nada.
"Te voy a dar diez talentos en este momento", dijo Devi sin rodeos. "No es un préstamo. Voy a comprarte la información pura y simple. Si me cogen en la movida yo nunca lo supe de ti."
Pensé en todo lo que podía hacer con diez talentos. Nueva ropa. Un estuche de laúd que no iba a caerze en pedazos. Libros. Guantes para el próximo invierno.
Suspiré y sacudí la cabeza.
"Veinte talentos", dijo Devi. "Y las tazas de los gremios a todos los préstamos que desees en el futuro."
Veinte talentos significaría medio año libre de procuparme por la matrícula.Podría seguir mis propios proyectos en la Factoría en lugar de trabajar como esclavo en las lámparas de cubierta. Podría comprar ropa a medida. Fruta fresca. Podría usar la lavandería en lugar de lavar mi ropa yo mismo.
Respiré reacio. "Yo.................."
"Cuarenta talentos", dijo Devi con avidez. "Las tazas de intereses de los Gremios. Y te llevaré a la cama."
Por cuarenta talentos podría comprarle a Denna su propia media-arpa. Podría. . .
Miré hacia arriba y vi a Devi mirándome desde el otro lado del escritorio. Sus labios estaban mojados, sus ojos azul claro intenso. Ella movió los hombros hacia atrás y adelante inconscientemente en cámara lenta, como un gato antes de atacar.
Pensé en Auri, segura y feliz en el subsuelo. ¿Qué haría si su pequeño reino fuera invadido por un extraño?
"Lo siento" le dije. "No puedo. Simplemente entrar en el. . . es complicado. Se trata de un amigo, y yo no creo que estuviera dispuesto." Decidí hacer caso omiso de la otra parte de su oferta, no tenía ni la menor idea de qué decir al respecto.
Hubo un momento largo, y tenso. "Maldito seas", dijo Devi al final. "Hablas como si estuvieras diciendo la verdad."
"Lo estoy", dije. "Es inquietante, lo sé."
"Maldita sea." Ella frunció el ceño mientras empujaba la botella y la aguja atravez del escritorio.
Me pinche la palma de mi mano y vi la sangre brotar y rodar por mi mano para caer en la botella. Después de tres gotas puse el alfiler en la boca de la botella también.
Devi froto un poco de pegamento alrededor del tapón y lo clavó furiosamente en la botella. Luego metió la mano en un cajón y sacó una aguja de diamante."¿Confías en mí?", preguntó ella mientras grababa un número en el cristal. "¿O prefieres que este sellada?"
"Confío en ti", le dije. "Pero me gustaría que la sellaras de todos modos."
Ella derritió una mancha de lacre en la parte superior de la botella. Apreté mis huellas digitales en esto, dejando una impresión reconocible.
Busco en otro cajón, y sacó seis talentos arrojándolos ruidosamente sobre el escritorio. El movimiento podría haber parecido petulante si su mirada no hubiera a sido tan fuerte y enojada.
"Entrare allí de una forma u otra ", dijo ella con un borde de frío en su voz."Habla con tu amigo. Si eres tu el que me ayuda, voy a hacer que valga la pena tu tiempo. "

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