martes, 14 de junio de 2011

Capitulo 15

Hola de nuevo! bien pues aqui esta el capitulo 15 traducido por Uyalala n__n, solo les quiero decir que ella le puso una serie de notas a la traduccion que me encantaron, como se las quite para que estuviera de corrido el capitulo me he inventado este pequeño dialogo imaginario con sus notas XD. Pueden leerlos primero que el capitulo o despues, o ambos xDD, no les diran gran cosa sobre el.. pero son geniales aunque algo largos.

SUCHAN: Hola Uyalala bienvenida a la introduccion del blog.
UYALALA: Gracias, gracias pues bien ¿como sera?
SUCHAN: Te ire preguntando cosas, y respondiendo con tus notas, solo tratando de no spoilear el capitulo, claro, por ejemplo que me dices del primer hecho?
UYALALA: No todas las arañas pueden, pero si la mayoria :)
SUCHAN: Facinante! Pensaba que todas, y sobre el siguiente?
UYALALA: Esto también existe en la realidad, en España las llamamos rías, pero en México también se les llama esteros.
SUCHAN: Creo que esto da alguna pequeña pista del segundo hecho, pero la verdad nunca los habia oido, me gustaria verlos.
UYALALA: Y sobre el tercero no sé si se ha comprobado, pero tiene sentido; el cuerpo humano debe admitir un límite de proporción de sal, para regularlo quizá el propio cuerpo tenga ese mecanismo.
SUCHAN: Yo se que es verdad, solo dire... que de pequeña era curiosa... XDD
UYALALA: o.O ¿y que te paso?
SUCHAN: Eso mismo que dice el libro, pero tambien se que con mucha, mucha mas mueres en pocas horas. ¿Y sobre lo que dice Uresh? Yo casi ni me moleste en leerlo en ingles, no le habia entendido hasta ahora.
UYALALA: Pues siempre he sido muy mala con los números, pero estoy bastante contenta de haber podido traducir esto xD Sobre este tema algún lector mucho más ducho que yo en matemáticas ha debatido, y es posible que Uresh se equivocara al decirlo, dejo el enlace por si interesa: http://masksoferis.wordpress.com/2011/02/23/the-failure-of-uresh/)
SUCHAN: Que dedicada eres! ¿y que hay sobre lo que le contesta Elodin!?
UYALALA: … sin comentarios XD
SUCHAN: jaja okaay! estoy contigo! XD, bueno el siguiente apuesto a que no tienes nada, eso a que no a existido!
UYALALA: Ja! claro que si! Tiene razón Elodin; los incas tenían un sistema de nudos, los llamados quipus, aunque mayormente se utilizaban para “escribir” números. Es decir, que un sistema de nudos vale tanto como un sistema de escritura convencional.
SUCHAN: OoO!
UYALALA: Ahh y por si a alguien le interesa, en sus: "Comentarios Reales el Inca" Garcilaso de la Vega dedica un capítulo no muy extenso a los quipus. :D
SUCHAN: Geeeniaaal!, con esto ya no me deja duda de que constantemente Patrick hace una especie de parodia muy inteligente sobre mundo real.
UYALALA: Pero bueno sobre lo de Inysa.. no he oído nunca nada parecido xD
SUCHAN: Bieen eso la verdad no creo q exista jaja. ¿Y por ultimo sobre Fela?
UYALALA: De nuevo, no sé si se ha comprobado, pero tiene mucho sentido; una persona a la que le devuelves un sentido no es capaz de manejarlo correctamente porque nunca antes lo ha usado.
SUCHAN: Pues esto es genial ya que otra vez puedo decir ahora yo que es verdad tambien, ya que vi alguna vez todo un documental justo de eso, decia que las personas solo hasta despues de unas semanas desarrollaron la capicidad de distingir eso.
UYALALA:  Bueno Suchan, creo que ya querran leer el capitulo.
SUCHAN: Si, muchas gracias por acompañarme en esta introduccion comentario al capitulo :D, solo quisiera decir que no le encontre un solo error, nada de nada corregí, me imprecionas de nuevo Uyalala!
UYALALA: Solo cambiaste los nombres de las posadas que yo habia dejado en ingles.
SUCHAN: Ni tuvo chiste, me los pusiste tambien aparte en español. Bueno lectores, ahora lean n__n y sean felices :D


Capítulo 15
Hecho Interesante

Elodin se dirigió a la clase casi una hora tarde. Sus ropas estaban cubiertas con manchas de hierba, y había hojas secas enmarañadas en su pelo. Sonreía.

Ese día sólo había seis de nosotros esperándole. Jarret no había aparecido durante las últimas dos clases. Dados los mordaces comentarios que había hecho antes de desaparecer, dudaba que fuera a volver.

“¡A ver!”, gritó Elodin sin preámbulos. “¡Contadme cosas!”

Esta era su nueva manera de hacernos perder tiempo. Al principio de cada clase nos pedía un hecho interesante que él nunca hubiera oído antes. Por supuesto, Elodin era el único árbitro de lo que era interesante, y si el primer hecho que le dabas no estaba a la altura, o si él ya lo sabía, preguntaba otro, y otro, hasta que al final le salieras con algo que lo entretuviera.

Señaló a Brean. “¡Empieza!”
“Las arañas pueden respirar bajo el agua”, dijo ella de inmediato.
Elodin asintió. “Bien”, miró a Fenton.
“Hay un río al sur de Vintas que fluye de la manera contraria”, dijo Fenton. “Es un río de agua salada que se adentra en la tierra desde el mar de Centhe.”
Elodin sacudió la cabeza. “Eso ya lo sabía.”
Fenton miró una hoja de papel. “El emperador Ventoran aprobó una vez una ley…”
“Aburrido”, interrumpió Elodin, cortándole.
“¿Si bebes más de dos cuartos de galón de agua de mar vomitas?”, preguntó Fenton.
Elodin movió su boca pensativamente, como si intentara sacarse un trozo de cartílago de entre los dientes. Luego asintió satisfecho. “Ese es bueno”, señaló a Uresh.
“Puedes dividir infinito un infinito número de veces, y el resultado seguirá siendo más infinito”, dijo Uresh con su extraño acento Lenatti. “Pero si divides un número no infinito un número infinito de veces el resultado no es menos infinito. Puesto que es menos infinito, pero hay un número infinito de ellos, si los sumas de nuevo, su suma da infinito. Eso implica que todo número es, de hecho, infinito.”
“Vaya”, dijo Elodin tras una larga pausa. Señaló con un serio dedo al hombre Lenatti. “Uresh, tu siguiente tarea es tener relaciones sexuales. Si no sabes cómo hacerlo, ven a verme después de clase”, se volvió para mirar a Inyssa.
“El pueblo Yllish nunca desarrolló un lenguaje escrito”, dijo ella.
“No es cierto”, dijo Elodin. “Usaban un sistema de nudos entretejidos”, hizo un complejo movimiento con sus manos, como si trenzara algo. “Y hacían esto mucho antes de que nosotros empezáramos a garabatear pictogramas en pieles de oveja.”
“No he dicho que carecieran de un lenguaje inscrito”, murmuró Inyssa. “Dije lenguaje escrito.”
Elodin se las arregló para transmitir su inmenso aburrimiento con un simple gesto.
Inyssa frunció el ceño. “Bien. Hay un tipo de perro en Sceria que da a luz a través de un pene vestigial”, dijo.
“Vaya”, dijo Elodin. “Muy bien. Sí”, señaló a Fela.
“Hace ochenta años la Clínica descubrió como eliminar las cataratas de los ojos”, dijo Fela.
“Ya lo sabía”, dijo Elodin, agitando su mano con desdén.
“Déjeme terminar”, dijo Fela. “Cuando se dieron cuenta de cómo hacerlo, ello conllevaba que podían restaurar la vista a personas que nunca antes habían sido capaces de ver. Estas personas no se habían vuelto ciegas, lo eran de nacimiento.”
Elodin ladeó la cabeza con curiosidad.
Fela prosiguió. “Después de que pudieran ver, se les mostraron objetos. Una esfera, un cubo y una pirámide situados en una mesa”, Fela hizo las formas con sus manos mientras hablaba. “Luego les preguntaron cuál de los objetos era redondo.”
Fela hizo una pausa para impresionar, mirando a cada uno de nosotros. “No podían decirlo sólo viéndolos. Primero necesitaban tocarlos. Sólo tras haber tocado la bola se dieron cuenta de que era redonda.”
Elodin echó la cabeza hacia atrás y rió complacido.
“¿En serio?”, le preguntó.
Ella asintió.
“¡Fela gana el premio!”, gritó Elodin, levantando las manos. Rebuscó en su bolsillo y sacó algo marrón y oblongo, apretándolo en las manos de ella.
Ella lo miró con curiosidad. Era una vaina de algodoncillo.
“Kvothe aún no ha dicho nada”, dijo Brean.
“No importa”, dijo Elodin de una manera informal. “Kvothe es un asco en Hechos Interesantes.”
Fruncí el ceño tan fuerte como pude.
“Bien”, dijo Elodin. “Dime qué tienes.”
“Los mercenarios Adem tienen un arte secreto llamado el Lethani”, dije. “Es la clave que les hace guerreros tan feroces.”
Elodin ladeó la cabeza hacia un lado. “¿De verdad?”, preguntó. “¿Qué es?”
“No lo sé”, dije ligeramente, esperando molestarle. “Como he dicho, es secreto.”
Elodin pareció considerarlo por un momento, luego sacudió la cabeza. “No. Interesante, pero no un hecho. Es como decir que los prestamistas ceáldicos tienen un arte secreto llamado Financia que los hace banqueros tan feroces. No hay sustancia en eso”, volvió a mirarme, expectante.
Intenté pensar en algo más, pero no pude. Mi cabeza estaba llena de cuentos de hadas e interminable búsqueda sobre los Chandrian.
“¿Ves?”, dijo Elodin a Brean. “Es un asco.”
“Simplemente no sé por qué estamos desperdiciando nuestro tiempo con esto”, estallé.
“¿Tienes mejores cosas que hacer?” , preguntó Elodin.
“¡Sí!”, repliqué con enfado. “¡Tengo miles de cosas más importantes que hacer! ¡Como aprender el nombre del viento!”
Elodin levantó un dedo, intentando conseguir una pose sabia pero fallando por las hojas de su pelo. “Los hechos pequeños conducen al conocimiento”, entonó. “Igual que los pequeños nombres conducen a los grandes.”
Dio una palmada y frotó sus manos con entusiasmo. “¡Bien! ¡Fela! Abre tu premio para que podamos darle a Kvothe la lección que tan ardientemente desea.” 
Fela partió la cáscara seca de la vaina de algodoncillo. La blanca pelusa de las semillas flotantes se derramó en sus manos.
El maestro nominador le hizo señas para que lo sacudiera al aire. Fela lo lanzó, y todos vimos el montón de pelusa blanca volar hacia el alto techo del aula, para luego caer pesadamente en el suelo.
“Maldita sea”, dijo Elodin. Se plantó sobre el montón de semillas, lo recogió, y lo agitó con fuerza hasta que el aire estuvo lleno de nubes de algodoncillo que flotaban suavemente.

Luego Elodin empezó a cazar las semillas a lo loco por la sala, intentando atraparlas en el aire con sus manos. Se subía a las sillas, corría por el entarimado de la clase, y saltaba a la mesa al principio de la habitación.

Todo mientras agarraba las semillas. Al principio lo hizo con una sola mano, como si cogieras una pelota. Pero vio que no daba resultado, y empezó a dar palmadas, de la forma en que aplastarías una mosca. Cuando esto tampoco funcionó, intentó cazarlas con ambas manos, como un niño perseguiría a una luciérnaga en el aire.

Pero no pudo coger ninguna. Por mucho que lo intentara, por muy frenético que se volviera, por mucho que corriera, por muy alocado que persiguiera. Esto continuó durante un minuto entero. Dos minutos. Cinco minutos. Diez.

Quizá hubiera continuado así durante el resto de la clase, pero al fin tropezó con una silla y cayó dolorosamente sobre el suelo de piedra, desgarrándose la pierna de sus pantalones y haciendo sangrar su rodilla.

Agarrándose la rodilla, se sentó en el suelo y dio rienda suelta a una sarta de enojadas maldiciones como nunca había oído en mi vida. Gritó, gruñó y escupió. Cambió al menos a ocho idiomas, e incluso aunque yo no podía entender las palabras que usaba, el solo sonido hizo que se me retorcieran las tripas y que se me erizara el vello del brazo. Dijo cosas que me hicieron sudar. Dijo cosas que me pusieron malo. Dijo cosas que no sabía que era posible decir.

Supongo que esto podría haber seguido así, pero mientras daba una enfadada bocanada respiró una de las semillas de algodoncillo flotantes por la boca y empezó a toser y a ahogarse violentamente.
Al fin escupió la semilla, recuperó el aliento, se puso en pie, y salió cojeando del aula sin decir una sola palabra.
Este no era un día particularmente extraño en las clases que daba el maestro Elodin.

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Tras la clase de Elodin almorcé un poco en Anker’s, luego fui a mi turno en la Clínica, viendo a los más experimentados El’the diagnosticar y tratar a los pacientes que llegaban. Después me dirigí al río con la esperanza de encontrarme con Denna. Era mi tercer viaje en muchos días, pero era un día fresco y soleado, y después de todo el tiempo pasado en los Archivos sentía que necesitaba estirar un poco las piernas.

Me detuve en el Eolian primero, aunque era demasiado pronto para que Denna estuviera allí. Charlé con Stanchion y Deoch antes de dirigirme a otras tabernas las cuales sabía que ella frecuentaba: Grifos, Bala y cañón, y Perro en el Muro. No estaba en ninguna de ellas.

Vagabundeé por jardines públicos cuyos árboles casi estaban desprovistos de hojas. Luego visité todas las tiendas de instrumentos que pude encontrar, viendo los laúdes y preguntando si habían visto a una bonita chica morena consultando las arpas. No la había visto.

Para entonces ya estaba oscuro. Así que me detuve de nuevo en el Eolian y vagué lentamente por la multitud. No se veía aún a Denna por ninguna parte, pero me encontré con el conde Threpe. Compartimos un trago y escuchamos unas pocas canciones antes de que me marchara.

Me apreté la capa alrededor de los hombros y emprendí el camino de regreso a la Universidad. Las calles de Imre estaban más llenas ahora de lo que lo habían estado durante el día, y a pesar del frío viento había un aire festivo en la ciudad. Música de una docena de estilos diferentes surgía de las puertas de tabernas y teatros. La gente se apelotonaba entrando y saliendo de restaurantes y salas de exhibiciones.

Entonces escuché una risa alzarse y brillar por encima del murmullo de la multitud. La hubiera reconocido en cualquier parte. Era la risa de Denna. La conocía tan bien como la palma de mi mano.

Me giré, sintiendo que una sonrisa se esbozaba en mi cara. Siempre era así. Sólo era capaz de encontrarla cuando ya había perdido toda esperanza.

Recorrí las caras de entre la multitud y la encontré con facilidad. Denna estaba frente a la puerta de un pequeño café, llevaba un largo vestido de terciopelo azul oscuro.

Di un paso hacia ella, luego me detuve. Vi que Denna hablaba con alguien que estaba tras la puertezuela abierta de un carruaje. La única parte que podía ver de su acompañante era la de más arriba. Llevaba un sombrero con una alta pluma blanca.

Un momento después, Ambrose cerró la puerta del carruaje. Le dedicó una ancha y encantadora sonrisa, y dijo algo que la hizo reír. La luz de la lámpara brillaba sobre el brocado dorado de su chaqueta, sus guantes eran del mismo tono morado imperial de sus botas. Tal color debía haber parecido llamativo en él, pero no era así.

Mientras me quedaba mirando, una carreta que pasaba tirada por dos caballos a punto estuvo de chocar y arrollarme, lo que habría sido justo, ya que estaba en mitad del camino. El conductor maldijo y azuzó al caballo con su látigo mientras pasaba. Me alcanzó en la nuca, pero ni siquiera lo noté.

Recuperé el equilibrio y miré justo a tiempo de ver que Ambrose besaba la mano de Denna. Después, moviéndose con gracia, le ofreció su brazo y entraron en el café, juntos.

9 comentarios:

  1. rohue:
    O_o!!!!
    nooooooooooooooooooooo Deeenaaaaaaaa!!
    como pudiste!!?

    ya me desepciono uwu

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  2. hijo de su puta madre!!XD lo odio!!!

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  3. Jaja muy original el diálogo, respecto a lo de Denna yo tbien cuando lo leí pensé INFINITO DESPRECIO, x cierto, suchan, cuando puedas déjame otro más para traducir que el 27 se me hizo corto pese a algunos problemas en la traducción.

    Salu2

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  4. .....
    .....
    por favor la persona que este encargada del capitulo 16, me haría un gran favor si en ese capitulo Ambrosse muere.
    da igual que no sea una traduccion del todo fidedigna pero no pasa nada aceptare ese cambio en la historia.

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  5. Neithor vas a tener que trabajar horas extras... xD

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  6. lo siento mouly, si mato a ambrose, el gran dios Patrick se va a cabrear

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  7. Jajajajaja xD ¡Qué divertido el diálogo! Así queda una lectura mucho más cómoda ^^

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  8. Me da muchisimo gusto que te gustara como quedo Uyalala :D

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  9. Si en los próximos días encuentran mi cadaver, con el cuerpo intácto, salvo por una explotada nuca abierta de par en par... díganle a mi madre que la amo, pero que no pude más con la idea de que Ambrose se acerque a Denna...

    Si Kvothe lo mata me vengo en los pantalones (:

    Gran traducción xD! espectacular el dialogo.

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