viernes, 17 de junio de 2011

Capitulo 17

Otro capitulo por Uyalala! :D, que igual estaba exelente y a todos nuestros lectores de España (que son muchisimos por las estadisticas del blog) creo que les gustara bastante por que ella es de por allá y creo que esta muy muy a lo Español, jeje y como no tuve que corregir mas que 2 o 3 lineas pues asi quedo n_n.
amm deje una palabra en ingles aunque la tradujo bien Uyalala, 'missus' por que sencillamente es caso perdido, no hay una palabra general para todos los que hablen español, se dice diferente en cada uno de los paises. Okas el cap 18 espero pasado mañana n__n.


Capítulo 17
Interludio-Partes

Kvothe alzó la mano, y Cronista levantó su pluma del papel.
“Paremos aquí un momento”, dijo Kvothe, asintiendo hacia la ventana. “Puedo ver a Cob viniendo por el camino.”
Kvothe se quedó de pie y se alisó el mandil. “¿Puedo sugerir que vosotros dos os toméis un momento para componeros?”. Asintió hacia Cronista. “Tú parece que hayas estado haciendo algo que no debías.”
Kvothe caminó tranquilamente hasta detenerse tras la barra. “Nada más lejos de la verdad, por supuesto. Cronista, estás aburrido, esperando trabajo. Por eso has sacado tus aparejos de escritura. Desearías no estar aquí atrapado sin caballo en esta ciudad en ninguna parte. Pero lo estás, y vas a intentar hacerlo lo mejor posible.”
Bast sonrió. “¡Ooh! ¡Dame algo a mí también!”
“Juega con tus puntos fuertes, Bast”, dijo Kvothe. “Estás bebiendo con nuestro único cliente porque eres un perezoso don nadie al que jamás le pedirían ayudar en los campos.”
Bast sonrió con entusiasmo. “¿También estoy aburrido?”
“Por supuesto que lo estás, Bast. ¿Qué otra cosa hay si no?”. Dobló el paño y lo dejó sobre la barra. “Yo, por otra parte, estoy demasiado ocupado para estar aburrido. Por eso estoy tan activo, atendiendo a los cientos de pequeñas tareas que hay que hacer para que una taberna funcione correctamente.”
Miró a los otros dos. “Cronista, recuéstate en tu silla. Bast, si no puedes parar de sonreír, al menos empieza a contarle a nuestro amigo la historia de los tres sacerdotes y la hija del molinero.”
La sonrisa de Bast se ensanchó. “Esa es buena”
“¿Todo el mundo tiene su parte?” Kvothe recogió el paño de la barra y entró por la puerta de la cocina, diciendo. “Ya entra el Viejo Cob. Representad bien.”
Se oyó el golpeo de pies en el suelo de madera, luego el Viejo Cob irrumpió en la posada Roca de Guía con aire irritado. Echó un vistazo a la mesa donde Bast sonreía y hacía gestos para acompañar su historia, luego se dirigió a la barra. “¿Hola? ¿Estás ahí, Kote?”
Tras un segundo el posadero salió bulliciosamente de la cocina secándose sus manos mojadas en el delantal. “Hola, Cob. ¿Qué puedo hacer por ti?”
“Graham envió al pequeño de los Owen a buscarme”, dijo Cob, irritado. “¿Tienes idea de por qué estoy aquí en lugar de transportando avena?”
Kote sacudió la cabeza. “Pensaba que hoy estaba recogiendo el trigo de los Murrion.”
“Menuda estupidez”, murmuró Cob. “Tendremos lluvia esta noche y yo estoy aquí con el campo repleto de avena.”
“Mientras estás aquí”, dijo esperanzado el posadero. “¿Podría interesarte en un poco de sidra? Fresca y prensada esta misma mañana.”
Algo de la irritación del anciano se desvaneció de su cara. “Ya que estoy esperando de todas formas”, dijo. “Una jarra de sidra me vendría bien.”
Kote fue a la habitación de atrás y regresó con una jarra de cerámica. Hubo el sonido de más pasos fuera y Graham entró por la puerta con Jake, Carter y el aprendiz del herrero todos en tropel.
Cob se giró para mirarlos.”¿Qué es tan condenadamente importante para arrastrarme aquí a estas horas de la mañana?”, preguntó. “La luz del día deslumbra y…”
Hubo un repentino estallido de risas en la mesa donde Cronista y Bast estaban sentados. Todos vieron a Cronista ruborizándose con un intenso rojo, riendo y tapándose la boca con una mano. Bast reía también, aporreando la mesa.
Graham guió a los demás a la barra. “Encontré a Carter y al muchacho, están ayudando a los Orrisons a llevar sus ovejas al mercado”, dijo. “Fuera de Baedn, ¿no es así?”
Carter y el aprendiz de herrero asintieron.
“Ya veo”, el Viejo Cob se miró las manos. “Os perderéis el funeral, entonces.”
Carter asintió con solemnidad, pero la expresión de Aaron era afligida. Miró de cara en cara, pero todos estaban inmóviles, mirando al viejo granjero en la barra.
“Bien”, dijo Cob al fin, mirando a Graham. “Es bueno que nos hayamos encontrado aquí”, vio la cara del muchacho y bufó. “Parece como si hubieras matado a un gato, muchacho. La carne de cordero va al mercado. Shep lo sabía. No hubiera pensado una iota menos de vosotros por hacer lo que debe hacerse.”
Se acercó para palmear la espalda del muchacho. “Beberemos algo para despedirlo apropiadamente. Eso es lo importante. Lo que pase esta noche en la iglesia es sólo un montón de peroratas de sacerdotes. Nosotros sabemos decir un adiós mejor que eso”. Miró tras la barra. “Tráenos un poco de lo que más le gustaba, Kote”.
El posadero ya se estaba moviendo, reuniendo jarras de madera y llenándolas con una oscura cerveza de un pequeño barrilete que había tras la barra.
El Viejo Cob alzó su jarra y todos lo imitaron. “Por nuestro Shep.”
Graham habló primero. “Cuando éramos niños, me rompí una pierna cuando salimos a cazar”, dijo. “Le dije que fuera a pedir ayuda, pero él no me hubiera abandonado. Improvisó un trineo de la pura nada con su terquedad. Me llevó el resto del camino al pueblo.”

Todos bebieron.

“Él me presentó a mi 'missus' (parienta/nena/amorcito/chiquita/polola/jeva, cualquier forma cariñosa e informal que haya en tu país)”, dijo Jake. “No sé si nunca se lo agradecí de la forma adecuada.”

Todos bebieron.

“Cuando estuve enfermo con la tosferina, vino a visitarme todos los días”, dijo Carter. “No mucha gente lo hizo. También trajo sopa de su mujer.”

Todos bebieron.

“Fue amable conmigo la primera vez que vine aquí”, dijo el aprendiz de herrero. “Me contaba bromas. Y una vez destrocé un par de vagones que me había traído para repararle, y nunca se lo dijo al maestro Caleb.” Tragó saliva con dificultad y miró alrededor nerviosamente. “Verdaderamente me gustaba.”

Todos bebieron.

“Él era más valiente que todos nosotros”, dijo Cob. “Fue el primero en clavar un cuchillo a aquel tipejo la última noche. Si el bastardo hubiera sido normal, esto habría acabado de otra forma.”

La voz de Cob tembló un poco, y por un momento se le vio pequeño, cansado y tan viejo como realmente era. “Pero no fue ese el caso. Estos no son días buenos para ser un hombre valiente. Pero él era valiente de todas formas. Ojalá yo hubiera sido valiente y estuviera muerto, y él estaría en casa ahora, besando a su joven esposa.”
Hubo un murmullo de los otros, y todos bebieron hasta el fondo de sus jarras. Graham tosió un poco antes de sentarse en la barra.
“No sabía qué decir”, dijo el aprendiz de herrero con suavidad.
Graham le palmeó la espalda, sonriendo. “Lo hiciste bien, muchacho.”
El posadero se aclaró la garganta, y todos volvieron los ojos hacia él. “Espero que no os importe que añada algo”, dijo. “No lo conocía tan bien como vosotros. No lo suficiente para el primer brindis, pero sí quizá para el segundo.” Jugueteó con las cuerdas del delantal, como avergonzado de hablar. “Sé que es temprano, pero me gustaría compartir una ronda de aguardiente de whiskey con vosotros a cuenta de Shep.”
Hubo un murmullo de asentimiento y el posadero recogió los vasos de detrás de la barra y los volvió a llenar. No con una botella de whiskey: el pelirrojo lo sirvió de uno de los muchos barriles que descansaban en el mostrador, detrás de la barra. El barril de whiskey estaba a un penique el trago, así que alzaron sus vasos con mayor y efusiva seriedad del la que podría tener si hubiera sido otro el caso.
“¿Por qué va este brindis entonces?”, preguntó Graham.
“¿Por el final de un año de mierda?”, preguntó Jake.
“Ese no es un brindis de ninguna clase”, rezongó el Viejo Cob.
“¿Por el rey?”, dijo Aaron.
“No”, dijo el posadero, su voz sorprendentemente firme. Alzó su vaso. “Por los viejos amigos que merecían algo mejor de lo que al final tuvieron.”
Los hombres al otro lado de la barra asintieron con solemnidad y le devolvieron el brindis.
“Dios mío, este es un buen licor”, dijo el Viejo Cob con respeto, sus ojos estaban ligeramente húmedos. “Eres un buen hombre, Kote. Y estoy satisfecho de conocerte.”
El aprendiz de herrero puso su vaso en la mesa solo para verlo ladearse y que rodara tras la barra. Lo cachó antes de que se deslizara por el borde y se diera vuelta, mirando su fondo con recelo.
Jake rió con una sonora risa de granjero ante su aturdimiento, mientras Carter ponía su propio vaso bocabajo en la barra. “No sé cómo lo hacen en Rannish”, dijo Carter al muchacho. “Pero aquí hay una razón por la que lo llamamos aguardiente”.
El aprendiz de herrero miró avergonzado y le dio la vuelta a su vaso para que coincidiera con los otros de la barra. El posadero le dedicó una sonrisa tranquilizadora antes de reunir los vasos y desaparecer en la cocina.
“Muy bien”, dijo el Viejo Cob con energía, frotándose las manos. “Tendremos una tarde entera después de que hayáis vuelto de Baedn. Pero el tiempo no espera por mí, y no dudo que los Orrisons tienen prisa por ponerse en camino.”
Después de que salieran de la posada Roca de Guía de uno en uno, Kvothe emergió de la cocina y volvió a la mesa donde Cronista y Bast estaban sentados.
“Me gustaba Shep”, dijo Bast con sencillez. “Cob puede ser un poco aburrido como una ostra, pero sabe de lo que habla la mayoría del tiempo.”
“Cob no sabe la mitad de lo que él cree que sabe”, dijo Kvothe. “Nos salvaste a todos la última noche. Si no fuera por ti, habría pasado por la habitación como un granjero trillando trigo.”
“Eso no es cierto, Reshi”, dijo Bast, con un tono claramente ofendido. “Tú lo habrías detenido. Eso es lo que tú haces.”
El posadero esquivó el comentario encogiéndose de hombros, evitando discutir. La boca de Bast se formó en una dura y enfadada línea, y sus ojos se estrecharon.
“Aún así”, dijo Cronista suavemente, rompiendo la tensión antes de que ésta aumentase. “Cob tenía razón. Fue un acto de valentía. Tienes que respetar eso.”
“No”, dijo Kvothe. “Cob tenía razón en eso. Estos no son buenos tiempos para ser valiente.” Indicó a Cronista que cogiera su pluma. “Aún así, yo también desearía haber sido más valiente y que Shep estuviera en su casa besando a su joven esposa.”

3 comentarios:

  1. q buen capitulo , me mata la curiosidad >_<
    quiero saber por q kvothe ya no hace magia algo abra pasado con Denna? >_< dios se pone mas bueno cada capitulo
    gracias a todos los q hacen posible q lea este libro
    larga vida a patrick

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  2. Muy bueno todo y muchas gracias por ir traduciendolo.
    Saludos desde Uruguay

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  3. Gracias por tu dedicación, Suchan ^^ Los cambios son mínimos y además, excelentes.

    A ver si después de los exámenes puedo traducir alguno más.

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