jueves, 7 de julio de 2011

Capitulo 25

Pues este capitulo traducido por Mario es uno mas largo de los que han estado saliendo asi que disfrutenlo mucho :D
 Creo q ahora no hay muchos anuncios salvo que mañana no hay capitulo por que no creo llegar a mi casa pero lo pongo el sabado en cuanto despierte n__n
Ahh sii! tambien desabilite el codigo de verificacion al dejar comentarios :D, no sabia q se podia, ni que lo pedia, me chocan esas cosas xD Asi que a comentar jeje.


Capitulo 25
Conducta Impropia

A pesar de lo que Wil y Sim creyeran, no podría creer que Devi fuese responsable usar Felonía en mi contra. Aunque era dolorosamente consciente de que no sabía casi nada acerca de mujeres, ella siempre había sido amigable conmigo. Incluso dulce a veces.

Es cierto, que ella tenía una temible reputación. Pero yo sabía mejor que nadie lo rápidamente que un puñado de rumores podrían convertirse por completo en cuentos de hadas.

Pensé que más probablemente, mi agresor desconocido fue simplemente un estudiante amargado resentido por mi avance en el Arcano. La mayoría de estudiantes estudiaban durante años antes de llegar a Re'lar, y yo lo había logrado en menos que tres bimestres. Incluso podría ser alguien que simplemente odiaba a los Edena Ruh. No sería la primera vez que me había ganado una paliza por ello.

En cualquier caso, realmente no tenía importancia quién fuera el responsable de los ataques. Lo que necesitaba era una forma para detenerlos. No podría esperar que Wil y Sim velaran por mí el resto de mi vida.

Necesitaba una solución más permanente. Necesitaba un gram.

Un gram es una inteligente pieza de artificería diseñada justo para esta clase de problema. Es una clase de armadura simpática que le impide a alguien hacer un vínculo en contra de tu cuerpo. No sabía cómo funcionaban, pero sabía que existían. Y sabía dónde descubrir cómo hacer uno.

----------------------------------------------------------------

Kilvin miró hacia arriba cuando me aproximaba a su oficina. Estuve aliviado al ver que su trabajo de vidrio estaba frío y oscuro

“¿Confío en que te encuentres mejor, Re'lar Kvothe?” Preguntó sin levantarse de la mesa de trabajo. Sujetaba un hemisferio grande de vidrio en una mano y una aguja de diamante en el otro.

“Lo estoy, Maestro Kilvin,” mentí.

“¿Has estado pensando acerca de su siguiente proyecto?” Él preguntó. “¿Has estado soñando sueños inteligentes?”

“ Andaba buscando un esquema para un gram, Maestro Kilvin. Pero no lo puedo encontrar en ninguno de los huecos de perno o los libros de consulta.”

Kilvin me miró curiosamente. “¿Y por qué ibas a necesitar un gram, Re'lar Kvothe? Tal deseo no refleja buena fe en tus compañeros arcanistas.”

Dudando de si él estaba bromeando o no, decidí ser sincero. “Estamos aprendiendo Simpatía Avanzada. Pensaba que si un gramo surtiría efecto para rechazar vínculos externos. . .”

Kilvin dio una risa ahogada. “Dal ha estado infundiéndote miedo. Bien. Estás en lo cierto, un gram ayudaría a protegerte contra deslizamientos” Sus oscuros ojos Ceáldicos me dirigieron una mirada seria. “Hasta cierto punto. Sin embargo, parece que un estudiante listo simplemente aprendería sus lecciones y evitaría los deslizamientos a través de la prudencia razonable y la cautela.”

“ Lo intentaré, Maestro Kilvin,” dije. “Aun así, tener un gram me sigue pareciendo útil.”

“Eso es cierto”, admitió Kilvin, sacudiendo su peluda cabeza. “Sin embargo, entre reparaciones y el cumplimiento de nuestras órdenes otoñales, estamos faltos de personal.” Él agitó una mano hacia la ventana que daba al taller. “No puedo disponer de ningún trabajador por una cosa así. Y aun si pudiera, está el asunto de coste. Requieren trabajo delicado, y es necesario oro para la implantación.”

“Preferiría hacerlo yo mismo, Maestro Kilvin.”

Kilvin negó con la cabeza. “Esa es la razón por la que el esquema no está en los libros de consulta. Tú no tienes suficiente experiencia para hacerlo tú mismo. Uno debe tener cuidado al combinar sygaldria y la propia sangre.”

Abrí mi boca para decir algo, pero él me detuvo. “Más importante, la sygaldria necesaria para un dispositivo semejante es confiada sólo a aquellos que han alcanzado el rango de El'the. Las runas para sangre y el hueso tienen un potencial demasiado grande para el uso indebido.”

Su tono me dejó saber no había nada que lograr discutiendo, así es que me desentendí del asunto como si no me pudiera importar menos. “No importa, Maestro Kilvin. Tengo otros proyectos para ocupar mi tiempo.”

Kilvin me sonrió ampliamente. “Estoy seguro de ello, Re'lar Kvothe. Espero con gran ansia por ver lo que harás para mí.”

Un pensamiento me alcanzó. “Para ese proyecto, Maestro Kilvin, ¿puedo usar uno de los talleres privados? Así no tendría a todo el mundo mirando sobre mi hombro mientras compongo.”

Kilvin levantó las cejas. “Ahora estoy doblemente curioso”. Depositó la semiesfera de cristal, sujetándola con sus pies, y abrió una libreta en su escritorio. “¿Uno de los talleres del primer piso estaría bien? ¿O existe la posibilidad de que algo estalle? Te daré uno en el tercer piso de ser así. Están más fríos, pero el techo es más adecuado para esa clase de cosas.”

Le miré por un momento, tratando de decidir si él estaba bromeando. “Uno del primer del piso estará bien, Maestro Kilvin. Pero necesitaré que tenga un horno de fundición pequeño y un pequeño cuarto extra adicional de ventilación.”

Kilvin masculló para sí mismo, luego sacó una llave. “¿Cuánta ventilación usarás? El taller veintisiete tiene quinientos pies cuadrados.”

“ Eso debería ser suficiente,” dije. “ También podría necesitar permiso para obtener metales preciosos del Almacén.”

Kilvin se rió ahogadamente, e inclinó la cabeza como si me diese la llave. “Veré que se puede hacer, Re'lar Kvothe. Estoy deseando ver lo que harás para mí.”

-----------------------------------------------------------------------

Me exasperaba que el esquema que necesitaba estuviera restringido. Pero siempre hay otras formas de encontrar información, y hay siempre personas que saben que más de lo que se supone.

Por ejemplo, no dudaba de que Manet supiera cómo hacer un gram. Todo el mundo sabía que él era un E'lir sólo en título. Pero no había forma de que él compartiera la información conmigo en contra de los deseos de Kilvin. La Universidad había sido la casa de Manet durante treinta años y él era probablemente el único estudiante que temía a la expulsión más que yo.

Esto significaba que mis opciones eran limitadas. Aparte de una larga búsqueda de los Archivos, no podría pensar en otro modo de obtener un esquema yo mismo. Entonces, después de varios minutos de estrujar mi cerebro buscando una opción mejor, me dirigí a la Basilea y Cebada.

La Basilea era una de las tabernas de más mala fama de este lado del río. Anker's no era sórdido en el sentido más estricto, simplemente carecía de pretensión. Estaba limpio sin tener olor a flores y barato sin ser chabacano y vistoso. Las personas visitaban Anker's para comer, beber, escuchar música, y ocasionalmente tener una pelea acogedora.

La Basilea estaba bajando unas escaleras. Estaba más mugriento, la música no era una prioridad y las peleas normalmente eran recreativas sólo para una de las personas involucradas.

Ten en cuenta que la Basilea no era tan mala como la mitad de los lugares en Tarbean. Pero era probablemente lo peor que encontrabas cerca de la Universidad. De modo que a pesar de ser de mala fama, tenía suelos de madera y cristales en las ventanas. Y si te pasabas demasiado bebiendo y te despertabas perdiendo tu bolsa, te podias contentar con el hecho de que nadie te había acuchillado y había robado tus botas también.

Como cuando llegué era todavía pronto, había un sólo puñado de personas dispersadas alrededor de la sala común. Me alegré de ver a Sleat sentado en la parte trasera. Realmente no le conocía, pero sabía quién era. Había oído historias.

Sleat era una de las personas raramente indispensables que tienen habilidad para arreglar cosas. Por lo que había oído, él había sido un estudiante ocasional durante los últimos diez años.

Él hablaba en ese momento con un hombre que parecía nervioso, y tuve mejor criterio como para interrumpir. Así es que compré dos jarras pequeñas de cerveza e hice como si bebiera mientras esperaba.

Sleat era bien parecido, de pelo oscuro y de ojos oscuros. Aunque él no tenía la barba característica, supuse que era medio a Ceáldico por lo menos. Su lenguaje corporal gritaba autoridad. Se movía como si tuviera el control de todo lo que le rodeaba.

No me habría asombrado, realmente. Él podría poseer la Basilea por lo que sabía. Las personas como Sleat no son desconocidas para el dinero.

Sleat y el joven ansioso finalmente llegaron a algún tipo de acuerdo. Sleat sonrió calurosamente estrechándole las manos y palmeando al hombre en el hombro cuando se marchó dando media vuelta.

Esperé por un momento, luego me abrí paso hacia su mesa. Cuando me acerqué, noté que había una separación entre su mesa y las demás en la sala común. No era mucha, justo la adecuada cantidad para que escuchar a escondidas fuera difícil.

Sleat miró hacia arriba cuando me acerqué.

“Me preguntaba si podríamos hablar,” dije.

Él hizo un gesto expansivo para la silla vacía. “Esto es un poco sorprendente,” dijo él.

“¿Por qué?”

“No suelen venir personas inteligentes a hacerme visitas. Vienen personas desesperadas.” Él miró las jarras. “¿Son ambos para ti?”

“Puedes coger cualquiera o ambos.” Incliné la cabeza en el que estaba a la derecha. “Pero ya he bebido de ése.”

Él miró las jarras prevenidamente durante una fracción de segundo, luego me dirigió una blanca y ancha sonrisa, y tomó la bebida a la izquierda. “Por lo que he oído, no eres del tipo de los que envenenan a un hombre.”

“Pareces saber mucho de mí,” dije.

Su encogimiento de hombros fue tan casual que especulé que él lo había practicado. “Sé mucho de todo el mundo,” dijo. “Pero sé más acerca de ti.”

“¿Cómo es eso?”

Sleat se agacho hacía adelante, apoyándose en la mesa y hablando en un tono confidencial. “¿Tienes idea de lo aburrido que es un estudiante común? La mitad de ellos son turistas ricos que no les importan ni la mitad de un bledo sus clases.” Él hizo girar sus ojos y gesticuló como si tirara algo sobre su hombro. “La otra mitad son ratones de biblioteca que han soñado con este lugar durante tanto tiempo que apenas pueden respirar una vez que están aquí. Caminan sobre cáscaras de huevo, mansos como sacerdotes. Asustados, no sea que los maestros lancen una mirada desaprobadora en su dirección.”

Él inhaló por la nariz desdeñosamente y se reclinó en su asiento. “Basta con decir que tu eres un soplo de aire fresco. Todo el mundo dice. . .” Él se detuvo e hizo su encogimiento de hombros practicado otra vez. “Bueno, ya sabes.”

“Realmente, no lo sé,” admití. “¿Qué dice la gente?”

Sleat me dirigió una bella y bien definida sonrisa, “¿Ah, ese es el problema, no? Todo el mundo conoce la reputación de un hombre excepto él mismo. Para la mayoría de hombres ésta no es una molestia. Pero una cierta cantidad de nosotros trabaja diligentemente en nuestras reputaciones. He construido la mía ladrillo sobre ladrillo. Es una herramienta útil.” Él me miró de forma astuta. “Espero que entiendas de lo que hablo.”

Me permití sonreír. “Quizá.”

“¿Qué dicen acerca de a mí, entonces? Cuéntame y te devolveré el favor.”

“Pues bien,” dije. “Eres hábil encontrando cosas,” dije. “ Eres discreto, pero caro.”

Él agitó sus manos, irritado. “Los caprichos. Los detalles son los huesos de la historia. Dame huesos.”

Pensé. “Escuche que te las arreglaste para vender varias ampollas de Regim Ignaul Neratum 'brea come huesos' el último bimestre. Después del fuego en la tienda de Kilvin, donde todo eso quedó supuestamente destruido.”

Sleat inclinó la cabeza, su expresión no revelaba nada.

“Oí que lo organizaste todo para llevarle un mensaje al padre de Veyane en Emlin a pesar de que se encontraba asediada.” Otra inclinación de cabeza. “Le conseguiste a una joven prostituta que trabajaba en Buttons un juego de documentos probatorios de que ella era una prima lejana del Barón Gamre, permitiéndole a ella casarse con un cierto señorito con mínima bulla.”

Sleat sonrió. “Estoy orgulloso aquello.”

“Cuando eras un E'lir,” continué. “Fuiste suspendido durante dos bimestres con los cargos de Conducta Impropia. Dos años más tarde, fuiste multado y suspendido otra vez por Uso Indebido de Equipo Universitario en el Crisol. He oído que Jamison sabe el tipo de negocio al que te dedicas, pero él recibe un pago para hacer la vista gorda. No creo en lo último, por cierto.”

“Muy bien,” dijo con facilidad. “No lo hice.”

“A pesar de tus extensas actividades, sólo has sido llevado ante la ley de hierro una vez,” continuó. “¿Transporte de Sustancias de Contrabando, no fue eso?”

Sleat puso sus ojos en blanco. “¿Sabes que es lo peor de todo? De hecho era inocente de aquello. Los chicos de Heffron le pagaron a un agente de policía para falsear alguna prueba. Los cargos fueron retirados después de sólo dos días.” Él miró con ceño. “No les importó a los maestros. Todo lo que les importó fue que había ensuciado la buena reputación de la Universidad.” Su tono era amargado. “Mi tarifa se triplicó después de eso.”

Decidí llevar las cosas más allá. “Hace algunos meses envenenaste a la joven hija de un conde con Venitasin y sólo le diste el antídoto después de que ella traspasase la posesión del mayor de los feudos que ella había heredado. Luego hiciste que pareciese que ella lo había perdido jugando en un juego de faro de estacas altas.”

Él arqueó la ceja. “¿Dicen por qué?”

“ No,” dije. “ Asumí que ella trató de atrasarse en el pago de su deuda.”

Hay algo de verdad en eso”, dijo. “ Aunque fue un poco más complicado. Y no fue Venitasin. Eso hubiese sido extraordinariamente imprudente.” Él se vio ofendido y alisó su manga, explícitamente irritado. “¿Alguna cosa más?”

Hice una pausa, tratando de decidir si quería obtener confirmación acerca de algo que había sospechado durante algún tiempo. “Sólo que el pasado bimestre pusiste en contacto a Ambrose Anso con un par de hombres que podían matar a gente por dinero.”

La expresión de Sleat permaneció impasible, su cuerpo flojo y relajado. Pero podría ver una tensión leve en sus hombros. Pocas cosas se me escapan cuando observo con atención. “¿Dijeron eso, lo hicieron?”

Me encogí de hombros haciéndole sentir culpabilidad. Mi encogimiento de hombros fue tan indiferente que le daría celos a un gato. “Soy un músico. Toco tres noches por ciclo en una concurrida taberna. Oigo toda clase de cosas.” Traté de alcanzar mi jarra. “¿Y qué ha escuchado usted acerca de mí?”

“ Las mismas historias que todos los demás saben, por supuesto. Convenciste a los Maestros de admitirle en la Universidad aunque eres simplemente un crío, sin intención de ofender. Luego dos días más tarde avergonzaste al Maestro Hemme en su aula y saliste airoso.”

“Excepto por una azotaina.”

“Excepto por una azotaina,” concedió él. “Durante la cual no te molestaste en gritar o sangrar, ni un poco. No lo creería si no fuera porque hubo varios centenares de testigos.”

“Congregamos a un gentío decente,” dije. “Hizo buen tiempo para una azotaina.”

“He oído alguna vez que te llaman de forma excesivamente folklórica y dramática Kvothe el Sin Sangre por ello,” dijo. “Aunque adivino que parte de eso viene del hecho que eres un Edena Ruh, que quiere decir que estás casi tan lejos de la nobleza como una persona puede estar.”

Sonreí. “Un poquito de ambas, espero.”

Él se mostró prudente. “He oído que tú y Maestro Elodin peleasteis en el Refugio. Magias vastas y terribles fueron desatadas, y al fin él ganó lanzándole por una pared de piedra, luego desde el techo del edificio.”

“¿Dicen por qué peleamos?” Pregunté.

“Toda clase de cosas,” dijo despectivamente. “Un insulto. Un malentendido. Trataste de robar su magia. Él trató de robar a tu mujer. Los disparates típicos.”

Sleat se frotó la cara. “Déjame ver. Tocas el laúd bastante bien y eres orgulloso como un gato pateado. Eres descortés, de lengua afilada, y no demuestras ningún respeto hacia los que son mejores que tú, a lo cual es casi todo el mundo dado tu nacimiento de baja ralea.”

Sentí un arranque de ira que comenzó en mi cara y recorrió, caliente y picante, hacia abajo la longitud entera de mi cuerpo. “Soy el mejor músico que encontrarás o verás desde lejos,” dije con calma forzada. “Y soy Edena Ruh hasta la médula. Eso quiere decir que mi sangre es roja. Quiere decir que respiro el aire libre y camino donde mis pies me llevan. No me encojo de miedo y actúo servilmente como un perro ante el título de un hombre. Eso es visto como orgullo para la gente que ha gastado sus vidas cultivando columnas vertebrales flexibles.”

Sleat me dirigió una sonrisa perezosa, y me percaté que él me había estado poniendo un cebo. “También tienes carácter, tal como he oído. Y hay una barcada entera de otros disparates flotando alrededor de ti. Sólo duermes una hora cada noche. Tienes sangre de demonio. Puedes hablar con los muertos–”

Me incliné hacia adelante, curioso. Ese no era uno de los rumores que había iniciado. “¿De verdad? ¿Hablo con espíritus, o están ellos afirmando que desentierro cuerpos?”

“Asumo que espíritus,” dijo él. “No he oído a nadie mencionar el robo de tumbas.”

Incliné la cabeza. “¿Alguna cosa más?”

“Sólo que fuiste arrinconado en un callejón el pasado bimestre por dos hombres que matan gente por dinero. Y a pesar de que tenían cuchillos y te cogieron desprevenido realmente, cegaste a uno y golpeaste al otro dejándole sin sentido, llamando al fuego y al relámpago como Taborlin el Grande.”

Nos miramos durante un largo instante. No fue un silencio cómodo. ¿Pusiste en contacto a Ambrose con ellos?” Pregunté a fin de cuentas.

“Eso,” dijo Sleat francamente, “no es una buena pregunta. Implica que hable de negociaciones privadas después de hechas.” Me miró lacónicamente, sin ningún indicio de una sonrisa en ninguna parte cerca de su boca o sus ojos. “¿Además, confiabas en que contestara honestamente?”

Fruncí el ceño.

“Puedo decir, sin embargo, esto por esas historias, nadie está interesado en volver a tomar esa clase de trabajo,” comentó Sleat. “No recibo llamadas para esa clase de trabajo por aquí para empezar. Todos nosotros somos terriblemente civilizados.”

“No que tú supieses, aun si estuviera ocurriendo.”

Su sonrisa volvió de nuevo. “Exactamente.” Él se inclinó hacia adelante. “Bastante charla por ahora. ¿Qué es eso que andas buscando?”

“Necesito un esquema para una pieza de artificería.”

Él colocó sus codos en la mesa. “Y. . .”

“Contiene una sygaldria que Kilvin restringe al rango de El'the y superior.”

Sleat sacudió la cabeza significativamente. “¿Y con que urgencia lo necesitas? ¿Horas? ¿Días?”

Pensé en Wil y Sim pasando noches despiertos para velar por mí. “Cuanto antes mejor.”

Sleat se mostró pensativo, con los ojos desenfocados. “Va a costar, y no hay garantía de que pueda conseguirlo en un plazo exacto.” Me miró. “Además, si te atrapan serás acusado de Conducta Impropia como mínimo.”

Incliné la cabeza.

“¿Sabes cuáles son las penas?”

Para la Conducta Impropia del Arcano no conduciendo a lesión de otro,” recité. “'El estudiante ofensivo puede ser multado no más de veinte talentos, recibir latigazos diez veces, ser suspendido del Arcano, o expulsado de la Universidad.”

“Me multaron con los veinte talentos completos y me suspendieron dos bimestres,” dijo Sleat desagradablemente. “Y esa fue sólo alquimia del nivel de un Re'lar. Será peor para ti si éstas son cosas del nivel de un El'the.”

“¿Cuánto?” Pregunté.

“Por conseguirlo en pocos días. . .” miró hacia arriba por un momento. “Treinta talentos.”

Noté la caída más abajo de mi estómago, pero conservé mi cara serena. “¿Hay alguna forma de negociar eso?”

Él me dirigió su marcada sonrisa otra vez, sus dientes eran muy blancos. “También admito favores,” dijo. “Excepto que un favor de treinta talentos será uno grande.” Él me miró atentamente. “Quizá podríamos acordar algo en esas líneas. Pero me siento obligado a mencionar que cuando reclamo un favor, se me debe. En ese momento, no hay ninguna negociación.”

Incliné la cabeza serenamente para demostrarle que entendía. Pero sentí formarse un frío nudo en mis tripas. Esto era una mala idea. Lo supe en mis huesos.

“¿Le debes a algún otro?” Sleat preguntó. “Y no me mientas o lo sabré.”

“Seis talentos,” dije casualmente. “A devolver al final del bimestre.”

Él inclinó la cabeza. “Imagino que no lograste conseguirlo de algún prestamista. ¿Recurriste a Heffron?”

Negué con la cabeza. “Devi.”

Por primera vez en nuestra conversación Sleat perdió su compostura, su sonrisa encantadora se desvaneció completamente. “¿Devi?” Él se levantó de en su silla, con su cuerpo repentinamente tenso. “No. No pienso que podamos llegar a un acuerdo. Si tu tuvieras dinero en efectivo sería una cosa.” Él negó con la cabeza. “Pero no. Si Devi ya posee un pedazo de ti. . .”

Su reacción me dejó frío, luego me percaté que él sólo iba a la pesca de más dinero. “¿Qué pasaría si te pidiera prestado dinero a ti, así podría saldar mi deuda con ella?”

Sleat negó con la cabeza, recobrando un poco de su indiferencia sosegada. “Esa es exactamente la definición de pescar furtivamente,” dijo. “Devi tiene un interés en curso en ti. Una inversión.” Él tomó una bebida y se aclaró la voz significativamente. “Ella no verá con buenos ojos a otro compañero interfiriendo donde ella ha arriesgado su reclamo.”

Arqueé la ceja. “Supongo que me dejé engañar por tu reputación,” dije. “Tonto de mí, claro.”

Su cara se arrugó en un ceño fruncido. “¿A qué te refieres?”

Gesticulé con las manos despectivamente. “Por favor, otórgueme crédito para ser por lo menos la mitad de listo de lo que has oído,” dije. “Si no puedes obtener lo que quiero, sólo admítelo. No malgastes mi tiempo valorando cosas fuera de mi alcance o sacando de entre manos elaboradas excusas.”

Sleat pareció dudar si debería sentirse ofendido. “¿Qué parte de esto te parece elaborado?”

“Venga ya, ” dije. “Estás dispuesto a ir contra las leyes de la Universidad, arriesgarte a la furia de los maestros, los gendarmes y la ley de hierro de Atur. ¿Pero una pequeña mozuela hace que te tiemblen las rodillas?” Inhalé por la nariz e imité el gesto que él había hecho antes, fingir arrugar algo y arrojarlo sobre mi hombro.

Él me miró por un instante, luego estalló de risa. “Sí, ese es exactamente el caso,” dijo, borrando lágrimas de diversión genuina de sus ojos. “Aparentemente fui engañado por tu reputación también. Si piensas que Devi es una pequeña mozuela, no eres tan listo como pensé.”

Mirando sobre mi hombro, Sleat inclinó la cabeza a alguien que no podría ver y agitó su mano despectivamente. “Vete,” dijo. “Tengo negocios que hacer con personas racionales conocedores de la verdadera condición de mundo. Estás malgastando mi tiempo.”

Me sentí bullir de irritación, pero me obligué a mantenerla fuera de mi cara. “También necesito una ballesta,” dije.

Él negó con la cabeza. “No, ya lo he dicho. Ningún préstamos ni ningún favor.”

“Te puedo ofrecer cosas a cambio.”

Él me miró escépticamente. “¿Qué clase de ballesta?”

“Cualquier tipo,” dije. “Nada que sea sofisticado. Sólo necesito que funcione.”

“Ocho talentos,” dijo.

Le dirigí una mirada dura. “No me insultes. Éste es contrabando corriente. Apostaré diez a un penique que puedes tener una en dos horas. Si tratas de timarme, pasaré al otro lado del río y obtendré una de Heffron.”

“Consigue una de Heffron y tendrás que traerla de regreso de Imre,” dijo. “Al gendarme le encantará ver eso.”

Me encogí de hombros y comencé a ponerme de pie.

“Tres talentos con cinco,” dijo. “Será usada, como comprenderás. Con estribo, no con manivela.”

Calculé mentalmente. “¿Aceptarías una onza de plata y un carrete de alambre chapado de oro?” Pregunté, sacándolos de los bolsillos de mi capa.

Los oscuros ojos de Sleat se desenfocaron ligeramente mientras realizaba cálculos mentales. “Has conseguido una ajustada ganga.” Él recogió el carrete de brillante alambre y el lingote de plata. “Hay un barril pluvial detrás de la curtiduría de Grimsome. La ballesta estará allí en quince minutos. “Me dirigió una mirada insultada. “¿Dos horas? No sabes nada acerca de mí en absoluto.”

---------------------------------------------------------------------

Horas más tarde Fela emergió de los estantes en los Archivos y me atrapó con una mano apoyada en la puerta de las cuatro placas. No la empujaba, exactamente. Sólo presionaba. Únicamente comprobando para ver si estaba firmemente cerrada. Lo estaba.

“¿No creo que les digan a los secretarios que hay detrás de esto?” Le pregunté a ella sin ninguna esperanza.

“Si lo hacen, no me lo han dicho aún,” dijo Fela, acercándose un paso y alcanzando a recorrer con los dedos a lo largo de los surcos muescas hechas en la piedra: Valaritas. “Tuve un sueño acerca de la puerta una vez,” dijo. “Valaritas era el nombre de un viejo rey muerto. Su tumba estaba detrás de la puerta.”

“Wow,” dije. “Eso es mejor que los sueños que tengo acerca de esto.”

“¿Cómo son los tuyo?” Preguntó ella.

“Una vez soñé salía a la luz a través del ojo de la cerradura,” dije. “Pero la mayoría de las veces sólo estoy de pie aquí, clavando los ojos en esto, tratando de entrar.” Miré ceñudamente a la puerta. “Como si estar de pie aquí mientras estoy despierto no fuese lo suficientemente frustrante, lo hago también mientras estoy dormido.”

Fela se rió suavemente de eso, luego giró de espaldas a la puerta para afrontarme. “Tengo tu nota,” dijo ella. “¿De qué se trata el proyecto de investigación sobre el que fuiste tan ambiguo?”

Vayamos a alguna parte privada para hablar,” dije. “Es un poco largo de contar.”

Nos dirigimos a uno de los cuartos de lectura, y una vez que la puerta estuvo cerrada le conté la historia completa, vergüenzas y demás. Alguien practicaba Felonía contra mí. No podría recurrir a los maestros por miedo de revelar que fui yo el que había forzado la entrada en los cuartos de Ambrose. Necesitaba un gram que me protegiera, pero no sabía bastante sygaldria para hacer uno.

“Felonía,” dijo ella en voz baja, sacudiendo lentamente su cabeza en señal de disgusto. “¿Estás seguro?”

Me desabotoné la camisa y la baje hasta mis hombros, revelando la magulladura oscura en mi hombro del ataque que sólo había logrado detener a medias.

Ella se acercó para mirarlo. “¿Y de verdad no sabes quién podría ser?”

“ No realmente,” dije, haciendo un intento para no pensar en Devi. Quise mantener en privado esa mala decisión en particular por ahora. “Siento mucho meterle sin motivo en esto, pero tu es la única. . .”

Fela agitó sus manos en negación. “Nada de eso. Te dije que me avisaras si alguna vez necesitabas un favor, y me alegro de que lo hayas hecho.”

“Me alegro de que te alegres,” dije. “Si me ayudas a salir de esto, te deberé una a ti. He mejorado en encontrar lo que quiero aquí dentro, pero todavía soy nuevo.”

Fela inclinó la cabeza. “Toma años aprender a moverse alrededor de Estanterías. Es como una ciudad.”

Sonreí. “Así es cómo lo veo yo también. No he vivido aquí lo suficientemente para aprender todos los atajos.”

Fela hizo una pequeña mueca. “Y supongo que vas a necesitarlos. Si Kilvin realmente cree que la sygaldria es peligrosa, la mayoría de los libros que quieres estarán en su biblioteca privada.”

Sentí una sensación naufragante en mi estómago. “¿Biblioteca privada?”

“Todos los maestros tienen bibliotecas privadas,” dijo Fela de forma casual. “Sé algo de alquimia así es que ayudo a ocultar libros con fórmulas que Mandrag no querría en las manos equivocadas. Secretarios que saben sygaldria hacen lo mismo para Kilvin.”

“Pero esto no tiene sentido entonces,” dije. “Si Kilvin tiene todos esos libros guardados bajo llave no hay manera de encontrar lo que ando buscando.”

Fela sonrió, negando con la cabeza. “El sistema no es perfecto. Sólo cerca de una tercera parte de los Archivos está verdaderamente catalogado. Lo que andas buscando está probablemente todavía en las Estanterías en alguna parte. Es simplemente una cuestión de encontrarlo.”

“ Ni siquiera necesitaría un esquema entero,” dije. “Si sólo supiese unas pocas de los runas correctas probablemente podría falsear el resto.”

Ella me miro preocupada. “¿Eres tan sabio realmente?”

“La sabiduría es un lujo que no puedo permitirme,” dije. “Wil y Sim ya han estado velando por mí durante dos noches. No pueden dormir por turnos durante los siguientes diez años.”

Fela inspiró profundamente dejando salir luego el aire lentamente. “Bien. Podemos comenzar con los libros catalogados primero. Tal vez lo que necesitas se les ha pasado a los secretarios.”

Recogimos varias docenas de libros de sygaldria y nos encerramos en un cuarto de lectura apartado en el cuarto piso. Luego comenzamos a repasar cada uno de ellos de uno en uno.

Comenzamos con esperanzas de encontrar un esquema hecho y derecho para un gram, pero conforme las horas se iban deslizado disminuían nuestras esperanzas. En caso de que no fuese un esquema entero, quizá podríamos encontrar una descripción de uno. Quizá una referencia a la secuencia de runas usadas. El nombre de un runa solo. Un indicio. Una pista. Una pequeña cantidad. Algún pedazo del acertijo.

Cerré el último de los libros que habíamos traído de hasta el cuarto de lectura. Hizo un sólido golpe cuando se juntaron las páginas.

¿“Nada?” Preguntó ella cansadamente.

“Nada.” Me restregué la cara con ambas manos. "Hubiera sido demasiada suerte.”

Fela se encogió de hombros, haciendo una mueca a mitad del movimiento, luego torció su cabeza hacia un lado para eliminar la tensión de su cuello. "Tenía sentido empezar por los lugares más obvios,” dijo. “Pero esos serán los mismos lugares que los secretarios han peinado para Kilvin. Tendremos que cavar más profundo.”

Oí el sonido distante de la torre de la campana y me sorprendió cuántas veces sonó. Habíamos estado buscando durante más de cuatro horas. “Has faltado a tu clase,” dije.

“Era sólo geometría,” dijo.

“Eres una persona maravillosa,” dije. “¿Cuál es nuestra mejor opción ahora?”

“Una larga, y lenta revisión de las Estanterías,” dijo. “Pero va a ser como buscar oro enjuagando las piritas. Docenas de horas, y eso con ambos trabajando conjuntamente sin sobreponer nuestros esfuerzos.”

“Puedo traer a Wil y Sim para ayudar,” dije.

“Wilem trabaja aquí,” dijo Fela. “Pero Simmon nunca ha sido secretario, probablemente él únicamente se pondrá en medio del camino.”

Le dirigí una mirada de extrañeza. “¿Conoces muy bien Sim?”

“La verdad es que no,” admitió. “Le he visto por ahí.”

“ Le estás menospreciando,” dije. “La gente lo hace todo el tiempo. Sim es inteligente.”

“Todo el mundo aquí es listo,” dijo Fela . “Y Sim es simpático, pero. . .”

“Ese es el problema,” dije. “Él es simpático. Es cortés, cosa que la gente ve como debilidad. Y es feliz, cosa que la gente ve como estupidez.”

“No quise decir nada de eso,” dijo Fela.

“Lo sé,” dije, frotándome la cara. “Lo siento. Han sido un par de días malos. Pensé que la Universidad sería diferente al resto de mundo, pero es como cualquier otro sitio: Las personas cuidan a los pomposos, bastardos y rudos como Ambrose, mientras a las almas de Dios como Simmon se les resta importancia por simplones.”

“¿Cuál de ellos eres tú?” dijo Fela con una sonrisa mientras comenzó a amontonar los libros. “¿El pomposo bastardo o alma buena?”

“Lo averiguaré más tarde,” dije. “Ahora mismo tengo preocupaciones más apremiantes.”

6 comentarios:

  1. los amoooooooooooooooooooooooooo!
    simplemente.... que terrible tener que esperar a noviembre....

    ResponderEliminar
  2. Después de leer cada capitulo... es un infierno esperar a que salga el próximo !!! ni hablar esperar a Noviembre.

    Gracias por la traducción !

    ResponderEliminar
  3. Perfecto!! Vamos avanzando, que buena oportunidad poder disfrutar de las traducciones que tan eficientemente están realizando, muchas gracias por ayudar a no tener que esperar hasta noviembre!!!, pero claro que todos compraremos el libro para tenerlo al alcance de la mano!!!, y claro que no es nuestro asunto, pero Su!!!, te iras de fiesta toda la noche??, porque dices que no regresaras a tu casa!!! ? De cualquier forma, cudate, diviertete, y esperamos ansiosos el siguiente capitulo!.

    ResponderEliminar
  4. La Verdad es que el libro que me leí del nombre del viento no lo compre yo, se lo cogí a mi padre, luego lo he llegado a comprar 3 veces en español y una en ingles para regalarlos y ahora todos me odian porque a tardado mas de 4 años en sacar el segundo.
    Por cierto ¿Cuantos capítulos tiene el segundo libro?

    ResponderEliminar
  5. tiene 152 capitulos D:


    me encanto la traduccion, quedo muy bien realizada, entendi varios detalles que se me habian escapado XD


    Arispell

    ResponderEliminar
  6. yeaap! fiestaa! wuuu!! xDDD

    Yo tambien ahora entiendo varios detalles que se me escaparon cuando lo lei en ingles!

    ResponderEliminar