viernes, 24 de junio de 2011

Capitulo 19

Hiii!! este capitulo fue traducido por Adolfo y lo hizo muy bien :)
Esta genialisimo en verdad,creo que de aqui en adelante se vienen los capitulos mas buenos! asi que ya los dejo leer n___n, mañana el capitulo siguiente.
Amm los traductores de los capitulos del 21 al 24; Luvhanir, Daniel, Uxio y Jose, espero que me puedan mandar un correito dando señales de vida, por favor, ya que ya estan proximos esos capitulos y aun no he sabido de ustedes okas n__n es todo.


Capitulo 19
Caballeros y Ladrones

Era tarde cuando Denna y yo abandonamos el Eolio, y las calles estaban vacías. En la distancia oí la música de un violín y el sonido de los cascos de un caballo sobre los adoquines.
“¿Bajo qué roca te has estado escondiendo?” preguntó ella.
“En la roca habitual,” dije, luego un pensamiento vino a mí. “¿Estabas buscándome en la universidad? ¿En el gran edificio cuadrado que huele como a humo de carbón?”
Denna nego con su cabeza. “No sabría por dónde comenzar, para encontrarte allí. Es como un laberinto. Si no puedo agarrarte tocando en Anker, sé que estoy sin suerte.” Ella me miró con curiosidad. “¿Por qué?”
“Alguien apareció preguntando por mí,” dije con un gesto desinteresado. “Ella dijo que le había vendido un amuleto. Pensé que podrías haber sido tú.”
“Estuve buscándote hace un tiempo,” dijo ella. “Pero nunca mencioné tu abundante encanto.”
La conversación se adormilo en una silenciosa calma entre nosotros. No podía evitar pensar en ella caminando del brazo con Ambrose. No quise saber más sobre ello, pero al mismo tiempo, era la única cosa en mi cabeza.
“Fui a visitarte al Hombre Gris,” dije, sólo para llenar el aire entre nosotros. “Pero ya te habías marchado.”
Ella asintió con la cabeza. “Kellin y yo tuvimos algo así como una pelea.”
“Nada de qué preocuparse, espero.” Hice un gesto a su garganta. “Noto que todavía tienes el collar.”
Denna tocó la esmeralda en forma de lágrima distraidamente. “No. Nada terrible. Puedes decir esto a favor de Kellin, es un tradicionalista. Cuando hace un regalo, se atiene a ello. Dijo que el color me halaga, y debería conservar los pendientes también.” Ella suspiró. “Me sentiría mejor si no hubiera sido tan amable. Sin embargo, son agradables de tener. Una especie de red de seguridad. Estos harán mi vida más fácil si no tengo noticias de mi mecenas pronto.”
“¿Todavía esperas tener noticias de él?” Pregunté. “¿Después de lo que pasó en Trebon? ¿Después de que ha estado fuera de contacto durante más de un mes sin ninguna noticia?”
Denna se encogió de hombros. “Eso es sólo su manera. Te lo dije, él es un tipo reservado. No es raro para él desaparecer por largo tiempo.”
“Tengo un amigo que esta tratando de encontrarme un mecenas,” dije. “Podría hacerle buscar uno para ti también.”
Ella me miro, con sus ojos ilegibles. “Es dulce que creas que merezco algo mejor, pero yo realmente no. Tengo una buena voz, pero eso es todo. ¿Quién contrataría a un músico medio entrenado sin ni siquiera un instrumento a su nombre?”
“Cualquiera con oídos para oírte,” dije. “Cualquiera con ojos para verte.”
Denna miró hacia abajo, con el pelo cayendo alrededor de su cara como una cortina. “Eres muy dulce,” dijo ella en voz baja, haciendo un gesto extraño con sus manos.
“¿Qué terminó por agriar las cosas con Kellin?” Pregunté, conduciendo la conversación a algún sitio más seguro.
“Pasé demasiado tiempo entreteniendo llamados de caballeros,” dijo ella con sequedad.
“Deberías haberle explicado que no soy nada remotamente parecido a un caballero,” dije. “Eso podría haber aliviado sus pensamientos.” Pero yo sabía que no podía haber sido el problema. Sólo había logrado visitarla una vez. ¿Había sido Ambrose quien había estado llamando? Podía imaginarlo con demasiada facilidad sentado en la lujosa sala. Ese maldito sombrero suyo colgando casualmente en la esquina de la silla mientras bebía chocolate y contaba chistes.
Denna torcio su boca. “Era sobre todo Geoffrey el que ponía reparos” dijo ella. “Por lo visto suponía que me sentara tranquila y sola en mi pequeña caja hasta que él viniera a visitarme.”
“¿Cómo esta Geoffrey?” Le pregunte por cortesía. “¿Ha conseguido ya hacerse con un segundo pensamiento en su cabeza?”
Esperaba conseguir una risa, pero Denna simplemente suspiró. “Él tiene, pero ninguno de ellos es particularmente bueno.” Ella sacudió a su cabeza. “Él vino a Imre para hacerse un nombre por sí mismo con su poesía, pero perdió su camisa en las apuestas.”
“He oído aquella historia antes,” dije. “Pasa todo el tiempo en la universidad.”
“Eso fue sólo el comienzo,” dijo ella. “Él se imaginó que podría recuperar su dinero, por supuesto. Primero fue la casa de empeños. Luego pidió dinero prestado y lo perdió también.” Ella hizo un gesto conciliador. “Aunque para ser justos, él no perdió lo ultimo en apuestas. Alguna zorra lo estafo. Lo atrapo con el truco de la viuda que llora sus cosas.”
La mire perplejo. “¿El qué?”
Denna me miró de lado, se encogió de hombros. “Es una simple estafa,” dijo ella. “Una mujer joven se encuentra afuera de una casa de empeños toda nerviosa y llorando, luego cuando algún señor rico se acerca a ella, ella le explica como vino a la ciudad para vender su anillo de boda. Necesita el dinero para pagar los impuestos, o reembolsar a un prestamista.”
Ella agitó sus manos con impaciencia. “Los detalles no importan. El asunto es que cuando ella llega a la ciudad, lo que importa es que le pidio a alguien empeñar el anillo por ella. Porque ella no sabe nada sobre negociación, por supuesto.”
Denna se detuvo delante de una ventana de una casa de empeño, su rostro con una máscara de angustia. “¡Creía que podía confiar en él!” dijo ella. “¡Pero sólo lo empeñó y se escapó con el dinero! ¡Hay mi anillo está ahí mismo!” Ella señaló dramáticamente la ventana de la tienda.
"Pero", Denna siguió, levantando un dedo. “Por suerte, vendió el anillo por una fracción de su precio. Es una reliquia de familia cuesta cuarenta talentos, pero la casa de empeños lo vende por cuatro.”
Denna se acerco y puso su mano en mi pecho, mirándome con ojos salvajemente suplicantes. “Si usted comprara el anillo, podríamos venderlo por al menos veinte. Le daría sus cuatro talentos de vuelta de inmediato.”
Dio un paso atrás y se encogió de hombros. “Ese tipo de cosas.”
Fruncí el ceño. “¿Cómo es esa una estafa? Me daría cuenta tan pronto lo viera el evaluador.”
Denna hizo rodar sus ojos. “No es así como funciona. Acordamos encontrarnos mañana al mediodía. Para el momento que llegue, tu ya has comprado el anillo para ti mismo y te has escapado con él.”
De repente entendí. “¿Y repartes el dinero con el dueño de la casa de empeño?”
Ella me palmeó el hombro. “Sabía que te darías cuenta tarde o temprano.”
Parece bastante hermético excepto por una cosa. “Necesitarías una combinación especial de confianza con una casa de empeños deshonesta como socio.”
"Es verdad", admitió. “Siquiera están generalmente marcadas.” Denna señaló parte superior del marco de la puerta de la casa de empeños. Había una serie de señales que podrían ser fácilmente confundidas con rasguños al azar en la pintura.
"Ah", vacilé por un momento antes de añadir, “En Tarbean, las marcas así significan que hay un lugar seguro para guardar...” Tanteé un eufemismo apropiado. “Utilidades cuestionablemente adquiridas.”
Si Denna fue sorprendida por mi confesión no dio muestras de ello. Ella simplemente sacudió su cabeza y señaló más de cerca las marcas, ella fue moviendo su dedo. “Esto dice, ‘Dueño confiable. Abierto para estafas simples. Repartir igual.’” Miró alrededor del resto del marco de la puerta y el signo de la tienda. “Nada acerca de recibir mercadería robada de un tío.”
“Nunca supe cómo leerlos,” confesé. La miré de reojo, cuidadoso de no dejar juicio alguno en mi tono. “¿Y tú sabes cómo funciona esta clase de cosas porque...?”
“Lo leí en un libro,” dijo ella sarcásticamente. “¿Cómo crees que sé sobre ello?”
Ella siguió caminando calle abajo. La acompañé.
“No suelo actuar como una viuda,” dijo Denna, casi como una ocurrencia tardía. “Soy demasiado joven para eso. Para mí es el anillo de mi madre. O de la abuela.” Ella se encogió de hombros. “Lo cambias a cualquiera que sienta bien en el momento.”
“¿Y que hay si el caballero es honesto?” Pregunte. "¿Y si se presenta al mediodía, dispuesto a ayudar?" 
“No ocurre a menudo,” con un torcedura irónica en su boca. “A mi sólo una vez. Me tomó completamente por sorpresa. Ahora establezco las cosas de antemano con el dueño por si acaso. Soy feliz estafando algún bastardo codicioso que trata de aprovecharse de una muchacha joven. Pero no cuando tomo el dinero de alguien que trata de ayudar.” Su expresión fue ruda. “A diferencia de la zorra que se apoderó de Geoffrey.”
“Apareció al mediodía, ¿verdad?”
“Por supuesto que lo hizo,” dijo ella. “Sólo le dio el dinero. ‘No necesita pagarme de vuelta, señorita. Valla a salvar la granja de familia.’” Denna pasó sus manos por su pelo, mirando al cielo. “¡Una granja! ¡Eso no tiene ningún sentido! ¿Por qué tendría la esposa de un agricultor un collar de diamante?” Ella me miró. “¿Por qué son los dulces unos idiotas con las mujeres?”
“Él es noble,” dije. “¿No puede tan sólo escribir a casa?”
“Nunca ha tenido buena relación con su familia,” dijo ella. “Menos ahora. Su última carta no traía dinero alguno, sólo noticias de que su madre está enferma.”
Algo de su voz llamo mi atención. “¿Cuan enferma?” Pregunté.
"Enferma". Denna no levanto la vista. “Muy enferma. Y por supuesto vendió su caballo y no puede costearse el pasaje en barco.” Ella suspiró otra vez. “Es como ver uno de esos terribles dramas de Tehlin desarrollarse. El Camino Mal Elegido o algo por el estilo.”
“Si ese es el caso, todo lo que tiene que hacer es tropezarse hacia el interior de una iglesia al final de cuarto acto,” dije. “Rezará, aprenderá su lección, y vivirá el resto de sus días como un muchacho limpio y virtuoso.”
“Sería diferente, si viniera a pedirme un consejo.” Ella hizo un gesto de frustración. “Pero no, me visita después para decirme lo que ha hecho. El prestamista del gremio cortó su crédito, ¿entonces, qué hace?”
Mi estómago se retorció. “Va a un Gaelet,” dije.
“¡Y estaba feliz cuándo me lo dijo!” Denna me miró, con una expresión desesperada. “Como si finalmente hubiese calculado la manera de salir de este lío.” Ella tembló. “Vamos a entrar aquí.” Señaló un pequeño jardín. “Hay más viento esta noche del que pensé.”
Puse en el suelo el estuche de mí laúd y me encogí sacándome la capa “Ten, yo estoy bien.”
Denna parecía que iba a oponerse por un momento, luego la coloco alrededor de ella. “Y dices que no eres un caballero,” reprendió.
“No lo soy,” dije. “Sólo sé que olerá mejor después que tú la uses.”
"Ah", dijo ella sabiamente. “Y luego la venderás en una perfumería y harás una fortuna.”
“Ese ha sido mi plan desde el principio,” confesé. “Un astuto y elaborado plan. Soy más ladrón que caballero, como ves.”
Nos sentamos en un banco alejados del viento. “Creo que has perdido un broche,” dijo ella.
Miré el estuche de mí laúd. El extremo angosto estaba completamente abierto, y el broche de hierro no estaba por ninguna parte.
Suspiré y distraídamente alcancé uno de los bolsillos interiores de mi capa.
Denna hizo un ruido diminuto. Nada fuerte, sólo un sorprendido aliento despintado cuando me miro de pronto, sus ojos grandes y oscuros bajo la luz de la luna.
Saque mi mano como si estuviera quemándose por fuego, balbuceando una disculpa.
Denna comenzó a reírse silenciosamente. “Bueno, eso es vergonzoso,” dijo suavemente a sí misma.
“Lo siento,” dije rápidamente. “No estaba pensando. Tengo un poco de alambre allí que puedo usar para mantener esto cerrado por el momento.”
"Oh", dijo. “Por supuesto.” Sus manos se movieron dentro de la capa durante un momento, luego sostuvo una pieza de alambre.
“Lo siento,” dije otra vez.
“Sólo estaba sorprendida,” dijo ella. “No pensé que fueras del tipo capaz de agarra a una mujer sin una primera advertencia.”
Miré abajo hacia el laúd, avergonzado, y comencé a ocupar mis manos, dirigiendo el alambre por un agujero que el broche había dejado y retorciéndolo fuertemente, se cerró.
“Es un laúd precioso,” dijo Denna después de un largo rato, en silencio. “Pero aquel estuche es un absoluto desastre.”
“Me golpee comprando solo el laúd en si” dije, luego mire hacia arriba como si de repente tuviera una idea. “¡Ya lo sé! ¡Le preguntaré a Geoffrey el nombre de su Gaelet! ¡Luego puedo costearme dos estuches!”
Me dio un manotazo en broma y me moví para sentarme a su lado en el banco.
Nos quedamos callados por un momento, entonces Denna miró sus manos y repitió un gesto de inquietud que había hecho varias veces durante nuestra conversación. Sólo ahora me doy cuenta de lo que estaba haciendo. “Tu anillo,” pregunté. “¿Qué pasó con él?”
Denna me dio una mirada rara.
“Tenias un anillo desde que te conozco.” Expliqué. “De plata con una piedra azul pálida.”
Ella arrugo su frente. “Sé cómo se veía. ¿Cómo lo sabías?”
“Lo usas todo el tiempo,” dije, tratando de parecer casual, como si no supiera cada detalle de ella. Como si no supiera su hábito de girarlo en su dedo mientras está preocupada o perdida en sus pensamientos. “¿Qué pasó con él?”
Denna miró sus manos. “Un joven caballero lo tiene,” dijo ella.
"Ah", dije. Entonces, no pude evitar contenerme, añadí. “¿Quién?”
“Dudo que -” Ella hizo una pausa, luego me miro. “En realidad, es posible que lo conozcas. Va a la universidad también. Ambrose Jakis.”
Mi estómago se lleno de repente de ácido e hielo.
Denna miró hacia otro lado. “Él tiene un atractivo áspero,” explicó ella. “Más áspero que atractivo, realmente. Pero...” Ella se acomodo encogiendo los hombros.
“Veo,” dije. Entonces, “Debe ser bastante serio.”
Denna me dio una mirada extraña, luego la comprensión se extendió por su cara y se echó a reír. Movió su cabeza, agitando sus manos negando impetuosamente. “Ah no. Dios no. Nada como eso. Él vino a buscarme unas veces. Fuimos a tocar. Me invitó a bailar. Es extraordinariamente ligero de pies.”
Respiro profundamente y soltó un suspiro. “La primera noche fue muy gentil. Incluso ingenioso. La segunda noche, ligeramente menos.” Sus ojos se estrecharon. “Durante la tercera noche se puso insistente. Las cosas se estropearon después de eso. Tuve que dejar mi cuarto en La Cabeza de Jabalí porque él siguió apareciendo con baratijas y poemas.”
Un enorme sentimiento de alivio me inundó. Por primera vez en días sentí que era capaz de tomar una bocanada llena de aire. Sentí que una carcajada estaba a punto de estallar en mi cara y la contuve, temiendo que fuera tan amplia que parecería a un absoluto loco.
Denna me dio una mirada irónica. “Te sorprendería lo semejantes que son la arrogancia y la confianza a primera vista. Y él fue generoso y rico, que es una buena combinación.” Alzo su mano desnuda. “El ajuste esta suelto en mi anillo, dijo que lo haría reparar.”
“¿Supongo que no era tan generoso después de que las cosas se estropearan?”
Su boca roja hizo otra sonrisa irónica. “Ni cerca.”
“Podría ser capaz de hacer algo,” dije. “Si el anillo es importante para ti.”
“Es importante,” dijo Denna, dándome una mirada franca. “¿Pero qué harías, exactamente? Recordarle, de un caballero a otro, ¿cómo debería tratar a las mujeres con dignidad y respeto?” Ella hizo rodar sus ojos. “Buena suerte.”
Simplemente le di mi sonrisa más encantadora. Le había dicho ya la verdad de cosas: no era ningún caballero. Yo era un ladrón.

4 comentarios:

  1. Buenísimo, no puedo esperar mas!!! <3

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  2. por favor que alguien se carge a ambrose

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  3. jaja sii caray! es una opinion popular por aqui! de hecho algun traductor me puso e un capitulo en vez de Ambrose Anso, Ambrose Asno.. yo no le encontraba mucha diferencia en verdad xDD estuve tentada a dejarlo asi xD

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  4. maravilloso capitulo xD quisiera hablar con la mujer de mi vida de la forma tan ingeniosa como habla kvothe con denna *_*

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