jueves, 1 de septiembre de 2011

Capitulo 55

Holaaa puff hasta ahorita me di tiempo de subir el capitulo, ya son casi las tres aca, okas este capitulo igual que el pasado, tambien fue traducido por Alfonso!!!
Okas ire a dormir yaa! solo siento no he subido el pack de los 50 capitulos, mañana sin falta lo subire.

Capitulo 55
Merced

Avisté al Maer a través de una brecha en el arbolado. Estaba sentado en un banco de piedra debajo de la sombra de un arbol de sus jardines, luciendo en cada parte un caballero en sus manchas anchas y su chaleco. Llevaba los colores de la casa de Alveron: zafiro y marfil. Pero mientras que su ropa era fina, no eran ostentosas. Llevaba un anillo de oro, pero ningun otro tipo de joyas. En comparación con muchos otros en su corte, el Maer vestia de manera simple.

Al principio esto parecía implicar que Alveron desdeñaba las modas de la corte. Pero después de un momento, vi la verdad. El marfil sin defectos de su camisa color crema y el zafiro vibrante de su chaleco. Yo habría apostado mi pulgar a que no habían sido usados más de una media docena de veces.

Como una muestra de riqueza, era sutil y sorprendente. Una cosa era ser capaz de comprar ropa fina, pero ¿cuanto costaria mantener un guardarropa que nunca mostrara el más mínimo indicio de desgaste? Cai en la cuenta de que lo Threpe había dicho acerca de Alveron: Rico como el Rey de Vintas.

El propio Maer se veia igual que antes. Alto y delgado. Canoso y con un peinado impecable. Noté cansancio en las líneas de su rostro, en el ligero temblor de sus manos y en su postura. Se ve viejo, me dije a mí mismo, pero no lo es.

El campanario comenzó a tocar la hora. Di un paso atrás de la cerca y caminé alrededor de la esquina para encontrar al Maer.

Alveron asintió con la cabeza, sus ojos fríos me buscaron con cuidado. "Kvothe, estaba mas que esperanzado de que vendrias."

Di una reverencia semi-formal. "Tuve el placer de recibir su invitación, su merced."

Alveron no hizo ningún gesto para que me sentase, por lo que permaneci de pie. Supuse que estaba poniendo a prueba mis modales. "Espero que no te importe que nuestra reunión sea en el exterior. ¿Has visto los jardines ya? "

"No he tenido la oportunidad, su merced." Había estado atrapado en mi condenada habitacion hasta que había enviado por mi.

"Debes permitir que te lo muestre todo." Cogió un bastón pulido que se apoyaba a la sombra del árbol . "Siempre he encontrado que tomar un poco de aire es bueno para lo que preocupa al cuerpo, aunque otros no están de acuerdo." Él se inclinó hacia adelante para ponerse de pie, pero una sombra de dolor cruzó su rostro y suspiro, fue una exalacion dolorosa que paso entre los dientes. Enfermo. Me dije. No viejo, enfermo.

Yo estaba a su lado en un instante y le ofrecí mi brazo. "Permítame, su merced."

El Maer esbozo una sonrisa forzada. "Si yo fuera más joven, me gustaría rechazar tu oferta", suspiró. "Pero el orgullo es el lujo de los fuertes." Paso una mano sobre mi brazo delgado y me uso de apoyo para levantarse. "Tengo que conformarme con ser elegante en su lugar."

"La elegancia es el lujo de los sabios", le dije con facilidad. "Por lo tanto, puede mostrar que su sabiduría le da la gracia."

Alveron dio una sonrisa irónica y me palmeó el brazo. "Eso hace que sea un poco más fácil de soportar, supongo."

"¿Le gustaria su baston, su merced?" Le pregunté. "¿O deveriamos caminar juntos?"

Él solto la misma risa seca. "'Caminar juntos. Eso es delicado." Tomó el bastón en la mano derecha mientras la izquierda me cogio del brazo en un apretón sorprendentemente fuerte.

"Señor y señora", juró por lo bajo. "No me gusta ser visto tambaleante. Es menos irritante apoyarse en el brazo de un joven que cojear por mi solo. Es una cosa horrible que tu cuerpo te falle. Nunca piensas en eso cuando eres joven."

Empezamos a caminar y nuestra conversación arrullada por el sonido de salpicaduras de agua en las fuentes y los pájaros cantando en los setos. En ocasiones, el Maer destacaba una pieza en particular de las estatuas y decia cuál de sus antepasados la habían encargado, hecho, o (él hablaba de estos de una manera más tranquila, en tono de disculpa) saqueado de países extranjeros en tiempos de guerra.

Caminamos por los jardines la mayor parte de de una hora. El peso de Alveron en mi brazo se redujo gradualmente y pronto me estaba usando más para mantener el equilibrio que de apoyo. Pasamos por varios nobles que se inclinaron o hicieron un gesto hacia el Maer. Después de que estuvieron fuera del alcance del oído mencionaba quiénes eran, cómo se clasificaban en la corte y un fragmento o dos de chismes divertidos.

"Se estan preguntando quién eres", dijo después de que una de esas parejas habían pasado detrás de un seto. "Esta noche va a ser el centro de toda la charla. ¿Eres un embajador de Renere? Un joven noble en busca de un feudo rico y una esposa? Quizás tú eres mi hijo perdido, un remanente de mi juventud salvaje." Rió entre dientes para sí mismo y me dio unas palmaditas en el brazo. Él podría haber continuado, pero tropezó con una loza que sobresalia y casi se cae. Se tranquilizó rápidamente y se sento en un banco de piedra junto al camino.

"Maldito y molesto", maldijo, obviamente avergonzado. "¿Cómo se habria visto, el Maer arrastrandose por ahí como un escarabajo de espaldas?" Miró alrededor de mal humor, estabamos solos. "¿Harías a un viejo un favor?"

"Estoy a su disposición, su merced."

Alveron me dirigió una mirada astuta. "¿Estas de verdad? Bueno, es una cosa pequeña. Manten en secreto quién eres y cuales son tus asuntos aqui. Se que le hara maravillas a tu reputación. Lo menos que les digas, más desearan todos saber de ti. "

"Voy a mandenerme en secreto , su merced. Pero tendria mas suerte evitando el tema de por qué estoy aquí, si yo supiera lo que era. . . . "

La expresión de Alveron fue astuta. "Es cierto. Pero este es un lugar demasiado público. Has mostrado una gran paciencia hasta ahora. Ejercitala un poco mas. "Él me miró. "¿Serías tan amable de acompañarme hasta mis habitaciones?"

Le tendí el brazo. "Desde luego, su merced."

***

Después de regresar a mis habitaciones, me quité la chaqueta bordada y la colge en el armario de palo de rosa tallada. La enorme pieza de mobiliario estaba forrada con madera de cedro y sándalo. Con grandes espejos colgados en el interior de las puertas.

Caminé por el suelo de mármol pulido y me sente en un sofá de terciopelo rojo a descansar. Inquieto, me puse de pie y me movi por la habitación. Habia pinturas en las paredes, retratos y escenas pastorales hechas con habilidad. Una de las paredes tenia un enorme tapiz que mostraba una gran batalla naval con minucioso detalle. Ocupó mi atención durante casi media hora.

Echaba de menos mi laúd.

Había sido muy difícil empeñarlo, como cortarse la mano. Estaba enfermo de preocupación por si pasaban los diez dias y no podria volver a comprarlo por los intereses.

Pero sin quererlo, el propio Maer había tranquilizado un poco mi mente. En el armario habia colgados seis trajes, lo suficientemente buenos para cualquier señor. Cuando fueron enviados a mi habitacion me sentí relajar. Lo primero que pensé al verlos fue que ahora podía mezclarme cómodamente con la sociedad cortesana. Pensé que si a lo peor le siguiera el peor de los casos, podía venderlos y asi tener suficiente dinero para recuperar mi laúd.

Por supuesto, si yo hiciera tal cosa, quemaria todas mis opciones con el Maer. Haría mi viaje a Severen un sin sentido y avergonzaría a Threpe tan profundamente que nunca podría hablarme de nuevo. Sin embargo, esa opción me dio un delgado hilo de control sobre la situación. Fue suficiente para que yo pudiera dejar de estar completamente loco de preocupación.

Echaba de menos mi laúd, pero si pudiera obtener el patrocinio del Maer, el camino de mi vida se haria de repente liso y recto. El Maer tenía dinero suficiente para yo poder continuar mis estudios en la Universidad. Sus conexiones podrían ayudarme a continuar mi investigación sobre los Amyr.

Tal vez lo más importante era el poder de su nombre. Si el Maer fueran mi mecenas, yo estaría bajo su protección. El padre de Ambrose podría ser el barón mas poderoso de todo vintas, a una docena de pasos de la realeza. Pero Alveron era prácticamente un rey por derecho propio. ¿Cuánto más sencilla sería mi vida sin esperar infinitamente a que Ambrose clavase estacas en mis ruedas? Era un pensamiento increible.

Echaba de menos mi laúd, pero todas las cosas tienen su precio. Para tener la oportunidad de tener el Maer como mecenas, estaba dispuesto a apretar los dientes y pasar un lapso de aburrimiento y ansiedad, sin música.

Alveron resultó estar en lo correcto acerca de la naturaleza curiosa de su corte. Después de que él me llamó a su estudio por la noche, el rumor estalló como un incendio forestal a mi alrededor. Yo podía entender por qué el Maer disfrutaba de este tipo de cosas. Era como ver las historias nacer.

2 comentarios:

  1. ¡Gracias por el capítulo! Seguid así.. Espero pronto el siguiente.

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  2. Muchas gracias, realmente hacen una magnifica labor. Si algún día necesitan un favor de un colombiano avísenme (tonfawarrior@gmail.com)

    Att: Camilo Mora

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