martes, 5 de julio de 2011

Capitulo 23

Hoolaa espero que no se les haya hecho larga la espera! aqui esta ya un exelentemente traducido capitulo de parte de nuestro traductor Vicente n__n
Gracias por comentar sobre la letra, presisamente la puse por que es mas legible, aunque muchas de las que me sugirieron no las tengo aqui tal vez pruebe otra, menos arial por que la detesto bastante XDD (naa solo se me hace muy muy formal)
Buenoo me preguntaron como serian subidos los siguientes capitulos que ya aparecen listos, seran subidos igual que siempre preferentemente uno por dia ya que los reviso uno por dia, esto tiene tambien otro motivo que es el de dar tiempo a que traduscan los capitulos siguientes ya que si no, les pondria 4 o 5 capitulos de una sola vez y luego los tendria ansiosos e impacientes por dias y dias.
Okas pues que disfruten mucho el capitulo n_n y gracias otra vez a Vicente

Capitulo 23
Principios

“Se lo dije a Mola,” dije mientras barajaba las cartas. “Ella dijo que todo estaba en mi cabeza y me empujó fuera de la puerta.

“Bueno, sólo puedo imaginarme como debe sentirse eso,” dijo Sim amargamente.

Miré arriba, sorprendido por la poco característica acidez en su voz, pero antes de que pudiera preguntar que sucedía, Wilem me miró a los ojos y sacudió su cabeza, advirtiéndome que lo dejara. Sabiendo el historial de Sim, supuse que era debido a otro rápido, doloroso final a otra rápida, dolorosa relación.

Mantuve mi boca cerrada y repartí otra mano de aliento. Nosotros tres estábamos matando tiempo, esperando a que la sala se llenara antes de que yo empezar a tocar para mí típica muchedumbre de la noche de Abatida en Anker’s.
“¿Qué crees que es el problema?” preguntó Wilem.
Titubeé, preocupado que si hablaba mis miedos en voz alta, ello se pudiera hacerlos realidad de alguna forma. “Podria haberme expuesto a algo peligroso en la Factoría.”
Wil me miró. “¿Cómo…?”
“Algunos de los compuestos que usamos,” dije. “Van directo a través de tu piel y te matan de dieciocho lentas maneras.” Pensé recordado el día en que mi vaso tenten se había roto en la Factoría. En la única gota del agente transportador que había aterrizado en mi camiseta. Era sólo una diminuta gota, apenas más grande que la cabeza de un tornillo. Estaba seguro de que no había tocado mi piel. “Espero que no sea eso. Pero no se que más podría ser.”
“Podría ser un efecto prolongado de la Ciruela Agitada, Sim dijo sombríamente. “Ambrose no vale mucho como alquimista. Y por lo que tengo entendido, uno de los principales ingredientes es plomo. Si lo fabricó el mismo, algunos principios latentes podrían estar afectando tu sistema. ¿Has comido o bebido algo diferente hoy?”
Pensé en ello. “Obtuve una razonable porción de metheglin en el Eolio,” admití
“Esa cosa pondría enfermo a cualquiera,” dijo Wil misteriosamente.
“Me gusta,” dijo Sim. “Pero es prácticamente toda una panacea en sí misma. Hay un montón de diferentes tinturas pasando en eso. Nada alquímico, pero tienes nuez moscada, tomillo, clavo-todo tipo de especias. Podría ser que uno de ellos provocase alguno de los principios sueltos que esta acechando tu organismo.
“Fantástico,” refunfuñé. “¿Y cómo hago para arreglar eso, exactamente?”
Sim extendió sus manos impotentemente. “Eso es lo que he pensado,” dije. “Aún así, suena mejor que envenenamiento por metal.”
Simmon procedió a sacar cuatro trucos seguidos con una inteligente barajeado de cartas y para el final de la mano estaba sonriendo de nuevo. Sim no estaba realmente dado a permanecer melancólico.
Wil lanzó sus cartas a un lado, y yo empujé mi silla hacia fuera de la mesa.
“Toca esa sobre la vaca bebida y la mantequilla revuelta,” dijo Sim.
No pude evitar esbozar una sonrisa. “Quizá más tarde,” dije mientras cogía mi crecientemente andrajoso estuche de laúd y me dirigí hacia delante de la chimenea entre el sonido de dispersos, familiares aplausos. Me llevó un momento largo abrir el estuche, desenrollando el alambre de cobre que estaba aún usando en lugar de una hebilla.
Durante las siguientes dos horas toqué. Canté: “Olla de cobre inferior”, “La rama de lila”, “La tina de tía Emme”. El público rió y dio palmadas y vitoreó. Mientras tocaba mis canciones, noté como me desprendía de mis preocupaciones. Mi música ha sido siempre el mejor remedio para mis malos humores. Mientras cantaba, incluso mis moretones parecían dolerme menos.
Entonces sentí un escalofrío, como si un fuerte viento invernal estuviera soplando desde la chimenea detrás de mí. Luché contra los temblores y finalicé el último verso de “Aguardiente de Manzana”, que había tocado finalmente para poner feliz a Sim.
Cuando di el golpe al último acorde, la muchedumbre aplaudió y la conversación lentamente fue manando en aumento para ocupar la habitación de nuevo.
Miré detrás de mí a la chimenea, pero el fuego estaba ardiendo con fuerza sin ningún signo de viento. Me bajé del sitio frente la chimenea, esperando que caminar un poco me ahuyentara el frío. Pero tan pronto como di unos pocos pasos, me di cuenta que ese no era el caso. El frío se asentó directamente en mis huesos. Me volví hacia la chimenea, extendiendo mis manos para calentarlas.
Wil y Sim aparecieron a mi lado. “¿Que sucede?” preguntó Sim. Parece como si te fueras a poner enfermo. “Algo parecido,” dije apretando mis dientes para evitar castañear. “Ve a decirle a Anker que me estoy sintiendo enfermo y que tengo que acortar lo de esta noche. Luego enciende una vela con este fuego y llévalo arriba a mi habitación.”
Miré hacia arriba a sus caras serias. “Wil, me podrías ayudar a salir de aquí, no quiero hacer una escena.”
“Wilem asintió y me ofreció su brazo. Me apoye en él y me concentré en no dejar que mi cuerpo temblara mientras nos dirigíamos hacia las escaleras. Nadie nos prestó mucha atención. Probablemente parecía más bebido que otra cosa. Mis manos estaban entumecidas y pesadas. Mis labios se sentían con un frío glacial.
Después del primer tramo de escaleras, no pude mantener el control sobre mis temblores durante más tiempo. Aún podía caminar, pero los torpes músculos de mis piernas se contractaban temblorosamente con cada paso.
Wil paró. “Deberíamos ir a la Clínica.” Todo y que no sonó diferente, su acento Ceáldico era más cerrado y estaba empezando a no pronunciar algunas palabras. Señal de que estaba verdaderamente preocupado.
Sacudí mi cabeza firmemente y me incliné hacia delante, sabiendo que él tendría que ayudarme a subir escaleras arriba o dejarme caer. Wilem me rodeó con un brazo y medio me aguanto, medio me llevó el resto del camino.
Una vez ya en mi diminuta habitación, me tambaleé encima de la cama. Wilem me rodeó con una manta alrededor de los hombros.
Hubo pasos en el pasillo y Sim apareció nerviosamente por la puerta. Sostenía un trozo de vela, resguardando la llama con su otra mano mientras caminaba. “La tengo, ¿para qué la querías usar, de todos modos?”
“Allí,” señalé a la mesa al lado de la cama. “¿La encendiste desde el fuego?”
Los ojos de Sim se asustaron. “Tus labios,” dijo, "No tienen buen color.”
Arranqué una astilla de la áspera madera de la mesilla de noche y me la clavé fuertemente en el reverso de mi mano. La sangre manó y enrollé la larga astilla alrededor de ella, dejándola húmeda. “Cierra la puerta.” Dije.
No estás haciendo lo que creo que estás haciendo,” dijo Sim firmemente.
Me desclavé la astilla dejándola en la suave cera de la vela al lado de la ardiente mecha. Chisporroteó un poco, entonces la llama la envolvió. Murmuré dos vínculos, uno justo después del otro, hablando lentamente para que mis entumecidos labios no articularan mal las palabras.
“¿Que estás haciendo?” preguntó Sim. “¿Estás intentando cocinarte a ti mismo?” Cuando no le respondí, el dio un paso adelante, como si fuera a volcar la vela.
Wil le cogió del brazo. “Sus manos están frías como el hielo,” dijo tranquilamente. “Está frío. Muy frío.” Los ojos de Sim se movieron rápido con nerviosismo, mirándonos a uno y a otro. Dio un paso atrás. “Sólo… sólo sé cuidadoso.”
Pero ya lo estaba ignorando. Cerré mis ojos y vinculé la llama de la vela con la de la chimenea de abajo. Entonces cuidadosamente, hice un segundo vínculo entre la sangre de la astilla y la de mi propio cuerpo. Fue muy parecido a lo que había hecho con la gota de vino en el Eolio. Con a obvia excepción que no quería que mi propia sangre bullera.
Al principio hubo un breve cosquilleo de calor, no era suficiente. Me concentré más y noté como todo mi cuerpo se relajaba cuando sentí calor a raudales. Mantuve mis ojos cerrados, manteniendo mi atención en los vínculos hasta que pude dar varias largas y profundas respiraciones sin estremecerme o temblar.
Abrí mis ojos y vi a mis dos amigos mirarme expectantemente. Les sonreí. “Estoy bien.”
Pero antes de que las palabras salieran, empecé a sudar. Estaba repentinamente demasiado caliente, nauseabundamente caliente. Rompí ambos vínculos tan rápido como al retirar una mano de un hornillo de hierro caliente.
Hice unas pocas respiraciones profundas, entonces me levanté y caminé hacia la ventana. La abrí y me apoyé pesadamente en el alféizar, disfrutando del frío aire de otoño que olía a hojas caídas y lluvia venidera.
Hubo un largo momento de silencio.
“Eso parecía la tiritona del simpatista,” dijo Simmon. “Una tiritona del simpatista muy fea.”
“Parecía como un resfriado,” dije.
“¿Quizás tu cuerpo ha perdido la habilidad de regular su propio temperamento?” sugirió Wilem.
“Temperatura,” le corrigió Sim distraídamente.
“Eso no explicaría el quemazón en mi nuca.”
Sim ladeó la cabeza. “¿Quemazón?”
Estaba empapado de sudor ahora, así que estaba encantado de tener una excusa para desabotonarme mi camisa y me la saqué por encima de mi cabeza. Una gran parte de mi pecho y la parte superior de mi brazo tenían un brillante color rojo, un marcado contraste con mi ordinaria piel pálida.
“Mola dijo que era un sarpullido y que estaba siendo quisquilloso como una vieja. Pero no estaba allí antes de que saltara al río.
Simmon se inclinó para ver más cerca. “Aún creo que son principios no consolidados,” dijo. “Pueden hacerle cosas extrañas a una persona. Tuvimos un E’lir el trimestre pasado que no fue cuidadoso con su factorización. No fue capaz de dormir o de enfocar los ojos durante casi dos ciclos.”
Wilem se repantingó en una silla. “¿Que hace a un hombre sentir calor, frío y luego calor otra vez?”
Sim dio una media sonrisa. “Suena como un acertijo.”
“Odio los acertijos,” dije, cogiendo mi camisa. Entonces aullé, apretándome el bíceps desnudo de mi brazo izquierdo. La sangre brotó entre mis dedos.
Sim se presipito en sus pies, mirando alrededor frenéticamente, obviamente sin saber qué hacer.
Sentí como si hubiera sido apuñalado por un cuchillo invisible. “Dios. Ennegrecido. Maldito.” solté entre mis apretados dientes.
Retiré mi mano y vi la pequeña y redonda herida en mi brazo que no había venido de ninguna parte.
La expresión de Sim era horrorizada, sus ojos abiertos, sus manos tapando su boca. Dijo algo, pero yo estaba demasiado ocupado concentrándome para escuchar. Ya sabía lo que estaba diciendo de todas formas: felonía. Desde luego. Todo esto había sido felonía. Alguien me estaba atacando.
Me sumergí en el Corazón de Piedra y saqué mi Alar a proteger.
Pero mi desconocido atacante no estaba perdiendo el tiempo. Noté un agudo dolor en mi pecho cerca del hombro. No me rompió la piel esta vez, pero vi como una mancha de flor de azulado oscuro bajo mi piel.
Endurecí mi Alar y la siguiente puñalada fue poco más que un pellizco. Entonces rápidamente rompí mi mente en tres partes y les di a dos de ellas la tarea de mantener el Alar que me protegía.
Sólo entonces deje escapar un profundo suspiro. “Estoy bien.” Simmon dio una risotada que se ahogo en un sollozo. Sus manos aún cubrían su boca. “¿Cómo puedes decir eso?” preguntó, claramente horrorizado.
Me miré. La sangre aún estaba brotando entre mis dedos, recorriendo el reverso de mi mano y mi brazo.
“Es verdad,” le dije. “Francamente, Sim.”
“Pero felonía,” dijo. “Simplemente, no se hace.”
Me senté en el borde de mi cama, manteniendo la presión en la herida.
“Creo que tenemos una bonita prueba de ello, por otra parte.”
“Yo estoy con Simmon. Nunca hubiera creído esto.” hizo un gesto de enfado. “Los arcanistas no hacen ya estas cosas. Es demencial.” Me miró. “¿Por qué estás sonriendo?”
“Estoy aliviado.” dije honestamente. “Estaba preocupado con que me hubiera dado un envenenamiento por cadmio, o que tuviera una misteriosa enfermedad. Esto es simplemente alguien tratando de matarme.”
“¿Cómo podría alguien hacerlo?” preguntó Simmon. “No me refiero a ello moralmente. ¿Cómo consiguió alguien tu sangre o pelo?”
Wilem miró a Simmon. “¿Qué hiciste con las vendas después de coserle?”
“Las quemé.” dijo Sim a la defensiva. “No soy idiota.”
Wilem hizo un gesto tranquilizador. “Solo estoy estrechando las posibilidades. Probablemente tampoco es la Clínica. Ellos son cuidadosos con esta clase de cosas.”
Simmon se levantó. “Tenemos que contárselo a alguien.” miró a Wilem. “¿Estará Jamison aún en su oficina a estas horas de la noche?”
“Sim,” dije. “¿Qué tal si esperamos un tiempo?”
“¿Qué?” dijo Simmon “¿Por qué?”
“Las únicas evidencias que tengo son mis lesiones,” dije. “Eso significa que buscarán a alguien de la Clínica para examinarme. Y cuando eso suceda…” con una mano aún afianzada en mi brazo sangriento, hice gestos sobre mi codo vendado. “Parecería sorprendentemente alguien que hubiera caído de un tejado hace un par de días.”
Sim volvió a sentarse en la silla. “¿Han sido sólo tres días, no?”
Asentí. ”Sería expulsado. Y Mola estaría en problemas por no mencionar mis lesiones. El Maestro Arwyl no perdona ese tipo de cosas. Vosotros dos también os veríais implicados seguramente. No quiero eso.
Estuvimos callados durante un momento. El único sonido era el distante clamor de la concurrida taberna de abajo. Me senté en la cama.
“¿Sería necesario que discutiéramos quién está haciendo esto?” preguntó Sim.
“Ambrose,” dije. “Siempre es Ambrose. Debe haber encontrado algo de mi sangre en un trozo de teja. Debería haber pensado en ello hace ya días.”
“¿Como sabría que es tuya?” preguntó Simmon.
“Porque lo odio,” dije amargamente. “Desde luego que sabe que fui yo.”
Wil sacudía lentamente la cabeza. “No. No parece él.”
“¿Que no parece él?” exclamó Sim. “El tuvo que ver con lo de esa mujer que drogó a Kvothe con la Ciruela Agitada. Eso es tan malo como el envenenamiento. El contrato a esos hombres para que asaltaran a Kvothe en el callejón el bimestre pasado.”
“Esa es exactamente mi punto,” dijo Wilem. “Ambrose no le hace esas cosas a Kvothe. Dispone el que otra gente lo haga. Él buscó a una mujer para que le drogara. Pagó a matones para que te acuchillaran. Creo que ni siquiera hizo eso. Me apuesto a que alguien otro lo preparó para él.”
“Es lo mismo,” dije. “Sabemos que él está detrás.”
Wilem me frunció el ceño. “No estás pensando con claridad. No es que Ambrose no sea un cabrón. Lo es. Pero es un cabrón inteligente. Tiene cuidado de distanciarse de todo lo que hace.”
Sim parecía inseguro. “Wilem tiene razón. Cuando fuiste contratado como músico en la Calesa, no compró el sitio y te echó. Hizo que el yerno del barón Petre lo hiciera. Ninguna relación con él.”
“Ninguna relación tampoco aquí,” dije. “Ese es el interés de la simpatía. Es indirecta.”
Wilem sacudió su cabeza. “Si fueras apuñalado en un callejón, la gente estaría consternada. Pero esas cosas pasan todo el rato alrededor del mundo. ¿Pero y si te caes en público y empiezas a chorrear sangre por felonía? La gente estaría horrorizada. Los maestros empezarían a suspender las clases. Ricos mercaderes y nobles lo escucharían y sacarían a sus hijos de sus estudios. Traerian a los alguaciles desde Imre.”
Simmon se frotó la frente y miró al techo pensativamente. Entonces asintió para sí mismo, primero lentamente, luego con más certeza. “Tiene sentido,” dijo. “Si Ambrose hubiera encontrado algo de sangre, se la podría haber dado a Jamison y dejar que él empleara la radiestesia para encontrar al ladrón. No hubiera habido ninguna necesidad de hacer que la gente de la Clínica buscara lesiones sospechosas y esas cosas.”
“A Ambrose le gusta su venganza.” apunté con gravedad. “Podría haber escondido la sangre de Jamison. Quedándosela para él.”
Wilem estaba sacudiendo la cabeza.
Sim suspiró. “Wil tiene razón. No hay muchos simpatistas, y todo el mundo sabe que Ambrose te guarda rencor. Es demasiado prudente para hacer algo así. Le señalaría directamente a él.”
“Además,” dijo Wilem. “¿Cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? Días y días. ¿Crees realmente que Ambrose podría haber estado haciendo eso sin restregártelo por las narices? ¿Ni siquiera un poco?”
“Tienes razón,” admití a regañadientes. “No parece él.”
Sabía que tenía que ser Ambrose. Lo podía sentir en lo profundo mis entrañas. De forma extraña casi quería que fuera él. Haría las cosas mucho más simples. Pero querer algo no lo transformaría en eso mismo. Tomé una profunda bocanada de aire y me forcé a pensar en ello racionalmente.
“Sería muy temerario por su parte.” admití finalmente. “Y no es del tipo de los que se ensucian las manos.” Suspiré. “Bien. Fantástico. Como si una persona tratando de arruinar mi vida no fuera suficiente.”
“¿Quién podría ser?” preguntó Simmon. “Una persona promedio no podría hacer esa clase de cosas con cabello ¿estoy en lo cierto?”
“Dal podría,” dije. “O Kilvin.”
“Es probablemente seguro afirmar,” dijo Wilem secamente. “Que ninguno de los maestros está tratando de matarte.”
Traté de ignorar la sensación de desazón en la boca de mi estómago. “Hay alguien que tiene mi sangre,” dije. “Pero no creo que ella pudiera ser la responsable.”
Wil y Sim se giraron para mirarme, e inmediatamente lamenté el haber dicho nada. “¿Por qué tendría alguien tu sangre?” preguntó Sim.
Titubeé, entonces me di cuenta que a estas alturas no había forma de evitar contárselos. “Tomé prestado dinero de Devi al principio del bimestre.”
Ninguno de ellos reaccionó de la forma que esperaba. Es decir, ninguno de ellos reaccionó en absoluto.
“¿Quién es Devi?” preguntó Sim.
Me empecé a relajar. Quizá no habían oído de ella. Eso haría realmente las cosas más fáciles. “Es una Gaelet, que vive al otro lado del río Omethi.” dije.
“Vale,” dijo Simmon sin afectación. “¿Qué es una Gaelet?”
“¿Recuerdas cuando fuimos a ver El fantasma y la chica gallina? le pregunté. “Ketler era un Gaelet.”
“Ah, un Azor de Cooper,” dijo Sim, con su cara iluminándose de entendimiento y de nuevo oscureciéndose al darse cuenta de las implicaciones de ello.
“No sabía que hubiera de ese tipo de personas por aquí.”
“Ese tipo de personas están por todas partes,” dije. “El mundo no funcionaría sin ellos.”
“Espera,” dijo Wilem repentinamente, levantando su mano. “Dijiste que tu…” paró, luchando por encontrar una palabra apropiada en Atur. “¿Tu prestamista, tu gatessor se llamaba Devi?” su acento Ceáldico fue muy marcado en el nombre, por lo que sonó más bien como “David”.
Asentí. Esa era la reacción que esperaba.
“Oh Dios,” dijo Simmon, horrorizado. “¿Quieres decir Devi la demonio, no?”
Suspiré. “Así que has oído sobre ella.”
“¿Oído sobre ella?” dijo Sim, con su voz volviéndose estridente. “¡Fue expulsada durante mi primer bimestre! Me causó una auténtica impresión.”
Wilem simplemente cerró sus ojos y sacudió su cabeza, como si no pudiera soportar mirar a alguien tan estúpido como yo.
Sim alzó las manos al aire. “¡Fue expulsada por felonía! ¿En que estabas pensando?”
“No,” Wilem le dijo a Simmon. “Fue expulsada por Comportamiento Inadecuado. No hubo prueba de felonía.”
“De verdad que no creo que haya sido ella,” dije. “Ella es bastante maja, en realidad. Amistosa. Además, es sólo un préstamo de seis talentos y no le debo nada de retraso. No tiene ninguna razón para hacer algo como esto.”
Wilem me dirigió una larga, fija mirada. “Sólo para explorar todas las posibilidades,” dijo lentamente. “¿Harías algo por mí?”
Asentí.
“Piensa hacia atrás hacia vuestras últimas conversaciones,” dijo Wilem. “Tómate un momento y examínalas cuidadosamente trozo a trozo y mira si recuerdas haber dicho o hecho algo que la pudiera haber ofendido o alterado.”
Pensé en nuestra última conversación, reproduciéndola en mi cabeza. “Ella estaba interesada en cierta pieza de información que no le di.”
“¿Como de interesada?” la voz de Wilem era lenta y paciente, como si estuviera hablando más bien con un crío mentecato.
“Mas que interesada.” dije.
“Mas que no indica un grado exacto de cantidad.”
Suspiré. “De acuerdo. Extremadamente interesada. Suficientemente interesada como para-” paré.
Wilem arqueó una ceja con complicidad. “¿Sí? ¿Qué has recordado?”
Titubeé. “Ella podría haber ofrecido además dormir conmigo,” dije.
Wilem asintió tranquilamente, como si hubiera esperado algo por el estilo. “¿Y tú de qué forma respondiste a la generosa oferta de esta joven mujer?”
Noté como se calentaron mis mejillas. “Y… Yo de cierta forma la ignoré.”
Wilem cerró sus ojos, su expresión transmitiendo una enorme, hastiada consternación.
“Eso es mucho peor que Ambrose,” dijo Sim, poniendo su cabeza entre sus manos. “Devi no se ha de preocupar de los maestros ni de nada. ¡Dijeron que podía hacer ocho vínculos a la vez! ¡Ocho¡”
“Estaba en una estrecha posición,” dije un poco irritado. “No tenía nada que usar como colateral. Admitiré que no fue muy buena idea. Después de que todo esto haya acabado, podremos llevar a cabo un simposio sobre cuán estúpido soy. ¿Pero podríamos movernos por ahora?” le dirigí una mirada suplicante.
Wilem se frotó los ojos con una mano y dio un abatido asentimiento.
Sim hizo un esfuerzo para controlar su expresión horrorizada con sólo mínimo éxito. Tragó saliva. “Muy bien, ¿Qué vamos a hacer?”
“Ahora mismo no importa quién es responsable,” dije, cuidadosamente observando si mi brazo había parado de sangrar. Lo había hecho, así que aparté mi mano. “Voy a tomar varias medidas de precaución.” hice un gesto de ahuyentarlos. “Vosotros dos id a dormir.”
Sim arrugó su frente. Sofocó una risa. “Por el cuerpo de Dios, eres irritante a veces. ¿Qué pasa si vuelves a ser atacado?”
“Ha pasado ya dos veces mientras estábamos sentados aquí,” dije con naturalidad. “Me noto unos pequeños hormigueos.” Sonreí al ver su expresión. “Estoy bien, Sim. De verdad. Hay una razón por la cual soy el duelista con mejor ranking en la clase de Dal. Estoy totalmente a salvo.”
“Mientras te mantengas despierto,” intervino Wilem, sus ojos oscuros con seriedad.
Mi sonrisa se volvió rígida. “Mientras me mantenga despierto,” repetí. “Desde luego.”
Wilem se levantó e hizo unos gestos como si se estuviera peinando. “Por lo tanto. Aséate y toma tus medidas oportunas.” me dirigió una mirada mordaz. “¿Podría el joven Maestro Simmon y yo mismo esperar al duelista con mejor ranking de la clase de Dal en mi habitación esta noche?
Noté como me enrojecía de vergüenza. “Por supuesto, eso sería muy apreciado.”
Wilem me dirigió una reverencia exagerada, entonces abrió la puerta y se dirigió afuera al pasillo.
Sim lucía por entonces una amplia sonrisa. “Es una cita entonces. Pero ponte una camisa antes de venir. Te vigilaré esta noche como el molesto niño que eres, pero me niego si insistes en dormir desnudo.”

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Después de que Wil y Sim se hubieran ido, me dirigí por la ventana hacía los tejados. Deje mi camisa en mi habitación, ya que yo estaba hecho un asco de sangre y no quería estropearla. Confié en que la oscuridad y lo tardía de la hora que era me ayudara a que nadie me avistara corriendo por los tejados de la Universidad ensangrentado y medio desnudo.
Es relativamente sencillo protegerte de la simpatía si sabes lo que estás haciendo. Alguien tratando de quemarme o apuñalarme, de extraer el calor de mi cuerpo hasta que cayera en hipotermia, todas esas cosas funcionan con una simple, directa aplicación de la fuerza, así que es fácil oponerse a ellas. Estaba a salvo ahora que sabía que estaba pasando y mantuve mis defensas altas.
Mi nueva preocupación era que quién fuera que me estaba atacando se pudiera desalentar y tratar algo diferente. Algo cómo radiestesiar mi localización, y entonces valerse de un tipo de ataque más mundano, uno que no pudiera evitar con fuerza de voluntad.
La felonía es espantosa, pero un matón con un afilado cuchillo te mataría diez veces más rápido si te cogiera en un callejón oscuro. Y coger a alguien fuera de guardia es relativamente fácil si puedes seguir cada movimiento suyo usando su sangre.
Así que me dirigí a los tejados. Mi plan era coger un puñado de hojas de otoño, marcarlas con mi sangre y dejarlas voltear sin fin en la Casa del Viento. Era un truco que ya había usado antes.
Pero mientras saltaba hacia el otro lado de un estrecho callejón, vi como un relámpago parpadeaba en el cielo y olí la lluvia en el ambiente. Una tormenta estaba acercándose.
No solamente haría que las hojas se enmarañaran en el suelo, evitando que voltearan en el aire, sino que limpiaría mi sangre de ellas también.
De pie allí en el tejado, sintiendo como si los doce colores del Infierno hubieran estado martilleando dentro de mí, siendo llevado a inquietantes ecos de mis años en Tarbean. Observé el relámpago distante durante un momento e intenté que el sentimiento no me abrumara. Me forcé a recordar que no era el mismo indefenso y famélico chico que por aquel entonces.
Oí el débil, sonido como de tambores al doblarse la hojalata del tejado detrás de mí. Me puse rígido, pero me relaje en cuanto sentí la voz de Auri. “¿Kvothe?”
Miré a mi derecha y vi su pequeña forma de pie a una docena de pies más allá. Las nubes estaban ocultando la luna, pero pude oír su risa mientras decía, “Te vi correr en lo alto de las cosas.”
Recorrí el resto del camino para encontrarme con ella, encantado de que no hubiera mucha luz. No me gustaría pensar como reaccionaria Auri ante la visión de mi, medio desnudo y cubierto de sangre.
“Hola Auri,” dije. “Esta aproximándose una tormenta. No deberías estar aquí arriba en lo alto de las cosas esta noche.”
Ella ladeó su cabeza. “Tu lo estás.” dijo simplemente.
Suspiré. “Lo estoy pero sólo—“
Un gran rayó que se bifurcó varias veces reptó por el cielo, iluminando todo por el espacio de un solo segundo. Entonces se fué, dejándome medio ciego.
“¿Auri?” la llamé, preocupado que mi visión la hubiera asustado.
Hubo otro destello de un relámpago y la vi de pie cerca de mí. Sonriendo encantada. “Pareces un Amyr,” dijo. “Kvothe es uno de los Ciridae.”
Miré abajo hacia mi cuerpo con el siguiente destello de luz y entonces me di cuenta de a qué se refería. Tenía sangre seca corriendo por el dorso de mis manos de cuando habían intentado contener la de mis heridas. Parecía como los viejos tatuajes que los Amyr habían usado para señalar a sus miembros de mayor categoría.
Estaba tan sorprendido por su referencia que olvidé la primera cosa que había aprendido sobre Auri. Olvidé ser cuidadoso y le hice una pregunta. “Auri, ¿cómo es que sabes sobre los Ciridae?”
No hubo respuesta. El siguiente parpadeo de luz no me mostró nada exceptuando un tejado vacío y un cielo inclemente.

3 comentarios:

  1. Grax por el capítulo, seguid así.

    Ahora podremos leer un cap. por noche que bn...

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  2. Que buen capitulo. Que pena no tener el suficente nivel como para leerlo en inglés.

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  3. Me parece correcto no publicar varios capitulos de una sola vez y luego... una interminable espera... :(
    Es mejor uno cada tanto.. como para adaptase a una espera regular.. Asi se vuleve mas interesante y entretenido :)
    Por cierto.. Gracias por la traduccion!! :D

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