miércoles, 3 de agosto de 2011

Capitulo 40

 Holaa!! pues ya acabamos esta meta! Ojala se anime mas gente a traducir!! para q la siguiente la acabemos tan rapido como esta!! bueno estoy d rapido emm... disfruten el capitulo que fue traducido por Pauli! 

Espero subir el pack con los 40 capitulos mañana sin falta y el siguiente capitulo esperenlo por el sabado n_n

Capítulo 40
Títere

“Lo más importante es ser educado,” Dijo Simmon en voz baja a medida que avanzábamos a través de un estrecho pasillo lleno de libros. Nuestras lámparas simpáticas disparaban rayos de luz entre los estantes y hacían bailar a las sombras nerviosamente. “Pero no seas condescendiente con él. Es un poco… raro, pero no es idiota. Simplemente trátalo como lo harías con cualquier otra persona.”
“Salvo educadamente,” Dije con sarcasmo, cansado de esta interminable lista de consejos.
“Exacto,” dijo Simmon en tono serio.
“¿A dónde vamos, de todos modos? Pregunté sobre todo para detener el constante fastidiar de Simmon.
”Al Subterráneo tres” Dijo Wilem mientras doblaba para descender un largo tramo de escalones de piedra. Siglos de uso habían ido degastando la piedra, haciendo que las escaleras parecieran inclinadas, como pesados y cargados estantes. Cuando comenzamos a bajar, las sombras hacían que los peldaños parecieran lisos y oscuros, sin bordes, como un cause abandonado con las rocas deterioradas.

“¿Estás seguro de que va a estar ahí?”
Wil asintió. “No creo que deje sus habitaciones muy seguido.”
“¿Habitaciones?” pregunté. “¿Él vive aquí?”

Ninguno de nosotros dijo nada mientras Wilem nos conducía por otro tramo de escaleras, luego avanzamos un largo trecho por un amplio pasillo con un techo muy bajo. Finalmente, llegamos a una puerta común y corriente situada en una esquina. Si yo no hubiera sabido, probablemente habría asumido que se trataba de uno de los innumerables agujeros de lectura dispersos por las estanterías.

“Simplemente no hagas nada que pueda molestarlo,” Dijo Simmon nervioso.

Puse mi expresión más educada mientras Wilem llamaba a la puerta. La manilla comenzó a girar casi de inmediato. La puerta se abrió solo un poco, luego se abrió de par en par. Títere se situó en el marco de la puerta, más alto que cualquiera de nosotros. Las mangas de su túnica negra se agitaban notablemente con la brisa provocada por la puerta abierta.

Él nos miró con arrogancia por un momento, luego pareció desconcertado y se llevó una mano para tocarse el lado de la cabeza. “Esperen, olvidé mi capucha,” dijo él y cerró la puerta de una patada.

Por extraña que fue su breve aparición, me di cuenta de algo mucho más perturbador. “Cuerpo quemado de Dios,” Susurré. “Tiene velas allí. ¿Lorren lo sabe?”

Simmon abría la boca para contestar, cuando la puerta se abrió nuevamente. Títere llenó la puerta de entrada, su oscura túnica resaltaba contra la cálida luz de las velas detrás de él. Ahora iba encapuchado, con sus brazos levantados. Las largas mangas de su túnica capturaron la afluencia de aire y ondularon de forma impresionante. La misma ráfaga de aire cogió su capucha y la voló de su cabeza.

“¡Maldición!” dijo con tono distraído. La capucha quedó puesta a la mitad, mitad fuera de su cabeza, cubriéndole parcialmente un ojo. Cerró la puerta de una patada otra vez.

Wilem y Simmon permanecieron imperturbables. Yo me abstuve de hacer comentario alguno.

Hubo un momento de silencio. Finalmente una voz amortiguada llegó desde el otro lado de la puerta. “¿Les importaría tocar de nuevo? No parecería del todo correcto de otra manera.”

Obedientemente, Wilem dio un paso de vuelta a la puerta y llamó. Una vez, dos veces, entonces la puerta se abrió y nos enfrentamos a una amenazadora figura en una túnica oscura. La capucha ensombrecía su rostro, y las largas mangas de su túnica se agitaban en el viento.

“¿Quién llama a Táborlin el grande? Entonó Títere, su voz resonaba, pero ligeramente atenuada por la profunda capucha. Una mano apuntó dramáticamente. “¡Tú! ¡Simmon!” hubo una pausa, su voz perdió su dramática resonancia. “Ya te había visto el día de hoy, ¿no es así?”

Simmon asintió. Pude sentir la risa cayendo sobre él, tratando de encontrar una manera de salir.

“¿Hace cuánto tiempo?”
“Alrededor de una hora.”
“Hmm.” La capucha asintió. “¿Fue mejor esta vez?” Alzó la mano para empujar hacia atrás el gorro de la capa y noté que la túnica era demasiado grande para él, las mangas colgaban hacia las puntas de sus dedos. Cuando su cara emergió de la capucha él sonreía ampliamente como un niño que juega a disfrazarse con la ropa de sus padres.
“No estabas haciendo a Táborlin antes,” Admitió Simmon
“Oh.” Títere parecía un poco molesto “¿Cómo estuve esta vez?, quiero decir. ¿Fue un buen Táborlin?”
“Bastante bueno” Dijo Simmon.

Títere miró a Wilem.

“Me gusta la túnica,” dijo Wil. “Pero siempre imaginé a Táborlin con una voz suave.”

“Oh” Finalmente me miró. “Hola.”
“Hola,” dije con mi tono más cortés.
“No te conozco” Pausa. “¿Quién eres?”
“Soy Kvothe.”
“Pareces muy seguro de ello,” dijo mirándome fijamente. Otra pausa. “Ellos me llaman Títere.”
“¿Quién es ellos?”
“¿Quiénes son ellos?” Corrigió levantando un dedo.
Sonreí. “¿Quiénes son ellos entonces?”
“¿Quiénes fueron ellos entonces?”
“¿Quiénes son ellos ahora?” Le aclaré, mi sonrisa era cada vez más amplia.

Títere reflejaba mi sonrisa de manera distraída e hizo un vago gesto con una mano. “Tu sabes, ellos. Las personas.” El continuó mirándome de la misma manera en la que yo podría examinar una interesante roca o un tipo de hoja que nunca hubiera visto antes.

“¿Cómo te nombras a ti mismo?” pregunté.
Pareció un poco sorprendido, y sus ojos se centraron en mí en una manera más normal. “Eso sería revelador, sospecho,” dijo con un tono de reproche. Les echó un vistazo a los silenciosos Wilem y Simmon. “Deberían entrar ya.” Se dio la vuelta y caminó hacia dentro.

La habitación no era particularmente grande. Pero parecía extrañamente fuera de lugar, ubicada en el seno de los Archivos. Había un hondo sillón acolchado, una gran mesa de madera y un par de puertas que conducían a otras habitaciones.

Los libros estaban por todos lados, estantes y libreros a rebosar. Estaban amontonados en el piso, dispersos en las mesas y apilados en sillas. Un par de cortinas dibujadas contra la pared me sorprendieron. Mi mente luchaba con la impresión de que debería de haber una ventana tras ellas, a pesar de saber que estábamos profundamente debajo de la tierra.
El cuarto estaba lleno de lámparas y velas, largas candelas y gruesos y goteantes pilares de cera. Cada lengua de fuego me llenaba de una vaga ansiedad al pensar en un incendio extendiéndose por un edificio lleno de cientos de miles de preciosos libros.

Y habían títeres. Colgaban de los estantes y de ganchos en las paredes. Yacían estropeados en las esquinas y sobre sillas. Algunos estaban en proceso de construcción o reparación, estaban dispersos entre las herramientas esparcidas en la mesa de trabajo. Allí habían estantes llenos de figuras, cada una hábilmente tallada y pintada con la forma de una persona.

De camino a su mesa, Títere se sacó su túnica negra y la dejó caer descuidadamente al piso. Por debajo de ella estaba vestido sencillamente, una arrugada y blanca camisa, unos arrugados pantalones oscuros y calcetines dispares demasiados remendados en los talones. Me di cuenta de que era mayor de lo que había pensado. Su rostro era liso y sin arrugas, pero su cabello era de un color blanco puro y delgado en la parte superior.

Títere despejó una silla para mí, removiendo cuidadosamente un pequeño cordel de marioneta del asiento y encontrándole lugar en un estante cercano. Entonces se sentó en la mesa, dejando a Wilem y Simmon de pie. Para su crédito, no parecían terriblemente desconcertados.

Escarbando un poco en el desorden de la mesa, sacó una pieza de madera de forma irregular y un cuchillo pequeño. Él se tomó otro momento, mirándome inquisidoramente, entonces comenzó a tallar metódicamente, rizos de madera caían sobre la mesa.

Por extraño que parezca, no tenía ganas de preguntarle a nadie qué estaba pasando. Cuando haces tantas preguntas como yo las hago, aprendes cuándo son apropiadas.

Además, yo ya sabía cuál sería la respuesta. Títere era una de las talentosas personas no del todo cuerdas que habían encontrado un hueco en la Universidad.

El entrenamiento en la universidad le hacía cosas antinaturales a las mentes de los estudiantes. Lo más notable de estas cosas antinaturales era la habilidad de hacer lo que la mayoría de la gente llamaba magia y nosotros llamábamos simpatía, silgadría, alquimia, nominación y semejantes.

Algunas mentes lo toman fácilmente, otras tienen dificultad. Los peores de ellos se vuelven locos y terminan arriba en el Refugio. Pero la mayoría de las mentes no se rompen cuando están sometidas al estrés del Arcano, estas simplemente se agrietan un poco. A veces esa grieta se muestra en pequeñas cosas: tics faciales, tartamudez.
Otros estudiantes escuchan voces, disminuye su memoria, se quedan ciegos, se quedan mudos… a veces es solo por una hora o un día. A veces es para siempre.

Supongo que títere fue un estudiante que se “agrietó” años atrás. Como Auri, parecía haber encontrado un lugar para si mismo, aunque me maravillé del hecho de que Lorren lo dejara vivir aquí.

“¿Él siempre se ve así?” le preguntó Títere a Wilem y Simmon. Pequeñas virutas de clara madera se habían reunido alrededor de sus manos.

“La mayoría de las veces,” dijo Wilem.
“¿Así cómo? Preguntó Simmon.
“Como si él estuviera pensado de principio a fin sus próximos tres movimientos en un juego de tiranía y hubiera descubierto como va a vencerte.” Títere me dio otra larga mirada y rebanó otra delgada tira de madera. “Es bastante irritante, realmente.”

Wilem ladró de risa. “Esa es su cara de pensar, Títere. Él la usa un montón, pero no todo el tiempo.”

“¿Qué es tiranía?” preguntó Simmon.
“Un pensador,” reflexionó Títere. “¿Qué estás pensando ahora?”
“Estoy pensando en que debes de ser un observador muy cuidadoso de personas, Títere,” dije educadamente.

Títere resopló sin levantar la vista. “¿De qué sirve el tener cuidado? ¿Qué bien tiene el estar atento a eso? La gente está siempre mirando cosas. Ellos deberían Ver. Yo Veo las cosas que miro. Soy alguien que ve”
Miró la pieza de madera en su mano, luego a mi cara. Aparentemente satisfecho, juntó sus manos en la parte superior de su tallado, pero no antes de que yo hubiera visto mi propio perfil hábilmente tallado en la madera. “¿Sabes lo que has sido, lo que no eres y lo que vas a ser?” preguntó.

Sonaba como un acertijo. “No.”
“Alguien que Ve,” dijo con certeza. “Porque eso es lo que significa E´lir.”

“Kvothe es en realidad un Re´lar,” dijo Simmon con respeto.
Títere olfateó despectivamente. “Difícilmente,” dijo mirándome de cerca. “Podrías ser alguien que Ve eventualmente, pero no todavía. Actualmente eres alguien que mira. Serás un verdadero E´lir en algún momento. Si es que aprendes a relajarte.” Extendió la cara tallada en madera. “¿Qué es lo que ves aquí?”

Ya no era un irregular trozo de madera. Mis facciones encerraban una contemplación seria, contemplaban las vetas de madera. Me incliné hacia delante para obtener una mirada más cercana.
Títere se rió y levantó sus manos. “Demasiado tarde” exclamó mirando de forma infantil por un momento. “Tu miras demasiado y no ves lo suficiente. Mirar demasiado puede llevar al camino del observar, ¿comprendes?”

Títere puso la cara tallada en el tablero, por lo que parecía estar mirando a una de las marionetas tendidas.
“¿Ves al pequeño Kvothe de madera? ¿Lo ves mirando? Tan decidido. Tan dedicado. El buscará durante cien años, pero ¿verá alguna vez lo que está frente a él?” Títere se sentó de vuelta en su asiento, sus ojos vagaban por la habitación de forma satisfecha.

“¿E´lir significa El que Ve?” Preguntó Simmon. “¿Los otros rangos tienen significados también?”

“Como estudiante con acceso completo a los Archivos, imagino que puedes encontrar eso por ti mismo,” dijo Títere. Su atención se centró en una marioneta sobre la mesa frente a él. La bajó al suelo cuidadosamente para evitar que las cuerdas se enredaran. Era una miniatura perfecta de un sacerdote Tehlino de túnica gris.

“¿Tienes algún consejo sobre dónde podría él comenzar a buscar? Pregunté con una corazonada.
“Renfalque´s Dictum” Bajo la dirección de Títere la marioneta Tehlina se levantó a si misma del suelo y movió cada uno de sus miembros como si estuviera estirando después de un largo sueño.

“No estoy familiarizado con ese.”
Títere respondió con voz distraída. “Está en el segundo piso en la esquina sudeste. Segunda fila, segundo estante, tercera repisa, a mano derecha, encuadernado en cuero rojo.” El sacerdote Tehlino en miniatura caminó lentamente alrededor de los pies de Títere. Apretó con fuerza en una mano lo que era una pequeña réplica del Libro del Camino, perfectamente diseñado, hasta en la pequeña rueda con rayos pintada en la cubierta.

Nosotros tres, miramos a Títere mover los hilos del pequeño sacerdote, haciéndolo ir y venir antes de que finalmente viniera a sentarse en uno de los pies enfundados con calcetines de Títere.

Wilem se aclaró la garganta respetuosamente. “¿Títere?”

“¿Si?” respondió Títere sin levantar la vista de su pié. “Tienes una pregunta. O mejor dicho, Kvothe tiene una pregunta y tú estás pensando en hacerla por él. Él está sentado un poco hacia delante en su asiento. Hay una arruga entre sus cejas y el fruncir de sus labios lo delata. Deja que él me pregunte. Puede que lo haga bien.”

Me congelé en el lugar, atrapándome a mí mismo haciendo una de las cosas que él había mencionado. Títere continuó manejando los hilos del pequeño Tehlino. Lo hizo con cuidado, una temerosa búsqueda del área alrededor de su pié, blandiendo el libro frente a él antes de avanzar en torno a las patas de las mesas y escudriñando hacia los zapatos abandonados de Títere. Sus movimientos eran extraños, y me distrajeron al punto de que olvidé que estaba incómodo y sentí que me relajaba.

“En realidad me estaba preguntando sobre los Amyr” Mis ojos permanecieron en la escena que se desarrollaba a los pies de Títere. Otra marioneta se unió al espectáculo, una joven muchacha vestida de campesina. Ella se acercó al Tehlino y extendió la mano como si tratara de darle algo. No, ella estaba haciéndole una pregunta. El Tehlino le dio la espalda. Ella le puso una tímida mano sobre el brazo. Él se distanció un paso arrogantemente. “Me preguntaba quién los disolvió. El emperador Nalto o la Iglesia.”


“Sigue buscando,” advirtió él, con más amabilidad que antes. “Necesitas ir a perseguir al viento por un tiempo, eres demasiado serio. Eso te traerá problemas.” El Tehlino se volteó repentinamente hacia la muchacha. Temblando de rabia, la amenazó con el libro. Ella dió un sorprendido paso hacia atrás y tropezó de rodillas. “La iglesia los disolvió, por supuesto. Solo un edicto del pontífice tenía la capacidad de afectarlos.” El Tehlino golpeó a la joven con el libro. Una vez, dos veces, conduciéndola al suelo, donde ella yacía terriblemente quieta. “Nalto no podría haberles dicho que cruzaran al otro lado de la calle.”

Un leve movimiento atrajo la mirada de Títere. “¡Oh!, Dios mío,” dijo ladeando la cabeza hacia Wilem. “Ve lo que yo veo, inclina ligeramente la cabeza. Aprieta la mandíbula, pero los ojos no están fijos en nada, dirigiendo su irritación hacia su interior. Si yo fuera del tipo de persona que juzgara con la mirada, yo diría que Wilem acaba de perder una apuesta. ¿No sabes que la iglesia desaprueba el juego?” A los pies de Títere, el sacerdote blandía a lo alto el libro hacia Wilem.

El Tehlino juntó las manos y se alejó de la arrugada mujer. Dio uno o dos majestuosos pasos e inclinó su cabeza como si estuviera rezando. Me las arreglé para quitar mi atención del cuadro y mirar para arriba, hacia nuestro anfitrión. “¿Títere?” pregunté, “¿Has leído Luces de la Historia de Feltemi Reis?”

Vi a Simmon darle una inquieta mirada a Wilem, pero Títere no parecía ver nada extraño en el asunto. El Tehlino a sus pies se levantó y comenzó a bailar y hacer cabriolas. “Sí.”

“¿Por qué Reis diría que el Apura Prolycia Amyr fue el decreto sesenta y tres del Emperador Nalto?

“Reis no diría una cosa como esa,” dijo Títere sin levantar la vista de la marioneta a sus pies. “Eso es un disparate.”

“Pero nosotros encontramos una copia de Luces que dice exactamente eso,” señalé.

Títere se encogió de hombros, mirando al Tehlino bailar a sus pies.

“Podría ser un error de transcripción,” reflexionó Wilem. “Dependiendo de la edición o del libro, la iglesia misma puede ser responsable de cambiar ese pedazo de información. El Emperador Nalto es el chivo expiatorio favorito de la historia. Podría ser la misma iglesia tratando de distanciarse de los Amyr. Ellos hicieron cosas terribles hacia el final.”

“Muy inteligente,” dijo Títere. A sus pies el Tehlino hizo una profunda reverencia en dirección a Wilem.

Quedé impactado por una repentina idea. “Títere,” pregunté. “¿Sabes que es lo que hay tras la puerta cerrada en el piso de arriba? ¿La gran puerta de piedra?”

El Tehlino dejó de bailar y Títere miró hacia arriba. Me dio una larga y severa mirada. Sus ojos eran claros y serios. “No creo que la puerta de cuatro placas deba ser del interés de un estudiante. ¿Verdad?”

Sentí como me ruborizaba. “No señor.” Aparté la vista de sus ojos.

La tensión del momento fue quebrada por el sonido de la torre del campanario. Simmon maldijo en voz baja.
“Se me hace tarde,” dijo. “Lo siento Títere, debo irme.

Títere se paró y colgó al Tehlino en la pared. “Es hora de regresar a mi lectura,” dijo.
Se trasladó al sillón alcolchado, se sentó y abrió un libro. “Tráelo de vuelta algún día.” Hizo un gesto en mi dirección sin levantar la vista de su libro. “Tengo más trabajo que hacer en él.”

4 comentarios:

  1. kedo excelente!!!!

    thanx

    Arispell

    ResponderEliminar
  2. gracias su! ahora entiendo lo que no entendia... =D

    pauly

    ResponderEliminar
  3. La cosa se pone interesante. Titere es la versión de Auri en masculino¡¡Deseando coger el siguiente capítulo¡¡

    ResponderEliminar
  4. muy buen capitulo por fin sabemos quien es titere !! pero algo me tiene sin dormir ....
    ya quiero leer el capitulo en donde kvothe le da su anillo a denna :O

    ResponderEliminar