sábado, 24 de septiembre de 2011

Capitulo 64

Felizmente aqui tenemos este capitulo traducido por el Profesor Furia!! un traductor nuevo, el tenia asignado el 65 y yo ya estaba haciendo este pero él en la mañana me mando los dos capitulos juntos por que vio que faltaba este tambien :D esta bastante largo, bueno no les digo mas n__n
Ohhh siiii ya mañana subire el pack de capitulos, no saben lo increiblemente tedioso que es poner guiones despues de algunos cientos de paginas :P
 
Capítulo 64
Vuelo

Aunque ninguna familia puede tener en su haber un pasado verdaderamente tranquilo, los Lacklesses han sido especialmente maltratados con la desgracia. Algunas de ellas desde afuera: El asesinato, la invasión, la rebelión campesina, y el robo. Más
Fuerte es aquella desgracia que viene desde el interior: ¿Cómo puede una familia prosperar cuando el heredero mayor abandona todo deber familiar? No por nada son a menudo designados los "Luckless" traducido como sin suerte, por sus detractores.
Parece un testamento para la fuerza de su sangre que ha sobrevivido a todo durante tanto tiempo. Ciertamente, de no ser por el ardor de Caluptena, podríamos poseer registros rastreando a la familia Lackless lo suficientemente lejos para que ellos puedan rivalizar en su antigüedad con la línea real de Modeg. . . .


Tire el libro sobre la mesa en una manera que habría hecho al Maestro Lorren escupir sangre. Si el Maer pensaba que ese tipo de información era suficiente para comprender a una mujer, él estaba en más necesidad de mi ayuda de lo que él pensaba.
Pero así como estaban las cosas, yo dudaba de que el Maer me fuera  a solicitar ayuda con cualquier cosa, mucho menos con algo tan importante como su corte. Ayer él no me había llamado a sus habitaciones para nada.
Yo estaba claramente fuera de su favor. Y había sentido que Stapes tenía algo que ver con eso. Tomando en cuenta lo que había visto hacía dos noches en la torre de Caudicus. Era más que obvio que Stapes era parte de la conspiración para envenenar al Maer.
Aunque eso significara que tenía que pasar el día atrapado en mis habitaciones, me quede ahí donde estaba, sabía bien que no podía amenazar la ya de por si baja opinión que Alveron tenía sobre mi aproximándome a él sin haber sido invitado primero.
Una hora antes del almuerzo el vizconde Guermen se detuvo en mis habitaciones con unas pocas páginas de chisme escrito a mano, él también trajo un mazo de cartas, aparentemente pensando en tomar una página del libro de Brendon. El ofreció a enseñarme como jugar Trush y como yo apenas estaba aprendiendo el juego. Accedí a jugar por la miserable cantidad de un bit de plata por mano.

El Cometió el error de dejarme barajar y salió con un poquito de prisa después de que le gane dieciocho  manos seguidas. Yo pienso que pude haber sido más sutil. Podría haberlo manejado como a un pez en un acuario y hacer que el me apostara por la mitad de sus tierras, pero no estaba de humor para ello. Mis pensamientos no eran agradables y prefería estar solo con ellos.

Una hora después del almuerzo, decidí que no ya no estaba interesado en ganarme el favor con el Maer. Si Alveron quería confiar en sus sirvientes traicioneros, ese era su problema. Estaría maldito si iba a desperdiciar un minuto más sentado esperando en mi cuarto como un perro amarrado.
Me eche encima mi capa, agarre mi estuche de laúd y me decidí a dar un paseo por la calle Tinnery. Si el Maer me necesitaba mientras yo estaba afuera, él podía muy bien dejar una jodida nota.
Ya iba a mitad del camino hacia  el pasillo cuando vi a un guarda de pie atendiendo fuera de mi puerta. Él era uno de la guardia de Alveron. Vestido en zafiro y marfil.
Estábamos parados por un momento, sin movernos. No había ningún sentido en preguntar si él estaba ahí por mí. La mía era la única puerta en seis metros a la redonda. Lo vi a los ojos — ¿Y tú eres?
—Jayes, Señor
Por lo menos todavía era tratado como “Señor”. Eso valía algo. — ¿Y tú estás aquí porque….?
—Estoy para acompañarle si usted quiere salir de su habitación, Señor
—Bien” —Me regrese a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí.
Fueron esas órdenes de Alveron o de Stapes? En realidad no importaba.
Me salí por mi ventana, hacia el jardín, de ahí al pequeño arroyuelo, detrás de un seto. Y hasta arriba en la sección de la pared decorativa de piedra. Mi capa de Borgoña no era el mejor color para moverme subrepticiamente en el jardín pero funciono muy bien por el color rojo del tejado.
Después que hice mi camino hasta el techo de los establos, a través de un henar y atrás de una puerta de un molino sin usar. De ahí era solo cosa de saltar la cerca y ya estaba fuera de los terrenos del Maer. Simple.
Me detuve en doce posadas en la calle Tinnery antes de encontrar en el que Denna se estaba quedando. Ella no estaba, así que continúe a lo largo de la calle, manteniendo mis ojos abiertos y confiando en mi suerte.
La vi una hora después. Ella estaba de pie a la orilla de una multitud. Mirando en una esquina una producción de, créalo o no, “Tres Peniques por Desear”
Su piel era más oscura de la que la había visto la última vez en la universidad, bronceada de viajar y ella tenía un vestido de cuello alto a la moda local. Su cabello oscuro caía lacio por su espalda, todo excepto un mechón único que le colgaba cerca de su cara.
Atrape sus ojos justo cuando Ortiga Muerta grita su primera línea en la obra:

¡Tengo curas para aquello que le aflige!
¡Mis mercancías nunca le fallan!
¡Tengo pociones por peniques, con resultados garantizados!
Así que si usted tiene un corazón lastimado,
O no puede mantener sus piernas fuera,
Venga directamente a mi carro
¡Encontrara lo que anda buscando!


Denna sonrió cuando me vio. Podríamos habernos quedado para la obra, pero ya conocía como terminaba.

***

Horas más tarde, Denna y yo comíamos uvas dulces vinticas a la sombra de La Pendiente. Algún industrioso  cantero había cortado en rodajas un nicho poco profundo en la piedra blanca del acantilado, haciendo asientos suaves de piedra. Eso fue un lugar acogedor que habíamos descubierto mientras caminábamos sin rumbo fijo por la ciudad. Estábamos solos y sentí  que era el hombre más afortunado en el mundo.
Mi único arrepentimiento era que no tenía su anillo conmigo. Podría haber sido el regalo perfecto y no esperado para dársela en nuestro encuentro no esperado. Peor aún, ni siquiera podía decirle a Denna sobre él, porque si lo hiciera estaría forzado a admitir que lo había utilizado como colateral para mi préstamo con Devi.

—Tu pareces estarlo haciendo relativamente bien por ti mismo —dijo Denna, Acariciando el filo de mi capa entre sus dedos—. ¿Has dejado la vida de los libros?”
—Me tomo unas vacaciones —le dije—. Ahora mismo estoy asistiendo al Maer Alveron con una o dos cosas
Sus ojos se abrieron apreciativamente. —Cuéntame
Mire  hacia otro lado incómodamente. —Me temo que no puedo, Cosas muy delicadas y todo eso —Me aclare la garganta y trate de cambiar el tema—.  ¿Y que hay contigo? Tú también parece que lo estás haciendo muy bien por ti misma —Acariciando con dos dedos a lo largo de la costura que decoraba el cuello alto de su vestido.
—Bueno, no estoy rozando codos con el Maer —dijo, haciendo un exagerado gesto de deferencia hacia mí—. Pero como he mencionado en mis cartas, Yo…
— ¿Cartas?, —pregunte—. ¿Tú has enviado más de una?
Ella afirmo, —Tres desde que me fui —dijo—. Estaba a punto de comenzar la cuarta, pero tú me has ahorrado el trabajo.
—Solo tengo una —le dije.
Denna se encogió. —Prefiero decírtelo en persona de cualquier manera, —ella hizo una pausa dramática—. Finalmente he conseguido mi Mecenazgo formal.
— ¿En serio? —le dije complacido—. ¡Denna, esas son noticias maravillosas!
Denna sonrió con orgullo. Sus dientes blancos contra la luz que despedía su rostro. Sus labios, como siempre, eran rojos sin necesidad de ningún cosmético.
— ¿Él es parte de la corte, aquí en Severen? —le pregunte—. ¿Cómo se llama?
El rostro de Denna se sumió en una mirada seria, una sonrisa confusa apareció en su boca. —Tú sabes que no puedo hablarte de eso —me dijo—, tú sabes que tan celosamente guarda su privacidad.
Mi alegría se me salió, dejándome frio. —Oh no. Denna, ¿no es el mismo tipo de antes o sí? ¿El que te envió a que tocaras en aquella boda en trebon?”
Denna pareció desconcertada. —Claro que sí es, No te puedo decir su verdadero nombre. ¿Cómo era que tú lo llamabas antes? ¿Maese Olmo?
—Maese Fresno —le dije y sentí como un puñado de cenizas en mi garganta mientras lo decía— ¿Por lo menos sabes su verdadero nombre? ¿Acaso él te ha dicho tanto como eso antes de que firmaras?
—Yo espero saber su verdadero nombre —comento ella pasándose una mano por el cabello. Cuando sus dedos tocaron un nudo, ella pareció sorprendida de encontrarlo y rápidamente comenzó a desenredarlo, sus hábiles dedos suavizándolo—. Incluso si no  ¿Cuál es la diferencia? Todos tienen secretos Kvothe. No estoy particularmente interesada en saber cuáles son los de él, mientras que continúe dándome lo que me corresponde. Él ha sido muy generoso.
—No es solo que sea secretivo Denna, —Proteste—. Por la manera en que me lo has descrito, yo diría que él es un paranoico o está metido en negocios muy peligrosos.
—No sé porque estas llevando tanta cautela acerca de él
No podía creer que ella dijera eso. —Denna, él te golpeo hasta dejarte sin sentido.
Ella se quedó muy quieta —No —su mano fue al pequeño moretón casi desaparecido en su mejilla—. No, él no lo hizo. Te lo dije, me caí mientras montaba. El estúpido caballo no podía diferenciar un palo de una serpiente.
Me pase la mano por la cara. —Estoy hablando de la última vez en Trebon.
La mano de Denna se dirigió a sus piernas en un gesto de descuido, tratando de jugar con el anillo que no estaba ahí. Me miro, su expresión en blanco. — ¿Cómo es que tú sabes eso?
—Tu misma me lo contaste. Esa noche en la montaña, esperando a que llegara el draccus.
Ella miro hacia abajo, pestañeando —Yo… Yo no recuerdo haber dicho eso.
—Estabas un poco ida en ese tiempo —le dije gentilmente—. Pero lo hiciste, me contaste todo. Denna tu no deberías estar con alguien como él, cualquiera que haga lo que el…
—Él lo hizo por mi propio bien —dijo ella. Sus ojos oscuros empezando a brillar con coraje— ¿Te dije eso entonces?
Ahí estaba yo, sin un rasguño y todos los demás en la boda estaban muertos como el cuero. Tu sabes cómo son los pueblos pequeños, incluso después de que me encontraron inconsciente ellos pensaron que yo tuve algo que ver con eso, tú lo recuerdas
Baje mi cabeza y la acaricie un poco preocupado por su terquedad. —No lo creo. Tuvo que haber habido otra manera para arreglar la situación. Yo habría encontrado otra manera.
—Bueno, creo que no todos podemos ser tan listos como tú —dijo ella.
—El ser listo no tiene nada que ver con eso —dije casi gritando— ¡Él pudo haberte llevado con él!  ¡Él pudo haberse quedado contigo y declarar a tu favor!
—Él no podía dejar que nadie supiera que él estaba ahí —Dijo Denna—. Él dijo…..
—Él te golpeo —Y mientras lo dije sentí una terrible furia recorrerme por dentro, no era esa furia caliente, como a veces mis explosiones de temperamento solían ser. Esto era diferente, tranquila y fría y tan pronto como la sentí, comprendí que había estado dentro mío por mucho tiempo, cristalizando como un roció lentamente congelándose durante una larga noche de invierno.
—Él te golpeo —dije otra vez y pude sentirla dentro de mí, un sólido bloque de odio congelado—. Nada que tú digas podrá cambiar eso. Y si alguna vez lo veo, estoy más propenso a clavarle un cuchillo que a darle un apretón de manos.
Denna me miro hacia arriba y entonces la irritación se fue de su rostro. Ella me dio una mirada llena de dulzura y de piedad. Era el tipo de mirada que le das a un cachorro cuando gruñe, sintiéndose terriblemente fiero. Ella puso su mano gentilmente a un lado de mi rostro y me sentí sonrojado y caliente, de pronto avergonzado de mi propio melodrama.
— ¿Podríamos no discutir sobre esto? —Pregunto ella — ¿Por favor? ¿No hoy? ha pasado tanto tiempo desde que te he visto…
Decidí que podía dejarlo pasar en vez de tomar el riesgo de alejarla. Yo sabía que pasaba cuando otros hombres la presionaban mucho. —Eso es justo —dije—, por ahora. ¿Puedes por lo menos decirme que clase de cosas tu mecenas quiere que hagas para traerte aquí?
Denna se inclinó hacia atrás en su asiento y dibujando una enorme sonrisa —Lo siento, asuntos delicados y todo eso —me dijo ella arremedándome.
—No seas así —proteste—. Yo te lo diría si pudiera pero el Maer valora su privacidad muy elevadamente.
Denna se inclinó hacia mí y puso su mano sobre la mía. —Pobre Kvothe. No es por despecho que hago esto. Mi mecenas es por lo menos tan privado como el Maer. Él ha dejado muy claro que las cosas se podrían poner muy mal si alguna vez nuestra relación se vuelve pública. Él es muy enfático sobre ello —Su expresión se había puesto seria—. Es un hombre muy poderoso —Pareció que iba a decir más y entonces se detuvo.
A pesar de que no quería, tuve que entenderla. Mi reciente roce con la furia del Maer me había enseñado a ser cauto — ¿Qué es lo que puedes decirme sobre él?
Denna golpeo con sus dedos sus labios pensativamente —Él es sorpresivamente muy buen bailarín. Creo que puedo decir eso sin traicionar nada, él tiene mucha gracia. —Dijo ella y entonces rio ante mi expresión—. Estoy haciendo algo de investigación para él.  Mirando entre genealogías viejas e historias. Él está ayudándome a escribir  un par de canciones si es que quiero labrarme un nombre por mí misma —Ella se detuvo un momento, luego movió su cabeza diciendo—. Creo que eso es todo lo que puedo decir.
— ¿Alguna vez podré oír esas canciones una vez las termines?
Ella me dio una sonrisa tímida —Creo que eso se puede arreglar —ella salto sobre sus pies y me jalo del brazo para levantarme—. Suficiente charla. Ven y camina conmigo.
Le sonreí, su entusiasmo era tan contagioso como el de un niño. Pero cuando ella me jalo con su mano, dejo salir un pequeño gemido. Tocándose y apretando una de sus manos a su costado.
Estaba de pie junto a ella en un segundo — ¿Qué es lo que pasa?
Denna se encogió de hombros y me dio una tímida sonrisa, sosteniendo su brazo cerca a sus costillas. —Mi caída —dijo ella—. Ese estúpido caballo, me da una punzada de dolor cuando lo olvido y me muevo muy rápido.
— ¿Alguien te ha revisado?
—Es solo un moretón, —dijo ella— Y ser revisada por un doctor es algo que no puedo permitirme, no confiaría en nadie para tocarme.
— ¿Y que hay con tu mecenas? —pregunte—. Seguramente él podría arreglar algo.
Ella se enderezo lentamente. —Realmente no es un problema. —Levanto los brazos sobre su cabeza e hizo una rápida danza, entonces lanzo una carcajada ante mi expresión tan seria —No más platica de cosas secretas por ahora. Ven conmigo caminemos. Cuéntame algún chisme secreto y espeluznante de la corte del Maer.
—Muy bien —dije mientras comenzamos a caminar—. He escuchado que el Maer está maravillosamente recuperado de una larga enfermedad.
—No eres muy buen esparcidor de rumores, —dijo ella— Eso todo mundo lo sabe.
—El barón Bramston jugó una mano desastrosa de faro la noche pasada.
Denna movió sus ojos  —Eso es aburrido.
—La condesa DeFerre perdió su virginidad mientras se encontraba atendiendo una actuación de Daeonica.
—Oh, —Dena levanto su mano a su boca, sofocando una carcajada — ¿En serio?
—Ella ciertamente no la tenía con ella después de la obra —Dije en una voz susurrante—. Pero resultó que simplemente la había dejado olvidada en sus habitaciones. Así que fue más bien extraviada y no realmente perdida. Los sirvientes la encontraron dos días después cuando limpiaban. Resultó que se había caído debajo de un armario.
La expresión de Denna se volvió indignada —No puedo creer que te haya creído —Ella me lanzo un manotazo. Y volvió a hacer una mueca. Aguantando la respiración entre sus dientes.
—Sabes —le dije suavemente—. He sido entrenado en la universidad. No soy un Medico. Pero la medicina que conozco es buena, podría echarte una ojeada.
Ella me miro por un largo rato. Como si no supiera que pensar de mi oferta —Creo —dijo ella al final—. Que esa puede ser la manera más circunspecta en que cualquiera haya tratado de hacer que me desnude.
—Yo… —sentí como me sonrojaba salvajemente—. Yo no quise decir…
Denna se rio con mi preocupación —Si yo dejara que alguien jugara al doctor conmigo, ese serias tú, mi Kvothe. —Dijo ella—. Sin embargo no podrá ser ahora —Ella entrelazo su brazo al mío y continuamos nuestro paseo por la calle— yo sé lo suficiente como para cuidar de mi misma.

***

Regrese a los terrenos del Maer horas después, tomando una ruta directa en vez de trepar por entre los tejados. Cuando llegue al pasillo que se dirigía a mis habitaciones encontré dos guardas de pie ahí cuidando, en vez del único que había estado esperándome antes. Me imagine que ya habían descubierto mi escape.
Incluso eso no disminuyo mi felicidad por mucho. Porque el tiempo que había pasado con Denna hacia que me sintiera  muy por encima de cualquiera. Mejor todavía. Ya habíamos quedado de vernos mañana para ir a montar. Tener un lugar y una hora específica para encontrarla era algo completamente inesperado en lo que concernía a Denna.
—Buenas noches caballeros —dije mientras caminaba por el pasillo— ¿Algo interesante ha pasado mientras estaba afuera?
—Usted debe ser confinado a sus habitaciones, —Dijo Jayes rudamente. Me di cuenta que no me había dicho “Señor” esta vez.
Detuve mi mano en el pomo de la puerta — ¿Usted perdone?
—Usted debe mantenerse dentro de sus habitaciones hasta que tengamos nuevas órdenes. —Dijo—. Y uno de nosotros debe mantenerse con usted todo el tiempo.
Sentí que mi temperamento explotaba — ¿Y acaso Alveron sabe sobre esto? —pregunte afiladamente.
Ellos se miraron uno al otro no muy seguros.
Entonces había sido Stapes el que dio las órdenes. Esa incertidumbre habría sido suficiente para mantenerlos  con las manos alejas de mí. —Zanjemos este asunto de una vez —dije mientras me alejaba por el pasillo con los guardias siguiéndome y sus armaduras tintineando detrás de mí.
Mi temperamento se fue haciendo más y más fuerte mientras me dirigía hacia los pasillos. Si mi credibilidad con el Maer ya estaba verdaderamente arruinada yo prefería que quedara arreglado de una vez. Si no podría tener la buena voluntad del Maer, por lo menos tendría mi libertad y la posibilidad de ver a Denna cuando yo quisiera.
Voltee la esquina justo a tiempo para ver al Maer salir de sus habitaciones. Él se veía tan saludable como nunca lo había visto. Cargando una pila de papeles bajo un brazo.
Mientras me aproximaba, la irritación recorrió su rostro y yo pensé que solamente haría que los guardias me arrastraran de ahí. Sin importarme me dirigí hacia el tan atrevidamente como si tuviera una invitación firmada. —Su merced, —dije  con cordialidad—.  ¿Podríamos charlar un momento?
—Claro —Él replico en un tono similar mientras abría la puerta por la que recién había salido. —Pasa. —Yo mire sus ojos y vi en ellos un coraje tan caliente como el mío. Una pequeña sensible parte de mi me grito. Pero mi temperamento ya me había mordido el entendimiento e iba galopando como caballo desbocado.
Dejamos a los guardias sorprendidos en su antecámara. Y Alveron me llevo al segundo juego de puertas dentro de sus habitaciones personales. El silencio se mecía peligrosamente en el aire. Como la calma antes de la tormenta de verano.
—No puedo creer tu imprudencia —siseo el Maer cuando las puertas se cerraron—. Tus locas acusaciones, tus ridículos reclamos. Quise evitar algo público que podría no haber sido agradable, para que pudiéramos tratar de este asunto después —Hizo un gesto imperioso—. Regresa a tus habitaciones y no salgas de ellas hasta que decida que hacer contigo.
—Su merced….
Pude decir por la manera en que sus hombros se movían que estaba a punto de llamar a los guardias —No te escucho —dijo rotundamente.
El encontró mi mirada entonces. Sus ojos eran tan duros como piedras y entonces comprendí lo enojado que estaba. Esa no era la furia común de un patrón, no era alguien irritado por mi fallo respecto al orden social. Esto era un hombre que había comandado todo alrededor de él desde los dieciséis años. Este hombre no se detendría para hacer que colgaran a alguien a un poste de frio acero para dejar clara una cosa. Este era un hombre que solamente por un ligero movimiento histórico no era el rey de vintas.
Mi temperamento se enfrió y se deshizo como una vela apagada, dejándome congelado. De pronto me di cuenta de lo mal que había juzgado mi situación.
Cuando yo era un chico, sin casa vagando por las calles de tarbean, yo había aprendido a tratar con gente peligrosa: los marineros borrachos, guardias, incluso otro desharrapado con un cuchillo de botella podría matarte.
La clave para mantenerse a salvo era saber las reglas de la situación. Un guardia no te podría golpear en medio de una calle, un marinero no te perseguiría si tú corrías.
Ahora, con absoluta claridad me di cuenta de mi error. El Maer no estaba atrapado por ninguna clase de regla. Él podía ordenar que me colgaran por encima de las puertas de la ciudad. Él podía arrojarme en la cárcel y olvidarse de mí. Él podía dejarme ahí mientras yo me moría de hambre y miseria. No tenía ninguna posición, ningún amigo que intercedieran en mi favor. Yo estaba tan desvalido como un chiquillo con una espada de madera.
Me di cuenta de eso en un santiamén y sentí como el miedo hacia nido en mi estómago, debía haberme quedado en el Bajo Severen cuando tuve la oportunidad. No debí haberme metido entre los asuntos de gente tan poderosa para empezar.
Fue en ese momento en que Stapes entro a esa habitación desde el cuarto de ropa del Maer. Mirándonos, su normalmente placida expresión muto a una de sorpresa y pánico. Él se recuperó rápidamente. —Solicito sus disculpas Señores —dijo mientras se regresaba rápidamente por donde había venido.
—Stapes— dijo el Maer llamándolo antes de que se fuera —Ven aquí.
Stapes se regresó al cuarto con sus manos retorciéndose nerviosamente. Su rostro tenía toda la mirada de un hombre culpable, de un hombre que fue descubierto haciendo algo deshonesto.
La voz de Alveron fue firme —Stapes, ¿Qué estás haciendo aquí? —mirando más atentamente, vi al sirviente que no estaba retorciéndose las manos, él estaba ocultando algo.
—No es nada….
—Stapes —grito con furia el Maer—. ¡Cómo te atreves a mentirme a mí! ¡Enséñamelo ahora!
Despacio, lentamente el sirviente abrió sus manos. Una pequeña ave muerta de vivos colores se encontraba en su palma. Su cara había perdido todo el color.
Nunca en la historia del mundo la muerte de una criatura tan hermosa había traído tanta alegría y tranquilidad. Yo había estado seguro de la traición de Stapes por días ya y ahí estaba la incuestionable prueba de ello.
Sin embargo me mantuve quieto. El Maer tenía que verlo con sus propios ojos.
— ¿Cuál es el significado de esto? —pregunto lentamente.
—No es bueno para usted pensar en cosas como estas Señor. —Dijo el sirviente rápidamente— Y peor aún con algo tan simple como esto, yo sencillamente le traeré otro, cantara igual de hermoso
Hubo una larga pausa. Pude ver como Alveron luchaba para contener la furia que había estado listo a desatar sobre mí. El silencio se alargó todavía más.
—Stapes —dije lentamente—. ¿Cuántas de estas aves has reemplazado en los últimos días?”
Stapes se volvió hacia mí con una expresión de indignación.
Antes de que él pudiera hablar el Maer intercedió —Contéstale Stapes —su voz sonó casi asfixiada— ¿Ha habido más antes de este?
Stapes vio al Maer con una mirada de angustia. —Oh Rand, no quería causarte molestias. Tú estabas tan mal por un tiempo, entonces me pediste las aves y tuviste aquella noche terrible… entonces al día siguiente una de ellas murió.
Mirando hacia abajo a la pequeña ave entre sus manos sus palabras se volvieron más y más rápidas, casi tropezándose unas con otras. Muy precipitado para ser algo más que sincero. —No quería que tú te llenaras la cabeza con la idea de la muerte, así que fui por otra y la metí dentro. Entonces tú te ibas poniendo mejor y mejor, y ellas empezaron a morir cuatro o cinco cada día. Cada vez yo miraba y había una más tirada en el fondo de la jaula como una pequeña flor cortada. Pero tú estabas poniéndote tan bien que no quise mencionarlo.
Stapes cubrió el cuerpo muerto con su mano. —Es como si ellas te estuvieran dando sus pequeñas almas para ponerte bien otra vez —Algo dentro del hombre de repente se rompió y comenzó a llorar. Los profundos, sin esperanza y desesperados sollozos de un hombre honesto que ha estado asustado y sin ayuda por un tiempo muy largo mirando la muerte lenta de un amigo muy querido.
Alveron se quedó sin movimiento como congelado por un momento, entonces toda la furia desapareció de él. Se movió a un lado y puso sus brazos gentilmente alrededor de su sirviente. —Oh Stapes —dijo él suavemente— Ellas lo estaban haciendo de hecho. Tú no has hecho nada por lo cual debas ser culpado.
Sin hacer ruido me fui saliendo de la habitación y me entretuve recogiendo algunas plumas de la jaula.

***

Una hora después los tres estábamos comiendo una merienda juntos en las habitaciones del Maer. Alveron y yo le contamos a Stapes que era lo que había estado ocurriendo los últimos días. Stapes estaba muy sorprendido sobre ambas cosas la salud de su Amo y el conocimiento de que seguiría mejorando.
Con respecto a mí. Después de haber sufrido algunos días con el enojo de Alveron, estar ahora tan de repente en su buena gracia una vez más, fue todo un alivio. Sin embargo yo estaba conmocionado de lo cerca que había estado del desastre.
Yo fui honesto con el Maer acerca de mis suposiciones mal guiadas sobre Stapes. Y le ofrecí al sirviente mi más sincera disculpa. Stapes también admitió sus dudas sobre mí. Al final nos estrechamos las manos y pensamos mucho mejor uno del otro.
Mientras comíamos los últimos bocados de la cena, Stapes se levantó, se excusó y salió.
—Mi mejor portero —Explico el Maer— Tiene un oído excelente.
Stapes abrió la puerta para dejar pasar al hombre alto de cabeza afeitada que había estado mirando mapas la primera vez que vi a Alveron. El comandante Dagon.
Mientras Dagon entraba en la habitación sus ojos iban de una a otra orilla, a las esquinas, la ventana, la otra puerta, rápidamente sobre mí, entonces de regreso al Maer. Cuando sus ojos me tocaron, todos mis instintos animales más profundos que me mantuvieron vivo en las calles de tarbean me ordenaron que corriera, me escondiera, hiciera cualquier cosa mientras me llevara lo más lejos posible de ese hombre.
—Ah Dagon” —dijo el Maer con satisfacción—. ¿Te encuentras bien este día hermoso?
—Si su merced” afirmo atentamente, apenas viendo al Maer a los ojos.
— ¿Serias tan amable de arrestar a Caudicus por traición?
Hubo una pausa de menos de un segundo. —Si su merced.
—Ocho hombres deberían ser suficientes, suponiendo que ellos no entren en pánico si la situación se complica.
—Sí, su merced —Comencé a sentir sutiles diferencias en las respuestas de Dagon.
—Vivo —Contesto Alveron como si le hubiera preguntado. —Pero no necesitas ser gentil”
—Si su merced —con eso Dagon se volteó para irse.
Yo hable rápidamente. —Su merced. Si él es realmente un arcanista usted debería tomar ciertas precauciones —Me arrepentí de haber usado la palabra “debería” en el momento en que la dije. Debería es presuntuoso. Yo debí haber dicho: usted quizá quiera considerar tomar ciertas precauciones.
Alveron pareció que no se dio cuenta de mi desatino. —Si, por supuesto. Pon a un ladrón para atrapar a un ladrón. Dagon antes de que entres por las escaleras amárralo de pies y manos con una buena cadena de acero. Acero puro si es posible. Amordázalo y cubre sus ojos… —Pensó por un momento breve mientras golpeaba sus labios con un dedo —Y córtale sus pulgares.
Si, su merced
Alveron me miro — ¿Tú crees que eso debería ser suficiente?
Sentí una ola de nausea y me forcé a mí mismo a no apretar mis manos contra mi estómago. No sé qué me hizo sentir más mal, el tono de alegría con que Alveron dio sus órdenes o la falta de emociones con que las había aceptado Dagon. Un completo Arcanista no es algo para hacer menos, pero me encontré a mí mismo pensando que dejarle las manos inservibles era más horripilante que matarlo directamente.
Dagon salió y antes de que la puerta se cerrara entro Stapes. —Buen Dios, Rand. Él es como agua fría bajando por mi cuello hasta mi espalda. Como desearía que te deshicieras de el.
El Maer se rio. — ¿Acaso alguien más podría tenerlo? No stapes, yo lo necesito aquí mismo. Mi perro rabioso con una correa muy corta.
Stapes frunció el ceño. Pero antes de que pudiera hacer algún otro comentario sus ojos fueron atraídos a través de la puerta de la habitación hasta el cuarto de sentarse. —Oh, ahí hay otra —Él caminó hacia la jaula y regreso con otro colibrí muerto, sosteniendo su pequeño cuerpo con ternura mientras lo sacaba de las habitaciones—. Entiendo que hayas necesitado probar la medicina en algo —dijo desde la otra habitación—, Pero eso es muy duro para las pobres Calanthis.
— ¿Perdón?  —Pregunte.
—Nuestro Stapes esta chapado a la antigua —Explico Alveron con una sonrisa. —Y mucho mejor educado de lo que él se atreve a admitir. Calanthis es el viejo nombre vintico para ellos.
—Podría jurar que he escuchado ese nombre en algún otro lugar.
—También es el apellido de la línea real de Vintas —Dijo Alveron regañándome—. Para alguien que sabe tanto, eres curiosamente ciego en algunas cosas.
Stapes movió su cuello para ver nuevamente hacia la jaula —Yo entiendo que tenías que hacerlo —dijo—. ¿Pero por qué no usar ratones, o el asqueroso perrillo de la condesa DeFerre?
Antes de que pudiera responder hubo una conmoción en las habitaciones exteriores y un guarda entro corriendo por la puerta antes de que Stapes se pudiera levantar.
—Su merced —dijo el hombre sin aliento. Mientras entraba a la habitación y cerraba las cortinas de la ventana. Después el corrió hacia el cuarto de sentarse e hizo lo mismo con la ventana de ahí. Después le siguieron otros sonidos similares desde habitaciones muy atrás a  las que yo nunca había visto. Había el sonido de muebles siendo movidos.
Stapes se veía intrigado y ya se había levantado a la mitad cuando el Maer movió la cabeza hacia él y le indico que se sentara — ¿Teniente? —dijo con una nota de irritación en su voz.
—Lamento mucho esto su merced —dijo el guardia mientras entraba en la habitación respirando pesadamente—. Ordenes de Dagon. Tengo que asegurar sus habitaciones de inmediato.
—Yo lo tomo como que no todo salió bien —dijo Alveron secamente.
—No hubo respuesta de la torre cuando tocamos, Dagon nos hizo forzar la puerta. Había… no sé qué es lo que había su merced algún espíritu maligno. Anders está muerto merced. Cudicus no se encuentra en sus habitaciones pero Dagon ya va tras él.
La expresión de Alveron se ensombreció — ¡Maldición! —Grito golpeando el brazo de su silla con el puño. Su ceño se frunció y dejo salir una explosiva mirada—. Muy bien —Alejo al guardia con una seña.
El guardia se movió nerviosamente. —Señor, Dagon me ordeno que no lo deje sin guardia.
Alveron le dirigió una mirada peligrosa —Muy bien, pero ve a pararte por allá. —Señalo hacia la esquina de la habitación.
El guarda pareció muy contento de meterse en el fondo de la habitación. Alveron se encamino hacia adelante presionando sus dedos contra su frente — ¿Como en el nombre de Telhu pudo sospechar?
Aunque la pregunta pareció ser retórica, puso la base para que mi pensamiento comenzara. — ¿Acaso su merced fue a recoger la medicina ayer?
—Sí, sí. Hice todo exactamente igual a como lo he hecho en los días pasados.
Excepto que usted no me envió a mí por la medicina, pensé para mí mismo — ¿Todavía tiene usted el frasco? —pregunte.
Lo tenía, Stapes lo trajo para mí. Lo descorche y deje pasar un dedo por la parte interna del vidrio. — ¿A que sabe la medicina de su merced?
— Ya te he dicho, muy amarga —Mire como los ojos del Maer se agrandaban cuando puse mi dedo dentro de mi boca y toque ligeramente la punta con mi lengua—. ¿Estás loco? —dijo Alveron sin creerlo.
—Dulce —dije simplemente. Entonces lave mi boca con agua y escupí tan delicadamente cómo fue posible dentro de un vaso vacío. Tome un pequeño paquete de papel de un bolsillo de mi chaleco, puse una pequeña cantidad de su contenido en mi mano y lo trague haciendo gestos.
— ¿Qué es eso? —pregunto Stapes
—Liguellen mentí, sabiendo que la verdadera respuesta. Carbón. Solo traería más preguntas. Tome un buen sorbo de agua y volví a escupirla. Esta vez era negra y Alveron y Stapes se quedaron viéndola.
Yo me arroje de lleno. —Algo debió haberlo hecho sospechar de que usted no se estaba tomando la medicina su merced. Si de repente sabia diferente usted le habría preguntado.
El Maer afirmo con la cabeza —Lo vi ayer en la tarde, el me pregunto por mi salud —Golpeo ligeramente con su puño en el brazo de la silla— Que maldita suerte. Si él fue lo suficientemente inteligente  ya debe estar medio día alejado de nosotros, nunca lo alcanzaremos.
Pensé en recordarle que si él me hubiera creído desde el principio nada de esto habría sucedido, pero lo pensé mejor —Yo avisaría a sus hombres que se mantuvieran lejos de esa torre merced. Él ha tenido tiempo para preparar una gran cantidad de daño ahí, trampas y cosas parecidas.
El Maer dijo que si con la cabeza y paso su mano por enfrente de sus ojos. —Si, por supuesto. Ponte a ello Stapes, yo creo que voy a tomar un poco de descanso. Este negocio puede ser que tome algún tiempo para aclararse.
Yo me levante para salir también, pero el Maer me llevo a mi asiento nuevamente con un gesto. —Kvothe, quédate un momento y prepárame una jarra de té antes de irte.
Stapes llamo a los sirvientes mientras limpiaban los restos de nuestro almuerzo. Ellos me alcanzaron a ver con curiosidad. No solamente estaba sentado en la presencia del Maer, sino que había compartido una comida con él en sus habitaciones privadas. Estas noticias serian rumoreadas por todo el territorio en menos de diez minutos.
Después que los sirvientes se fueron le prepare al Maer otra jarra de té. Estaba preparándome para irme cuando el hablo por encima de su taza. Muy suavemente como para que el guardia lo escuchara.
—Kvothe, tú has probado perfectamente que eres digno de confianza y yo me arrepiento de todas las dudas que haya tenido brevemente sobre ti —Él bebió antes de continuar—. Desafortunadamente, no puedo permitir que haya noticias de envenenamiento por ningún lado. Especialmente ahora que ha escapado el envenenador —Me dio una mirada significativa—. Eso interferiría con lo que habíamos discutido antes.
Yo asentí, el conocimiento de que su propio arcanista casi lo había matado   difícilmente ayudaría a Alveron a ganar la mano de la mujer con la que él  esperaba casarse.
Continuo —Desafortunadamente esta necesidad de silencio también evita que yo te de una recompensa como la que mereces. Si la situación fuera diferente yo consideraría darte el regalo de algunas tierras como una muestra de agradecimiento. Te daría un título también. Este poder mi familia lo mantiene. Libre del control del rey.
Mi cabeza daba vueltas con la implicación de lo que el Maer decía mientras continuo —Sin embargo, si yo fuera a hacer algo como eso tendría que haber alguna clase de explicación y una explicación es la única cosa que no me puedo permitir.
Alveron extendió su mano y me tomo un momento comprender que él quería que la estrechara. Uno generalmente no estrecha la mano del Maer Alveron. Inmediatamente me lamente que el único testigo fuera un guardia. Deseé que él fuera un chismoso.
Tome su mano solemnemente y Alveron continuo. —Te debo una gran deuda. Si en algún momento te encuentras a ti mismo en necesidad. Tú te encontraras a la disposición de toda la ayuda que un Señor agradecido puede prestar.
Yo afirme graciosamente tratando de mantener la calma a pesar de mi excitación. Esto era exactamente lo que yo había estado esperando. Con los recursos del Maer yo podría hacer una búsqueda bien hecha sobre los Amyr, él podría darme acceso a los archivos del monasterio, librerías privadas, lugares donde documentos importantes podrían no estar perdidos o editados como lo estaban en la universidad.
Pero yo sabía que ese no era un buen momento para solicitarlo. Alveron había prometido su ayuda. Yo simplemente podía esperar un poco y escoger que tipo de ayuda necesitaba más.
Cuando estaba saliendo de las habitaciones del Maer. Stapes me sorprendió con una súbita entrada callada. La expresión en su rostro no podía haber sido más agradecida si yo hubiera sacado a su familia de un edificio en llamas. —Joven Señor, dudo que entienda lo mucho que le debo. Si hay algo que usted necesite alguna vez, solo déjeme saberlo
El tomo mi mano hacia arriba y abajo con entusiasmo mientras que yo sentía que el presionaba algo contra mi palma.
Entonces yo estaba parado en medio del pasillo. Abrí mis manos y vi un fino anillo de plata con el nombre de Stapes grabado en su exterior. Ahí mismo había un segundo anillo que no era metálico. Era más bien suave y blanco, y también tenía el nombre del sirviente grabado en letras gruesas por la superficie. No tenía idea de lo que querría significar algo como eso.
Dirigí mi camino a mis habitaciones casi mareado con mi súbito cambio de fortuna.

6 comentarios:

  1. gracias!
    esta muy bueno!

    otrooooooooooooooooooooooooo! por favor?

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  2. GENIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAL !!! Que será el anillo blanco de Stapes o.O??? será realmente útil la ayuda del Maer para Kvothe ??? Podrá ahora ofrecerle un futuro prospero y seguridad a su amada Denna para que vivan felices juntos por siempre ??? No se pierdan el próximo capítulo de... El Temo de un Hombre Sabio, solo por "Spanish Edena Ruh".

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  3. jejeje...
    El anterior comentario esta genial...!!!
    Que buen capitulo..!!

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  4. ¬¬ con esos comends da ganas de dejar spoilers (adealantos de lop que vienes) per no no quiero joderles el libro =)

    P.D. Lo lei en ingles solo entendi la mitad asi que no me juzgen

    Alexander :D

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  5. mil gracias por vuestro trabajo.

    Ardo en deseos de tener el original en mi libreria

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  6. gran trabajo. quiero agradecer a suchan y a los traductores todo lo que estan haciendo (si mi nivel de ingles fuera mejor intentaria traducir). tambien creo que con todo lo que estan haciendo por los demás no hace falta agobiarlos y atosigarlos con que suban más capitulos, que no estan a nuestro servicio, lo hacen porque quieren

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