domingo, 30 de octubre de 2011

Capitulo 84

Bueno ya que los capitulos que traduce Laura son una delicia por que no tienen practicamente ningun fallo  aqui esta este capitulo!! :) y ahorita subo el siguiente q tambien tradujo ella.
 
Capitulo 84
En el borde del mapa

Continuamos avanzando nuestro camino lentamente a través del Eld. Cada día comenzaba con la esperanza de encontrar indicios de un rastro. Cada noche terminaba con decepción.
Definitivamente las cosas no iban bien y nuestro grupo poco a poco estaba siendo superado por la irritación y la murmuración. Cualquier temor que Dedan alguna vez sintió por mí se había desgastado en un fino papel y me presionaba constantemente. El quiso comprar una botella de marca usando el bolso del Maer. Me negué. El pensó que no teníamos la necesidad de mantener guardias nocturnas, solamente instalar una trampa. No estuve de acuerdo.
Cada pequeña batalla que ganaba hacía que Dedan me resintiera más. Y sus quejas por lo bajo continuamente incrementaban mientras nuestra búsqueda transcurría. Nunca hubo nada tan atrevido como una confrontación directa, sólo un rocío esporádico de sarcásticos comentarios y malhumorada insubordinación.
Por otro lado, Tempi y yo nos estábamos encaminando lentamente hacia algo así como una amistad. Su Atur era cada vez mejor y mi Adem había progresado hasta el punto en que podía ser considerado un inarticulado, en lugar de sólo confuso.
Continúe imitando a Tempi mientras el realizaba su danza y continuó ignorándome. Ahora que había estado haciendo esto por un tiempo, me di cuenta de un toque marcial en el mismo. Un movimiento lento con un brazo daba la impresión de un puñetazo, un levantamiento frígido del pie se asemejaba a una patada.  Mis brazos y piernas ya no temblaban por el esfuerzo de moverse lentamente junto con él, pero todavía estaba irritado por lo torpe que era. Nada odiaba más que hacer una cosa mal.
Por ejemplo, hubo una parte a mitad de camino que se veía tan fácil como respirar. Tempi se volteaba, movía sus brazos en círculos y daba un pequeño paso. Pero cuando traté de hacer lo mismo, inevitablemente me encontré tropezando. Había tratado media docena de maneras diferentes de colocar mis pies, pero no hizo ninguna diferencia.
Pero al día siguiente de contar mi historia del "Tornillo Flojo", como Dedan eventualmente llegó a referirse a esta, Tempi dejó de ignorarme. Esta vez, después de que me tropecé, el se detuvo y me miró. Sus dedos se movieron rápidamente: Desaprobación, irritación. —Regresa, —dijo colocándose en la posición de danza que venía antes de mi tropiezo.
Me puse en la misma posición y traté de imitarlo. De nuevo perdí el equilibrio y tuve que arrastrar mis pies para no tropezar. —Mis pies son estúpidos, —murmuré en Adem, doblando los dedos de mi mano izquierda: Vergüenza.
—No. —Tempi agarró mis caderas con sus manos y las giró. Entonces empujó mis hombros hacia atrás y dio un golpecito en mi rodilla, obligándome a doblarla—. Sí.
Traté de moverme hacia adelante otra vez y sentí la diferencia. Todavía perdí el equilibrio, pero sólo un poco.
—No, —dijo otra vez—. Observa. —Él se dio una palmadita en el hombro—. Así. —Se puso de pie justo delante de mí, a escasamente un pie de distancia y repitió el movimiento. El se volvió, sus manos hicieron un círculo a un lado y empujó su hombro hacia mi pecho. Fue el mismo movimiento qué harías si estuvieses tratando de abrir una puerta embistiéndola con el hombro.
Tempi no se estaba moviendo muy rápido, pero su hombro me empujó firmemente a un lado. No fue brusco o repentino, pero la fuerza del movimiento era incontrarrestable, como cuando un caballo roza contra ti en una calle llena de gente.
Volví a realizar el movimiento, concentrándome en mi hombro. No tropecé. Ya que éramos los únicos que estaban en el campamento, me abstuve de sonreír e hice un gesto: Alegría. —Gracias. —Subestimación.
Tempi no dijo nada. Su rostro era inexpresivo, sus manos estaban quietas. Él simplemente regresó a donde se había quedado antes y comenzó su danza otra vez desde el principio, dándome la espalda.
Traté de permanecer estoico por el intercambio, pero me tomé esto como un gran cumplido. De haber sabido más sobre los Adem, me habría dado cuenta de que esto era mucho más que eso.

***

Tempi y yo llegamos a una cuesta arriba para encontrarnos a Marten esperando por nosotros. Era demasiado temprano para el almuerzo, así que la esperanza se alzó en mi pecho mientras pensaba que finalmente, después de todos estos largos días de búsqueda, el podría haber descubierto el rastro de los bandidos.
—Quería mostrarles esto, —dijo Marten, señalando una alta, desmadejada planta de helecho que estaba a cuatro metros de distancia—. Una cosa rara esta planta. Han pasado años desde que he visto una.
— ¿Qué es?
—Se llama la hoja de An, —dijo con orgullo, examinándola—. Tendrás que ponerle atención. No muchos las conocen por lo que podría darnos una pista si es que hay más de estas por allí.
Marten nos miró una y otra vez con entusiasmo. — ¿Y bien? —dijo al fin.
 — ¿Qué tiene de especial? —Le pregunté respetuosamente.
Marten sonrió. —La hoja de An es interesante porque no puede tolerar a la gente, —dijo—. Si alguna parte de ella toca tu piel, se volverá roja como las hojas de Otoño en un par de horas. Más roja que eso. Un rojo brillante como tus rojos de mercenario, —Marten señaló a Tempi—. Y luego toda la planta se seca y muere.
 — ¿En serio? —Pregunté, ya no teniendo que fingir interés.
Marten asintió. —Una gota de sudor la mataría de la misma manera. Lo que significa que la mayoría de veces se morirá sólo por tocar la ropa de una persona. Una armadura también. O un palo que has estado sosteniendo. O una espada. —Señalo a la cadera de Tempi—. Algunos dicen que morirá si respiras mucho sobre ella, —dijo Marten—. Pero yo no sé si eso sea verdad.
Marten se volvió para alejarnos de la hoja de An. —Esta es una parte muy antigua de los bosques. No ves esta hoja en cualquier lugar cerca de donde la gente se ha establecido. Estamos aquí, fuera del borde del mapa.
—Difícilmente estamos en el borde del mapa, —le dije—. Sabemos exactamente en dónde estamos.
Marten resopló. —Los mapas no sólo tienen bordes exteriores. Ellos tienen bordes interiores. Agujeros. A la gente le gusta pretender que lo sabe todo sobre este mundo. En especial la gente rica. Los mapas son excelentes para eso. En este lado del límite está el campo del Barón Taxtwice, en este otro lado están las tierras del conde Uptemuny.
Marten escupió. —No se puede tener espacios en blanco en los mapas, así que la gente que los dibujo ensombrece un pedazo y escribe, “El Eld”. —Él negó con la cabeza—. También podrías quemar un agujero justo sobre el mapa para lo que sirve. Este bosque es grande como Vintas. No le pertenece a nadie. Si te diriges en la dirección equivocada aquí, caminarías un centenar de millas y nunca verías una camino, mucho menos una casa o un campo arado. Hay lugares aquí que nunca han sentido la pisada del hombre o escuchado el sonido de su voz.
Miré a mí alrededor. —Se ve como que la mayoría de los bosques que he visto.
—Un lobo se ve como un perro, —dijo Marten simplemente—. Pero no lo es. Un perro está... —Hizo una pausa—. ¿Cuál es la palabra para los animales que están alrededor de la gente todo el tiempo? Vacas, ovejas y demás.
— ¿Domesticado?
—Eso es, —dijo, mirando a su alrededor—. Una granja está domesticada. Un jardín. Un parque. La mayoría de los bosques también. La gente busca setas, o cortar leña, o llevan a sus queridas para abrazarse y acariciarse.
Sacudió la cabeza y extendió la mano para tocar la áspera corteza de un árbol cercano. El gesto fue extrañamente gentil, casi amoroso. —No este lugar. Este lugar es viejo y salvaje. No le importamos nada. Si esta gente a la que estamos cazando logra saltarnos por sorpresa, ellos ni siquiera tendrán que enterrar nuestros cuerpos. Yaceremos en el suelo por cientos de años y nadie se acercará para tropezarse con nuestros huesos.
Me volví en donde estaba parado, mirando la subida y el declive de la tierra. Las desgastadas rocas, las interminables filas de árboles. Traté de no pensar en cómo el Maer me había enviado aquí, como moviendo una piedra sobre un tablero de tak. Él me había enviado a un agujero del mapa. Un lugar en donde nadie nunca podría encontrar mis huesos.

1 comentario:

  1. Al leer este capitulo me he acordado de algo que dice el maetro elodin en el capitulo 50 acerca de los bordes

    El nombre que se animaba a buscar a la mayoría de los nominadores novatos era el del viento. Después de encontrar ese nombre, su mente dormida despertaba y era más fácil encontrar otros nombres.
    »Pero a algunos alumnos les costaba encontrar el nombre del viento. Aquí había pocos bordes, poco riesgo. Por eso se marchaban a tierras salvajes, incultas. Buscaban fortuna, tenían aventuras, perseguían secretos y tesoros… —Me miró—. Pero en realidad lo que buscaban era el nombre del viento.

    Siendo el nombre del capitulo en el borde del mapa no me sorprenderia que las cosas se empiecen a acelerar a partir de ahora.
    Parece que puedes encontrar muchas cosas si ves bien, aunque puede que solo sean imaginaciones mias XD

    PD: muy buen capitulo, espero con ansias los ultimos antes de la salida del libro.

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