domingo, 30 de octubre de 2011

Capitulo 85

Bueno pues ya esta aqui tambien el capitulo 85!! Traducido tambien por Laura Arrias!!! Mañana tambien hay doble capitulo! y ya los dias que quedan ya normal :) diooos!! ya somos casi 400!!!! estoy muy contenta!!
 
Capitulo 85
Interludio—Cercas

Kvothe se incorporó en su asiento, estirando el cuello para tener una mejor visión por la ventana. Justamente estaba levantando su mano hacia Cronista cuando escucharon un rápido y ligero golpeteo afuera sobre la superficie del rellano de madera. Muy rápido y suave para ser las pesadas botas de un campesino, fue seguido por un alto estruendo de risa infantil.
Rápidamente Cronista secó la página que estaba escribiendo y luego la metió bajo una pila de papel en blanco mientras Kvothe se ponía de pie y caminaba hacia la barra. Bast se echó hacia atrás, inclinando su silla en dos patas.
Después de un momento, la puerta se abrió y un hombre joven de hombros anchos y con una barba rala entró en la posada, haciendo entrar con cuidado a una niña rubia por la puerta delante de él. Detrás de él, una joven mujer llevaba a un pequeño sentado en su brazo.
El posadero sonrió, levantando una mano. — ¡Mary! ¡Hap!
La joven pareja intercambio unas breves palabras antes de que el alto campesino se acercara hacia Cronista, todavía haciendo entrar a la niña con delicadeza delante de él. Bast se puso de pie y le ofreció su silla a Hap.
Mary se acercó a la barra, desenredando una de las manos del pequeño de su cabello despreocupadamente. Ella era joven y bonita, con una boca sonriente y ojos cansados. —Hola Kote.
—No los había visto en mucho tiempo, —dijo el posadero—. ¿Puedo ofrecerte un poco de sidra? La prensé fresca esta mañana.
Ella asintió y el posadero sirvió tres tazas. Bast llevó dos tazas a Hap y su hija. Hap tomo la suya, pero la niña se escondió detrás de su padre, mirando tímidamente alrededor de su hombro.
— ¿Le gustaría al señorito Ben su propia taza? —Kote preguntó.
—Si le gustaría, —dijo María, sonriéndole al pequeño mientras se mordisqueaba sus dedos—. Pero yo no se la daría a menos que esté anhelando limpiar los pisos. —Ella se metió la mano en el bolsillo para pagar.
Kote negó firmemente con la cabeza, alzando una mano. —No quiero oír hablar de ello, dijo—. Hap no tomó la mitad de lo que el trabajo valía cuando reparó mi cerca de la parte de atrás.
María sonrió con una sonrisa cansada, ansiosa y levanto su taza. —Gracias por su amabilidad, Kote. —Ella se acercó hacia donde estaba sentado su marido, hablando con Cronista. Ella habló con el escribano, balanceándose suavemente hacia adelante y hacia atrás, rebotando al pequeño sobre su cadera. Su esposo asentía con la cabeza, ocasionalmente  intercalando una o dos palabras. Cronista mojó la pluma y comenzó a escribir.
Bast regresó a la barra y se apoyó contra ella, mirando hacia la lejana mesa con curiosidad. —Yo todavía no entiendo todo esto, —dijo—. Sé que es un hecho que Mary puede escribir. Ella me ha enviado cartas.
Kvothe miró con curiosidad a su estudiante y luego se encogió de hombros. —Preveo que él está escribiendo testamentos y disposiciones, no cartas. Uno quiere ese tipo de cosas hechas en letra clara, escritas correctamente y sin confusiones. —Señaló hacia donde Cronista estaba presionando un pesado sello sobre una hoja de papel—. ¿Ves? Eso demuestra que el es un funcionario de la corte. Todo lo que el presencia tiene peso legal.
 —Pero el sacerdote hace eso, —dijo Bast—. Abbe Grimes es todo tipo de funcionario. El escribe los registros de matrimonio y los títulos de propiedad cuando alguien compra una parcela de tierra. Tú mismo lo dijiste, que ellos adoran sus registros.
Kvothe asintió. —Es cierto, pero a un sacerdote le gusta hacerlo cuando le dejas dinero a la iglesia. Si él escribe tu testamento y no le das a la iglesia tanto como un penique torcido... —Se encogió de hombros—. Eso puede hacer la vida difícil en un pequeño pueblo como este. Y si no sabes leer... bueno, entonces el sacerdote puede escribir lo que quiera, ¿o no?  ¿Y quién puede discutir con él después de que estés muerto?
Bast se mostró escandalizado. — ¡Abbe Grimes no haría algo así!
—Probablemente no, —admitió Kvothe—. Grimes es un tipo decente para ser un sacerdote. ¿Pero tal vez le quieras dejar una parcela de tierra a la joven viuda de bajando la colina y algo de dinero a su segundo hijo? —Kvothe levantó una ceja de forma significativa—. Ese es el tipo de cosa que un hombre no le preocupa que su sacerdote escribiese. Es mejor que ese tipo de noticias se revelen después de que estés muerto y bien enterrado.
La comprensión se asomó a los ojos de Bast y miró a la joven pareja como si estuviera tratando de adivinar qué secretos estaban tratando de ocultar.
Kvothe sacó un trapo blanco y distraídamente comenzó a pulir la barra. —La mayoría de las veces es más simple que eso. Algunos sólo quieren dejarle a Ellie la caja de música y no escuchar a las otras hermanas lamentándose de ello durante los próximos diez años
— ¿Como cuando la viuda Graden murió?
—Exactamente, como cuando murió la viuda Graden. Tú viste cómo esa familia se rompió a si misma peleando por sus cosas. La mitad de ellos todavía no se dirigen la palabra.
Al otro lado de la habitación, la niña se acercó a su madre y tiró de su vestido con insistencia. Un momento después, Mary se acercó a la barra con la pequeña a cuestas. —La pequeña Syl tiene que atender a su necesidad, —dijo en tono de disculpa—. ¿Podríamos...?
Kote asintió y señaló hacia la puerta que se encontraba junto a la escalera.
Mary se volvió y le tendió el niño a Bast. — ¿Te importaría? —Moviéndose sobre todo por reflejo, Bast alzo las dos manos para agarrar al niño, y luego se quedó embarazosamente allí parado mientras Mary acompañaba a su hija.
El niño alegremente miró a su alrededor, sin saber qué hacer en esta nueva situación. Bast se volvió a mirar a Kvothe, el bebé se mantuvo rígido en frente de él. La expresión del niño poco a poco pasó de la curiosidad a la incertidumbre y después a la desdicha. Finalmente empezó a hacer un ruido suave y ansioso. Parecía como si estuviera pensando en si quisiera llorar o no y poco a poco empezó a darse cuenta de que, sí, en realidad, probablemente sí quisiera.
—Oh, por el amor de Dios, Bast, —dijo Kvothe con voz exasperada—. Dame. —Dio un paso hacia delante y agarró al niño, sentándolo en la parte superior de la barra y manteniéndolo estable con ambas manos.
El pequeño parecía más feliz allí. Curiosamente, frotó la mano sobre la parte superior lisa de la barra, dejando una mancha. Miró a Bast y sonrió. —Perro, —dijo.
—Que simpático, —dijo Bast, con voz seca.
El pequeño Ben empezó a morderse los dedos y miró a su alrededor otra vez, más a propósito en esta ocasión. —Mam, —dijo—. Mamamama. —Entonces comenzó a buscar preocupado e hizo el mismo bajo y ansioso ruido que antes.
—Sostenlo, —dijo Kvothe, moviéndose para pararse en frente del pequeño. Una vez que Bast estaba sosteniéndolo, el posadero agarró los pies del niño y comenzó un canto monótono.

Zapatero, zapatero, mida mis pies.
[Cobbler, cobbler, measure my feet.]

Campesino, campesino, siembre un poco de trigo.
[Farmer, farmer, plant some wheat.]

Panadero, panadero, hornéeme pan.
[Baker, baker, bake me bread.]

Sastre, haga un sombrero para mi cabeza.
[Tailor; make a hat for my head.]

El pequeño observaba mientras Kvothe hacia un movimiento de mano diferente para cada línea, simulando que sembraba trigo y amasaba pan. Hacia la línea final, el niño estaba riendo maravillado con una carcajada burbujeante mientras se llevaba las manos a la cabeza al mismo tiempo que el pelirrojo.
Molinero, mantenga el pulgar alejado de la escala.
Miller, keep your thumb off the scale.

Lechero, lechero, llene su balde
[Milkmaid, milkmaid, fill your pail]

Alfarero, alfarero, gire una jarra,
[Potter, potter, spin a jug,]

Bebé, ¡dale a tu padre un abrazo!
[Baby, give your daddy a hug!]

Kvothe no hizo ningún gesto para la última línea, en lugar de eso inclinó la cabeza, mirando a Bast a la expectativa.
Bast simplemente se quedó allí parado, confundido. Luego la comprensión apareció en su rostro. —Reshi, ¿cómo puedes pensar eso? —preguntó, con su voz un poco ofendida. Señaló al pequeño. — ¡Él es rubio!
Mirando una y otra vez a los dos hombres, el niño decidió que, en realidad, le gustaría llorar un poco. Su rostro se nubló y comenzó a llorar.
—Esto es tu culpa, —dijo Bast rotundamente.
Kvothe levantó al niño de la barra y lo meció en un intento poco exitoso de calmarlo. Un momento después cuando Mary volvió a entrar en la taberna, el bebé gritó aún más fuerte y se inclinó hacia ella, alcanzándola con las dos manos.
—Lo siento, —dijo Kvothe, sonando avergonzado.
Mary lo agarro y se quedo quieto al instante, las lágrimas aún estaban en sus ojos. —No es tu culpa, —dijo—. Últimamente ha tenido “mamitis”. Tocó su nariz con la del pequeño, sonriendo y el bebé dio otra encantadora y burbujeante carcajada.
— ¿Cuánto les cobraste? —Kvothe preguntó mientras caminaba hacia la mesa de Cronista.
Cronista se encogió de hombros. —Un penique y medio.
Kvothe se detuvo cuando se estaba sentando. Sus ojos se estrecharon. —Eso no va a cubrir el costo de tu papel.
Cronista preguntó. —Yo tengo oídos, ¿no es  así? El aprendiz del herrero mencionó que los Bentleys se encuentran en tiempos difíciles. Incluso si no lo hubiera escuchado, todavía tengo los ojos. La pareja tiene costuras en ambas rodillas y botas casi completamente desgastadas. El vestido de la niña está demasiado corto para ella y además tiene parches.
Kvothe asintió, con expresión sombría. —Su campo sur ha estado inundado durante dos años consecutivos. Y sus cabras murieron esta primavera. Incluso si estos fueran buenos tiempos sería un año malo para ellos. Con su nuevo pequeño... —Él respiró hondo y soltó el aire en un largo y pensativo suspiro—. Es la recaudación de impuestos. Ya van dos este año.
— ¿Quieres que destroce la cerca de nuevo, Reshi? — dijo Bast con entusiasmo.
—Calla al respecto, Bast. —Una sonrisa apareció en los bordes de la boca de Kvothe—. Necesitaremos algo diferente esta vez. —Su sonrisa se desvaneció—. Antes del próximo impuesto.
—Tal vez no habrá otro, —dijo Cronista.
Kvothe negó con la cabeza. —No será hasta después de la cosecha, pero si vendrá. Los habituales recaudadores de impuestos son lo suficientemente malos, pero también saben lo suficiente como para mirar de vez en cuando hacia otro lado. Ellos saben que volverán el próximo año y al siguiente también. Pero los sangradores...
Cronista asintió. —Ellos son diferentes, —dijo sombríamente. Entonces recitó—: Si ellos pudieran, se llevarían la lluvia. Si no pueden conseguir oro, se llevarán los granos.

Kvothe mostró una leve sonrisa y continuó.

Si no tienes granos, se llevarán a tu cabra.
[If you've got no grain, they'll take your goat.]

Ellos se llevarán tu leña y tu abrigo.
[They'll take your firewood and your coat.]

Si tienes un gato, se llevarán a tu ratón.
[If you've a cat, they'll take your mouse.]

Y al final, ellos te quitarán tu casa.
[And in the end, they'll take your house.]

—Todo el mundo odia a los sangradores, —coincidió Cronista tristemente—. En todo caso, los nobles los odian el doble.
—Me parece difícil de creer, —dijo Kvothe—. Deberías escuchar los chismes por aquí. Si el último no hubiera tenido un guardia armado completamente, no creo que hubiera logrado salir de la ciudad con vida.
Cronista torció los labios en una sonrisa. —Debieron haber escuchado las cosas que mi padre solía llamarles, —dijo—. Y él sólo había tenido dos impuestos en veinte años. Él decía que preferiría tener plagas de langostas seguido de un incendio que a los sangradores del Rey moviéndose por sus tierras. —Cronista miró hacia la puerta de la posada—. ¿Ellos son demasiado orgullosos para pedir ayuda?
—Más orgullosos que eso, —dijo Kvothe—. Mientras más pobre eres, tu orgullo lo es más. Conozco el sentimiento. Yo nunca pude haberle pedido a un amigo dinero. Primero hubiera muerto de hambre.
— ¿Y un préstamo? —Cronista le preguntó.
— ¿Quién tiene dinero para prestar en estos días? —Kvothe preguntó sombrío—. Ya va a ser un hambriento invierno para la mayoría. Pero después de una tercera recaudación de impuesto, los Bentleys estarán compartiendo cobijas y comiendo las semillas de sus granos antes de que la nieve se derrita. Eso si es que no pierden su casa también....
El posadero miró abajo hacia sus manos que estaban sobre la mesa y pareció sorprendido al ver que una de ellas estaba cerrada en un puño. La abrió lentamente y extendió las dos manos contra la superficie mesa. Luego alzó la vista hacia Cronista, con una triste sonrisa en su rostro. — ¿Sabías que yo nunca pagué impuestos antes de venir aquí? Por regla general, los Edena no tienen propiedad propia. —Señaló la posada—. Nunca entendí lo humillante que era. Un engreído hijo de puta con un libro mayor llega al pueblo y te obliga pagar por el privilegio de ser dueño de algo.
Kvothe hizo un gesto para que Cronista levantara su pluma. —Ahora, por supuesto, entiendo la verdad de las cosas. Entiendo qué clase de oscuros deseos conducen a un grupo de hombres a esperar en los márgenes del camino para matar a los recaudadores de impuestos, desafiando abiertamente al Rey.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias, realmente este interludio, solo sirve para que Kvothe se arrepienta de lo que hizo siguiendo ordenes del Maer, pero creo que sus progresos con Tempi, incluso su comprensi{on de Elodin servirá para ese enfrentamiento que vienen, o los que tenga más adelante.

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  2. Enserio... q pasada de libro no puedo esperar para comprarmelo el jueves ;)
    gracias por esto

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  3. iuuujuu! muchas gracias su chaN! x los capis! mi emocion cuando vi 85 en vez de 84 fue to much! jaja

    gracias por la traduccion!

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  4. Me quedo igualita la portada!!! n_n
    Ya se puede ver la previa del capitulo:

    http://lahistoriadekvothe.com/category/descargas

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